viernes, 26 de septiembre de 2014

REVISIÓN ACTUALIZADA Y ESTRATEGIA DE CONTROL DE LA DIARREA EPIDÉMICA PORCINA Alejandro Ramírez 2014


Revisión actualizada y estrategias de control de la diarrea epidémica porcina
Alejandro Ramírez
SUIS Nº 108 Junio 2014 n 15
Resumen
El 17 de mayo de 2013 se confirmó de forma oficial la exposición de la caba­ña porcina de Estados Unidos a una enfermedad transfronteriza: el virus de la diarrea epidémica porcina (PEDv, por sus siglas en inglés). El país no estaba preparado para la introducción de una nueva enfermedad y en unas pocas semanas, el virus de la diarrea epidémica porcina se diseminó por varios estados. La industria porcina y los veterinarios norteamericanos han estado trabajando intensamente desde entonces para desarrollar herramientas de diagnóstico que permitan confirmar la presencia del virus de la diarrea epidé­mica porcina en nuevos brotes y en el control y/o erradicación del virus PED.
Parece ser que las poblaciones porcinas de Estados Unidos son muy sus­ceptibles a este nuevo virus que requiere una muy baja dosis infectiva, y se excreta en cantidades extremadamente elevadas en los purines de neonatos infectados. En la actualidad, el método de control principal que los veterinarios están utilizando para tratar de controlarlo y erradicarlo de sus rebaños es la exposición oral. Concienciar de la importancia de las medidas de bioseguridad, especialmente respecto al pienso y al transpor­te, es actualmente la mayor prioridad para eliminar el riesgo.
Palabras clave: porcino, virus de la diarrea epidémica porcina (PEDv), epidemiología, diagnóstico

Summary
Porcine epidemic diarrhea - current update and strategies for control
On May 17, 2013 The United States (US) pig population was officially confirmed to have been exposed to a new transboundary disease: por­cine epidemic diarrhea virus (PEDv). The US was not prepared for this new disease introduction and within a few weeks PEDv spread to seve­ral states within the US. The US swine industry and veterinarians have been working together intensely to develop diagnostic tools to confirm PEDv in new outbreaks and work to control and/or eradicate PEDv. It appears the US swine populations was highly susceptible to this new virus which appears to require a very low infectious dose yet is shed in extremely large quantities in the manure of infected neonates. Currently veterinarians are using oral exposure as the primary means to control and hopefully eradicate PEDv from their herds. Biosecurity awareness, especially in regards to feedstuff and transportation has become a top priority in mitigating risk.
Key words: swine, porcine epidemic diarrhea virus (PEDv), epidemiology, diagnostics



PRIMERAS NOTIFICACIONES

Los dos primeros rebaños de cerdas que sufrieron PEDv clínico remitieron mues­tras al Laboratorio de Diagnóstico Vete­rinario de la Universidad de Iowa (ISU-VDL) el 29 de abril y el 7 de mayo de 2013. Estas muestras procedían de dos estados distintos (Iowa e Indiana) y de dos veterinarios diferentes. La historia clínica hacía referencia a rebaños de cerdas con vómitos y diarrea y una tasa extrema­damente alta de mortalidad en lechones neonatos. Clínicamente se ajustaba per­fectamente a la imagen clásica del virus de la gastroenteritis transmisible (TGEv, por sus siglas en inglés). El ISU-VDL realizó un muestreo extensivo para detectar este vi­rus e informó de los resultados negativos a los respectivos veterinarios. Ambos sabían que los resultados diagnósticos no se ajus­taban a su evaluación clínica y llamaron al laboratorio para notificar un posible error en los protocolos de las pruebas; tenía que ser TGEv. El ISU-VDL respondió rápida­mente. Los especialistas en diagnóstico del laboratorio también sabían que algo no estaba bien y en unos pocos días sospecha­ron que un nuevo coronavirus, con gran probabilidad el PEDv, había entrado en Estados Unidos. Las autoridades federales fueron notificadas inmediatamente y poco después, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos confirmó la presencia del virus PED en la población porcina del país. El ISU-VDL, al igual que otros laboratorios veterinarios de EE. UU. co­menzaron a trabajar inmediatamente en el desarrollo de pruebas diagnósticas. En unas pocas semanas, varios laboratorios desarrollaron distintas pruebas de PCR.
En la figura 1 se resumen los datos de la Red Nacional de Laboratorios de Salud Animal (NAHLN, por sus siglas en inglés) de todos los laboratorios de diagnóstico que han realizado pruebas de PED hasta finales de marzo de 2014. Éstos repre­sentan los casos positivos en PCR. Como puede observarse, hubo un número expo­nencial de casos positivos, típico del punto de origen de un brote. Puede parecer que el número de casos nuevos disminuyera al inicio de la primavera de 2014, pero es demasiado pronto para confirmarlo ya que el ligero descenso puede ser tem­poral. Hasta la fecha se han identificado como positivas más de 5.000 muestras remitidas. Desafortunadamente, la recopi­lación de datos no permite actualmente a los laboratorios de diagnóstico diferenciar los nuevos casos de los procedentes de la monitorización de lugares ya conocidos como positivos. Por tanto, estos datos del NAHLN deben interpretarse con cautela.

Distribución
A finales de marzo de 2014, un 54 % (27/50) de los estados de Estados Unidos habían detectado casos positivos a PEDv. La mayor concentración de casos se da en aquellos con mayor población porci­na. Es más interesante observar la gran distribución del PEDv en un relativamen­te corto periodo de tiempo (figura 2).
Figura 2. En 27 de los 50 estados de Estados Unidos han aparecido casos positivos de PEDv. La mayor concentración de casos se da en aquellos estados con mayor población porcina. Fuente: National Animal Health Laboratory Network.

Se estima que aproximadamente un mi­llón de cerdos pueden ser transportados en Estados Unidos a diario. Esto es una pesadilla cuando se trata de frenar la ex­pansión de cualquier enfermedad.
La importancia de que el Departamento de Agricultura de EE. UU. haya deter­minado que se trata de una enfermedad transfronteriza en lugar de la tradicional clasificación de enfermedad animal ex­trajera es un nuevo paradigma. Debido a que el PEDv no está reconocido por la OIE como una enfermedad de informa­ción obligatoria internacional, la clasifi­cación de transfronteriza la aleja de ser una enfermedad sometida a normativa, y como tal, el USDA no tiene ninguna “jurisdicción” sobre ella. Esto permite al país continuar con sus exportaciones in­ternacionales, pero al mismo tiempo, evi­ta que tenga que poner cualquier rebaño en cuarentena o limitar los movimientos de cerdos de un lugar a otro. Esta nueva clasificación exonera también al USDA de proporcionar recursos financieros direc­tos para investigar o resolver lo que hacer con esta nueva enfermedad. Por primera vez, los veterinarios y productores porci­nos deben decidir por ellos mismos cómo enfrentarse a esta nueva enfermedad. En consecuencia, el National Pork Board in­crementó el reparto de recursos de los pro­ductores para investigar este nuevo virus. Se dio un nuevo paradigma en la finan­ciación. Los proyectos fueron durante un máximo de seis meses (proyectos rápidos) con el requisito de realizar actualizaciones cada dos semanas (feedback inmediato). La introducción del PEDv cambió la ma­nera de comunicación entre veterinarios y productores (ahora se comunican con más franqueza) así como el modo en que los investigadores comunican y compar­ten sus descubrimientos entre ellos y con los productores (ahora la información es inmediata y sincera). Por todo ello, el contenido de este artículo resume lo que creemos que hemos aprendido del PEDv, tanto de estas investigaciones como de las experiencias de campo individuales.

ORIGEN DEL VIRUS PED

Hasta la fecha se desconoce cómo entró el PEDv en Estados Unidos. Desde ese momento y hasta la actualidad, hemos identificado tres cepas distintas. El PEDv original tiene un 99,5 % de similitud con un virus de China en la GenBank (Chi­na-HBQX-10_JX501318). Las nuevas cepas identificadas tienen un 92-95 % de similitud con el PEDv original iden­tificado en Estados Unidos. La figura 4 muestra un ejemplo de dos clusters de PEDv procedentes de casos clínicos aisla­dos del ISU-VDL. Aunque es posible que estas variantes de PEDv hayan ocurrido como mutaciones, es más probable que sean nuevas introducciones. Veterinarios y productores de EE. UU. están plena­mente concienciados, ya que la biosegu­ridad nacional se ha visto en peligro ya en varias ocasiones. Según la encuesta epidemiológica inicial del Centro de Epi­demiología y Salud Animal del USDA, se asociaron como factores de riesgo para el PEDv siete variables relacionadas con la alimentación. También la alimenta­ción ha sido identificada como factor de riesgo en el reciente brote de Canadá. Los datos de la Agencia de Inspección Alimentaria de Canadá han sido confu­sos, pero parece que la proteína plasmá­tica seca fue positiva para el PEDv tanto en PCR como en los bioensayos. Pero cuando el pienso completo que contenía dicha proteína plasmática se utilizaba en los bioensayos, los cerdos no se in­fectaban. Aunque no se ha probado de forma definitiva que el origen del PEDv esté en el pienso, todos nos hemos con­cienciado más del riesgo de que sea una fuente fundamental para la introducción de la enfermedad, lo que nos lleva a pre­ocuparnos más en conocer el origen de todos sus ingredientes. Es importante re­cordar, además, que en este punto, aun­que puede haber algunas diferencias en virulencia entre cepas PEDv, parece que sólo hay un serotipo de PEDv. Esto sig­nifica que hasta lo que sabemos, hay una protección cruzada significativa entre las distintas cepas del virus.

HERRAMIENTAS PARA EL DIAGNÓSTICO LABORATORIAL

Desde el punto de vista diagnóstico, la PCR ha sido siempre el punto de partida para identificar la presencia de material ge­nético de PEDv en las muestras. Esta técni­ca varía entre laboratorios. En el ISU-VDL la PCR en tiempo real para PEDv busca el gen de la nucleocáspide, del que se sabe que es la parte conservada del genoma del PEDv. Esta prueba parece ser muy sensi­ble y hay una gran cantidad de virus en las heces de lechones infectados. Es muy habi­tual encontrar casos positivos con valores de ciclo umbral de una sola cifra. Según esta información, parece que los lechones muy jóvenes excretan más de 10.000 veces más virus/unidad de volumen que los adul­tos. La eliminación de virus es tan elevada que la contaminación ambiental y la trans­misión de la enfermedad son más difíciles de parar.
Serológicamente, se dispone de una prue­ba de inmunodifusión indirecta (IFA, por sus siglas en inglés) así como de una prueba ELISA. Cada una tiene sus ventajas e inconvenientes y hasta ahora todavía estamos aprendiendo a interpre­tar sus resultados. Es relativamente fácil identificar una muestra positiva respecto a una negativa, pero todavía no se sabe cuánto tiempo tarda una muestra en ser positiva o incluso qué niveles se requie­ren para la protección. Bajo condiciones experimentales, la prueba de inmunodi­fusión indirecta del ISU-VDL es capaz de detectar títulos de anticuerpos hasta 3-4 semanas posinfección. El ensayo ELISA de la Universidad de Minnesota se validó sólo para detectar anticuerpos en suero de cerda entre 2 y 4 semanas tras la expo­sición (se discute más adelante) con una sensibilidad del 94,8 % y una especifici­dad del 99,6 % cuando se utilizaba un punto de corte positivo de S/P ≥0,5. Las cuestiones relacionadas con la detección de anticuerpos tras la infección natural, la duración de la inmunidad o incluso si los índices S/P se correlacionan con la protec­ción son desconocidos en este momento. Para el veterinario, disponer de los ensa­yos serológicos es útil, pero por otro lado, no estar seguro de cómo interpretar los resultados ha provocado mucha confu­sión y, en ocasiones, la incorrecta toma de decisiones. Debemos continuar utilizando estas herramientas con cuidado mientras aprendemos mejor su valor y sus limita­ciones.

DIAGNÓSTICO DEL REBAÑO

Debido a la nueva introducción de esta enfermedad, los productores están hiper­sensibles a los problemas entéricos en los rebaños porcinos, especialmente en las granjas de cerdas. Al primer síntoma de vómitos o diarrea, llaman inmediatamente al veterinario preocupados por si se trata del PEDv. Como se observa en la figura 5, el PEDv no fue el único agente causal de diarrea en lechones en 2013. Es clave que las muestras sean remitidas a un la­boratorio de diagnóstico veterinario para confirmar la causa de la diarrea. Los in­vestigadores del ISU han sido capaces de demostrar que algunos cerdos infectados de forma experimental pueden excretar el PEDv durante más de cuatro semanas. En el campo, es todavía más importante re­mitir muestras de lechones que presentan diarrea aguda desde hace menos de 24 ho­ras. De este modo, hay más posibilidades de confirmar tanto la presencia del virus como de lesiones asociadas con el PEDv.
En la actualidad, el diagnóstico del PEDv en el campo sería así:
■■El productor llamará a la clínica para informar al veterinario de que está obser­vando diarrea en el rebaño de cerdas con o sin vómitos y que un elevado número de lechones neonatos también presentan diarreas graves.
■■El veterinario acudirá inmediatamente a la granja y confirmará clínicamente la sospecha de PEDv.
■■Se recogerán muestras para la confir­mación en laboratorio.
■■La granja se centrará de forma inme­diata en el destete de todos los cerdos de la nave de más de 10 días de vida. La edad específica depende del nivel de confort y experiencia de cada granja. Para la mayo­ría de ellas, los cerdos pueden destetarse a los 10 días de vida y pueden proporcionar nutrición y cuidados apropiados. De for­ma ideal, estos lechones recién destetados se trasladarán a otra nave donde no haya cerdos. Los más mayores se trasladarán a otros corrales para minimizar las conse­cuencias de su exposición al PEDv.
■■Los cerdos destetados recibirán las dietas apropiadas a su edad, además de electrolitos y antimicrobianos en el agua durante unos días para ayudar a contro­lar la diarrea.
■■Se supervisará su salud y evolución y se tratará o eliminará a los que fuera necesario.
■■De vuelta a la granja de cerdas, una vez que todos los cerdos hayan sido destetados y trasladados, todos los cerdos muertos se recogerán para la exposición oral de las cerdas (feedback; discusión más adelante).
Aunque se considera que la PCR es la prueba estándar para el diagnóstico de PEDv, no existe un método adecuado para determinar si el material genético identificado por PCR es de virus vivo (y por tanto infeccioso) o no. Actual­mente, la única manera de confirmar la infectividad de una muestra es hacer un bioensayo con cerdos. La lógica sugiere el uso de cultivo celular para confirmar la infectividad. Desafortunadamente, es muy complicado el cultivo de PEDv en el laboratorio. Actualmente, sólo se han podido realizar algunos aislados para su cultivo en células Vero. Estas monocapas de células son muy sensibles a los agen­tes químicos y a los cambios de pH. Esto significa que muchas veces la muestra que tratamos de testar matará a las célu­las de nuestro cultivo. En la actualidad, se están llevando a cabo más investiga­ciones para encontrar una manera más fiable y sencilla de confirmar la presencia de virus vivo en una muestra sin tener que hacer un bioensayo.

FEEDBACK ORAL

Tal y como escribieron Schwartz et al., (2013), los primeros resultados logrados con la exposición intencional y controla­da del rebaño de cerdas al PEDv son:
■■Establecer la inmunidad del rebaño para minimizar el periodo de muertes de lechones, infectando y recuperando todas las cerdas y primerizas en un periodo de tiempo lo más corto posible.
■■Asegurar que todas las cerdas y prime­rizas se inmunizan y dejan de eliminar el PEDv a la vez dentro de la población.
La exposición oral se ha utilizado duran­te muchos años en momentos específicos (como por Bay et al., 1953 para el TGEv y Kohler en 1974 para Escherichia coli enteropatógena) con el fin de estimular el sistema inmunitario de primerizas y cer­das e incrementar la inmunidad calostral y lactogénica en su camada. El objetivo es proporcionar suficiente exposición a PEDv virulento para causar infección en el intestino de cada cerda y con ello una fuerte respuesta inmunitaria. En la diarrea entérica, la inmunidad mucosal (IgA) es la inmunidad deseada para la protección. El calostro se centra en la IgG, que es la única inmunoglobulina que puede ser absorbi­da por el intestino en las primeras horas de vida y proporciona protección circula­toria. Aunque la IgA no es absorbida, se secreta continuamente en la leche de la cerda, proporcionando inmunidad lactó­genica local. Debido a que cuesta aproxi­madamente 10 días que la exposición oral produzca buena inmunidad lactogénica, sabemos que hasta esa edad los lechones no tendrán protección frente al PEDv y, por tanto, nacerán muy vulnerables en un entorno altamente contaminado.
Para asegurar que todas las cerdas y prime­rizas están expuestas de forma apropiada al PEDv se sugiere un enfoque agresivo. Los cerdos adultos se exponen varias veces a la semana para asegurar que todos los in­dividuos enferman. Se recomienda marcar cada cerda cuando enferma, para asegurar que todos los animales son expuestos apro­piadamente y minimizar las posibilidades de que haya subpoblaciones de individuos poco inmunizados. En la actualidad, éste es un punto clave para intentar minimizar las posibilidades de que se produzca un re­brote de PEDv en una granja.
Muchos veterinarios de campo aseguran que desde el momento del brote inicial, sus clientes perderán entre 4 y 5 semanas de producción antes de que el rebaño se estabilice. Durante este tiempo, es preciso ser consciente del estado psicológico de los trabajadores. Es muy desmoralizante para ellos trabajar así de duro esas cuatro o cin­co semanas de pérdidas devastadoras, ya que se sienten impotentes. Los veterinarios juegan un papel crítico para intentar ayu­dar a comprender lo que está pasando, por qué los lechones están muriendo, y por qué no podemos salvarlos. Los empleados ne­cesitan asimismo saber lo que deberían es­perar para las próximas semanas. Hay una luz al final del túnel y deben saber cuándo las cosas volverán a la normalidad.

TRANSMISIÓN

Además de que el pienso sea una posi­ble fuente de infección para el virus, los vectores son también considerados un riesgo significativo para el PEDv. Como se mencionaba anteriormente, las heces están muy contaminadas. Investigaciones de la Universidad de Minnesota sugieren que el virus puede sobrevivir en purines frescos hasta siete días incluso a tempera­turas de 50 ºC. En el purín, el virus puede sobrevivir durante 14 días a temperatura ambiente y al menos 28 días a 4 ºC.
Los camiones de transporte se han vis­to también implicados en la transmisión del PEDv. De forma ideal, los camiones deberían limpiarse y desinfectarse com­pletamente antes de cada uso. Respecto a los desinfectantes, varios han demostrado su efectividad frente al PEDv incluyendo fenoles, peroxígeno, cloro y productos combinados. Desafortunadamente, antes no se tomaban medidas de bioseguridad en los camiones y fue poco después de la introducción del PEDv cuando nos di­mos cuenta de que muchos de ellos no se limpiaban, y que cuando sí se limpiaban no seguían rutinas de desinfección entre grupos de cerdos. En parte esto es porque logísticamente no hay lavaderos de ca­miones suficientes que den el 100 % de confianza. Investigaciones en el ISU han demostrado que para inactivar el PEDv en presencia de heces es necesario que los camiones se sometan a temperaturas de 71 ºC durante 10 minutos o se manten­gan a temperatura ambiente (20 ºC) du­rante al menos siete días.
La transmisión por aerosol del virus es un aspecto controvertido. Sabemos con certeza que se elimina a través de los puri­nes en elevadas cantidades y que cuando “se seca” puede pasar a forma de aerosol. También sabemos que muchos rebaños dentro de una misma zona han sufrido brotes de PEDv, lo que se considera por algunos prueba de la diseminación por aerosol. Por otro lado, investigadores de la universidad han hecho varios experi­mentos con cerdos en el mismo espacio (mismo aire compartido) en los que no ha habido transmisión por el aire (es decir, los cerdos negativos se han mantenido ne­gativos). En este momento, yo diría que es posible que este tipo de transmisión tenga lugar, pero no hay pruebas definitivas de que sea una ruta principal en el campo.

CONTROL O ELIMINACIÓN
Actualmente en Estados Unidos estamos trabajando para aprender más sobre la eli­minación del virus de un rebaño. Al pare­cer, algunas de las granjas en las que hubo brote de PEDv tendrán un segundo brote entre 10 y 17 semanas después. En estos rebaños, no se han identificado factores de riesgo que haga más probable que tengan un rebrote. El tamaño del rebaño no pare­ce ser un factor de riesgo significativo para ello. Es difícil predecir en qué rebaños ha­brá un brote de nuevo y en cuáles no. No tenemos referencia para determinar qué porcentaje de rebaños tendrán un brote de nuevo. El único consenso que tenemos es que los “rebrotes” parecen ser significati­vamente menos graves y más cortos.

VACUNACIÓN

Actualmente existe al menos una vacuna que se esté utilizando en el campo para mitigar o controlar el PEDv. En este mo­mento es demasiado pronto para cono­cer la efectividad y/o valor de la vacuna. De forma tradicional, las vacunas frente al TGEv y el PEDv han sido menos que prometedoras pero tenemos esperanza en encontrar una mejor. Se sabe que la pro­tección para el TGEv y PEDv parece corta en duración. ¿Cómo de corta? No esta­mos seguros, pero definitivamente menos de 12 meses. ¿Quizás entre 4 y 6 meses?

ASPECTOS CLAVE DEL VIRUS PED

■■Definitivamente, no tenemos todas res­puestas respecto al PEDv; hay mucho más que aprender.
■■El PEDv no parece ser más difícil que el tradicional TGEv.
■■Actualmente sólo hay un serotipo reco­nocido del PEDv.
■■Los rebaños de Estados Unidos no ha­bían sido expuestos previamente al PEDv y, por tanto, son muy susceptibles.
■■La dosis infectiva para el PEDv parece ser muy baja.
■■Los neonatos infectados con PEDv eli­minan una cantidad extraordinaria de vi­rus durante días y/o semanas.
■■Las cerdas infectadas perderán entre 4 y 5 semanas de producción después de un brote.
■■La PCR es la prueba diagnóstica de elec­ción para confirmar un brote de PEDv.
■■El bioensayo en cerdos es actualmente el mejor método para confirmar la pre­sencia de virus vivo en cualquier muestra.
■■Los veterinarios deberían esforzarse para eliminar, y no sólo para controlar, el PEDv.
■■Con suerte, Estados Unidos puede aho­ra averiguar cómo entró el virus en el país, por lo que el área de vulnerabilidad puede abordarse muy pronto.

BIBLIOGRAFÍA

Bay W, Doyle L, Hutchings L. 1953. Transmissible gastroenteritis of swine-a study of immunity. Journal of the American Veterinary Medical Association 122;200-202.
Canadian Food Inspection Agency. 2014. Update: Canadian Food Inspection Agency Investigation into Feed as a Possible Source of Porcine Epidemic Diarr­hea (PED). Available at: http://www.inspection.gc.ca/animals/terrestrial-animals/diseases/other-diseases/ped/2014-03-03/eng/1393891410882/1393891411866. Last accessed: 4/7/2014.
Center for Food Security and Public Health – Iowa State University. Disinfection. Available at: http://www.cfsph.iastate.edu/Disinfection/. Last accessed 4/7/2014.
Iowa State University. 2014. New PEDv strains detected in US swine. Available at: http://vetmed.iastate.edu/sites/default/files/vdl/news/New%20PEDV%20strain%20identified%20in%20US%20swine%201-30-14.pdf. Last accessed 4/7/2014.
Kohler E. 1974.Protection of pigs against neonatal enteric colibacillosis with co­lostrum and milk from orally vaccinated sows. American Journal of Veterinary Research 35;331-338.
National Animal Health Laboratory Network. 2014. Porcine Epidemic Diarrhea Virus (PEDv) Testing Summary Report. Available at: http://aasv.org/aasv%20website/Re­sources/Diseases/PorcineEpidemicDiarrhea.php. Last accessed 4/7/2014.
National Pork Board. 2014. PEDv Research. Available at: http://www.pork.org/Research/4317/PEDVResearch.aspx#.U0N0efldU1I. Last accessed 4/7/2014.

University of Minnesota. 2013. PEDV Viral Stability and Disinfectant Use as Com­pared to TGEV and PRRSV. Available at: http://www.cvm.umn.edu/sdec/prod/groups/cvm/@pub/@cvm/@sdec/documents/content/cvm_content_445643.pdf. Last accessed 4/7/2014.

CIRCOVIRUS PORCINO TIPO 2 COMO COFACTOR DE PROCESOS RESPIRATORIOS Y REPRODUCTIVOS Joaquim Segalés 2013


 PCV2 como cofactor de procesos respiratorios y reproductivos  
 Joaquim Segalés
22 n SUIS Nº 100 Septiembre 2013

 Resumen
En 1997 se diagnosticó por primera vez en España una nueva enfermedad llamada síndrome multisistémico de desmedro posdestete (por sus siglas en inglés, PMWS). Esta condición, causada por el circovirus porcino tipo 2 (PCV2), llegó a ser un verdadero quebradero de cabeza para productores, veterinarios y científicos, pero la disponibilidad generalizada de vacunas frente a este agente ha resultado ser una historia de éxito en el control y prevención de la enfermedad. PCV2 se ha relacionado con otras enfermeda­des llamadas genéricamente enfermedades asociadas a PCV2 (PCVD), pero el conocimiento de las mismas es mucho más limitado. Por ello en este artículo de revisión se abordan dos de ellas: la enfermedad reproductiva y la respiratoria. PCV2 debe considerarse como un agente infeccioso capaz de causar enfermedad reproductiva en distintos momentos de la gestación de la cerda, aunque sea de ocurrencia esporádica. Por otro lado, PCV2 no pare­ce jugar un papel determinante en el complejo respiratorio porcino (CRP) al menos como agente puramente respiratorio, pero sí como agente de dise­minación multisistémica, con lo que la frontera entre CRP y la enfermedad sistémica puede ser muy borrosa en la mayoría de los casos.
Palabras clave: circovirus porcino tipo 2, complejo respiratorio porcino, enfermedad reproductiva, cerdos

 Summary
PCV2 as a cofactor in respiratory and reproductive processes
A new disease named as postweaning multisystemic wasting syndro­me (PMWS) was diagnosed for the first time in Spain in 1997. This condition, caused by porcine circovirus type 2 (PCV2), was a tremen­dous headache for producers, veterinarians and scientists. The advent of PCV2 vaccines changed the history, since they represented a great success to control and prevent the disease. PCV2 has been linked with other diseases (PCVDs), but knowledge about them is much more limi­ted than PMWS. In this review paper, two of these conditions are tackled. PCV2 is known to cause reproductive disease in different gestational moments, although it seems of sporadic occurrence. On the other hand, PCV2 seems not to play a major role as a respiratory agent, but as a systemic agent; therefore, there is a blurred border between the porcine respiratory disease complex and PMWS.
Key words: porcine circovirus type 2, porcine respiratory disease complex, reproductive disease, pigs
Han pasado ya más de 15 años desde que se identificó por primera vez el circovirus porcino tipo 2 (PCV2) como causa de enfermedad (Allan et al., 1999; Segalés et al., 1997). El tiempo no pasa en balde, y desde 1997 han sido muchas las novedades que nos ha deparado este peque­ño virus de no más de 17 nm de diámetro (Rodríguez-Cariño y Segalés, 2009). De hecho, ni este virus era nuevo en ese mo­mento, ni era la primera vez que se asociaba a enfermedad. Los estudios retrospectivos han indicado que PCV2 estaba presente en la cabaña porcina mundial al menos desde principios de los 60, y la enfermedad sisté­mica asociada al virus (PCV2-SD, porcine circovirus type 2-systemic disease, previa­mente llamada síndrome multisistémico de desmedro posdestete, PMWS por sus siglas en inglés, o también circovirosis porcina) se ha podido diagnosticar en casos de media­dos de los 80 (Segalés et al., 2013).

A pesar de que la PCV2-SD es el cuadro clínico económicamente más importante asociado a la infección por el virus, ya des­de finales de los 90 este agente infeccioso se asoció con otras potenciales presentaciones clínicas. Entre ellas se destacan la enferme­dad reproductiva (PCV2-RD), síndrome de dermatitis y nefropatía porcina, complejo respiratorio porcino (CRP) y otras. Todas ellas se englobaron dentro de la termino­logía “enfermedades asociadas a PCV2” (PCVD, porcine circovirus diseases) (Allan et al., 2012). Fue posteriormente, con la llegada de las vacunas comerciales frente a PCV2, cuando destacó, casi por encima de las PCVD, una condición tanto o más im­portante desde el punto de vista económico: la infección subclínica por PCV2 (PCV2-SI, porcine circovirus type 2-subclinical infec­tion) (Segalés et al., 2013). Mientras que las PCVD podían tener una prevalencia más o menos elevada según granja, siste­ma de producción, origen genético, etc., la PCV2-SI era prácticamente ubicua y no visualizada clínicamente.
Mientras que las PCVD podían tener una prevalencia más o menos elevada según granja, siste­ma de producción, origen genético, etc., la PCV2-SI era prácticamente ubicua y no visualizada clínicamente. No obstante, el uso generalizado de vacunas frente al virus puso de manifiesto que esta forma subclíni­ca era responsable de importantes mermas en el crecimiento, y que efectivamente ello era valorable en ganancia de peso diaria.
En este contexto, cabe decir que, en la actualidad, no existen grandes novedades acerca del conocimiento del PCV2 y de las enfermedades que causa o a las que se aso­cia causalmente. No obstante, la literatura de hace unos años se centró especialmente en la PCV2-SD y la más reciente está po­niendo mucho más énfasis en la PCV2-SI y el uso de vacunas. De ahí que existan una serie de condiciones a las que quizás no se ha dedicado tanto esfuerzo investiga­dor, pero que sin duda son de gran interés científico y veterinario. Es por ello que el objetivo de esta revisión sea ahondar en el conocimiento de dos condiciones clínicas relacionadas con la infección vírica, tal como son la PCV2-RD y el CRP.


PCV2 Y ENFERMEDAD REPRODUCTIVA
A finales de los 90, el PCV2 se asoció con abortos tardíos y con animales nacidos muertos, así como con fetos momificados en distinta fase de gestación. Los fetos abor­tados, los nacidos muertos y los lechones de baja viabilidad perinatal podían mos­trar congestión hepática crónica, así como hipertrofia cardiaca y áreas multifocales de decoloración del miocardio (West et al., 1999). La lesión microscópica básica se co­rrespondía a una miocarditis necrotizante-fibrosante, no supurativa. A partir de estos hallazgos se realizó una primera propuesta de diagnóstico de PCV2-RD, que incluía tres criterios básicos (Segalés et al., 2005):
■■Clínico y hallazgos de necropsia: abor­tos tardíos y nacidos muertos; hipertrofia cardiaca de los fetos.
■■Histopatológico: miocarditis no supu­rativa, necrotizante-fibrosante.
■■Virológico: detección de moderada a elevada cantidad de genoma o antígeno de PCV2 en las lesiones cardiacas
Infección experimental
Con posterioridad, a nivel experimental, la PCV2-RD se ha reproducido en cerdas seronegativas frente al virus e insemina­das con dosis de esperma contaminadas artificialmente con PCV2 (Madson et al., 2009a). En este estudio se observó que al parto existía un cuadro clínico similar al de la parvovirosis porcina, con lechones mo­mificados de longitud variable (figura 2). Curiosamente, si el semen procedía de ve­rracos experimentalmente infectados con el virus y de los cuales se sabía que estaban excretándolo por semen, ello no llegaba ni a provocar la infección de las cerdas (Mad­son et al., 2009b). Estos estudios sugirie­ron que la cantidad de PCV2 excretada vía semen por verracos infectados por el virus (aproximadamente entre 105,6 y 105,8 copias de genoma vírico/ml, en los casos de mayor concentración vírica) no era su­ficiente como para llegar a infectar las cer­das gestantes o sus fetos. Lógicamente, y más en biología, no es posible establecer un riesgo cero respecto a la transmisión del virus por semen y su asociación a PCV2- RD, pero ciertamente, el riesgo parece ser despreciable en términos generales.
Infecciones naturales
Los casos naturales de PCV2-RD se han descrito típicamente en granjas nuevas que presentaban una elevada propor­ción de cerdas primerizas (Segalés et al., 2005). No obstante, la frecuencia de estos casos se considera rara o muy rara, pro­bablemente por el hecho de que la sero­prevalencia frente a PCV2 en animales adultos es elevada (Pensaert et al., 2004). De hecho, se piensa que la mayor parte de las granjas de reproductoras no sufren la enfermedad clínica debido a la llamada “inmunidad de piara” (herd immunity).
No obstante, estos datos contrastan con algunos estudios que indican un porcenta­je importante de fetos abortados y lecho­nes nacidos muertos que son positivos por PCR (13-46 %) (Kim et al., 2004; Lyoo et al., 2001). Actualmente se desconoce si esta evidencia de infección se asocia a una infección subclínica o a problemas clínicos detectables en granja. De hecho, existen pu­blicaciones donde se describen porcentajes significativos (hasta el 50 %) de lechones recién nacidos infectados por el virus que no muestran ninguna sintomatología, ni ellos ni las cerdas de las cuales procedían (Shen et al., 2010). Son datos que inequí­vocamente indican infección intrauterina, pero se desconoce si ello tiene alguna im­portancia para esos lechones una vez se ha perdido la inmunidad maternal frente al virus. Definitivamente, se necesitarían más estudios para establecer la relevancia y las implicaciones clínicas de la infección de las cerdas durante la gestación y el efecto subsi­guiente en los lechones a lo largo de su vida.
Otros efectos reproductivos del PCV2
Además de la forma clásica de PCV2-RD, existen datos que sugieren que PCV2 po­dría estar asociado a repeticiones (Ma­teusen et al., 2007), presumiblemente cíclicas. Se conoce que el virus puede repli­carse en embriones y que éste puede cau­sar muerte embrionaria, al menos en una proporción importante de ellos (Mateusen et al., 2004). Una baja proporción de em­briones, no obstante, no se verían afecta­dos (al menos dentro de los primeros 21 días de gestación, momento en que finalizó el trabajo experimental) (Mateusen et al., 2007). De ahí que la traslación de estos datos experimentales a las situaciones de campo caracterizadas por repeticiones (cí­clicas o acíclicas) es aún un interrogante.
Otra manera de esclarecer el potencial efecto de PCV2 sobre la reproducción sería a través de los análisis de registros comparados entre cerdas vacunadas y no vacunadas. Actualmente no se discute en absoluto el efecto de las vacunas para con­trarrestar la PCV2-SD y la PCV2-SI. No obstante, los datos sobre el uso de estas mismas vacunas para prevenir la PCV2- RD son aún escasos. En algunos casos se ha indicado la disminución de abortos, el incremento de fertilidad y/o disminución de repeticiones con posterioridad al uso de la vacuna en cerdas. No obstante, la ma­yor parte de estos estudios no cuentan con un grupo control para establecer las com­paraciones adecuadas. Por supuesto, no se debe olvidar que la vacunación de cerdas fue inicialmente concebida para prevenir la PCV2-SD en los lechones procedentes de las mismas, ya que la vacunación unas pocas semanas antes del parto garantiza elevados títulos serológicos a los lechones con buen encalostramiento. Este hecho es importante teniendo en cuenta que la infección por PCV2 o un bajo título de anticuerpos frente al virus en cerdas alre­dedor del parto son factores de riesgo para el desencadenamiento de PCV2-SD en la progenie (Calsamiglia et al., 2007).
Optimización del plan vacunal de las cerdas
En todo este contexto, valdría la pena plantearse cuál es el mejor momento de vacunación de las cerdas, dado que se pueden considerar distintos escenarios:
■■Vacunación unas pocas semanas antes del parto: con el objeto de garantizar un título de anticuerpos lo más elevado posi­ble que se transfieran al lechón vía calos­tro; este formato buscaría básicamente la prevención de la PCV2-SD en la progenie.
■■Vacunación unas pocas semanas antes de la cubrición: con el objeto de garan­tizar un título de anticuerpos elevado durante prácticamente toda la gestación; este formato buscaría básicamente la pro­tección de la PCV2-RD en las cerdas.
■■Vacunación en sábana: con el objeto de garantizar que todas las cerdas se vacu­nan con una cierta frecuencia, sin excep­ciones; este formato buscaría el concepto genérico de “inmunidad de piara”.

PCV2 Y COMPLEJO RESPIRATORIO PORCINO
El complejo respiratorio porcino (CRP, en inglés porcine respiratory disease complex, PRDC) se describe como una entidad clí­nica caracterizada por signos respirato­rios, retraso en el crecimiento y mortalidad en cerdos básicamente de engorde (Dee, 1996). Se trata de un proceso multifactorial con morbilidad variable entre el 10-40 % y mortalidad entre el 2-20 %. Las lesiones asociadas al CRP son generalmente mul­tietiológicas, involucrando tanto agentes víricos como bacterianos. De entre los más frecuentes están el virus del síndrome res­piratorio y reproductivo porcino (PRRSV), PCV2, virus de la influenza porcina (SIV), Mycoplasma hyopneumoniae, Actinoba­cillus pleuropneumoniae, Haemophilus parasuis y Pasteurella multocida.
PCV2 se sugirió como un agente más que podía participar dentro de la constelación etiológica del CRP, así como de una enti­dad patológica respiratoria llamada neu­monía proliferativa necrotizante (PNP) (Grau-Roma y Segalés, 2007). Esta últi­ma entidad se describe exclusivamente por sus hallazgos histopatológicos (figu­ras figu­ras 3 y 4), y puede encontrarse en anima­les que sufren clínicamente de CRP. Al margen de CRP y PNP, se llegó a definir una condición respiratoria caracterizada por lesiones de neumonía intersticial aso­ciada a PCV2 en ausencia de lesiones en órganos linfoides. Esta entidad, aparen­temente diferenciada de la PCV2-SD e incluida potencialmente como PCVD, se denominó enfermedad pulmonar asocia­da a PCV2 (PCV2-LD, porcine circovirus type 2-lung disease) (Segalés, 2012).
Para diferenciar claramente PCV2-SD de la PCV2-LD se propusieron una serie de criterios diagnósticos basándose en la bi­bliografía existente. De esta manera, para diagnosticar una PCV2-LD era necesario que se cumplieran los siguientes aspectos (Segalés, 2012):
■■Clínico: presencia de signos respiratorios tipo disnea o taquipnea, eventualmente tos.
■■Histopatológico: neumonía intersticial o bronquiolointersticial, linfohistiocíti­ca a granulomatosa, con posibilidad de fibroplasia peribronquiolar, hasta neu­monía proliferativa necrotizante. Es im­portante la ausencia de lesiones linfoides compatibles con una PCV2-SD (deple­ción linfocitaria con infiltración histioci­taria de los órganos linfoides).
■■Virológico: detección de moderada a elevada cantidad de genoma o antígeno de PCV2 en las lesiones pulmonares, y ausencia del virus en órganos linfoides.
Los autores que describieron por primera vez la PCV2-LD (a la cual llamaron en in­glés PCV2-associated PRDC) ya indicaron que la distinción en relación a la PCV2-SD no era fácil, y que debía hacerse vía labo­ratorial (ver criterios 2 y 3 mencionados anteriormente) (Kim et al., 2003). Aparte de otra referencia (Opriessnig et al., 2007), han sido mínimos los estudios que han investigado el grado de involucración del PCV2 con el CRP.
En un estudio reciente realizado en España se evaluaron muestras de un total de 317 cerdos diagnosticados clínicamente como CRP (Ticó et al., 2013). A efectos del es­tudio, fue fundamental disponer tanto de tejido pulmonar como linfoide de cada uno de los animales. De esos 317 cerdos, 226

presentaron PCV2 en alguno de los tejidos analizados. En función de la cantidad de ge­noma de PCV2 (moderada a elevada) y le­siones significativas en los órganos linfoides, 184 fueron diagnosticados como PCV2- SD, con lo que potencialmente quedaron 42 elegibles como PCV2-LD. De estos 42 cerdos, todos presentaron ácido nucleico de PCV2 en los linfonodos (en baja cantidad) y nueve de ellos también en el pulmón; es más, la cantidad de virus en pulmón siem­pre fue inferior a la que había en órganos linfoides, con lo que ninguno de todos ellos pudo realmente ser diagnosticado como PCV2-LD. Basándose en los resultados ob­tenidos, este estudio concluyó que en todos aquellos casos diagnosticados clínicamente como CRP que presentaban infección por PCV2, ésta no era solamente pulmonar sino que mayoritariamente era sistémica (Ticó et al., 2013). De ahí que se consideró que la PCV2-LD sea posiblemente una entidad de ocurrencia muy esporádica, mientras que en la mayoría de casos de CRP donde PCV2 está involucrado, probablemente sea en asociación con la PCV2-SD.
Curiosamente, el potencial efecto de la PCV2-SI sobre el aparato respiratorio no ha sido aún estudiado, pero es muy proba­ble que el efecto sobre la ganancia de peso diaria sea también un efecto 
sistémico.
CONCLUSIONES
La bibliografía en relación a los circovirus es abundante, y cuando se realiza una búsque­da en una base de datos tan amplia como el PubMed (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/ pubmed), se llegan a encontrar hasta 1.392 artículos científicos (a fecha 14 de agosto de 2013). De ellos, 1.363 han sido publi­cados desde 1997 en adelante, con lo que el PCV2 ha representado una verdadera re­volución científica en los últimos 16 años. Curiosamente, la mayor parte de estos artículos científicos versan sobre aspectos de virología, epidemiología, inmunología, patología, diagnóstico y prevención y con­trol, especialmente en relación a la PCV2- SD. Es por ello que se constata que algunas PCVD han sido aún muy poco estudiadas. De entre ellas, la PCV2-RD ha sido quizás la más investigada, pero a mucha distancia comparada con la enfermedad sistémica. Y como se ha podido comprobar, la investiga­ción de PCV2 como patógeno respiratorio ha sido muy escasa.
En conclusión, PCV2 debe considerarse como un agente infeccioso capaz de causar enfermedad reproductiva en distintos mo­mentos de la gestación de la cerda, aunque sea de ocurrencia esporádica. Por otro lado, PCV2 no parece jugar un papel determi­nante en el CRP al menos como PCV2-LD, pero sí como PCV2-SD, con lo que la fron­tera entre CRP y PCV2-SD puede ser muy borrosa en la mayoría de los casos.

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jueves, 25 de septiembre de 2014

PESTE BOVINA O RIDERPEST. ERRADICADA EN 2011

La peste bovina

La peste bovina (o 'rinderpest', que proviene del Alemán y significa 'plaga vacuna') es una enfermedad infecciosa que ha matado a cientos de millones de cabezas de ganado a lo largo de cientos de años, a menudo ocasionando hambruna. El último caso registrado de peste bovina data del 2001 y se declaró oficialmente erradicada en el 2011, de modo que se convirtió en la segunda enfermedad viral (después de la viruela) en ser erradicada gracias a la intervención humana1.
El virus de la peste bovina pertenece al grupo de virus llamados morbillivirus que incluyen los virus que provocan el sarampión, la peste de los pequeños rumiantes (PPR) y el moquillo canino2. La peste bovina infecta a ganado con una tasa de mortalidad del 80-90%3 y los síntomas incluyen fiebre, secreción de la nariz y los ojos, úlceras, diarrea y deshidratación.
El primer brote registrado fue en el 376 A.C en Europa, y tal fue su escala de destrucción que desde el siglo XVIII se han hallado bien documentados detalles de brotes en Europa y Asia2. La urgencia de la situación llevó al desarrollo de grandes avances en el manejo de la enfermedad, en particular en cuanto a las restricciones y a la inspección y disponibilidad de animales. La enfermedad incluso motivó la creación de la primera facultad de veterinaria del mundo en entrenar especialistas en fiebre bovina2. A pesar de estas medidas de control, la peste bovina se esparció por África, dónde en los años 80 surgió una pandemia que no solamente causó daño a la población de ganado vacuno, sino también a búfalos, girafas, ñus y antílopes3.

Desarrollo de vacunas

Robert Koch desarrolló la primera versión de la vacuna contra la peste bovina en 1897, cuando se dio cuenta de que podía proteger a los animales inyectándoles sangre y bilis de un animal infectado2. Este procedimiento se perfeccionó con medidas de seguridad como el uso de suero de un animal recuperado, procedimiento que se aplicó ampliamente en India y África.
Masai with cattle
Muchas personas de la tribu Masai murieron en las hambrunas posteriores a los brotes de peste bovina
Posteriormente, se mejoró con el uso de un virus debilitado o atenuado. Esta vacuna se creó infectando cabras en serie, una tras otra. El virus no hace que las cabras enfermen pero puede multiplicarse y perder gradualmente la capacidad de causar la enfermedad en el ganado2. Exponerse a esta versión caprinizada del virus protegía de por vida a la mayor parte del ganado contra el virus vivo, pero no resultaba factible para todas las razas de ganado. Esto podía tratarse con distintas formas de la vacuna creada pasando el virus a través de conejos, cabras, ovejas, terneros, cerdos y embriones de pollo2.
El desarrollo de cultivos celulares proporcionó la oportunidad de atenuar la vacuna sin usar animales vivos. En 1962, Plowright y Ferris hallaron que podían cultivar una cepa de peste bovina en células bovinas de riñón2. Esta vacuna todavía tenía la desventaja de necesitar refrigeración y también se necesitaban riñones frescos para cultivarlo. Desarrollos posteriores permitieron el uso de líneas de células Vero que podían mantenerse de forma continuada sin la necesidad de tejido fresco, y técnicas de congelación/secado permitieron el almacenamiento de vacunas sin refrigeración2. Estos avances fueron cruciales en la obtención de la vacuna para eliminar la pesta bovina en sus bastiones finales en la África rural.

Diagnóstico

Buena parte del éxito de la campaña de vacunación fue debida al desarrollo de técnicas para detectar la presencia de peste bovina en la población y en diferenciar entre sus cepas. La mayor parte de estas pruebas consistían en placas cubiertas de muestras de virus o de un anticuerpo que se une al virus. Las placas cubiertas de anticuerpos detectaban el virus cuando se las exponía a una muestra de un animal infectado y las placas cubiertas de virus podían detectar los anticuerpos del sistema inmunitario del animal2 Además, la secuencia genética de las muestras de virus permitía a los investigadores identificar las rutas de transmisión de la peste bovina entre regiones y descubrir nuevas fuentes de la enfermedad.
Una dificultad del diagnóstico es diferenciar entre los animales vacunados y los animales previamente infectados. Ambos animales tienen anticuerpos contra el virus, pero distinguirlos proporciona un panorama más claro acerca de la localización de los focos restantes de la enfermedad. Los investigadores pudieron desarrollar virus modificados genéticamente, cada uno de los cuales contenía unos marcadores especiales, incluida una proteína verde fluorescente, que podían usarse para generar anticuerpos que se distingan de los que se generan al contraer la enfermedad en su forma activa4. Desafortunadamente, estas vacunas sólo se aprobaron cuando la peste bovina ya estaba erradicada, pero la tecnología y el enfoque van a poder aplicarse en cualquier futura campaña5.
Un aspecto que ha hecho posible la erradicación ha sido que los hábitats naturales de estos animales no actúan como reservorios de la enfermedad. A pesar de que gran parte de la fauna murió al contraer la peste bovina, la investigación continuada mostró que el virus no se mantuvo en estas poblaciones5. Esta investigación permitió que el programa de vacunas se implementara con eficiencia poniendo la enfermedad del ganado en el foco de atención.

Investigación continuada

A pesar de que la enfermedad ha sido declarada erradicada, existen todavía cientos de muestras almacenadas de peste bovina en docenas de laboratorios. En julio del 2013 se levantó una moratoria internacional en la investigación de la peste bovina y en la actualidad los científicos ya pueden investigar el virus de la peste bovina, sujetos a la aprobación de la Organización de Agricultura y Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) y a la de la Organización Mundial de la Salud Animal (OIE)6.
Mientras puede parecer inusual el desarrollo de investigación acerca de una enfermedad erradicada, el primer proyecto que se ha aprovado tiene como objetivo reducir el número de muestras almacenadas de peste bovina. Mientras que algunas de éstas son muestras de tejido y cepas vivas del virus destinadas a futura investigación, la mayor parte de estas muestras son vacunas del virus vivo atenuado. Estas se guardan en 53 laboratorios de 34 países y la mayoría de ellos son reacios a destruir sus vacunas en caso de que se produzca un brote inesperado de la enfermedad7.
Esta nueva investigación tiene como objetivo determinar si las vacunas desarrolladas para la PPR (peste de los pequeños rumiantes), un virus de la misma familia, es efectivo contra la pesta bovina. Si ésta tiene éxito, esto alentará a los países a renunciar a sus existencias de virus de la peste bovina y reducir el riesgo de que se libere de modo no intencionado al hábitat natural del ganado6.

Referencias

7. G. Fournié et al. (2013) Rinderpest Virus Sequestration and Use in Posteradication Era Emerging Infectious Diseases 19(1) http://doi.org/m7w