miércoles, 30 de septiembre de 2015

HISTOPATOLOGÍA DE LA INMUNOSUPRESIÓN EN BROILERS Isabel M. Gimeno et al. 2015

Histopatología de la inmunosupresión enbroilers

Sistema de evaluación de las lesiones

Un elemento importante de los distintos métodos de evaluación del sistema linfoide es la histopatología basada en el estudio de cortes histológicos teñidos con H/E de la bolsa de Fabricio, del timo y del bazo, a menudo acompañada de la atribución subjetiva de un valor numérico a las lesiones.

Isabel M. Gimeno, Roser Dolz, Oscar J. Fletcher, Natàlia Majó, Enrique Montiel, Orlando Osuna, Arun R. Pandiri, K.A. Schat, Joan A. Smyth y Guillermo Zavala


Las lesiones histológicas de los órganos linfoides en pollos están relacionadas con estados de inmunosupresión. Esta hipótesis se apoya en áreas de estudio que han puesto de manifiesto la correlación que existe entre las lesiones de la bolsa de Fabricio, el timo, el bazo y otras acumulaciones periféricas de células linfocitarias, y una producción deficiente de anticuerpos circulantes o en el establecimiento de mecanismos de inmunidad celular ante una estimulación antigénica.

La evaluación de las lesiones se lleva a cabo mediante un sistema en el que la descripción de la lesión se traduce a un valor numérico. Si bien cada número refleja un juicio subjetivo, se considera que la evaluación es válida cuando presenta la suficiente repetitividad, sobre todo en lo que se refiere a diferenciar entre lesiones leves y graves, y siempre y cuando la realice una única persona con experiencia en la evaluación del grado lesional en tejidos aviares. Aun así, es poco frecuente que patólogos diferentes califiquen del mismo modo los mismos cortes histológicos de bolsa de Fabricio.

Sin duda, todavía quedan progresos que hacer en el establecimiento de estos criterios de evaluación. Por ello, es importante establecer claramente qué criterios han de seguirse para la atribución de cada valor numérico a la hora de poner en práctica un sistema de evaluación numérico. Este tipo de sistema utiliza normalmente el 0 o el 1 para calificar la apariencia normal del órgano o la ausencia de lesiones. Para evaluar las lesiones en la bolsa de Fabricio, suele utilizarse una escala del 1 al 4 (tabla). Debido al patrón regular de los pliegues de la bolsa de Fabricio, este órgano es ideal para la evaluación mediante una escala numérica. El timo a menudo se evalúa mediante la escala siguiente: órgano sin alteraciones = 1, leve disminución del número de linfocitos = 2 ; moderada disminución del número de linfocitos = 3 y disminución del número de linfocitos grave o difusa = 4. Este mismo método suele emplearse también para evaluar las lesiones en bazo. Debido a su compleja microanatomía y a la respuesta global que muestra el bazo ante una agresión, este es precisamente el órgano linfoide más difícil de evaluar.

En general, cuanto más sencillo sea el sistema de evaluación lesional, más fácil será ponerlo en práctica y mayor reproducibilidad tendrá. Por este motivo, es preferible asignar un único valor por elemento. Combinar varias lesiones en un solo valor numérico es más complicado, más difícil de reproducir y más confuso. No hay que olvidar que el tiempo invertido en la evaluación lesional debe ser rentable desde el punto de vista del beneficio que se pueda obtener de él, y que la calificación numérica de las lesiones no constituye una medida directa de la capacidad funcional del sistema inmunitario. Las evaluaciones subjetivas requieren de estadísticas no paramétricas para poder ser analizadas, ya que los datos manejados son ordinales.

A modo de ejemplo, la estimación de la reducción de linfocitos debido al aumento de los procesos de apoptosis o de necrosis celular se realiza mediante la valoración subjetiva del grado de depleción por parte del especialista patólogo. Así, cuando no se aprecia disminución del número de linfocitos, se le atribuye a la lesión el grado 1; una disminución leve corresponde a un grado 2; una disminución moderada corresponde a un grado 3; y una disminución marcada se refleja con un grado 4. El patrón lesional se evalúa de la siguiente manera: grado 2 para un patrón focal, grado 3 para un patrón multifocal y grado 4 para un patrón difuso. En el caso de tener que contabilizar lesiones múltiples, lo más sencillo es asignar un número independiente para cada lesión de interés. La ausencia de lesión se puntúa con 1 y la existencia de lesión se puntúa con 2. A continuación, se suman los grados de cada lesión y se multiplica por el patrón de extensión de las mismas, lo que permite obtener una puntuación global para el órgano en concreto. En la tabla puede observarse la comparación entre el método de evaluación subjetivo global y el método de evaluación de lesiones múltiples.

En los apartados siguientes se muestran varios ejemplos de métodos de valoración para cada uno de los órganos linfoides principales. Las lesiones descritas para cada órgano son las que se observan habitualmente. Sin embargo, otras lesiones pueden añadirse a este listado en caso de ser necesario, así como la valoración numérica mínima y máxima para cada caso concreto.

Bolsa de Fabricio

La forma más fácil y sencilla de evaluar la bolsa de Fabricio es el método de evaluación lesional subjetivo global (tabla) mediante una escala que va del 1 al 4 (o del 0 al 4) y que refleja el alcance del daño folicular.
El método de evaluación de lesiones múltiples establece la ausencia (grado 1) o presencia (grado 2) de las lesiones de la lista siguiente. El alcance de la lesión se evalúa mediante una escala que va del 2 al 4.
El método de evaluación de lesiones múltiples de la bolsa de Fabricio estudia las lesiones siguientes:
  • Incremento de los mecanismos de necrosis o apoptosis de los linfocitos foliculares.
  • Proliferación del tejido interfolicular.
  • Hiperplasia epitelial.
  • Heterófilos.
  • Edema o fibrina.
  • Hemorragias.
  • Macrófagos.
  • Quistes
  • Atrofia folicular.
La puntuación total por sección equivale a la suma de las puntuaciones obtenidas para cada lesión individual multiplicada por la puntuación atribuida al alcance global de la lesión. De este modo, según la lista de lesiones estudiadas en el método de evaluación de lesiones múltiples previamente mencionada, la puntuación mínima que se puede obtener es 9 (9 x 1) y corresponde a una bolsa de Fabricio sin alteraciones. La puntuación máxima posible es 72 (18 x 4) y corresponde a un daño grave del órgano.

Timo

El método de evaluación lesional subjetivo global (tabla) utiliza una escala del 1 al 4 (o del 0 al 4) para evaluar el grado de disminución de los linfocitos. La evaluación de esta reducción puede hacerse de dos maneras: o bien se evalúan la corteza y la médula por separado, o bien se evalúa la reducción global del número de linfocitos a nivel de corteza y médula en un único valor numérico. Esta última posibilidad es la más habitual.
El método de evaluación de lesiones múltiples del timo estudia las lesiones siguientes:
  • Incremento de los mecanismos de necrosis o apoptosis de los linfocitos.
  • Hemorragias.
  • Macrófagos.
  • Atrofias.
El alcance de la lesión se evalúa mediante un valor numérico, donde 2 equivale a una distribución de la lesión focal, 3 a una distribución multifocal y 4 a una distribución difusa. La suma de las puntuaciones de las lesiones se multiplica por el valor atribuido a la distribución para obtener una puntuación total de la sección evaluada. La corteza y la médula pueden evaluarse por separado, pero la evaluación global es más funcional. La puntuación mínima que se puede obtener es 4 (órgano sin alteraciones) y la máxima 32 (órgano con daño grave).

Bazo

El método de evaluación subjetivo global (tabla) establece una escala del 1 al 4 (o del 0 al 4) para evaluar la disminución global del número de linfocitos.
El método de evaluación de lesiones múltiples del bazo estudia las lesiones siguientes:
  • Apoptosis o necrosis linfocitaria.
  • Incremento de células reticulares (histiocitos).
  • Acumulación de fibrina o necrosis fibrinoide.
  • Proliferación de linfocitos neoplásicos.
Aunque estos tejidos no suelen evaluarse de forma rutinaria, también pueden evaluarse la vaina linfoide periarteriolar (PALS) y la vaina linfoide perielipsoidal (PELS), de forma separada. En este caso, la puntuación mínima que podría obtenerse es 4 (tejido sin alteraciones) y la puntuación máxima es 32 (tejido con daño grave).

Recomendaciones específicas para establecer un sistema de evaluación lesional

  • Utilizar un valor numérico para representar cada descripción morfológica o para cada lesión concreta.
  • Asignar un valor numérico a cada aspecto o respuesta de interés, en vez de combinar varios tipos de respuesta en un único valor numérico.
  • Desarrollar una escala de evaluación numérica para cada órgano, ya que cada uno tiene particularidades histológicas únicas que pueden influir sobre los distintos patrones lesionales.
Bolsa de Fabricio de un pollo de engorde de 14 días de edad sin alteraciones.
Bolsa de Fabricio de un pollo de engorde de 14 días de edad sin alteraciones.

martes, 29 de septiembre de 2015

FELINE VACCINATION Margie A. Scherk et al 2013

Journal of Feline Medicine and Surgery (2013) 15, 785–808
2013 AAFP Feline Vaccination  Margie A Scherk et al.



Introduction

The AAFP produced the first organization driven vaccination guidelines in 1998. These
were updated in 2000 and again in 2006.1 Each version has offered a comprehensive review
of the literature and has provided recom - mendations for vaccine protocols based on
known science along with some extrapolation between studies and between species when
feline studies were not available. This Report has used the same criteria.
The practicing veterinarian is in the best position to determine how to put these Guidelines into practice for an individual patient. The veterinarian should undertake a clinical risk/benefit assessment for each animal and discuss recommended vaccination schedules with the owner so that they can
make an informed choice. The assessment should include discussion on the likelihood of exposure, the health and lifestyle of the animal, and the risks related to vaccination.
The Advisory Panel recognizes that situations differ in different countries, and that every country will have slightly different issues and priorities; thus these Guidelines
will not necessarily be applicable to every country and the practitioner must interpret accordingly.
The three international panels that have produced feline vaccination guidelines (AAFP, World Small Animal Veterinary Association and European Advisory Board on Cat Diseases) recommend that an annual health examination be performed irrespective of whether vaccines are administered.
While the optimal frequency of health examinations for cats is unknown, it is generally accepted that healthy adult cats should be examined at least once a year. In the past, annual veterinary visits were structured around vaccinations as the primary focus. With the increasing body of knowledge about
duration of immunity (DOI) from vaccinations, their potential adverse effects, and the increased awareness of pet owners about these issues, it is clear that vaccination no longer justifies the need for annual visits.
Practitioners are encouraged to help cat owners understand the value of regular health care and that it ideally should be proactive rather than reactive. A useful approach is for health care to be tailored to the various feline life stages, which improves early recognition of potential health-related issues
and can facilitate treatment.2 A Pet Owner Guide, discussing the risks and benefits of vaccination, is included as Appendix 2 (pages 807 and 808).

Vaccination principles

Vaccination plays an important role in the control of infectious diseases, both for an individual as well as for the cat population (ie, herd health). Some vaccine antigens are also used to lessen the potential for zoonotic spread of disease (eg, rabies). The benefits of routine and widespread vaccination are clear: the incidence of serious disease caused by highly pathogenic organisms, such as feline parvo - virus (panleukopenia), can be reduced in populations in which widespread vaccination is practised. However, the level of protection conferred by a particular vaccine in an individual patient varies. The quality of vaccine induced immunity in any patient is influenced by a complex interaction of factors unique to the individual patient, the patient’s environment, and the nature of the vaccine and pathogen. Precisely predicting either the outcome of vaccination or subsequent exposure to a pathogen is difficult (or impossible) and, therefore, vaccination should never be offered as a guarantee of protection.
The risk of infection and subsequent development of disease varies with a number of factors including the age and health of the cat, magnitude of exposure to the infectious agent, the pathogenicity of individual agents, the geographic prevalence of infection and the vaccination history of the cat. Some of the factors that negatively affect an individual animal’s ability to respond to vaccination include interference from maternally derived antibodies (MDA), congenital or acquired immunodeficiency, concurrent disease or infection, inadequate nutrition, immunosuppressive
medications, chronic stress and an aging immune response. Additionally, some vaccinal agents (eg, FPV) will induce a much stronger protective immune response than others (eg, feline herpesvirus [FHV-1]). As vaccine-afforded protection against both infection and disease is thus variable and not absolute, exposure to infected animals and infectious agents should be minimized, even after vaccination.
Kittens are generally more susceptible to infections than adult cats are and typically develop more severe disease (Figure 1). Thus, they represent a principal primary target population for vaccination. As part of a routine health care program,the vaccination needs of all cats, including adults, should be assessed at least once a year, in conjunction with a comprehensive physical examination and consultation, modifying vaccination recommendations as necessary on the basis of altered risk/benefit ratio.
Vaccination is a medical procedure, and the decision to vaccinate, even with core vaccines
(see box above), should be based on a risk/benefit assessment for each cat and for each vaccine antigen. Vaccination may indeed be beneficial, but it is not innocuous, and the benefit of vaccinating an animal (eg, the induction of clinically meaningful immunity) must be balanced against the risk of adverse events, likelihood of exposure and severity of disease. Where practical, every effort should
be made to ensure that cats are healthy prior to vaccination; however, concurrent illness should not necessarily preclude vaccination.
The overall objectives of vaccination are shown on the right.
General information on types of feline vaccines
Vaccines, including different products licensed to protect against the same pathogen, are not necessarily alike. Different vaccine technologies may directly influence efficacy, safety, DOI and route of administration of individual products. Awareness of fundamental differences is necessary.
The following terminology is used throughout these Guidelines to describe types of vaccines: inactivated (killed), modified-live (attenuated) and recombinant. The attributes of each vaccine type are summarized in Table 1.
Characteristics of vaccine types have been reviewed as recently as 2011.3All veterinary vaccines,
prior to licensing, are subjected to testing for efficacy, safety, potency and purity. Testing methods may vary among different manufacturers and licensing authorities. While all licensed vaccines need to meet minimum efficacy standards, the level of protection induced can vary depending on many factors, including the method used to manufacture the product. For further information on licensing, readers should refer to the 2006 Guidelines (see box on page 786) and to individual licensing authorities (United States Department of Agriculture [USDA]; Canadian Food Inspection Agency
[CFIA]; Veterinary Medicines Directorate [VMD], Department for Environment, Food, and Rural Affairs [DEFRA], UK; European Medicines Agency [EMA], EU).
The principal differences between inactivated, modified-live and recombinant vaccines are discussed below. < Inactivated vaccines Vaccinal pathogens can be completely inactivated (ie, killed) by
various means, eliminating risk of replication post-inoculation or ‘reversion to virulence’.
For these reasons, inactivated vaccines have historically been regarded as the safest vaccines. However, the inclusion of a variety of extraneous chemicals (stabilizers, preservatives), antibiotics, adjuvants and excipient proteins has been implicated as a cause of both acute and delayed adverse
reactions in cats.4< Modified-live vaccines For some agents,intact pathogens can be modified so that they retain the ability to replicate in the host and provoke an immune response, but not cause
clinical disease. Altered pathogenicity effectively induces subclinical infection and can result in a more rapid onset of immunity for some vaccine antigens than with comparable inactivated vaccines.5,6 All bacterial and viral vaccines licensed for mucosal (intranasal) administration are
modified-live, as are a number of injectable vaccines. < Recombinant vaccines Discrete genetic
sequences can be isolated from a pathogenic virus or bacterium that encode immunogenic proteins. These sequences can either be recombined with the DNA of a live,non-pathogenic virus, which can then be administered as a vaccine (vectored vaccine), or they may be inserted in bacterial plasmids
to enable in vitro production of antigens that can be harvested and purified for incorporation into a vaccine (ie, subunit vaccine). Examples of both types of vaccines are licensed for use in veterinary medicine.

Risk/benefit assessment

In assessing the risk for an individual cat, information about the cat, the environment and infectious agents to which the cat will be realistically exposed needs to be considered Specifically, questions need to be asked that address the cat’s lifestyle as well as the lifestyle of any other cats in the same household. Queries should also be posed regarding other sources of exposure, such as excursions
outside the home, boarding and travel.

Patient
Age is an important element in assessing an individual’s risk profile. Most infectious diseases are more prevalent in kittens, and kittens less than 6 months old are generally more susceptible to infection and disease than adult cats are. Kittens, therefore, represent a principal primary target population for vaccination.
MDA provide important protection for the kitten, but may also interfere with, or neutralize, vaccines. As the level of MDA varies among individuals, the age at which a kitten may be able to respond to vaccination will also vary, and in some cases may be 16 weeks or older. While information is available on the variability of MDA as pertains to FHV-1, FCV and FPV, limited data is available for other antigens; thus the role of MDA in interference with vaccination against rabies, FeLV or other
pathogens is unknown. Stopping a vaccination course too early (when MDA are stillinterfering) is thought to be the single most common cause of vaccination failure in kittens.

Patient’s environment
Population density and opportunity for exposure to other cats (eg, whether the cat is freeroaming
or has access to the outdoors) are among the most critical issues affecting risk of exposure to an infectious agent. Cats and kittens living in multiple-cat households and environments
(eg, boarding, breeding, foster or shelter facilities) are likely to have a substantially higher risk of infection than are cats living indoors in one- or two-cat households. Furthermore, the introduction of new cats into a household poses a potential risk – not only to the cat entering the household, but also to the whole group because of possible exposure to new infectious agents.
The immunosuppressive effects of stress inherent in the change of social demographics may also result in recrudescence and an increased susceptibility to infection and disease. Conversely, cats that are naturally exposed to infectious agents after vaccination may have an opportunity for ‘natural boosting of immunity’ that may not be afforded to cats kept alone.
Indoor cats generally have a low risk of exposure to infectious agents, particularly where the agent in question is only transmitted by direct contact among cats. However, they may also be exposed to infection from other cats in the household (ie, subclinically infected or carrier cats), or by indirect transmission of pathogens brought in from outside on owners’ clothing, shoes, etc. In theory, strictly indoor cats may be more susceptible to developing panleukopenia because they do not receive
boosting through the possibility of natural exposure. It is important to ask owners about other exposure that indoor cats may have, such as supervised visits out of doors (eg, on harness/leash, in the garden, etc), visiting other cats in an apartment building, balconies or roof gardens, visiting cats that belong to other family members, and staying in boarding facilities. Fostering shelter cats alters the riskfor the resident cats, both through potential direct exposure to infectious agents as well as
through stress-induced immunosuppression. Trap–neuter–return (TNR) and other special situations are discussed on pages 791–794.
Geographic distribution of infectious agents may result in substantially different risks of exposure for cats living in different areas (eg, rabies). Questions regarding future travel should be included in determining the risk of exposure to specific infectious agents. Periodic housing in boarding facilities, shelters or breeding facilities or other multiple-cat households also places cats at increased risk of exposure to a variety of infectious agents, although the risk will vary substantially between different situations.

Infectious agent
Independent agent-associated variables, such as virulence, strain variation and mutation, challenge dose and stability in the environment, influence the outcome of infection. These are difficult to assess objectively.

Recommendations for vaccination of household pet cats

Developing universal guidelines for vaccinationç of household pet cats is complicated by the lack of a clear definition of what is, and what is not, a ‘pet cat’. What follows are reasonable recommendations, based on scientific evidence and expert advice, applicable to most cats presented to private practitioners. Differences in cat population density, introduction of new cats, and
exposure risk are dynamic variables that the veterinarian must take into consideration when recommending any vaccine for any cat. It is advised that veterinarians reassess risk factors for exposure to infectious disease at each visit (at least once a year), as changes in factors such as the health of the animal or its lifestyle may dictate changes to vaccination
needs.
Table 2 summarizes vaccination recommendations for household pet cats.

Additional considerations when vaccinating household pet cats
Because vaccination requirements and risk of exposure to infectious agents vary among household pet cats, individual vaccination protocols will vary. The following recommendations address some alternative situations and offer insights on vaccination of pet cats using non-core vaccines.
< Vaccination of pet cats in indoor/outdoor households Cats housed exclusively indoors generally do not require vaccination beyond the aforementioned vaccines (ie, FPV, FHV-1, FCV ± FeLV, rabies). However, in multiple-cat households where some cats are housed exclusively indoors, yet other cats are permitted outside unmonitored, the entire household may be at risk of exposure to additional agents. Veterinarians should consider recommending vaccination of the entire household for selected diseases (eg, FeLV ± rabies) if exposure risk is deemed significant. Pet cats that spend most (or all) of their lives outdoors are at greater risk of exposure to most infectious diseases compared with predominantly indoor pet cats (Figure 2).

Offsetting this is the natural boosting of immunity they may receive if they are exposed to infectious agents. Among outdoor adult cats, exposure risk for rabies, FeLV and FIV is generally higher than for indoor cats. In addition to the conventional vaccines recommended in Table 2, FIV vaccination
could be considered for outdoor cats. (See accompanying Disease Information Fact Sheet on FIV – details on page 799.) < Vaccination of pet cats entering boarding facilities Although, in general, healthy adult cats only require boosters to FPV, FHV-1, FCV vaccines every 3 years, an additional booster 7–10 days prior to boarding may be warranted (and may be required by some catteries), particularly if the cat has not been vaccinated in the previous year. Boarding may be stressful for a cat and also, depending on the cattery and the situation at the time, may lead to exposure to infectious agents. However, disease control measures vary between facilities, with many providing
individual housing, sneeze barriers and good hygiene, whereas others permit co-mingling of cats, which will clearly facilitate disease transmission. In the event that kittens must enter a boarding facility, it is recommended that they should have received at least two doses of FPV, FHV-1, FCV vaccine, with the last dose 7–10 days prior to entry. In addition, it is strongly recommended that kittens be isolated from the general population of adult cats at all times while boarding.
< Vaccination during pregnancy and lactation Vaccination of pregnant or lactating cats is generally not recommended. Whenever possible, queens should be vaccinated before breeding. Vaccines are not evaluated for use in pregnant queens unless specifically stated on the label. However, the benefits of vaccination may outweigh the risks in endemic disease situations. Modified-live FPV vaccines should not be administered to pregnant queens as this has been associated with cerebellar
hypoplasia in the kittens.19 (For a more  omprehensive discussion, see
‘Recommendations for vaccination of cats housed in breeding catteries’, page 793.)
< Overdue for vaccination If the cat has been vaccinated previously and is overdue
for revaccination (irrespective of the interval), generally a single vaccination is all that is
required. If prior vaccination status is unknown,
the cat should be treated as unvaccinated.
< Bordetella bronchiseptica, Chlamydophila felis, FIP and FIV vaccination For information on the use of these vaccines, see accompanying Disease Information Fact Sheets (details on page 799).
< Dermatophytosis vaccination At the time of writing, a monovalent (Microsporum canis) and
a multivalent (Microsporum and Trichophyton species) inactivated product are licensed for the
prevention and treatment of dermatophytosis in cats in some countries in Europe. None are
currently available in the USA or Canada. Limited evidence exists to support the safe use of these products as part of a comprehensive treatment protocol in cats with proven infection, but little evidence is available to support their use for prevention of infection.20,21

Recommendations for vaccination of shelter-housed cats
Generally, shelter-housed cats (Figure 3) can be considered to be at especially high risk of exposure to infectious disease. Endemic disease, high rates of turnover, stress and sustained exposure are contributing factors.
Vaccination in shelters should be limited to those diseases that are likely to be transmitted within the shelter itself. For diseases of concern in shelters (notably FPV and upper respiratory infections), vaccines may be indicated at an earlier age, and be administered at shorter intervals compared with schedules for pet cats. Rapid onset of protection is critical; therefore, administration of FPV, FHV-1, FCV vaccines should be considered for all cats at the time of (or ideally, before) intake.
Table 3 summarizes vaccination recommendations for shelter-housed cats.
Additional considerations when vaccinating shelter-housed cats
< Bordetella bronchiseptica and Chlamydophila felis vaccination The benefit of routine vaccination of shelter-housed cats against these disease agents is limited. The association between B bronchiseptica isolation and disease in shelters is inconsistent31–34 and C felis is not commonly isolated from shelter cats with upper respiratory infection.31 These vaccines should only be considered if the pathogens have been demonstrated as a current problem by laboratory diagnostics.
B bronchiseptica vaccination should also be used where there is potential direct or indirect contact between cats and dogs on the same site, and the dogs have a recent or current history of infectious respiratory disease.
< FIV and FIP vaccination Vaccination of shelter-housed cats against these agents is not
generally recommended.
< Dermatophytosis vaccination See comments in the household pet cats section.
Recommendations for vaccination of cats in trap–neuter–return programs
Most community cats (Figure 4, ie, free-roaming unowned feral and stray cats) lack protective
antibody titers against FPV, FHV-1 and rabies.9,35 In one study, the vast majority of feral cats vaccinated once at the time of TNR surgery developed protective antibody titers against FPV and FCV by the time they were re-trapped for testing 2–3 months later, regardless of whether inactivated or modified- live vaccines were used.35 In contrast, only inactivated vaccines resulted in a high
rate of protective antibodies against FHV-1.35 In the same study, nearly all cats developed high antibody titers against rabies after a single dose of inactivated rabies vaccine.35
Vaccine licensing studies have demonstrated 3–4 year DOI following a single vaccine administered to laboratory kittens. This suggests that, while the first rabies vaccine may only be recognized by regulatory agencies as valid for a single year, it is likely that vaccinated cats are protected for much longer. It is the recommendation of the Advisory Panel that cats in TNR programs receive FPV,
FHV-1, FCV and rabies vaccines at the time of surgery.

Recommendations for vaccination of cats housed in breeding catteries
Breeding catteries are variable in size, population and the nature of available facilities. The cat population may number less than 10 individuals or more than 50. Cats of various ages and life stages are typically present and many catteries continue to house retired breeding individuals that have been neutered. Some also contain household pets that may or may not have access to outdoors. The facilities may be sophisticated enough to allow for segregation of subpopulations or all individuals may and vaccination history of the residents is well known, but some diseases, such as upper respiratory tract disease, may be endemic.
Vaccination programs should be limited to those diseases that are relevant to the cattery and should be determined by analysis of risk factors. When assessing the level of disease risk in catteries, factors to consider include:
< Rate of population turnover.
< Population size and density.
< Number of litters/year (Figure 5).
< Presence of endemic disease.

Transmission of infectious diseases is facilitated by group living, young kittens mixing with older kittens and adults, contact during mating, introduction of new cats, and movement of cats into and out of the cattery (eg, queens going to other catteries for breeding, return of previously sold cats, travel for cat shows or other exhibitions). Catteries assessed as low risk would be considered similar to pet
homes (Table 2), whereas catteries assessed as high risk would be considered similar to shelters
(Table 3), pet stores, etc. In high-risk environments, vaccines may be used at an earlier age than in pet cats, particularly for control of endemic upper respiratory tract disease. In general, vaccination may be started at an earlier age than in the pet cat population and revaccination intervals may be shortened. Breeders should be encouraged to work with a veterinarian to develop a comprehensive
wellness program that includes appropriate vaccinations for their specific situation.
Vaccination records should be kept for each individual in the cattery that include all relevant information (eg, antigen, brand, date, vaccination site, adverse events, etc).
Management and husbandry have an important impact on the health of individual cats in
catteries. Relevant references and resources should be consulted.36,37

Additional considerations when
vaccinating cats in breeding catteries
< FeLV and FIV vaccination Vaccination of
cats in breeding catteries against these agents
is not generally recommended. Vaccinate if
necessary by analyzing risk, as for household
pet cats and kittens (Table 2). The retrovirus
status of all cats should be known:
vaccination is not a substitute for testing and
isolation. Vaccination may be unnecessary if a
good testing program is in place and no cats
have access to the outdoors.13 If queens are
routinely sent to another cattery for breeding,
vaccination of breeding queens may be
considered.
< Rabies vaccination Cats in breeding
catteries in the USA must be vaccinated
against rabies according to state regulations.
Elsewhere, vaccination against rabies is not
generally recommended. Vaccinate if
necessary by analyzing risk, as for household
pet cats and kittens (Table 2).
< Bordetella bronchiseptica and
Chlamydophila felis vaccination The benefit
of routine vaccination of cats in breeding
catteries against these disease agents is
limited. These vaccines should only be
considered if the pathogens have been
demonstrated as a current problem by
laboratory diagnostics. When used, the
primary series should be administered
according to the manufacturer’s instructions,
with annual revaccination if the problem
remains endemic. In some countries, the
manufacturer states that Bordetella
vaccination is considered safe for pregnant
queens. However, in other countries,
datasheets advise that the vaccine should
not be used in pregnant or lactating queens
or in kittens less than 1 month of age.
< FIP vaccination Vaccination of cats in
breeding catteries against FIP is generally not
recommended as there is insufficient evidence
that the vaccine induces clinically relevant
protection. (See accompanying Disease
Information Fact Sheet – details on page 799.)
< Dermatophytosis vaccination See earlier
comments in the household pet cats section
(page 791).
Vaccine adverse events
Although the administration of biological
products can never be entirely free of risk, in
general currently available feline vaccines have
an excellent safety record. It is important to
report any known or suspected negative events
associated with vaccination, recognizing that a
temporal relationship between an event and
vaccine administration does not necessarily
imply causality. In the United States, veterinarians
are requested to contact the manufacturer
(Veterinary Technical Services) of the vaccine(s)
considered to be involved; veterinarians may
also report known or suspected adverse events
directly to the US Department of Agriculture.
In other countries procedures may vary, but,
in general, veterinarians should contact the
manufacturer and notify the appropriate regulatory
agency to report a vaccine adverse event
(eg, the Canadian Centre for Veterinary
Biologics [Canada]; the Veterinary Medicines
Directorate [UK]; the European Medicines
Agency [EU]. (See Appendix 1 [Adverse Event
FAQs] on page 805 for specific reporting forms
and instructions.)
The most commonly reported vaccine reactions
are lethargy, anorexia and fever for a few
days after vaccination, or local inflammation at
the site of injection.4,42,43 Rarely anaphylaxis is
seen. Because vaccines are biologically active
products, occasional adverse reactions associated
with vaccination are inevitable. It should be
recognized, however, that establishing causality
is often difficult, especially if the suspected
reaction is delayed (days or weeks).43
Prevalence and type of adverse reactions
Although post-vaccinal adverse events in cats
are considered rare, the true prevalence is
likely to be underestimated due to underreporting
by both veterinarians and owners.44
In the most substantial survey to date, adverse
reactions were reported for all cats presented
to Banfield Pet Hospitals in the United States
between 2002 and 2005.4 During this period,
more than 1.25 million doses of various vaccines
were administered to nearly 0.5 million
cats. Adverse reactions within 30 days of vaccination
were reported at a rate of 51.6/10,000
cats vaccinated (0.52%), with 92% of these
reactions occurring within the first 3 days.
Clinical signs described for 1699 of 2560 cats
with vaccination-associated adverse events
included lethargy (± pyrexia) in 54%, local
pain or swelling at the vaccine site (25%),
vomiting (10%), facial or periorbital edema
(6%) and generalized pruritus (2%). Death
was reported in four cats, and in at least two
of these it was attributed to anaphylaxis.
Although the vaccines used were predominantly
from one manufacturer, no vaccine type
was found to be significantly more likely to
cause local reactions. Administration of multivalent
FPV, FHV-1, FCV and Chlamydophila
vaccines was significantly more likely to be
associated with lethargy (± pyrexia) than
administration of vaccines without the
Chlamydophila component. The risk of an
adverse reaction was greatest in cats around 1
year of age and/or increased as the number of
vaccines administered concurrently increased.4
In another extensive study specifically investigating
local post-vaccine reactions, a prevalence
of 0.23% was reported.45 Previous large reaction
rates of around 1–3%,46–48 but some variation
in prevalence can be expected with the use
of different products, administration of multiple
vaccines at the same appointment, and
surveillance methods.
Hypersensitivity reactions
Anaphylaxis and allergic reactions
Anaphylaxis is perhaps the best characterized
immune-mediated hypersensitivity (type I)
reaction to vaccination, but it is rare (approximately
1–5/10,000 vaccines).4,46 In cats it may
manifest as vomiting, diarrhea, respiratory
distress, facial or generalized pruritus, facial
swelling and collapse.1,43,49
A careful risk assessment is needed when
considering the revaccination of cats with a
history of anaphylaxis. In cats that have
experienced an allergic reaction with true
anaphylaxis, revaccination should usually be
avoided. Vaccine excipients (inactive ingredients)
are thought to cause most type I hypersensitivity
reactions.4 Hence, where revaccination
is considered necessary, using a different
vaccine formulation and premedicating with
an antihistamine and glucocorticoids 20–30
mins prior to vaccine administration is recommended,
followed by close observation of the
patient for several hours.1,4
Depending on geographic location, the
requirement to vaccinate cats for rabies may
take precedence over medical considerations.
Veterinarians are urged to contact the appropriate
authorities to determine what the local
status is when concerns arise and whether the
individual may be excused from vaccination.
(See also 2006 Guidelines, Appendix 1:
Certificate of Exemption from Rabies
Vaccination – details on page 786.)
Other reactions
While other forms of hypersensitivity reactions
(types II, III and IV) almost certainly
occur in cats after vaccination, these are rarely
documented. Some forms of local reaction
probably reflect type IV reactions. Poly -
arthritis is occasionally seen after FCV vaccination
Rarely it may represent a form of type
III reaction, but it is mainly due to co-infection
with field virus or vaccine virus itself.50,51
(See Appendix 1 [General FAQs] ‘What is the
cause of lameness occasionally seen after FCV
vaccination?’, page 802.)
Update on feline injection-site sarcomas
(FISS)
Vaccine-associated sarcoma was first recognized
as an issue in cats in the early 1990s.
While initial studies suggested a risk of sarcoma
development in around 2/10,000 doses of
vaccine administered,52 which increased to
13–36/10,000 doses in other studies,53–55 current
estimates based on larger epidemiologic
studies (published between 2002 and
20074,45,56) suggest that the risk of sarcoma
development following vaccination is actually
very low (probably well below 1/10,000 doses
of vaccine).4,45
Although initial reports linked development
of sarcomas at vaccination sites with the
use of inactivated rabies57 or FeLV vaccines,52
and aluminum-based adjuvants, more recent
studies found no relationship between vaccine
type, brand or use of inactivated versus
modified-live vaccines and the risk of subsequent
sarcoma formation.56,58,59 The impact of
using the canarypox-vectored rabies vaccine
is still unclear. One retrospective study of
histo pathology samples showed no reduction
in the prevalence of FISS after the introduction
of this vaccine; however, the types of vaccine
used were not reported.58 In a recently published
case control study it was suggested that
there may be a lower risk of inducing sarcomas
with this vaccine than with other rabies
vaccines.59 Many of these studies have also
clearly shown that injections other than vaccines
also have the ability to induce sarcoma
formation.
No studies have been published that define
objective methods for reducing the risk of
FISS in individual
cats presented for
routine vaccination.
Based on our current
understanding of
this problem, it is
likely that vaccines
are not uniquely
implicated in the
development of
injection site sarcomas
in cats.56,60 FISS
risk following vaccination
likely results
from a complex
interaction of mul -
tiple extrinsic (eg,
frequency and numcomposition
of the injected product, etc) and
intrinsic factors (eg, genetic predisposition,
tissue response following injection, etc). The
presumed relationship between types of vaccine,
inflammation at the site of vacci nation61
and subsequent FISS development appears
complex at best and, if involved, is likely only
one among many factors that contribute to
FISS development.
Table 5 provides a brief review of considerations
and management options for the reduction
of FISS risk, taken from current publications.
None of these suggestions are known to
prevent or cure FISS.
When considering vaccine type, the
Advisory Panel recommends that the following
be taken into consideration. Recent studies
demonstrate that all vaccines carry some
risk of inducing FISS, as do at least some other
injectable products. Although current information
as outlined above does not clearly
show differences in risk of FISS development
between modified-live and inactivated vaccines,
some Advisory Panel members consider
that, on balance, risk might be mitigated
by the use of modified-live vaccines. There are
also other factors that may influence the
choice of live versus inactivated vaccines
(see Table 6 and Appendix 1 [General FAQs],
page 803). Overall, however, the Advisory
Panel concluded that, at the current time,
there is insufficient information to make
definitive recommendations to use particular
vaccine types to reduce the risk of FISS.
Post-vaccination monitoring
The Advisory Panel recommends that clinicians
and their staff instruct clients to monitor
the vaccine site for swelling or lumps in order
to detect potential sarcomas while they may
still be removed successfully. Biopsy of any
mass present is warranted if it (a) remains present
3 months after vaccination; (b) is larger than Rabies vaccination of cats
Where rabies vaccination of cats is required,
veterinarians may not have discretion to vary
from the manufacturer’s recommendations or
from requirements set forth by regulatory agencies.
Rabies vaccination requirements vary from
country to country and can vary significantly
within individual countries. In locations where
feline rabies vaccination is required by law, veterinarians
are obligated to be familiar with and
follow legal requirements when administering
rabies vaccines. Rabies vaccination recommendations
contained in these Guidelines do not
constitute vaccination requirements.
Medical record documentation
of vaccination
At the time of vaccine administration, the following
information should be recorded in the
patient’s permanent medical record:
< Vaccine(s) recommended for this patient.
< Date of vaccine administration.
< Identity (name, initials or code) of the
person administering the vaccine(s).
< Vaccine name, lot or serial number,
expiration date, and manufacturer of
vaccine(s) actually administered.
< Site and route of vaccine administration.
< Concurrent medications/therapy.
< Recommendations for future vaccinations.
Adverse events should be recorded in a
manner that will clearly alert all staff members
during future visits. Risks and benefits
of vaccination should be discussed with the
owner so that they can make an informed
choice. Consent should be documented in
the medical record to demonstrate that relevant
information was provided to the client
and that the client authorized the procedure.cm in diameter; or (c) is increasing in size
1 month after vaccination (the ‘3-2-1 rule’ –
see Table 5). It is recommended that multiple
needle biopsies or an incisional wedge biopsy
are obtained to reduce the risk of harvesting
non-representative biopsy material and to minimize
the risk of tracking tumor cells outside of
the future surgical field.
Legal considerations associated
with vaccination
Veterinarians in most countries are permitted
to use professional judgment in the selection
and use of licensed vaccines. Reference to these
Guidelines, therefore, is appropriate when
developing vaccination protocols for individual
patients even though the guidance may
vary from the manufacturer’s label recommendations
or data sheet (eg, annual revaccination
vs triennial revaccination for core vaccines).

domingo, 27 de septiembre de 2015

PRIONES Y ENCEFALOPATÍAS ESPONGIFORMES Patricio Berríos E. 2015

PRIONES Y ENCEFALOPATÍAS ESPONGIFORMES

Patricio Berríos E. 2015

Los priones no son virus. Solamente son proteínas. Incluso se discute el tipo de infecciosidad que los caracteriza. Lo segundo y no menos importante la enfermedad de las vacas locas nunca se ha presentado en Chile, y el riesgo de su presentación es ínfimo.

Ciertamente las encefalopatías espongiformes transmisibles no son patologías nuevas, de hecho el scrapie que es una enfermedad de curso lento que ataca al sistema nervioso central de las ovejas y el kuru que afecta al hombre son conocidas desde hace más de un siglo.

Actualmente provocan impacto al afectar la economía pecuaria como es el caso de la encefalopatía espongiforme bovina o enfermedad de las vacas locas, además de causar la enfermedad de Creuztfeldt- Jacob variante que afecta al hombre.
Estas enfermedades tienen en común la patología nerviosa, su curso progresivo y lento pero inexorablemente fatal, además de su etiología similar que es un prión, no un virus.

¿Qué son los priones? Los priones son proteínas (PrP) normales del organismo animal que se pueden alterar en su conformación (PrPsc) aunque no en su estructura, sufriendo transformaciones importantes en su actividad biológica, que se traducen en una mayor resistencia a la acción del calor, substancias químicas como formalina y enzimas del tipo proteasas, alteraciones que explican su patogenicidad en el sistema nervioso central al acumularse en la célula nerviosa debido a su resistencia a la acción de las proteasas celulares, además de ser responsable de su transmisión por las harinas de hueso y carne de ovinos utilizadas en la alimentación de los bovinos puesto que resisten el tratamiento térmico y químico a que se las somete.

Se reconocen dos cepas de priones: la típica, originaria de Inglaterra y la no típica (Cepas H y L) descritas en EE. UU.

¿Qué son las encefalopatías espongiformes transmisibles? Estas patologías se caracterizan por afectar al sistema nervioso central causando productos patológicos denominados fibrillas que no son más que acúmulos de PrPsc intracelulares. El tejido encefálico se presenta como una esponja, de ahí su nombre. Son transmisibles de un individuo a otro e incluso de una especie a otra.

Una enfermedad priónica clásica es el Scrapie. Conocida desde 1750. Es una enfermedad que afecta al sistema nervioso central de las ovejas causando intenso prurito o picazón. En Francia, en 1936, se reprodujo experimentalmente constatándose un largo período de incubación que duraba entre 14 y 22 meses. Las ovejas enfermas presentaban cambios en su comportamiento y temperamento, rascándose y frotándose contra objetos para aliviar la picazón. Se observa incoordinación con anomalías en el movimiento, temblores y convulsiones, los animales se muerden las patas, síntomas que se presentan generalmente entre los 2 y 5años de edad. Las ovejas mueren entre 1 y 6 meses después que aparecen los síntomas.

Las EETs corresponden a pa­tologías cuya causa primaria es un defecto en el plegamiento de proteínas específicas. Cada una de estas enfermedades se aso­cia a un tipo particular de proteína, pero to­das ellas desarrollan un plegamiento pato­lógico que tiene características comunes.
El inicio de la enfermedad lo cons­tituye una proteína normal y soluble, ya sea en su conformación primaria o terciaria (fun­cional), que es sometida a una denaturación parcial con la aparición de un estado inter­mediario de plegamiento. Aparentemente, el punto clave del proceso patológico se en­cuentra en este nivel, donde la cadena aminoacídica es capaz de interactuar con otras moléculas intermediarias de otras pro­teínas del mismo tipo y conformar de esta manera una estructura fibrilar de caracte­rísticas insolubles.


La  encefalopatía transmisible del visón se presentó por primera vez en EE. UU en 1947, diseminándose en 1960 hacia  Canadá, Europa y Rusia. Los visones infectados presentan los primeros síntomas luego de 7 meses de incubación. Los animales se  tornan excitables, arquean la cola sobre su espalda, tienen dificultad para caminar, dan vueltas rápidas, se mastican la cola y aprietan las mandíbulas;  finalmente  se  adormecen,  no  responden  a  estímulos  y  mueren.  La  infección experimental de  vacas con cerebro de visones con la enfermedad produce encefalopatía espongiforme bovina  18 meses después. Si la infección se repite en visones éstos mueren 4 meses después de la infección por vía intracerebral; si la infección se realiza por vía oral  mueren 7 meses después. No habría barrera interespecies entre bovinos  y  visones.

Encefalopatía espongiforme del ciervo mula o enfermedad del desgaste crónico. Se describió en 1967, en  Colorado  EE. UU,   en ciervos mula (Odocoileus hemionus) en cautividad, causando pérdida de peso crónica y muerte.  Esta encefalopatía afecta a ungulados domésticos y salvajes como el ciervo de pelo blanco, ciervo de pelo negro, alce, gran Kudú y oveja Arábiga, constituyendo una enfermedad más bien rara pero que va en aumento. Los signos clínicos son pérdida de peso progresiva, apatía, depresión, ataxia, emaciación severa, deshidratación, caída de cabeza y orejas, inexpresividad facial, salivación excesiva, acompañado de alteraciones del comportamiento en que pierden el miedo al ser humano y dejan de compartir con otros animales. Finalmente mueren 6 meses después de presentar la sintomatología antes indicada.

Encefalopatía espongiforme felina.  El primer caso se presentó en un gato doméstico en 1990; en 1994 se detectaron 81 casos en Gran Bretaña.  La enfermedad se caracteriza por tremores musculares generalizados, pupilas dilatadas y ataxia.  Se ha detectado también en pumas, tigres y ocelotes, aparentemente por comer carne cruda  y cerebro de bovinos infectados por priones.

Kuru. Es una vieja enfermedad neurodegenerativa del hombre que se presentaba en los aborígenes de Nueva Guinea y se transmitía por canibalismo ritual. Es una enfermedad de curso lento y progresivo con un periodo de incubación entre 4,5 y 35 años.

Enfermedad de Creuzfeldt-Jacob. Es una rara (1 caso/millón/año/mundo) aunque mortal enfermedad neurodegenerativa del hombre. Su origen es genético. Se presenta en personas entre 50 y 75 años, con rápida demencia progresiva, ataxia y mioclonus. El 85% de los casos son esporádicos; el 10 -15% son heredados, y el resto iatrogénicos por hormona del crecimiento derivada de glándula pituitaria humana contaminada, por injertos de duramadre, por transplantes de córnea, por instrumentos de neurocirugía y electrodos del electroencefalograma.

Enfermedad de Creuzfeldt-Jacob variante. En marzo de 1996, en el Reino Unido, se detectaron 10 casos de Creuzfeldt-Jacob variante en pacientes jóvenes con una sintomatología distinta al Creuzfeldt-Jacob, y asociada con exposición al agente de la EEB estableciéndose un período de incubación entre 5 y 10 años. Un mes después se diagnosticó un caso de esta variante en Francia.

Hasta el 2007 se ha acumulado un total de 159 casos confirmados de esta nueva variante, la que se caracteriza por un cuadro con un largo período de incubación (30 años), afecta a personas jóvenes, con una demencia progresiva de dos años de evolución con síntomas psiquiátricos; algunas evidencias apuntan a que se trasmitiría por vía digestiva al consumir carne o sus derivados contaminados con el prión de la EEB.  La ECJ clásica, en cambio, se caracteriza por una evolución más rápida (4 - 7 meses), afecta a personas sobre los 50 años, no aparecen síntomas psiquiátricos y presenta un electroencefalograma característico.

ENCEFALOPATÍA ESPONGIFORME BOVINA O “ENFERMEDAD DE LAS VACAS LOCAS”

Los primeros casos deencefalopatía espongiforme bovina (EEB) se detectaron en Inglaterra en abril de 1985, apreciándose descoordinación, cambio en el carácter y agresividad. Se trata de una enfermedad degenerativa del sistema nervioso central de los bovinos en que las lesiones patológicas, causadas por la acumulación de priones en la célula neuronal, se asemejan a las encontradas en ovejas muertas por scrapie. La vía de transmisión conocida es la ingestión de alimentos contaminados con el prión, admás se admite que existiría un riesgo de transmisión de la madre infectada a sus terneros. En el año 2000 los casos alcanzaban a 180.000 vacas afectadas por esta enfermedad. La EEB se presenta entre los 4 y 5 años de edad, observándose síntomas nerviosos con aprensión e hiperestesia y descoordinación del paso. Las vacas mueren  entre 1 y 6 meses después de presentar la sintomatología nerviosa.

Actualmente la enfermedad se ha detectado en otros países europeos como Portugal, República de Irlanda, Suiza, Francia, Alemania, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, Italia, Luxeburgo y España. En este último país el primer caso de EEB se confirmó en Castilla, La Mancha; anteriormente se habían detectado nuevos casos en Galicia, Lugo, Menorca, Valencia Navarra, Asturias y Baleares.

En 2010 se han detectado 21 casos en América del Norte, 3 en EE. UU y 18 en Canadá.

El diagnóstico de la EEB se realiza solamente en tejido nervioso del encéfalo de animales muertos. En la actualidad se dispone de tres técnicas de diagnóstico rápido que detectan el prión patógeno por métodos inmunológicos, uno de ellos es el test Prionics-Check que tarda 6 horas en entregar resultados. Todos los animales positivos deben ser confirmados mediante técnicas histológicas e histoquímicas.

Erradicación de la EEB. Las medidas adoptadas para evitar esta enfermedad tienden a impedir la entrada del prión en la cadena de alimentación animal. Para ello se han establecido las siguientes acciones: detección y eliminación de todos los animales afectados o sospechosos de estarlo, eliminación y destrucción de los materiales de riesgo y la prohibición de utilizar harinas animales en la alimentación de rumiantes.

La destrucción de los priones se realiza fundamentalmente por incineración. También pueden ser inactivados mediante un tratamiento térmico a 133º C, a 3 bares de presión y durante un tiempo ininterrumpido de 20 minutos seguido de su eliminación en vertederos controlados.

¿Origen de la enfermedad de las vacas locas? Se postula que el prión scrapie rompió la barrera interespecies pasando desde ovejas a las vacas a través de la cadena alimentaria en los piensos suplementados con proteínas de origen ovino, cuyo proceso de fabricación había sido modificado poco tiempo antes. También se ha postulado que el origen podría ser a través de perros contaminados con proteínas de animales salvajes o en cautividad infectados con el prión.

Materiales especificados de riesgo. El cráneo, incluido encéfalo, ojos, amígdalas, médula espinal de bovinos, ovinos y caprinos de más de 12 meses, y el intestino, del duodeno al recto, de bovinos, además del bazo de ovinos y caprinos de cualquier edad. Cadáveres de bovinos, ovinos y caprinos. Y todos lo bovinos muertos no sacrificados para el consumo humano. Estos materiales de riesgo deben ser eliminados de la cadena de alimentación humana y animal. Con dicho fin son retirados de la canal del animal durante su procesado en el matadero, asegurando su correcta destrucción por tratamiento a temperatura y presión elevada o mediante incineración.

¿Cómo se generó la EEB o enfermedad de las vacas locas? En primer lugar hay que destacar que el origen de la enfermedad se determinó rápidamente estableciéndose que la causa era la alimentación de las vacas con harinas proteinadas obtenidas del reciclaje de desechos de matadero. No tan rápidamente como debió baber sido se prohibió su consumo en animales y humanos en julio de 1988. Cabe señalar que los islandeses, en 1979, habían advertido del peligro de utilizar desechos de carne en la alimentación humana y animal debido a la existencia de una enfermedad ovina llamada scrapie.

Probablemente el prión scrapie se fue reciclando entre los bovinos que habían comido harina de ovinos contaminados. Este reciclaje fue posible por la contaminación interespecies del prión. Sin embargo, la alimentación de bovinos con harinas de desechos de matadero se utilizaba por años en Inglaterra y otros países, y no pasaba nada. Aparentemente la situación que gatilló la diseminación de los priones fue indirectamente la crisis del petróleo que obligó a disminuir la temperatura usada en el tratamiento de las harinas en cuestión, lo que favoreció la persitencia del prión. Si sumamos a esto que en 1976 los ovinos de Inglaterra habían sido masivamente contaminados con el prión scrapie a través del uso de una vacuna contra el “louping-ill”, observaremos que una gran cantidad de animales contaminados entraron en la cadena alimentaria.

Para evitar los efectos de esta verdadera bomba de tiempo se prohibió el uso de las harinas contaminadas. Medida más bien tardía debido a problemas económicos contigentes que analizaremos en base a algunos reportes recientes.

Al plantearse la urgencia de prohibir la utilización de las harinas surgió un problema económico que significaba de hecho paralizar un sistema entero debido a que el reciclaje de estos productos era una verdadera industria que permitía al sistema de matanza sobrevivir en forma independiente, y que además solucionaba el problema que constituían miles de toneladas diarias de desechos. Mientras tanto el consumo de carne bajaba y los stocks se acumulaban peligrosamente a pesar de la publicidad que decía “El buey está sano”. Poco a poco la carne de las vacas sacrificadas como último recurso para evitar la diseminación del mal, empezó a llenar las cámaras frigoríficas de Inglaterra. ¿Qué hacer? ¿Tirarlas al mar? No se pudo hacer. ¿Quemarlas? No se podía por la polución enorme que sobrevendría. ¿Vender las harinas como fertilizantes? Era una salida factible, sólo había que bajarle el perfil al problema sanitario. De hecho Tailandia las compró como fertilizante aunque posteriormente reconoció su uso en la crianza de bovinos al ignorar los peligros que esta acción conllevaba y que las autoridades inglesas habían omitido comunicar. La comercialización de las harinas se centró en Bélgica y de allí se vendió a Tailandia, Brasil, India, Israel, Egipto y Taiwán. La venta de harinas como fertilizantes se prohibió en abril de 1996. La historia negra de las vacas locas no termina aquí. Para comercializar animales se transformaron vacas inglesas en españolas (España era país libre de la enfermedad) con el simple recurso de cambiarle el autocrotal en las oreja.

¿La enfermedad de las vacas locas en el hombre?

En abril de 1996, el periódico Daily Mirror publica la muerte de una docena de jóvenes ingleses que no tenían más de 40 años, debido a una nueva versión de la enfermedad de Creuzfeldt-Jacob.

A las autoridades inglesas les resultó difícil admitir la relación entre las vacas locas y los casos humanos. En septiembre de 1997 la comunidad científica lo demostró, indicando que la enfermedad de las vacas locas se había contagiado al hombre. Más de 50 países prohibieron la importación de bovinos y subproductos de Inglaterra y luego de Europa. Pasaron 10 años, desde el primer caso de las vacas locas hasta que Inglaterra prohibiera el uso de todo despojo animal para la alimentación humana y animal, incluso para la fabricación de fertilizantes y cosméticos. Medio centenar de personas han muerto por la variante del Creuzfeldt-Jacob. La nueva enfermedad está en progreso. ¿Se transformará en epidemia? Todo depende de si el prión encuentre la manera de reciclarse en la especie humana mediante transfusiones o por cualquier otra práctica médica que utilice productos sanguíneos contaminados; además está la posibilidad que se declare una epidemia animal en una población salvaje imposible de controlar. El costo estimado de la enfermedad de las vacas locas en el Reino-Unido ha sido más de un billón de dólares, cuenta pagada en gran parte por la Comunidad Europea Económica.

¿Vacas locas en Chile?

La Corte de Apelaciones Santiago ordenó el 16 de marzo de 2001 que se investigue que pasó con 202 ejemplares bovinos importados a Chile, en 1985, desde Inglaterra y Hong Kong, sospechosos de padecer EEB. Simultáneamente, la misma corte suspendió el sacrificio de 220 vacas lecheras de raza jersey origen danés, con pena de muerte ordenada por el SAG a principios de marzo. La resolución judicial obligaba a los propietarios de los animales a mantener la cuarentena sobre ellos y a no comercializar su carne.

Paralelamente el SAG desmintió versiones de prensa que señalaban que el gobierno de Chile estudiaba la posibilidad de prohibir el ingreso de carne procedente de Brasil que es uno de los mayores exportadores de carne bovina a Chile, después de Argentina. Cabe señalar que en la misma fecha, Canadá vetó el ingreso de carnes brasileñas al igual que México y EE. UU, países pertenecientes al Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Según un estudio de evaluación de riesgos por EEB llevado a cabo por la Comisión Europea, es altamente improbable que el prión esté presente en Argentina, Australia, Chile, Noruega, Nueva Zelanda y Paraguay. Jacques Diouf, director general de la FAO, estimaba que entre 1986-96 el forraje cárnico y óseo de Europa fue exportado a más de 100 países, mientras que un número similar importaron ganado en pie. Todas estas naciones pueden ser consideradas bajo riesgo de la enfermedad y por lo tanto deben tomar drásticas medidas como es la veda al uso de forraje de derivados cárnicos usados para alimentar al ganado vacuno, lanar y caprino. Diouf reitera que es poco probable que el prión patógeno se encuentre en Chile, Argentina o Paraguay.

Al respecto el SAG se muestra optimista recordando que nunca se ha dado un caso de EEB en Chile y que hace una década que el comité científico de la Unión Europea calificó al país como nivel 1 en seguridad lo que hace altamente improbable que la temida enfermedad se presente.

Vacas locas y gastronomía. En los países europeos afectados por este mal, la gastronomía no es un tema menor. En España se han publicado listas con los productos prohibidos, que incluyen amígdalas, chuletón, espinazo, intestinos, médula espinal, ojos y sesos, además de hamburguesas y salchichas. En Italia la población ha reducido considerablemente el consumo de carnes debido a la desconfianza generada por la posibilidad que la enfermedad se propague al hombre. En Francia se retorna a las verduras y hortalizas, reforzando el consumo de pescados, mariscos y aves. En Bélgica se prohibe el consumo de entrecot.

El tema de las vacas locas en España no está restringido a lo culinario, es así que en las tradicionales corridas de toros, probablemente se termine con el típico gesto taurino de la entrega de oreja y rabo al matador. Incluso se ha llegado a plantear que las cornadas de un animal infectado podrían contagiar a los toreros.

Recomendaciones para evitar la propagación de la EEB:

1. Es necesario que no entren animales que hayan mostrado signos de EET en ninguna cadena alimenticia humana o animal.
2. Todos los países deben establecer un sistema de vigilancia constante y notificación obligatoria de los casos de EEB de acuerdo a las recomendaciones de OIE
3. Los países donde existen casos de EEB en los bovinos no deben permitir que tejidos que contienen probablemente el agente patógeno entren en cualquier cadena alimenticia humana o animal.
4. Todos los países deben prohibir el uso de tejidos de rumiantes en piensos para rumiantes.

La encefalopatía espongiforme bovina ("mal de las vacas locas"), se produce en un momento y en un contexto que permiten resaltar los éxitos y fracasos de la biotecnología. En el marco de la globalización ha quedado de manifiesto la necesidad de establecer límites para la tecnociencia que en materia de logros aparecía como ilimitada. Se ha puesto en la balanza la rentabilidad de la industria cárnica versus la salud pública. El mal de las vacas locas constituye un traspié que no fue previsto, porque no era previsible en la perfectibilidad del sistema, lo que ha dejado al descubierto una fisura que, por ahora, es contextual. El contagio de las vacas a las personas es una campana de alarma, una advertencia que debe ser escuchada.

Situación de la EEB en Chile

Chile no registra la ocurrencia de EEB y scrapie.  SAG (2009) informa de la negatividad de 287 muestras analizadas para scrapie.

Se acepta que el riesgo de que la EEB ingrese al país es bajo. Desde 1980 se ha prohibido la importación de ovinos y caprinos de países con scrapie y desde 1990 de bovinos de países con EEB. En 1996 se resolvió que la internación a Chile de bovinos, semen y embriones sólo podía realizarse desde países libres de EEB, además de cualquier producto o subproducto proveniente de mataderos que eventualmente pudieran entrar en la cadena alimenticia animal.

Chile es reconocido como “país de riesgo insignificante” para encefalopatía espongiforme bovina. Esta categoría, de riesgo insignificante, fue aprobada en la 77 Asamblea de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), realizada en París entre el 24 y 29 de mayo de 2009, en la cual se reúnen los directores de todos los servicios de sanidad animal del mundo. Con este reconocimiento, Chile integra un selecto número de sólo 11 países que han alcanzado la categoría más alta, en su condición sanitaria de la enfermedad, que la normativa internacional en sanidad animal otorga a los países miembros de la OIE.

SAG (2009) informa de 3992 muestras negativas.

Ante la presencia de algunos casos humanos de encefalitis priónica se preconiza establecer fehacientemente el origen etiológico, y establecer si la harina de vacuno importada desde Inglaterra pudo estar relacionada con el mal de las vacas locas en humanos en Chile.

Referencias bibliográficas

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CHILE. SERVICIO AGRÍCOLA GANADERO. 2009.  Situación sanitaria animal de Chile.

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viernes, 25 de septiembre de 2015

ZOONOSIS VIRALES EN LAS AMÉRICAS Patricio Berríos E. 2015

PRINCIPALES ZOONOSIS  VIRALES EN LAS AMÉRICAS

Las enfermedades zoonóticas son infecciones producidas bajo condiciones naturales, que se transmiten entre los seres humanos y los animales. La emergencia de estas enfermedades se debe a múltiples factores, destacando la tendencia que muestra el ser humano por compartir su hábitat con animales, y por el incremento de la actividad agrícola y la producción animal. 

Según OMS “Debe quedar claro que el cambio climático ha afectado espectacularmente a la distribución y predominio de enfermedades portadas por vectores, y que no se pueden ignorar estos cambios”.

Afirmaciones como ésta, entregadas por organismos internacionales de la salud, las seguiremos encontrando, dada las interacciones cada día más complejas entre agentes potencialmente patogénicos, animales susceptibles y un cambiante medio ambiente. En el ámbito de los virus, siempre ha habido novedades, sea el virus Hanta, la influenza aviar altamente patogénica, el parvovirus canino, el SIDA humano, sea la enfermedad de las vacas locas (causada por priones), que han impactado a la opinión pública.

Un nuevo virus se descubrió en murciélagos en Malasya en mayo de 2007. Se denominó virus Melaka y produce enfermedad respiratoria en seres humanos, con fiebre alta, tos, dolor de garganta y nariz mocosa. Afectó a una familia completa de 4 personas, los que se recuperaron”.

El virus Hendra, y el virus Nipah son buenos ejemplos de virosis emergentes que se pueden considerar como zoonosis virales que marcan hitos en la salud pública. La erradicación de la viruela y la peste bovino o “rinderpest” constituyen el norte de las políticas internaciones para el control de las enfermedades transfronterizas.

En este capítulo  se entrega una visión dinámica de las principales zoonosis virales que afectan o han afectado a las Américas. Algunas de ellas casi tienen sólo un valor documental y sirven como ejemplos de estas interacciones entre animales, seres humanos y vectores, siempre en actividad, constituyendo un peligro latente para la salud pública.

DENGUE

Sinonimia: Fiebre de Dengue. Dengue clásico. Dengue hemorrágico.

Etiología: Virus ARN un flavivirus de la familia Flaviviridae, con cuatro serotipos sin inmunidad cruzada. El virus se transmite por zancudos  Aedes aegypti.

Distribución geográfica: Asia tropical, África del Este y Oeste. Polinesia y Micronesia. América central y Sud América. Frecuente en estaciones lluviosas o durante todo el año.

Vector: el principal es Aedes aegypti (el único en América y Australia); otros: Aedes albopictus en Sudeste de Asia (introducido accidentalmente en Brasil y EE. UU.); Aedes niveus en Malasia (ciclo silvestre) y Aedes scutellanis. Aedes aegyptis es muy antropofílico. Aedes albopticus (Tigre asiático) puede transmitir además del dengue, fiebre amarilla, encefalitis equina e incluso encefalitis del oeste del Nilo.

Enfermedad endémica o epidémica, desde 1963 cuatro epidemias 1º en Caribe y Venezuela; 2º en Caribe y Colombia (1968); 3º Jamaica y Caribe (1977) y 4º en Antillas francesas, Caribe, México, América central y Venezuela. Puerto Rico se infectó en las cuatro epidemias. No se ha presentado en Bolivia, Paraguay, Ecuador y Perú. En 2006 se presentó dengue en El Salvador causando 1.697 casos clínicos. En 2015 el número de muertes por una epidemia de dengue subió a 5.000 casos en República Dominicana con 57 fallecimientos.

Enfermedad en los animales. En primates no humanos y cíclica en monos. La infección experimental en primates no humanos produce una enfermedad inaparente.

Enfermedad en el hombre: Aguda y suave. Período de incubación: entre 5 y 8 días. Aparición repentina, fiebre, escalofríos, cefalalgia, dolor retroocular, fotofobia, dolor muscular y articular, dolor de garganta, eritema al principio, rash escarlatiniforme, aumento de volumen de ganglios linfáticos. Dura semanas con fatiga y depresión. Es de baja mortalidad.

El dengue hemorrágico, en Asia y en niños. Cursa con hemorragias, insuficiencia circulatoria e hipotensión. La mortalidad es mayor. Se ha presentado en Venezuela, Colombia, Brasil, México, Honduras, Guatemala, Nicaragua y Puerto Rico.

Fuente de infección y modo de transmisión. Ciclo epidemiológico: hombre - mosquitos. El mosquito pica a un hombre virémico y el virus se multiplica en glándulas salivales. Diez días después el mosquito puede transmitir la enfermedad. En mosquitos hay transmisión transovárica y el virus se multiplica en larvas, allí sobrevive en periodos interepidémicos.

Diagnóstico. Se inocula sangre de humanos con fiebre en cultivos celulares de mosquitos y se tipifica el virus por IF. La seroconversión se detecta por ELISA o IF.

Control. Erradicación del mosquito (junto a fiebre amarilla). Fumigación con DDT o insecticidas organofosforados. Los programas son caros y sólo se reduce la población del mosquito. En América se han descrito 18 países sin el mosquito.

Situación en Chile: Desde 1951 Chile se encuentra libre del mosquito A. aegypti. Chile está libre de dengue, fiebre amarilla y malaria. Actualmente hay brotes graves de dengue en Paraguay y Brasil; también en Venezuela, Bolivia y Argentina.

En Isla de Pascua, Rapa Nui, en 2002 se detectó un 16% de casos de dengue, causados por el virus DEN-1, similar al que se había detectado en la Polinesia. En 2000 se había detectado la presencia del mosquito A. aegypti. La enfermedad se presentó en forma benigna. En febrero de 2007 se presentaron nueve casos de dengue; probablemente la infección provenía de Tahití. El virus actuante pertenecía al serotipo 1 (DEN-1).

En 2010 se reportan 99.178 casos de dengue en Venezuela, de los cuales 8.916 corresponden a  dengue hemorrágico. Con estos datos se determinó un aumento de 160%

En Puerto Rico  se han reportado 30 fallecidos por dengue durante 2010.

En Brasil, 2010, las muertes por dengue (DENV-1) subieron 89,7% entre enero y octubre en relación al cierre del 2009, cuando se acumularon 312. Del total en lo que va del año, 14.342 casos fueron clasificados como graves. Seis estados concentran casi el 70% de los casos: Acre, Rondonia (norte), Mato Grosso do Sul (oeste), Goiás (centro), Minas Gerais y Sao Paulo (sureste). En los que predominan "condiciones precarias" de saneamiento y recolección irregular de basura.

En Perú, 2015 se ha informado de un aumento sustancial  de casos de dengue.

La OPS informa que la enfermedad presenta en 2015 un incremento de casos a nivel mundial, y que en lo que va del año 1.639.326 casos y 744 fallecimientos se han producido en las Américas. De un total de 597 casos registrados oficialmente en República Dominicana, el dengue mató a 58 personas el año pasado, 54 casos menos que en el 2013 cuando el país reportó la muerte de 112 pacientes afectados por la enfermedad.

FIEBRE DEL NILO OCCIDENTAL

Etiología: virus ARN, flavivirus, con cinco grupos antigénicos. En Madagascar se ha detectado variación antigénica en cada ciclo de transmisión, por intercambio entre aves migratorias. En los brotes recientes se han encontrado dos linajes, uno asociado con encefalitis en humanos (en equinos y humanos), y el otro no asociado.

Distribución geográfica: el virus se ha aislado desde humanos y otros mamíferos, y en artrópodos en África (Egipto, Nigeria, África del Sur, Uganda, Madagascar, Mozambique); Asia (India, Paquistán, Israel, Rusia y Borneo); y Europa (Chipre y Francia)

El brote de la enfermedad en Occidente, en el verano de 1999, constituyó el primer flavivirus del viejo mundo en llegar al nuevo mundo. Se ha detectado en 12 estados de EE. UU., (este y sudeste), abarcando aproximadamente 900 km. Estableciéndose que existe una estrecha relación genética entre este virus y uno aislado en Israel, lo que hace pensar que fue importado desde el Medio Oriente a EE. UU., posiblemente por aves infectadas, mosquitos, humanos u otros vertebrados.

El virus se ha diseminado por todo el continente norteamericano  alcanzando incluso a Argentina. La alta incidencia de la infección en humanos  es resultante de  una transmisión no por mosquitos sino a través de transfusión sanguínea y transplante de órganos. Llama la atención que el virus en Latinoamérica y El Caribe tiene menos mortalidad y morbilidad a pesar de uque las cepas virales actuantes son similares a las Norteamérica.

Presentación: endémica y epidémica. En áreas hiperendémicas los adultos son más resistentes; en áreas menos activas todos se enferman. Es endémica en el delta del Nilo. El virus ha sido aislado desde aves, equinos, camellos y Culex tritaeniorhynchus.

Enfermedad en el hombre: subclínica o con síntomas de fiebre pasajera a una encefalitis grave. Período de incubación entre 3 y 6 días. Ocurre en verano por la presencia de mosquitos infectados.  Aparición brusca, fiebre, cefalalgia, linfoadenopatía y erupción macropapular cutánea en el tronco. Menos frecuente es la miocarditis, meningitis y encefalitis. Es de baja mortalidad.

Enfermedad en animales: Sólo en caballos y generalmente es asintomática. O con meningoencefalitis. En cuervos (Corvus corone sardonius) se ha logrado la infección experimental con mosquitos infectados, observándose una alta mortalidad. Al igual que en el brote de EE. UU., en 1999 en que hubo una alta mortandad de estas aves.

Fuente de infección y modo de transmisión: el virus infecta a vertebrados (humanos y animales domésticos) y a varias especies de aves de corral. Las aves son los reservorios (con viremia alta y prolongada) y el artrópodo vector las pica y se infecta.  El virus se ha aislado desde palomas, cuervos en Egipto, “crombec” en Sud África y tortugas “dove” en Israel.

Los vectores pertenecen al género Culex. La hembra se alimenta con sangre de aves virémicas para luego infectar a otras aves y mamíferos. Culex univittatus en Egipto e Israel; Cx. vishnui en India y Paquistán; Cx. molestus en Francia (Camargue). En EE. UU.,  Cx. pipiens y Cx restuans.

Rol de los animales en la epidemiología: es una zoonosis que se transmite de aves a seres humanos y otros animales por mosquitos del género Culex. Los humanos, equinos, ovejas y vacas no están involucrados en el ciclo de transmisión. En estos animales la viremia es baja y el vector no se infecta. Las aves silvestres tienen una viremia alta y son los reservorios del virus. Los mosquitos son reservorios y vectores.

Diagnóstico: Inoculación de sangre de pacientes en fase aguda en ratones, o por seroconversión y por PCR.

Control: Vacuna en etapa experimental. Fumigaciones.

En Chile, SAG (2009) informa que 366 muestras de aves fueron negativas al virus de la fiebre del Nilo Occidental. Anticuerpos especificos  se ha encontrado en las aves migratorias, como los flamencos, que vuelan desde los salares de la I y II Región hasta Coyhaique, pero que cohabitan en los salares con aves migratorias que vienen del hemisferio norte.


FIEBRES HEMORRÁGICAS AMERICANAS:

FIEBRE HEMORRÁGICA ARGENTINA

Sinonimia: Fiebre hemorrágica de Junín; Enfermedad O’Higgins.

Etiología: Virus Junín, un arenavirus familia Arenaviridae. El virus pertenece al complejo Tacaribe (Guanarito, Machupo, Sabiá, entre otros del Nuevo Mundo). En el Viejo Mundo: Fiebre Lassa (África) y coriomeningitis linfocitaria.

Reservorios: Roedores cricétidos con infección persistente y asintomática: Calomys musculinus, C. laucha y Akodón azarae.

Distribución geográfica: en pampa húmeda de Argentina (provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y La Pampa.

La primera epidemia ocurrió en 1953. El virus se aisló en 1958. Entre 1958 y 1980 hubo unos 180.000 casos clínicos en Argentina con una mortalidad entre 10 y 15% en casos no tratados. Las epidemias eran anuales. El último brote importante ocurrió en 1964.  Se afecta principalmente la población rural que cosecha trigo y otros granos, principalmente en otoño; esta distribución estacional coincide con el aumento de las actividades agrícolas que facilita el contacto con roedores reservorios del virus. En trabajadores rurales se da una proporción de 4:1 entre hombres y mujeres. Se acepta que la emergencia y persistencia de la enfermedad ha sido debida a las alteraciones del medio ambiente causadas por el cultivo de granos que propician el aumento de la población de Calomys.

Enfermedad en el hombre: Periodo de incubación: entre 10 y 16 días.  Inicio insidioso, fiebre, malestar general, escalofríos, fatiga, mareos, cefalalgia, dorsalgia, entre otros. La enfermedad dura unos 6 días. Puede haber hemorragias y síntomas neurológicos como tremores musculares, confusión mental y excitabilidad.

Ciclo de transmisión: Horizontal, entre roedores, principalmente por saliva y orina. Al hombre por contacto entre excretas y lesiones en piel, por ingestión de materias contaminadas o por aerosoles (por conjuntiva y mucosas nasal y oral).

Enfermedad en animales: Por infección experimental se ha demostrado que es asintomático. La viremia es persistente, dura aproximadamente 55 días. El virus se elimina por secreciones bucofaríngeas y orina.

Diagnóstico: el diagnóstico clínico no es seguro, debe ser realizado por aislamiento viral y serología (SN, ELISA, IFI) y PCR.

Control: de ratones, parece que no sirve, y el uso de vacunas inactivadas, tampoco. Pero se ha ensayado una vacuna preparado con virus modificado.

FIEBRE HEMORRÁGICA BRASILEÑA

Etiología: Virus Sabiá, un arenavirus del complejo Tacaribe que tiene  56% de divergencia con los otros virus del complejo.

El primer caso, en 1994, en Sao Paulo (pueblito de Sabiá), afectó a una técnica agronómica; el segundo a un técnico de laboratorio, y el tercero a un laboratorista de la Universidad de Yale, EE. UU.

La enfermedad en el hombre se caracterizó en el primer caso por: fiebre, cefalalgia, mialgia, náuseas y vómito, astenia, dificultad para caminar, tremores y convulsiones, hemorragia vaginal, coma, shock y muerte. Se encontraron hemorragia focal y necrosis en hígado y una masiva gastroenteritis hemorrágica. En el segundo caso que sanó, se presentó con fiebre, escalofríos, malestar general, dolor de cabeza, mialgia, conjuntivitis, náuseas, vómito, dolor epigástrico, diarrea, encías sangrantes. El tercero con mucha fiebre pero sanó tratado  antivirales experimentales.  

El origen de la infección se desconoce en el primer caso, probablemente fue por ratones. En los otros, por aerosoles.

El diagnóstico se realiza por aislamiento viral. Un buen control consiste en aumentar la seguridad de los laboratorios.

FIEBRE HEMORRÁGICA MACHUPO

Sinonimia: Fiebre hemorrágica boliviana, o tifus negro.  

Etiología: virus Machupo, un arenavirus.

Distribución geográfica: provincias de Mamoré, Itenes y Yacuma del departamento de Beni, Bolivia.

Primeros casos en 1959, en Mamoré, seguidos de brotes anuales. En los 5 años siguientes enfermaron 1.100 personas en una población entre 4.000 y 5.000 personas, con 260 muertos (24%). En 1963, en San Joaquín se informó de 160 muertos en un total de 650 enfermos; luego la enfermedad desapareció, para reaparecer en 1971, en Cochabamba, con alta mortalidad.  En estos lugares existió una estrecha relación con la población de Calomys callosus que estaba infectada en un 35%, y presentaba esplenomegalia. En estos roedores no se observa enfermedad aguda, aunque en la infección experimental se apreció esplenomegalia y abortos.

En el hombre la enfermedad es parecida a la fiebre hemorrágica argentina. Hay hemorragias y alteraciones del SNC con tremores, convulsiones, coma, hipotensión y muerte. En patología se apreció adenopatía generalizada y hemorragias focales en mucosa gastrointestinal, pulmones y cerebro.

El ciclo de transmisión ocurre por la orina entre roedores virémicos y roedores susceptibles y el hombre. Se acepta que hubo paso de hombre a hombre por contacto directo. El Calomys callosus es el reservorio que mantiene al virus en la naturaleza.; estos roedores con infección crónica diseminan el virus a través de sus secreciones y excreciones. El virus se transmite por la orina y no por vectores (artrópodos, ectoparásitos).

La infección en el hombre ocurrió por contacto con roedores infectados, dentro de los hogares o en el campo, a través de del consumo de agua o alimentos contaminados con excretas o secreciones.

Aparentemente el inicio de la enfermedad en Bolivia coincidió con una alta mortalidad en gatos debido al uso de DDT en una campaña contra la malaria, lo que facilitó el incremento de los roedores.

La infección experimental en roedores con el virus Machupo permitió detectar animales inmunotolerantes que hacían viremia y eliminaban el virus por la orina, pero no producían anticuerpos seroneutralizantes. Además presentaban esplenomegalia.

Diagnóstico: Sangre de pacientes febriles, y bazo de fallecidos. Se inoculan hámsters o ratones lactantes vía intracerebral.  Serología: fijación del complemento, IFI y ELISA.

Control: En San Joaquín se eliminaron aproximadamente 3.000 ratones y bajó la incidencia en humanos. Se está trabajando en la elaboración de una vacuna que proteja al hombre contra este virus.

FIEBRE HEMORRÁGICA VENEZOLANA

Es causada por el arenavirus Guanarito. En 1989 apareció por primera vez en Guanarito, Los Llanos de Venezuela causando 26 muertos y un 2,6% de seropositividad. Las epidemias de carácter cíclico se presentaban cada 4 ó 5 años, entre noviembre y enero, época de actividad agrícola.

En un estudio realizado en 15 personas sospechosas, se apreció fiebre, postración, cefalalgia, astralgia, tos, faringitis, náuseas, vómitos, diarrea, epistaxis, encías sangrantes, melena, y conjuntivitis, adenopatía cervical, edema facial. De los 15 enfermos 9 fallecieron, y presentaban edema pulmonar, congestión hepática, esplenomegalia y sangre en tracto gastrointestinal, vejiga y útero. El virus se aisló en los 15 enfermos, encontrándose  10,5% de seropositividad en los contactos.

Fuente de infección: En un estudio realizado el virus se aisló desde el bazo de 31 roedores, 19 en el ratón algodón S. alstoni y 12 en ratones caña Zygodontomis brevicaudia; aceptándose que el S. alstoni es el principal reservorio. El hombre se infecta por contacto con los ratones o sus excretas.

El diagnóstico se realiza por aislamiento del virus en células Vero y de mosquitos. Este virus mata a los ratones lactantes. El diagnóstico serológico es por seroneutralización.  Control: su estudio debe ser realizado en laboratorios de alta seguridad.


CORIOMENINGITIS LINFOCITARIA

Es causada por un arenavirus. El reservorio es el ratón de casa Mus musculus. Su distribución es más amplia que el de otros arenavirus; se ha detectado en América, Europa y Asia. En África y Australia no se ha detectado. Se ha diagnosticado en Argentina, Brasil, El Salvador y Japón aunque se duda del diagnóstico. La presentación es focal debido a las colonias de ratones que son bien circunscritas.

En el hombre la enfermedad es parecida a influenza. Es benigna, esporádica y común en invierno. El periodo de incubación es largo: entre 1 y 2 semanas. Raramente se presenta meningitis.

En animales no se presentan síntomas clínicos por la infección. Experimentalmente se ha producido inmunosupresión a nivel de linfocitos T, e inmunotolerancia. Algunas veces se desarrolla glomerulonefritis Solo en ratones se presenta una larga persistencia viral. El ratón elimina el virus por secreciones nasales, orina, semen, heces y leche. En esta especie la infección congénita y neonatal es importante en la mantención del virus. Los ratones son portadores inaparentes.

En hámster (Mesocricetus auratus) se ha detectado el virus en Alemania y EE. UU.

Transmisión: De ratones virémicos a ratones susceptibles por infección congénita, alimentos contaminados; a hámster y otros animales; al hombre por alimentos contaminados y mordeduras. La transmisión vertical es la más importante.

Diagnóstico: por fijación del complemento, ELISA, IFI, Westerimmunoblott, e inoculación intracerebral en ratones lactantes.

ENCEFALOMIELITIS EQUINAS:

ENCEFALOMIELITIS EQUINA DEL ESTE

Etiología: La encefalomielitis equina del este (EEE) es causada por un virus ARN alphavirus de la familia Togaviridae que pertenece al complejo de virus transmisibles por mosquitos. El virus EEE presenta una gran variabilidad antigénica con dos grupos (por IHA): 1. Grupo norteamericano: de América del Norte, Jamaica y República Dominicana. Grupo 2. Sud americano: Panamá, Trinidad Tobago y América del Sur 2.1: Cuenca del Amazonas, Perú, y 2.2: Argentina, Ecuador, Guyana, Trinidad y Venezuela. Algunas cepas del virus EEE son neuroinvasivas y neurovirulentas.

Distribución geográfica: Las encefalomielitis equinas solamente se presentan en América. La EEE en Argentina, Brasil, Canadá (Este), Colombia, Cuba, República Dominicana, Guatemala, Guyana, Haití, Jamaica, México, Panamá, Perú, Trinidad y Tobago, EE. UU. (Atlántico y Golfo) y Venezuela.

En Panamá en 1946 se describió un brote de EEE que mató a 200 caballos. En EE. UU., se presentaron  136 casos entre 1955 y 1978; 106 casos entre 1977 y 1997, con un 30% de mortalidad. Debido a medidas de vigilancia epidemiológica y a campañas de control de mosquitos, la incidencia de la EEE en humanos ha bajado significativamente. Si en EE. UU.,  la incidencia es baja, en América del Sur y Central es menor.

Durante la epizootia de EEE ocurrida en Panamá en 1973 que afectó a 100 caballos con 40 muertos, no se encontraron reactores positivos en humanos. En 2015 se informa sobre el diagnóstico de EEE en Darién, Panamá, con 1 caso en humanos y 19 en caballos. En este país  la EEE infecta al caballo, y proviene de aves migratorias o aves que viven en los pantanos y que luego los mosquitos pican a estos animales. Mientras, la transmisión de la encefalomielitis equina venezolana habitualmente tiene lugar entre roedores selváticos y mosquitos, y afecta a los humanos.

Los brotes epidémicos en el hombre ocurren generalmente a fines del verano, entre 1 y 2 meses después de las epizootias en equinos. Además se ha descrito que por cada caso clínico de EEE en humanos hay entre 16 y 23 infecciones clínicamente inaparentes. Los brotes en equinos generalmente preceden a los del hombre.

En el hombre: Inicialmente la mortalidad era de 65% para bajar paulatinamente a 30%. El periodo de incubación es entre 5 y 15 días. Su aparición es brusca, hay fiebre, cefalalgia, conjuntivitis, vómitos y letargia, con delirio y coma. Los síntomas clínicos neurológicos son: rigidez del cuello, convulsiones, reflejos alterados. En niños se ha observado una encefalitis fulminante, y en los que sobreviven se aprecian frecuentemente secuelas neurológicas como retardo mental, convulsiones y parálisis.

En animales: La EEE se presenta clínicamente en equinos, faisanes, pavos y otras aves. En Louisiana, EE. UU., en 1947 se registraron 11.927 caballos muertos por el virus de la EEE. En Argentina, Santiago del Estero, en 1981, hubo un brote de EEE en equinos con una incidencia de un 17% y un índice mortalidad de un 61%, sin casos en humanos. En Panamá en 2010 murieron 210 animales infectados por el virus EEE.

La EEE es muy parecida a la encefalomielitis equina del Oeste (EEO), aunque de menor duración y mayor mortalidad. En equinos hay fiebre bifásica, y síntomas nerviosos con depresión, cabeza gacha, se paran con las piernas separadas, y sus labios están flácidos; hay baja de peso significativa. Algunos animales se presentan excitados, caminan en círculos y tropiezan con cualquier obstáculo. En los caballos con encefalomielitis la encefalitis es alta, entre 75 y 90%; en los animales que sobreviven hay daño cerebral.

En faisanes se aprecia fiebre, depresión, diarrea, ataxia, tremores, parálisis en piernas, y movimientos circulares involuntarios, con una mortalidad entre 5 y 75%. Los patos también se afectan con el virus EEE. En pavos se aprecia una baja de la postura, con huevos pequeños y de cáscaras débiles. En “emus” o avestruz australiana se aprecia depresión, diarrea hemorrágica y vómitos sanguinolentos y una mortalidad de 87%

Ciclo de transmisión: El ciclo de infección tiene lugar entre aves y mosquitos. Los vectores se alimentan con la sangre de aves virémicas y el virus se multiplica en su intestino. Cuando el mosquito pica a un ave susceptible le transmite la infección y el virus se multiplica en el nuevo hospedero alcanzando la sangre (viremia). En países tropicales las temperaturas altas favorecen la replicación del virus.

El virus ha sido aislado de la sangre de muchas aves silvestre, tanto residentes como migratorias. La infección es baja en aves silvestres durante los años interepidémicos, pero es alta durante las epidemias.

Transmisión entre aves silvestres: las aves virémicas eliminan el virus por las heces y orina que son ingeridas por las aves susceptibles.  En aves de corral el mosquito Culiseta melanura transporta el virus hacia las aves de corral, que hacen viremia y eliminan el virus, por heces y orina, que va a infectar aves de corral susceptibles. Mosquitos Aedes spp al picar al hombre y caballos los que presentarán bajos títulos de virus y son hospederos terminales que no mantienen el virus en la naturaleza.

En el este de EE. UU., el virus circula continuamente entre aves (passeiformes) y mosquitos, especialmente en zonas pantanosas. El vector es Culiseta melanura y ocasionalmente C. morsitans. En la costa atlántica el principal vector es Aedes sollicitans.

En faisanes el ciclo de infección es similar inicialmente, pero luego la diseminación se hace horizontal entre las aves (por picotazos y canibalismo), sin la intervención de mosquitos.

En países americanos de clima tropical, los principales vectores son: Culex nigripalpus, C. taeniopus y Aedes taeniorhinchus.

Los humanos, equinos y faisanes son hospederos accidentales. Las aves silvestre son los reservorios y los mosquitos los vectores.

Diagnóstico. Aislamiento viral desde cerebro de animales muertos con encefalitis. En humanos por seroconversión.

Control. Control de vectores. Uso de gallinas centinelas. En humanos prevención por ropas y repelentes. En equinos se dispone de vacunas inactivadas, mono, bi y trivalentes (con virus EEE, EEO y EEEV). Se recomienda vacunar potrillos a los 3, 4 y 6 meses de edad, y anualmente especialmente en zonas de alto riesgo.

ENCEFALOMIELITIS EQUINA DEL OESTE

Etiología: virus encefalomielitis equina del Oeste es  un alphavirus de la familia Togaviridae

Distribución geográfica: Argentina, Brasil, Canadá, Guyana, México, EE. UU., y Uruguay.

En el hombre: En EE. UU., la encefalomielitis equina del oeste (EEO) es la tercera causa de encefalitis, después del virus San Luis y virus California. Este virus actúa al oeste del río Mississippi en caballos y humanos. El mayor brote ocurrió en 1941 en estados del centro y norte de EE. UU., y estados limítrofes de Canadá, afectando a más de 3000 personas y cientos de miles de caballos. Se ha estimado que por cada caso clínico existen 1.150 casos subclínicos. En 1982 se presentó un brote de EEO en Argentina y Uruguay.

En animales: El gran brote en EE. UU.,  ocurrió en 1938 con miles de casos de encefalitis. Entre 1966 y 1970 se describen 7.638 casos de encefalitis equina con 1.773 muertos, principalmente por el virus EEO.

Presentación de la enfermedad en el hombre: Frecuentemente en verano y en niños menores de 1 año. El periodo de incubación es entre 5 y 10 días. El inicio es brusco, con fiebre, cefalalgia, rigidez del cuello, letargia y confusión mental.  En niños hay fiebre, dolor de cabeza, malestar general, vómitos, y síntomas nerviosos como convulsiones, rigidez del cuello, parálisis espástica y flácida, y reflejos anormales. Las secuelas son comunes en niños, con cambios de personalidad y retardo mental, parálisis espástica y convulsiones recurrentes, y una mortalidad entre 3 y 14%.

Presentación de la enfermedad en animales: Sólo se manifiesta clínicamente en equinos. La enfermedad se presenta esporádicamente a principios del verano y finaliza con el tiempo frío cuando los mosquitos desaparecen. El periodo de incubación puede llegar a tres semanas. Primero hay fiebre y luego aparecen los síntomas neurológicos con intranquilidad, trote corto desequilibrado, falta de coordinación y somnolencia., embisten a los obstáculos, caminan en círculos y están totalmente desorientados. En la fase letárgica se paran inmóviles apoyando su cabeza en cualquier parte. Durante la fase paralítica final, el animal no se puede parar cuando se cae, su labio inferior está flácido y tiene dificultad para tragar. Generalmente mueren 2 a 3 días después de aparecer la sintomatología nerviosa. En animales que se recuperan quedan secuelas como reflejos anormales. La mortalidad en animales con encefalitis es entre 20 y 30%, hasta un 50%.

Fuente de infección y modo de transmisión: Los reservorios naturales son las aves de corral y las aves silvestres. El virus se ha aislado desde aves de paso y gorriones. El ciclo de transmisión se inicia en aves de corral y silvestres, virémicas, donde se infecta el mosquito vector, principalmente Culex tarsalis y Aedes dorsalis, que van a infectar a aves susceptibles, y al hombre y caballos, los que hacen una viremia baja.

En Canadá el virus se ha aislado desde culebras del género Thamnophis y desde ranas (Rana pipiens).

Diagnóstico: Aislamiento viral y serología. Muestra: cerebro de fallecidos.

Control: Medidas preventivas: control de vectores. Vacunas en equinos. Uso de centinelas, especialmente equinos.

ENCEFALOMIELITIS EQUINA VENEZOLANA

Etiología: La encefalomielitis equina venezolana (EEV) es causada por un virus ARN, un alphavirus de la familia Togaviridae. Presenta diferentes variantes antigénicas que tienen un gran valor epidemiológico. Son seis subtipos (I a VI); y el subtipo VI tiene a su vez seis variantes antigénicas. Las variantes AB y C del subtipo I son muy virulentas para los equinos, y son responsables de epidemias y epizootias. Las variantes D, E y F del subtipo I, y el subtipo II, III, IV y VI son las cepas enzoóticas que no son patogénicas para los equinos.

Distribución geográfica: El virus EEV es propio de las Américas; no ha sido aislado en otros continentes. Las epidemias/epizootias se han presentado desde Texas, EE. UU., hasta Ica, Perú. Han existido muchos focos enzoóticos en Brasil, Colombia, Argentina, Perú, entre otros países.

Ocurrencia de EEV en el hombre y animales: El virus se aisló en 1938. Desde entonces se han presentado numerosos brotes en Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, México y EE. UU., entre otros. Entre 1935 y 1961 los principales brotes han ocurrido en Colombia y Venezuela. En general tienden a ser brotes explosivos. La onda epidémica/epizoótica más grande empezó en 1969, fue causada por el subtipo I-AB y avanzó desde Ecuador hasta Texas, EE. UU. (1971), pasando por Guatemala y América Central, cubriendo una distancia de 4.000 km, y causando unos 10.000 casos en humanos, y una alta morbilidad y mortalidad en equinos.

Cabe señalar que los casos de EEV han disminuido en América Latina, y solamente se han reportado casos esporádicos en México, América Central, Colombia y Venezuela. En Chiapas, México, en 1999 ocurrió un brote que fue controlado con vacunación masiva, cuarentena del área amagada, y fumigación aérea de insecticidas. Hubo 61 muertos en 136 equinos infectados. En 1995, un brote de EEV en Venezuela y Colombia, ocurrió debido a vacunación insuficiente de los caballos, falta de vigilancia epidemiológica, a un limitado conocimiento de la ecología de la enfermedad, y a una alta actividad viral en la población de equinos. En Venezuela hubo 11 390 casos sospechosos en humanos, con 185 casos confirmados y 16 fallecidos; en equinos hubo 504 casos clínicos con 475 muertos. En Colombia hubo un total de 14.156 sospechosos con 1.258 hospitalizados y 26 fallecidos.

Las epizootias en equinos son de alto impacto económico debido a la mortalidad que fluctúa entre 20 y 40%, y al índice de mortalidad que oscila entre 38 y 83%. Se estima que han muerto entre 38.000 y 50.000 equinos por esta infección. En Ecuador se ha reportado la muerte de aproximadamente 20.000 caballos con un valor aproximado de 1,2 millones de dólares.

La enfermedad en el hombre: El periodo de incubación es entre 2 y 5 días. La gravedad puede ser la de una fiebre gripal hasta la de un caso serio de encefalitis. Generalmente aparece súbitamente, con fiebre alta, malestar, escalofríos, mialgia, cefalalgia, y a menudo con vómitos, náuseas y diarreas. El índice de mortalidad es bajo entre 0,2 y 1%. Encefalitis es frecuente en niños, se presenta con parálisis flácida y espástica, reflejos alterados y sintomatologías descritas para otras arbovirosis.

La enfermedad en los equinos: El virus EEV se ha aislado al menos en 21 vertebrados domésticos y silvestres, aunque la enfermedad en animales sólo es detectada clínicamente en equinos (caballos, mulas y burros) en los que tiene un gran significado económico. El periodo de incubación es entre 2 y 3 días. Empieza con fiebre, anorexia, y depresión. Los animales se recuperan sin secuelas. Algunos presentan encefalitis, con aparición repentina, fiebre alta y profunda depresión, anorexia marcada y gran pérdida de peso. El resto del cuadro es similar a las descrita anteriormente, pero con índice de mortalidad de un 80%.

Durante las epizootias el ganado bovino y porcino se infecta pero sin síntomas y con viremia que puede infectar a los mosquitos. Los perros presentan la enfermedad y pueden morir; sus títulos virémicos son bajos pero capaces de infectar a los mosquitos.

Fuente de la infección y modo de transmisión: El ciclo de infección ocurre entre roedores y mosquitos. Los roedores más frecuentes son del género Sigmodon, Peromyscus y Oryzomys. Los mosquitos son del género Culex (Melanoconion), (C. aikenii y C. porlesi) y participan como vectores. La infección en roedores es asintomática pero la viremia es suficiente para infectar a los vectores. Cabe señalar que un caballo infectado y con títulos altos de viremia puede infectar a miles de mosquitos en un día. Desde un punto de vista epidemiológico el caballo es un animal amplificador del virus y son esenciales para la propagación de las epizootias/epidemias, las que terminan cuando no quedan equinos susceptibles. Los equinos serían los hospederos primarios.

Rol de los animales en la epidemiología: En el ciclo silvestre causado por virus enzoóticos, los principales reservorios son los roedores y para algunas variantes las aves. El virus circula entre estos animales y los mosquitos vectores (Culex spp). El ciclo del virus epizoótico es mantenido entre los equinos por los mosquitos equinófilos. El rol de los equinos amplificadores es esencial. La enfermedad de otros vertebrados juega un papel secundario en el ciclo de vida del virus.

Los virus epidémicos se han aislado desde 34 especies de mosquitos pertenecientes a 8 géneros, entre ellos Aedes aegypti, A. sollicitans, Culex tarsalis y Mansonia titilan que son eficientes vectores.

Las epizootias dependen fundamentalmente de los equinos como hospederos primarios, que los virus sean transportados por mosquitos y que transmitan la infección de un caballo virémico a un caballo, humano u otro vertebrado susceptible. Los virus se perpetuarían durante los periodos interepizoóticos mediante pasajes entre los caballos por un vector. Los cobayos son utilizados como centinelas por su alta susceptibilidad al virus.

Diagnóstico: Por aislamiento viral desde sangre o secreciones nasofaríngeas de pacientes febriles, mediante inoculación de cobayos, ratones lactantes, huevos embrionados y cultivos celulares. El aislado viral se tipifica por métodos serológicos como fijación del complemento, SN, IHA y ELISA. En equinos es igual pero con dificultades debido a que la viremia desaparece rápidamente al igual que el virus en el cerebro.

Control: A nivel nacional lo más indicado es la vacunación sistemática de la población equina. Para así eliminar la principal fuente de virus para los mosquitos, y evitar las epizootias que causan pérdidas económicas, y las subsecuentes epidemias con muertes en humanos.

Una vacuna atenuada (TC-83) está disponible en el comercio. La vacuna se prepara con la cepa Trinidad 1943 obtenida del cerebro de un burro y se atenúa por pasajes (83) en cuyes. En humanos, un 25% responde a la vacunación con una grave reacción sistémica con fiebre, mialgias y leucopenia, y aborto. En 1985 se aplicó esta vacuna a un gran número de caballos sin provocarles problemas.  Se piensa que el virus en el terreno puede revertir a un estado virulento. Para evitar estos problemas la cepa TC-83 ha sido inactivada con formalina y como es una vacuna muerta debe ser aplicada anualmente. Sin embargo, estas vacunas pueden transportar virus infeccioso residual, por lo que han causado brotes de EEV en Argentina y Ecuador.

Además de la vacunación, se ha prohibido el transporte de equinos para no diseminar el virus y se aplica malathion por vía aérea. Como medidas personales para evitar el contagio se recomienda el uso de ropajes adecuados, repelentes protectivos, y mallas metálicas en puertas y ventanas.

Siendo el caballo muy susceptible al virus, se utiliza como centinela lo que permite tomar rápidas medidas sanitarias preventivas.

OTRAS ENCEFALITIS:

ENCEFALITIS DE SAN LUIS

Sinonimia: Encefalitis letárgica

Etiología: Virus ARN, un flavivirus de la familia Flaviviridae que es parte del complejo que incluye a los virus de la encefalitis japonesa, encefalitis del Valle de Murray y encefalitis del Oeste del Nilo. El virus de la encefalitis de San Luis presenta una considerable variación genética, y se ha propuesto denominar a estas variantes geográficas como “topotipos”.

Distribución geográfica: Sólo se ha detectado en América, desde Argentina hasta Canadá.

Ocurrencia en el hombre: Es endémica y esporádica en el oeste de EE. UU., sin embargo, las epidemias no son comunes. En 1979 hubo brotes en Canadá y México. Casos esporádicos en Argentina, Jamaica y Trinidad, en que la enfermedad no cursaba con síntomas neurológicos. En EE. UU., han ocurrido entre 500 y 1.000 casos clínicos, uno de gran magnitud en Florida, en 1991, con 226 casos clínicos y 11 fallecidos.

Las enfermedades inaparentes son muy comunes, lo que se ha demostrado por estudios serológicos. En 1962, en Clearwater, Florida, EE. UU., se detectaron 4.291 infecciones inaparentes en 100.000, mientras que los casos clónicos sólo fueron 109,6 por 100.000.

Ocurrencia en animales: El virus se ha aislado en un gran número de especies de aves silvestres y mamíferos. Los estudios serológicos han establecido la presencia de la infección en equinos y otros animales domésticos. Casos clínicos asociados al virus ESL se han presentado en caballos.

La enfermedad en el hombre: Tiene un periodo de incubación entre 4 y 21 días. Los síntomas van entre los de una influenza suave a los de una grave encefalitis. Se distinguen tres síndromes: enfermedad febril, meningitis aséptica y encefalitis. El febril es benigno, con fiebre y cefalalgia,  y una total recuperación. La meningitis aséptica se caracteriza por aparición repentina, fiebre, rigidez del cuello pero sin disfunción neurológica. La forma encefalítica también es de aparición repentina, y presenta síntomas de inflamación del cerebro, tales como cambios de personalidad, confusión, delirio, letargia, paresia y convulsiones. Sólo en EE. UU., se han presentado casos con sintomatología en el SNC. El índice mortalidad ha sido entre 5 y 10%.

Fuente de la infección y transmisión: El ciclo básico ocurre entre aves silvestres y mosquitos ornitofílicos. En EE. UU., son vectores Culex salinarius, C. Tarsalis. En el oeste de EE. UU., a pesar de existir grandes concentraciones de vectores hay pocos casos en humanos probablemente debido a que hay muchas infecciones subclínicas que protegerían contra reinfecciones. En el sur y norte central de EE. UU., la enfermedad se presenta en áreas urbanas y semiurbanas, debido a que los vectores C. quinquefasciatus y C. pipiens son domésticos y peridomésticos. Estos vectores proliferan en aguas contaminadas con desperdicios, especialmente en áreas urbanas y suburbanas con pobreza, en que las condiciones sanitarias ambientales son deficientes. Estas condiciones favorecen la proliferación de gorriones, palomas y otras aves. Las aves domésticas y peridomésticas actúan como amplificadores del virus.

Rol de los animales en la epidemiología del virus: El hombre es un hospedero accidental del virus y no participa en su mantención en la naturaleza. Las aves silvestres son los reservorios básicos. Posiblemente las gallinas y aves peridomésticas, y los mismos mosquitos vectores sean amplificadores del virus que circula entre los hospederos vía mosquitos. Los mamíferos silvestres o domésticos no participan en la circulación debido a que la viremia es baja y de corta duración.

Diagnóstico: Al igual que en otras encefalitis el diagnóstico de laboratorio es esencial. Las pruebas serológicas son FC’, IHA, SN y ELISA. La seroconversión es útil.

Control: El control de los vectores ha dado resultados positivos en EE. UU. No existen vacunas.

ENCEFALITIS DE CALIFORNIA

Sinonimia: Enfermedad de La Crosse

Etiología: El virus es un bunyavirus de la familia Bunyaviridae; comprende 14 virus antigénicamente relacionados, 10 de los cuales están en EE. UU.

Distribución geográfica y Ocurrencia: Esta encefalitis es la más prevalente en EE. UU., donde causa encefalitis en el hombre. Como en otras arbovirosis las infecciones subclínicas son más que las presentaciones clínicas.

Enfermedad en el hombre: Se presenta principalmente en niños y adolescentes menores de 15 años. Generalmente es benigna. Los síntomas más comunes son: fiebre, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, y rigidez del cuello; en casos graves hay letargia y convulsiones. Los síntomas nerviosos duran una semana y pueden dejar secuelas como dificultad en el aprendizaje y cambios en el comportamiento.

Enfermedad en animales: Los hospederos naturales son la ardilla listada del este y las ardillas arbóreas. Después de la inoculación experimental desarrollan viremia pero sin síntomas.

Fuente de la infección y modo de transmisión: El principal vector es Aedes triseratius que vive en lugares con aguas estancadas y Aedes albopictus. El virus es transmitido a roedores de bosques de robles.

Rol de los animales en la epidemiología de la enfermedad: A. triseriatus es también reservorio debido a su transmisión transovárica. Los vertebrados sirven como amplificadores del virus en el verano. El hombre es un hospedero accidental.

Diagnóstico: Por serología.

Control: Uso de ropas protectivas y aplicación de insecticidas dentro y fuera de lugares para niños y adolescentes


ENCEFALITIS DE POWASSON

Etiología: virus ARN, un flavivirus de la familia Flaviviridae (del complejo arbovirus transmitidos por garrapatas).

Distribución geográfica: El virus se ha aislado en EE. UU., y Canadá; en Rusia del Este. Seropositivos han sido detectados en Sonora, México.

Ocurrencia en el hombre: A pesar de la amplia distribución del virus en el mundo, los casos humanos son más bien raros, posiblemente debido a que el vector garrapata no muerde al hombre. Entre 1958 y 1998 se reportaron 27 casos en EE. UU., y Canadá, tres de los cuales murieron.

Ocurrencia en animales: El virus circula en animales silvestres y garrapatas en las áreas enzoóticas. Entre los más afectados están coyotes (Canis latrans), zorillos rayados (Mephitis mephitis), zorros y mapaches (Procyon lator).

Enfermedad en el hombre: En los pocos casos detectados se ha observado: fiebre, cefalalgia, postración, meningitis, paresia espástica y pleocitosis.

Enfermedad en los animales: La infección es subclínica. La inoculación del virus en “woodchucks” (Marmota monax) y en zarigüeta (Didelphis marsupialis) produjo altos títulos virémicos. Cerdos, ovejas y cabras no desarrollan la enfermedad.

Fuente de infección y modo de transmisión: Animales silvestres como marmotas, ardillas, ratones, conejos y mustélidos, son los reservorios del virus en la naturaleza. Los vectores son garrapatas del género Ixodes y Dermacentor. En Canadá I. cookei e I. marxi; en EE. UU., I. spinipalpis, I. cookei y D. andersoni. El hombre se infecta accidentalmente por picaduras de ixodes.

ENCEFALITIS DE ROCÍO

Etiología: virus ARN, un flavivirus de la familia Flaviviridae.

Distribución geográfica y ocurrencia en el hombre: Es una zoonosis emergente que apareció en 1975 en el estado de Sao Paulo, Brasil. Entre 1975 y 1978 hubo 821 casos humanos con una mortalidad de 10%. Con posterioridad no se han reportados otros casos.

Enfermedad en el hombre: El periodo de incubación tiene un promedio de 12 días. Se inicia súbitamente con fiebre y cefalalgia, vómitos y dolor abdominal. Las manifestaciones neurológicas son: rigidez del cuello, confusión mental, y alteraciones motoras y del equilibrio. Aproximadamente el 20% de los sobrevivientes tiene alteradas sus funciones mentales.

Fuente de infección y modo de transmisión: Se asume que Aedes scapularis sería el principal vector, y que las aves silvestres serían el reservorio natural de la infección.


FIEBRES CAUSADAS POR BUNYAVIRUS GRUPO C:

Etiología: Los virus de este serogrupo C pertenecen al género bunyavirus de la familia Bunyaviridae. Los principales grupos son: Caraparu, Marituba, Oriboca y Bruconha.

Distribución geográfica: Sólo se han detectado en América. Son propios de América tropical. La mayoría se ha aislado en Pará, Brasil. También se han encontrado en América Central, México, Panamá, Perú y EE. UU. (Florida).

Ocurrencia: Se han reportado 50 casos causados por virus Caraparu y Oriboca. Las infecciones inaparentes son comunes en Brasil.

Enfermedad en el hombre: Fiebre, cefalalgia. Dorsalgia y mialgia; en algunos casos ha habido escalofríos, malestar general, fotofobia, vértigo y náuseas.

Enfermedad en los animales: El virus se ha aislado en varias especies de roedores, marsupiales, perezosos, y murciélagos.

Fuente de infección y modo de transmisión: Los reservorios son roedores y marsupiales de la jungla: Proechimys guyannensis y Oryzomys capito. Los vectores son mosquitos Culex: C. vomerifer y C portesi. Los roedores tienen altos títulos de viremia y los mosquitos se infectan fácilmente. El hombre se infecta en forma accidental en la jungla.

Diagnóstico: Por aislamiento viral desde sangre de pacientes que se inocula vía intracerebral en ratones lactantes, y por métodos serológicos.

Control: Es difícil de aplicar en la jungla.


ENCEFALOMIOCARDITIS

Etiología: El virus causante pertenece al género cardiovirus de la familia Picornaviridae.

Distribución geográfica: El virus es ubicuo. Se ha aislado en varios países de Europa y África. En América en Brasil, Canadá, Cuba, Panamá y EE. UU. En Chile se reportó un caso similar a encefalomiocarditis aunque  sin aislamiento viral confirmatorio (Guajardo, 1996).

Ocurrencia en el hombre: Es poco frecuente, algunos casos esporádicos entre 1945 y 1946. En Filipinas hubo un brote y se le denominó “fiebre de 3 días”. La infección subclínica es común, con una seropositividad en adultos entre 3,1% y 50,6%; y en EE. UU., entre 3,5% y 19,8%.

Ocurrencia en animales: El virus tiene numerosos hospederos animales, y se ha aislado desde mangostas, mapaches, caballos, bovinos, cerdos, elefantes, así como de varias especies de aves silvestres. En Cuba, Panamá y EE. UU. (Florida), Australia y Nueva Zelanda las epizootias han ocurrido en cerdos, con gran mortalidad. Las altas seroprevalencias encontradas en varios países indican una amplia difusión de la infección.

La enfermedad en el hombre: En niños hay fiebre y alteraciones del SNC, incluso con parálisis, y pleocitosis linfocítica. En las Filipinas, la enfermedad tuvo un inicio rápido, con intensa cefalalgia y fiebre que duraba entre 2 y 3 días. Además de faringitis, rigidez del cuello y reflejos alterados. Los pacientes se recuperan pronto, sin secuelas. No se observa miocarditis.

La enfermedad en animales: El cerdo es el más afectado. Se ha descrito en primates no-humanos. La enfermedad en porcinos se caracteriza por muerte repentina, sin otros síntomas. A veces puede haber fiebre, anorexia y parálisis progresiva. Los más afectados son los cerditos lactantes entre 3 y 20 semanas de vida. Las lesiones anátomo-patológicas corresponden a hidrotórax, hidropericarditis, lesiones en el miocardio y ascitis. Hay degeneración de la fibra cardiaca, especialmente en el ventrículo derecho, que presenta necrosis focal o difusa. Otras manifestaciones clínicas importantes son las alteraciones reproductivas, con muerte embrionaria, momificación fetal y muerte en el nacimiento. Las lesiones en cerdos muertos se limitan a los pulmones, con lesiones de neumonía.

La enfermedad en bovinos y monos se caracteriza por las lesiones en el miocardio. Y encefalitis en monos. En una colonia de 3.060 “baboons” hubo 80 muertos en forma repentina.  En otros se apreció dificultad respiratoria asociada con insuficiencia cardiaca, con miocarditis necrotizante; en infecciones placentales hubo muertes fetales.

La infección experimental de hámster y ratones lactantes produjo signos de encefalitis y muerte; además de miocarditis severa.

Fuente de infección y modo de transmisión: Se postula que ratas y ratones serían el principal reservorio del virus y que la transmisión sería por vía oral. Cabe señalar que la mayoría de los brotes han ocurrido coincidiendo con plagas de ratones. Sin embargo, es necesario realizar más investigaciones para tener una mayor certeza sobre el modo de transmisión de esta enfermedad.

Diagnóstico: El virus se puede aislar de diferentes órganos, pero se recomienda el corazón. La inoculación de la muestra se realiza en cultivos celulares, huevos embrionados y ratones lactantes.  El diagnóstico serológico utiliza las pruebas de SN e IHA.

Control: De roedores y prohibición de introducir animales de predios infectados. Existe una vacuna inactivada que se está probando.


ECTIMA CONTAGIOSO

Sinonimia: ORF, estomatitis o dermatitis pustular contagiosa.

Etiología: Virus ADN, parapoxvirus de la familia Poxviridae

Distribución geográfica: De preferencia en los países ovejeros. En Chile en caprinos de la Zona Norte.

Ocurrencia en el hombre: Es de baja incidencia en el hombre. Es una zoonosis de poca importancia. Se ha presentado en Nueva Zelanda, afectando a trabajadores en edificios de embalaje. En un estudio en mataderos se encontró una incidencia de 1,4% con 236 casos, especialmente en trabajadores en contacto con lana y cueros

Ocurrencia en animales: Se presenta en ovejas, cabras, alpacas, camellos y perros. Y algunas especies silvestres. Existen zonas enzoóticas donde se presenta anualmente. En caprinos la mortalidad es mayor que en ovinos.

Enfermedad en el hombre: El periodo de incubación es entre 3 y 7 días. Las lesiones se presentan en dedos y manos. La lesión papular ocurre en el punto de la infección que progresan a vesículas o pústulas; a veces con adenopatía. Si no hay infección secundaria la lesión sana entre 2 y 4 semanas. Ocasionalmente se aprecia una erupción vesículo-papular generalizada con intenso prurito. Raramente ocurren lesiones oculares.

Enfermedad en animales: Se presenta en ovejas y cabras menores de 1 año. Los animales adultos son más resistentes debido a infecciones previas. El periodo de incubación es entre 2 y 3 días. Las lesiones se presentan como pápulas, vesículas y pústulas; las costras se formas unos 10 días después, y duran entre 1 y 2 semanas, para luego desprenderse. Las lesiones se presentan en labios, boca, ventanas de la nariz, párpados y orejas. El dolor que causan puede interferir con la alimentación. En ovejas madres se han detectado lesiones en las  ubres. A veces hay lesiones en las patas. La morbilidad es alta pero la mortalidad es baja, y es debida a complicaciones por miasis con larvas de moscas, o por sobreinfección bacteriana.

Fuente de infección y modo de transmisión: Ovejas y cabras son hospederos naturales del virus. Durante un brote el virus se transmite por contacto directo o indirectamente con objetos contaminados. El virus es resistente a la desecación y sobrevive en las costras secas por varios meses. El hombre se infecta accidentalmente por contacto directo con animales que presentan lesiones específicas. Los más afectados son cuidadores de rebaño, trabajadores de matadero, veterinarios, carniceros y trasquiladores.

Diagnóstico: Clínico. Serología: en el hombre por fijación del complemento e inmunofluorescencia directa

Control: Uso de vacunas vivas virulentas, que inducen una respuesta inmune protectiva durante unos 2 años, aunque son responsables de perpetuar la infección en la zona donde se vacuna.

 FIEBRE ILHEUS

Etiología: Virus ARN, flavivirus de la familia Flaviviridae.

Distribución geográfica: El virus se ha detectado en Argentina, Brasil, Colombia, Guatemala, Honduras, Panamá y Trinidad Tobago.

Ocurrencia: El virus se ha aislado desde pacientes con fiebre suave, encefalitis y desde casos asintomáticos. En áreas endémicas la seropositividad suele ser alta. Las infecciones clínicamente inaparentes son frecuentes.

Enfermedad en el hombre: Generalmente es inaparente o presenta un suave estado febril.

Enfermedad en animales: El virus se ha aislado desde varias especies de aves y de monos centinelas (Cebus spp.). La enfermedad tiende a ser asintomática aunque haya viremia.

Fuente de infección y modo de transmisión: Los principales vectores son mosquitos del género Psorophora y Aedes. Se ha demostrado experimentalmente que A. egypti y A. serratus y P. ferox pueden transmitir el virus a ratones lactantes.

El hombre adquiere la infección por picaduras de mosquitos; y el virus se aisla desde el suero de pacientes por inoculación en ratones. No se han instaurado medidas de control por la baja incidencia de la enfermedad.

FIEBRE DE MAYARO

Etiología: Virus ARN un alphavirus de la familia Togaviridae.

Distribución geográfica: Se ha detectado en Bolivia, Brasil, Colombia, Guyana Francesa, Panamá, Surinam y Trinidad Tobago. Posiblemente el virus se encuentre en Costa Rica, Guyana y Perú.

Ocurrencia: La infección es endémica en varias regiones tropicales de América del Sur. Brotes de la enfermedad de cierta magnitud han ocurrido en Bolivia y Brasil. En Brasil, un 20% de la población de Pará, unos 4.000 habitantes se infectaron y muchos se enfermaron.

Enfermedad en el hombre: La enfermedad es similar a otras “fiebres de la jungla”.  Se asemeja al dengue y a la fibre de Chikungunya, Es una enfermedad febril suave de corta duración. Los síntomas pueden ser: fiebre, cefalalgia frontal, congestión conjuntival, fotofobias, mialgias, y a veces astralgias. En Beleterra, Brasil, en la epidemia 1977 - 1978, casi todos los pacientes presentaron astralgia principalmente en muñecas, dedos, tobillos y dedos del pie. El 20% de los pacientes presentaba edema en las articulaciones.

Fuente de infección y modo de transmisión: En un estudio realizado en 9.000 insectos de 26 especies diferentes, el virus sólo se aisló en el mosquito Haemagogus janthinomys. Existen evidencias que aves y roedores son los reservorios del virus. El hombre se infecta accidentalmente al ingresar a la jungla donde el virus circula entre vertebrados por medio de los mosquitos.

Diagnóstico: Por inoculación de sangre de pacientes en el cerebro de ratones lactantes.

Hasta  julio de 2015, el estado de Goiás en Brasil, registró 30 casos de la fiebre de Mayaro. En 1987 Goiás experimentó un brote epidémico de esta enfermedad.

ENFERMEDAD DE OROPOUCHE

Etiología: Virus ARN del género bunyavirus (Grupo Simbu), familia Bunyaviridae.

Distribución geográfica y ocurrencia en el hombre: El virus se aisló en Vega de Oropouche en Trinidad en un trabajador forestal (1955). Entre 1961 y 1978 hubo siete brotes epidémicos en el estado de Pará, Brasil, al sur del río Amazonas, con un total de 165.000 personas afectadas. En Belém, se afectaron 11.000 personas, y en Manaus de 650.000 habitantes se enfermaron 97.000. La infección viral está limitada a la zona amazónica del Brasil, aunque también se ha encontrado en Panamá y Perú; y probablemente en primates no humanos en Colombia.

Ocurrencia en animales: En Brasil el virus se ha aislado en perezosos  (Bradypus tridactylus). En Trinidad se han encontrado anticuerpos seroneutralizantes en monos aulladores (Alouatta seniculus insulares) y en monos de cola larga (Cebus spp.). Por otra parte, en vertebrados en cautiverio, de la región amazónica de Brasil, se han detectado anticuerpos inhibidores de la hemoaglutinación en aves, roedores, primates y perezosos.

Enfermedad en el hombre: El periodo de incubación es entre 4 y 8 días. La enfermedad se presenta bruscamente y sus principales síntomas son: fiebre alta (40º C), cefalalgia intensa, escalofríos, astralgia, astenia y fotofobia. Algunos pacientes presentan náuseas, vómitos, diarrea y congestión conjuntival.

Enfermedad en animales: La infección es asintomática.

Fuente de infección y modo de transmisión: Existen dos ciclos diferentes, uno silvestre y otro urbano. No se conocen exactamente ni el reservorio ni los vectores en el ciclo silvestre. Podrían ser reservorios los perezosos, aves y primates. En el ciclo urbano se acepta que la enfermedad ocurre cuando hay una alta concentración de mosquitos (Culicoides paraensis), y este insecto es un buen vector al transmitir experimentalmente el virus a hámsters; el hombre desarrolla una viremia suficiente para infectar a los insectos. El contacto entre los dos ciclos es el hombre que penetra en la jungla y después de infectarse retorna a la zona urbana en un estado virémico que le permite infectar al C. paraensis. El hombre es el amplificador del virus, además de ser el único hospedero.

Diagnóstico: Se utiliza sangre de pacientes febriles y se inocula vía intracerebral en hamsters y ratones lactantes. Serológicamente se utiliza la seroconversión con las pruebas de inhibición de la hemoaglutinación y ELISA.

 FIEBRE AMARILLA

Etiología: virus ARN, un flavivirus de la familia Flaviviridae.

Distribución geográfica: Solamente se ha reportado en África y América. La fiebre amarilla urbana, transmitida por el Aedes aegypti fue un flagelo desde el este de EE. UU., hasta el norte de Argentina. Actualmente está limitada exclusivamente a la jungla, donde la infección es enzoótica y el virus circula entre mosquitos y monos. Las áreas más afectadas son las cuencas de los ríos Amazonas, Magdalena y Orinoco, y las regiones brasileñas de Iléus y Mato Grosso. Los únicos países en que no se ha presentado esta enfermedad son Chile, El Salvador y Uruguay.

Ocurrencia en el hombre y animales: La OMS estima en 200.000 casos al año y 30.000 muertos en África. Entre 1965 y 1983 se han reportado 2.252 casos en América. En 1982 hubo 368 casos y 183 muertos en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú. En este último país hubo 176 muertos en un tal de 179 casos. En 1993 hubo en Sudamérica 175 casos con 79 muertos. Actualmente la fiebre amarilla urbana ha desaparecido en América.

La fiebre amarilla de la jungla es una enfermedad ocupacional de granjeros, cazadores y trabajadores forestales. La mayoría de los casos ocurre en la estación de las lluvias cuando hay una alta densidad de mosquitos Haemagogus, el principal vector. En los últimos brotes en Brasil, en 1998, se detectaron 47 casos y 16 muertos.

El peligro de una epidemia de fiebre amarilla permanece latente debido a que el vector A. aegyptis no ha sido erradicado en el continente. El hábitat del mosquito es doméstico y peridoméstico. La campaña para eliminarlo empezó en 1947, y en 1980 se había  erradicado en el 80% del área infestada, es decir unos 12 millones de km cuadrados. Desgraciadamente muchas regiones se volvieron a infestar

En África del Este la mayoría de los casos es consecutiva a fallas en la vacunación o en el control de los mosquitos. En América el virus produce una alta mortalidad en monos aulladores (Alouatta spp.), mientras que en África se han encontrado muchos reactores seropositivos en primates no humanos. Es difícil determinar la real frecuencia de la infección en los monos.

La enfermedad en humanos: El periodo de incubación es entre 3 y 6 días después de la infección por los mosquitos; la viremia ocurre durante los primeros 4 días. Se han descrito cuatro formas de la enfermedad. En el primer caso hay fiebre y cefalalgia pasajera. En el segundo hay fiebre más intensa y cefalalgia; a menudo hay náuseas, epistaxis, dolores dorsales y epigástricos, malestar general, vértigo, vómito y fotofobia. En la tercera forma clínica, algo más grave, la sintomatología aparece repentinamente, con fiebre alta, cefalalgia, dorsalgia, escalofríos, postración, náuseas y vómitos. La fiebre es bifásica, en la segunda parte se acompaña de insuficiencia hepática y renal, y una tendencia a las hemorragias con vómito negro, melena y hemorragia uterina, y variados grados de ictericia. La cuarta forma es maligna, en casos fulminantes el paciente muere entre el sexto y octavo día, después de un par de días en estado de coma.

Fuente de infección y modo de transmisión: En la variedad urbana el único hospedero conocido es el hombre y la transmisión es por vía del vector biológico A. aegyptis. El mosquito adquiere la infección al picar a un hombre virémico para luego trasmitirlo a otros humanos susceptibles.

La fiebre amarilla de la jungla es zoonótica y los principales hospederos son monos mientras que el hombre sólo es un hospedero accidental. El virus circula en los bosques lluviosos y es transmitido de un hospedero a otro por los mosquitos infectados. Los ciclos urbano y de la jungla son independientes, aunque bajo condiciones favorables puede haber intercambio.

En América los vectores principales son mosquitos Haemagogus, especialmente H. janthinomys y H. spegazzini.

El mono aullador tiene un rol importante en la epizootiología del virus en la jungla. Estos monos son muy sensibles a la infección y mueren en gran cantidad durante las epizootias. Probablemente, y por su mayor resistencia, lo monos capuchinos (Cebus spp.) jueguen un papel importante como reservorios. Los monos serían amplificadores transitorios del virus.

Diagnóstico: Desde muestras de sangre de pacientes febriles, se inocula en cultivos celulares o en ratones o monos Rhesus. En serología  se utiliza principalmente ELISA.

Control: En América del Sur el principal método es la vacunación de las personas que van a la jungla. Se utiliza preferentemente la vacuna 17D preparada en embriones de gallina. Desde 1966 se han vacunado unas 250 millones de personas con sólo tres casos de encefalitis post vacunación.

Tres probables casos de fiebre amarilla en monos fueron detectados en el estado Anzoátegui, Venezuela, 2010. El brote fue solamente de carácter enzoótico, según determinó el Ministerio de Salud y sería evidencia de la posible transmisión del virus en el foco enzoótico de Guayana y se trataría del segundo reporte de brotes enzoóticos en el estado Anzoátegui.

HANTAVIROSIS

Los virus Hanta son virus ARN del género hantavirus de la familia Bunyaviridae que se transmiten por la orina y las heces de los ratones infectados persistentemente. Estos virus son  estables a pH entre 7,0 y 9,0, y se inactivan  a pH 5,0, además son termoestables a temperaturas entre 4 y 20° C, y termosensibles a 37° C. Se inactivan rápidamente  por acción de la luz solar y por desinfectantes químicos como el cloro al 10%.

Una de las características principales de estos virus es su asociación específica con reservorios animales, en este caso roedores de la familia Muridae, y ocasinalme con otros mamíferos pequeños. Una especie de virus infecta exclusivamente a una sola especie de roedor, existiendo tres linajes genéticos de Hantavirus que se asocian a su vez con tres sub-familias de roedores  en un proceso de siglos de evolución conjunta (co-evolución y co-especiación) lo que explica la  difícil adaptación del virus a un hospedero distinto, salvo en forma accidental y transitoria, fenómeno que se conoce como “spill-over”.

Esta estrecha y específica afinidad del virus con su hospedero determina las características epidemiológicas de la enfermedad. En el continente Eurasiático se encuentran los Hantavirus que producen enfermedad renal, mientras que en las Américas se han descubierto los que producen manifestaciones pulmonares. Esto se correlaciona con la distinta distribución de las especies de roedores. También se han descrito algunas especies que no se asocian a una patología humana (Prospect Hill y El Moro Canyon en EE. UU., y Tula en Europa). Las variaciones temporales en la incidencia de la enfermedad se correlacionan con las variaciones en la densidad de poblaciones de ratones y su interacción con los humanos, situación influída por  los cambios climáticos y del medio ambiente (Berríos y Enciso, 2011).

Desde un punto de vista epidemiológico la infección por virus hanta es considerada como una zooantroponosis, en que el ratón es el reservorio y el hombre el hospedero terminal. El virus hanta no es mortal para el ratón, ellos son portadores sanos que no mueren por la infección pero eliminan el virus por los excrementos, orina y saliva.

Existen evidencias que hacen pensar que si la biología del virus Andes es similar a la del resto de los Hantavirus, su presencia en Chile  sería tan antigua como la de las especies de roedores que los albergan.

Virus Hanta   produce dos tipos de enfermedad: HFRS, fiebre hemorrágica con sindrome renal, fiebre hemorrágica epidémica o nefropatía epidémica, causada por virus Hantaan, Seoul y Puumala (En el viejo mundo), y  HPS, sindrome pulmonar por hantavirus, causada por virus Andes, Sin Nombre (En el nuevo mundo).

Virus Hanta y medio ambiente.  Se acepta que estos virus han reemergido debido a modificaciones del medio ambiente en que viven los ratones, cambios causados en forma natural o por la acción desequilibrante del hombre. Un buen ejemplo es el origen de la epidemia de virus hanta que ocurrió en EE. UU., en 1993, en las regiones montañosas de los estados de Colorado, Nevada y Nuevo México, postulándose que la abundante lluvia caída fevoreció la producción de piñones y consecutivamente la multiplicación del ratón Peromyscus maniculatus, reservorio del virus hanta, aumentado el riesgo de contacto entre estos ratones y la población humana, con un total de 24 casos respiratorios y 11 fallecimientos.

La distribución geográfica del virus Hanta es mundial.  La fiebre hemorrágica con sindrome renal  es una antigua enfermedad descrita en Rusia en 1913. En 1978 se aisló el virus hanta en un roedor silvestre Apodemus agrarius,  habitante de zonas aledañas al río Hantaan que separa Corea del Sur de Corea del Norte. Este virus causaba la enfermedad hemorrágica coreana en China, Rusia y Corea. En Francia, desde 1977, se ha detectado la enfermedad hemorrágica (Nefritis del leñador) con un gran número de casos provocados por el virus Puumala y 5 casos por el virus Seoul.

En términos generales existe una fuerte asociación entre la cepa de virus actuante, la especie de ratón portador, la enfermedad que producen y la geografía afectada.

Virus Hanta asociados con enfermedad en humanos

1. HPS   

Especies           Enfermedad          Reservorio               Distribución del virus
 --------------------------------------------------------------------------------------------
Andes                HPS                O. longicaudatus         Chile, Argentina, Uruguay
Araraqua              “                    ¿…?                             Brasil
Black Greek C.    “                   Sigmodon hispidus      EE. UU.
Bayou                   “                  Oryzomys palustris      EE. UU.
Bermejo                “                  O. chacoensis               Bolivia
Choclo                  “                  O. fulvescens               Panamá
Lechuguans          “                  O. flavescens               Argentina
Laguna Negra       “                  Calomys laucha          Bolivia, Paraguay
Oran                      “                  O. longicaudatus         Argentina
HV 39694              “                    (¿…?                         Argentina
 ¿…?                      “                  Calomys laucha          Paraguay  
 --------------------------------------------------------------------------------------------
 2. HFRS

Especies                   Enfermedad          Reservorio               Distribución del virus
 -----------------------------------------------------------------------------------------------
Hantaan                    HFRS                 A. agrarius                 China, Rusia, Corea
Dobrava-Belgrado       “                     A. flavicltis                Balcanes, Europa
Seoul                            “                     Rattus norvegicus      En todo el mundo…
Puumala                       “                   Clethrionomys glareolus  Rusia, Europa, Escandinavia
---------------------------------------------------------------------------------------------------------

Presentación mundial de  virus Hanta

1. En Asia: Entre 1950 y 1953 (Guerra de EE. UU. y Corea del Norte), 300 soldados de EE. UU.,  se enfermaron de HFRS con un 6 a 8% de mortalidad. En Rusia y China, entre 1978 y 2002, hubo 2.706 casos con un 10 a 15% de mortalidad. En China la incidencia anual es de 0,03 a 13 casos x 100.000 personas y una mortalidad de 7%. En Japón desde 1976 ha habido 100 casos y un muerto.

2.  En América del Sur: Los primeros casos se reportaron en: Brasil (1993) con 3 casos; Paraguay (1994) con 16 casos; Chile (1995) un caso; Argentina (1997) con 47 casos; uno en Bolivia y 2 en Uruguay (1997). Entre 1993 y 2001: 310 casos en Argentina; 204 en Chile; 167 en Brasil; 91 en Paraguay; 27 en Uruguay y 11 en Bolivia.

3.- En América Central y El Caribe: En Panamá (2001) 29 casos por virus Hanta Choclo.

 4. América del Norte: En EE. UU. (1993) se determinó la presencia del virus Seoul  por seroneutralización pero no en enfermos; sólo se encontró una cierta relación con enfermedad hipertensiva. Se aisló el virus Sin Nombre en P. maniculatus, y otros virus Bayou, Black Greek Canal, y New York, con un total de 333 casos de HPS y un 38% de mortalidad. En Canadá (1994) hubo 32 casos de HPS y 12 muertos. En México también seha detectado hantavirosis.

5. Europa: El virus Puumala predomina en Europa y tiene como reservorio al campañol bank. Entre 1978 y 1992 hubo un total de 65.906 casos de HFRS en la parte europea de Rusia. En Alemania en 1990 hubo 89 casos. En la región de las Ardenas hubo 133 casos. En los Balcanes, los virus Hantaan y Dobrava-Belgardo causan fiebre hemorrágica con sindrome renal, principalmente en Albania, Bosnia, Eslovaquia, Eslovenia y Serbia.

6. África: Sólo se han detectado anticuerpos en pacientes de Gabón, Madagascar y República África Central.

Enfermedad en el hombre:

a) Fiebre hemorrágica con síndrome renal (HFRS): Los cuadros más graves son causados por virus Hantaan y Dobrava-Belgrado. HFRS se presenta en 5 fases. La fase febril con temperatura de 40º C, escalofríos, dolores musculares y molestias generalizadas. Hay edema del peritoneo con dolor abdominal y lumbar; hay petequias en el cuerpo y una marcada proteinuria. Sigue la  fase hipotensiva, en que hay shock que puede ser irreversible. Luego la fase oligúrica con hipertensión, náuseas, vómitos y hemorragias. Le siguen la fase diurética y la fase de convalescencia que puede durar entre 3 y 4 semanas.

 b) Síndrome pulmonar (HPS): Es la más grave, afecta a los pulmones. En la fase prodrómica hay fiebre, escalofríos, dolores musculares, de cabeza y abdominal (Similar a una gripe). En la fase pulmonar hay edema y compromiso pulmonar, aunque puede ser asinstomática.

Hantavirosis en los animales:

En los roedores que son los reservorios del virus, la infección es asintomática. En un estudio realizado en A. agrarius corea, la viremia duró entre 7 y 10 días, y el virus persistió en algunos tejidos por lo menos unos 100 días post-inoculación.

Fuente de infección y modo de transmisión: La enfermedad se presenta en diversos lugares como campos cultivados, bosques, casas y jardines.  El hombre contrae la enfermedad cuando contacta con los ratones en su hábitat, o cuando los roedores invaden las residencias, jardínes y lugares de almacenamiento de alimentos. El hombre contrae la infección por contacto con los roedores o sus excretas, orina y excrementos, o por vía aerógena (aerosoles); alimentos contaminados

La transmisión por contacto entre personas no ha sido bien documentada

Entre ratones la transmisión es por aerosoles y por mordiscos (celo).

En las ciudades las epidemias se inician cuando los ratones invaden casas y despensas. La principal puerta de entrada del virus es por el tracto respiratorio, aunque también por la vía digestiva.

Virus Hanta en Chile

Tres especies de roedores portan virus Hanta en Chile,  ellos son: Oligoryzomys longicaudatus o ratón colilarga o de los espinos (Desde III R a XI R), Akodon olivaceus o laucha olivácea y Abrothrix longipillis o lauchón de pelo largo. Otros ratones ocasionalmente positivos: Akodon longipilis o ratón pelilargo y  Phillotis darwini o ratón orejudo (Berríos y Enciso, 2011).  El virus Hanta Andes se ha identificado en Rattus norvegicus (Fernández et al, 2008).

En Chile el primer enfermo con sintomatología respiratoria por virus Hanta se presentó en Segundo Corral  caserío cercano a Cochamó (X Región) en 1995  (3†/ 7). Otros casos ocurrieron en Castro y Coyhaique en 1996, y en Concepción y Valdivia en 1997.  El porcentaje de letalidad fue de un 37,5%. El año 2001 fue el de mayor incidencia con un total de 81 casos, lo que duplicó el récord histórico de 1998, alcanzando la máxima extensión territorial de la enfermedad, desde la V hasta la XI Región (Berríos, 1997; Núñez, O’Ryan y Cattán, 1997).

En Argentina los primeros casos se presentaron en noviembre de 1994 en el pueblo El Bolsón de Río Negro con 49 fallecimientos en un total de 200 casos, aceptándose que la infección por virus hanta es endémica en dicha zona.

La seroprevalencia global en el país es de >1%.  Urbano es de 0,43 (v Seoul) y rural 1,13 (vAndes).  Por regiones el virus Andes está entre XI R - X y III Región, mientras que el  virus  Seoul  ocupa XI R - II y IV Región. La XI Región presenta el mayor riesgo con una tasa de 9,1 x 100.000 habitantes (MINSAL). La incidencia del virus Hanta en Chile es baja. 
                 
Según Murúa el virus Hanta se encuentra en glándulas sublinguales y en pulmones y también en cerebro y el virus se transmite principalmente por saliva.  Cuando la saliva se seca el virus se disemina  por aerosoles, aunque no lo hace por transmisión horizontal por mordeduras, heridas etc. En una experiencia realizada el virus no se transmitió al contactar ratones infectados separados por una rejilla, con las heces y orina de otros ratones infectados.

Para la hantavirosis no hay vacunas ni antivirales.  En cuanto a desinfección se recomienda aplicar una solución de 375 cc de cloro comercial en 5 litros de agua.

La OMS se mantiene en alerta por casos de hantavirus en las Américas, donde en los últimos años se han seguido registrando casos en Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile y Uruguay, entre otros países (2013).

Referencias bibliográficas

Berríos, P.  1997. Hantavirus: una zooantroponosis. Agro-Ciencia 13(2): 129 - 134.

Berríos P., J. Enciso. 2011. Virus Hanta. Un antiguo virus emergente. Científica 8(2): 122 - 126.

Fernández, J., E. Villagra, V. Yung, J. Tognarelli, P. Araya, J. Mora, P. Cattan and E. Ramírez. 2008: Identificación de Hantavirus Andes en Rattus norvegicus. Arch. Med. Vet. 40: 295 - 298.

Núñez, F., O. O’Ryan, P. Cattán. 1997. Virus Hanta en Chile. Tecno Vet. 3(3): 9 - 11.

INFLUENZA AVIAR ALTAMENTE PATÓGENA

La epidemia de influenza o gripe aviar asiática ha presentado características poco usuales y se ha desarrollado con agresividad sin precedentes por lo que se la ha denominado influenza aviar altamente patógena. El brote de la enfermedad se inició a fines de 2003 casi en forma simultánea (entre el 17 de diciembre de 2003 y el 6 de febrero 2004) en Corea del Sur, Japón, Vietnam, Tailandia y Camboya, para posteriormente diseminarse a Hong Kong (Región Administrativa Especial de la República Popular China), China (República Popular de China), Indonesia, Laos y Malasia. En estos países el virus causante corresponde al subtipo H5 N1. En Pakistán el virus es H7. En Taipei China el virus corresponde al subtipo H5 N2. En 2004 algunos países asiáticos asumieron que la enfermedad estaba controlada y disminuyeron las medidas tomadas. La OMS desaconsejó dicha actitud previendo la reaparición de la epidemia. Efectivamente, se detectaron nuevos brotes de influenza aviar en Vietnam, Tailandia, China, Camboya y Malasia. Los últimos brotes reportados ocurrieron  en Camboya,  Vietnam y  Tailandia (Berríos, 2004).

El impacto económico en la producción aviar ha sido enorme, se calcula que aproximadamente 1.000.000 de aves han muerto por la enfermedad o por el sacrificio preventivo. El costo para Asia ha sido estimado en unos 50 millones de dólares. La eliminación de la enfermedad en Asia y la reconstrucción de la industria avícola tendrán un valor estimado, según los expertos, de unos 500 millones de dólares. Hasta noviembre de 2004 se han presentado 42 casos humanos de enfermedad respiratoria relacionada con la gripe aviar, de los cual 21 han muerto en Vietnam y 11 en Tailandia, todos ellos causados por el subtipo H5 N1 y originados por contacto directo con aves enfermas. No se ha establecido transmisión directa entre humanos. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud  esta emergencia epidemiológica no tiene precedentes históricos y es particularmente preocupante el hecho que la circulación de virus de la gripe aviar muy patogénicos, en un gran número de aves de corral y en un número creciente de países, sumado a la posible circulación simultánea de estos virus y virus de la gripe de humanos, podría crear oportunidades para que virus específicos de diferentes especies intercambien material genético generando un nuevo virus de la gripe frente al cual el ser humano dispondría de escasa o nula inmunidad protectiva. El infectólogo estadounidense Michael Osterholm postuló que el virus H5 N1, endémico en Asia, es el principal candidato para causar una gran pandemia global, si se produjera una mutación por intercambio genético que le permita adaptarse al organismo humano. Esta potencial situación epidemiológica sería más incontrolable aún por la falta de vacunas específicas, ya que solamente se producen 300 millones de dosis anuales lo que alcanza apenas para el 5% de la población mundial (Pinto y Lubroth, 2006).

Gripe aviar asiática. La peste aviar clásica es causada por una cepa altamente patógena del virus de la influenza aviar; es una enfermedad viral aguda, muy contagiosa y fatal para los pollos y pavos. En el Primer Simposio Internacional sobre Influenza Aviar se recomendó que la designación de esta enfermedad sea cambiada por "Influenza Aviar Altamente Patógena".

El virus causante de la influenza o gripe aviar es un miembro del grupo viral de la influenza tipo A, perteneciente a la familia Orthomyxoviridae. En aves circulan los 15 subtipos HA, siendo los principales subtipos aviares: H5 N1, H5 N2, H5 N6,  H5 N8, H7 N1, H7 N3, H7 N4 y H9 N2. No existe correlación entre la virulencia y el subtipo antigénico debido a que las formas virulentas y avirulentas pueden pertenecer a un mismo grupo. Los subtipos serológicos clasificados con base a las hemoaglutininas de la superficie viral designados como H5 y H7 corresponden a los virus que causan la influenza altamente patógena. El primer virus influenza aviar fue aislado en golondrinas marinas de Sudáfrica en 1961. En la actual epidemia el virus H5 N1 se ha aislado en aves enfermas y portadoras, principalmente desde pollos, patos, gansos, pavos, codornices, faisanes, cigüeñas, cisnes, halcón peregrino, gallina de guinea y aves silvestres.

Estos virus tienen como hospedero natural a las aves silvestres, circulando entre ellas por todo el mundo. Son muy contagiosos para las aves y pueden ser mortales al infectar aves de corral como las gallinas. Las aves infectadas diseminan el virus por saliva, secreciones nasales y excrementos; la transmisión entre parvadas infectadas se realiza por contacto directo con secreciones de aves infectadas. La infección también puede diseminarse por aves silvestres y por el agua, alimento, equipo y personal contaminado. Los principales hospederos domésticos susceptibles son las gallinas y los pavos, además de faisanes y aves de ornato.

Según los organismos internacionales FAO, OMS y OIE, los patos domésticos podrían ser portadores del virus H
5 N1 y por lo tanto ser transmisores del virus a otras especies, incluyendo a los seres humanos. Esta preocupación es mayor en las zonas rurales de los países afectados donde conviven patos de granja, aves de corral y animales silvestres, los que frecuentemente comparten las mismas fuentes de agua. Estudios recientes demuestran que los patos domésticos expulsan una mayor cantidad de virus durante periodos más largos, sin mostrar síntomas de enfermedad.

El virus de la influenza aviar puede permanecer viable durante largos períodos en tejidos infectados. Estos virus tienen una distribución mundial y con cierta frecuencia son recuperados de aves marinas clínicamente normales y de especies marinas migratorias, las cuales son consideradas como la fuente de brotes de la enfermedad.

Una serie de pruebas recientes indican que el virus H5 N1 ha recrudecido su virulencia en los pollos y en los ratones (un modelo de laboratorio para los mamíferos), ampliando su radio de acción hasta llegar a los mamíferos, entre ellos, algunos miembros de la familia de los felinos que anteriormente no eran considerados como susceptibles a la infección. Keawcharoen et al (2004) informan que el virus H5 N1 causa una severa neumonía en tigres y leopardos luego de  que comen carcasas de pollos infectados.

El virus H
5 N1 causante de la epidemia de influenza aviar en Asia (2003 - 2004) ha sido secuenciado genéticamente, encontrándose que todos sus genes son de origen aviar, lo que significa que no ha adquirido genes de virus influenza humano y por lo tanto no tiene la capacidad de diseminarse entre seres humanos. Por otra parte, se han detectado pequeñas variaciones entre los virus H5 N1 circulantes en esta epidemia, como es el caso de la secuenciación genética de virus de Corea del Sur y Vietnam que ha demostrado que son ligeramente diferentes. Incluso el H5 N1 aislado en Vietnam en 2003,  presenta considerables diferencias con el aislado en Hong Kong en 1997. Además, los virus aislados desde casos humanos ocurridos en Vietnam y Tailandia han mostrado resistencia antiviral contra amantadina y rimantadina; resistencia debida a una mutación en la proteína viral M2. Los antivirales oseltamivir y zanamivir debieran ser efectivos contra esta cepa de H5 N1 (Fouchier,  Osterhaus y Brown,  2003).

Debido a que estos virus generalmente no infectan a los seres humanos, existe poca o nula protección contra ellos en la población humana. Si un virus de la influenza aviar fuera capaz de infectar a las personas y adquiriera la capacidad de diseminarse fácilmente persona a persona, estaríamos a las puertas de una pandemia de influenza humana.

Gamblin del Instituto Nacional de Investigaciones Médicas de Londres ha determinado la estructura cristalográfica tridimensional de la proteína HA del virus de la influenza, encontrándose  características del sitio de unión que lo asemejan al de las aves, lo que podría haber contribuido al alto grado de infectividad y mortalidad observado en la pandemia de 1918. Por otra parte, James Stevens del Instituto Scripps de La Jolla en California, EE. UU., ha determinado la estructura del precursor proteico que llegó a ser hemaglutinina (HA), sugiriendo que la HA viral de 1918, tiene rasgos estructurales previamente observados en los virus aviares de la gripe. El lugar de unión del receptor contiene aminoácidos situados de forma que le permiten interactuar con proteínas humanas, posibilitando que el virus sea transmitido entre seres humanos. Muchos autores coinciden en que los virus de la gripe humana se han originado en las aves y que para generar epidemias humanas, los virus primero tienen que pasar de las aves al cerdo, donde los cambios genéticos permiten que las nuevas cepas se propaguen con mayor facilidad entre los mamíferos.

Los síntomas varían según sea el subtipo viral actuante. La OIE describe los síntomas más comunes: depresión, pérdida de apetito, edema y cianosis de la cabeza, cresta y barbillas. Las lesiones pueden ser muy variadas, desde la enfermedad hiperaguda con ausencia casi total de signos o lesiones, aunque altamente mortal, hasta las epidemias caracterizadas por una enfermedad leve con baja mortalidad. Las lesiones más comunes son hemorragias en todo el cuerpo especialmente en los tejidos submucosos del proventrículo. Se encuentran petequias en el corazón, superficies serosas intestinales y en el peritoneo. El diagnóstico presuntivo se basa en una elevada mortalidad acompañada de los signos y lesiones descritos previamente. El diagnóstico diferencial se hace con la enfermedad de Newcastle y el cólera aviar. Las muestras de elección para el diagnóstico confirmatorio son: tráquea, bazo, pulmones, hígado y sangre. Estos tejidos deben ser enviados al laboratorio de diagnóstico en hielo seco, sellando adecuadamente los envases, o en hielo corriente contenido en un termo.

La OMS recomienda lo siguiente: detección de antígenos, aislamiento viral en cultivos celulares y detección de ARN específico. La detección rápida de antígenos (entre 15 y 30 minutos) mediante inmunofluorescencia para virus A y B, y ensayo inmunoenzimático para nucleoproteína A (NP-A). El aislamiento en cultivos celulares (entre 2 y 10 días) MDCK y Hep-2, y posterior identificación por inmunofluorescencia con anticuerpos monoclonales específicos para el virus A/H5, o por inhibición de la hemoaglutinación. La reacción en cadena de la polimerasa-transcriptasa inversa permite la identificación del genoma y de genes HA de virus influenza.

Los animales han jugado un papel importante en la generación de las grandes pandemias de gripe humana. Aves silvestre migratorias y cerdos han sido involucradas, específicamente patos silvestres en la gripe española de 1918 causada por la cepa H1 N1, en la gripe asiática de 1957 (H2 N2), en la gripe de Hong Kong de 1968 (H3 N2), sin contar la incierta relación del cerdo en la gripe de 1918. Y en la oscura reaparición de la cepa H1 N1 en la gripe rusa de 1977. Los cerdos se infectan fácilmente con cepas de influenza aviares de patos y de origen humano. Cabe señalar que la cepa H9 N2 del virus de la influenza aviar pasó de aves silvestres a aves de corral, intercambiando genes con las cepas aviares, para luego volver a los patos. Además de los cerdos, las ballenas y focas, visones y hurones son susceptibles a la infección con el virus de la influenza aviar. Los gatos solo se infectan en experiencias de laboratorio, sin sufrir la enfermedad. En Tailandia se informó que dos gatos y un tigre blanco de zoológico habían muerto por el virus H5 N1. En Bangkok miles de cigüeñas migratorias murieron en las afueras de la ciudad. Un cisne negro del zoológico de Shenzhen murió por la influenza aviar. En China, Guanxi Zhuang, se confirma la muerte de patos de granja por el virus H5 N1. En Hong Kong un halcón peregrino portaba el virus; faisanes en Taiwán y leopardos en Tailandia. Es decir, además de los pollos son varios las especies animales que han sido infectados por virus de la influenza aviar, aumentando el riesgo de propagarse al hombre.

En 2001  se informó que en China, se había aislado la cepa H5 N1 desde cerdos de Fujian. Posteriormente en 2003 se analizaron 1936 muestras de cerdos provenientes de 14 provincias chinas, aislándose una cepa H5 N1 derivada de patos. No se encontró variaciones en el virus por lo que se acepta que la infección en cerdos no produjo una evolución viral importante que pudiera comprometer a la salud humana.

En Holanda, el equipo de Thies Kuiken, infectó 3 gatos con virus H5 N1 por vía respiratoria, y a otros tres se les dio a comer carne de pollo afectado por la gripe aviar asiática. Adicionalmente dos gatos fueron colocados en la jaula con los gatos infectados por vía respiratoria. Todos ellos enfermaron, muriendo uno, asumiéndose que existiría infección gato a gato y del pollo a mamíferos.


En Hong Kong, en 1997, murieron 6 personas de un total de 18 contagiados con el virus H5 N1 lo que causó alarma mundial ante la posibilidad de una epidemia humana de carácter global. No obstante,  esto no ocurrió. Sin embargo, 6 años después la gripe aviar asiática apareció casi en forma simultánea en 8 países del sudeste de Asia, empezando en Corea del Sur a mediados de diciembre 2003, luego en Vietnam y Japón a fines de diciembre, y Camboya, Indonesia, Tailandia, China y Laos, todos ellos afectados por la cepa H5 N1. Taiwán y Pakistán reportaron tener el virus H7. En julio la influenza aviar reapareció en China, Vietnam, Tailandia y Malasia. El último brote fue reportado en Tailandia, en noviembre de 2004.  En Hong Kong, a fines de 2010,  se confirmó un caso de gripe aviar en una persona.

La aparición simultánea de la gripe aviar en estos países asiáticos es una situación epidemiológica no observada con anterioridad. Esta epidemia sin precedentes por su virulencia y amplitud geográfica alcanzada, ha resultado en la muerte por la enfermedad o por el sacrificio preventivo de unos 100 millones de aves, y el fallecimiento de 32 pacientes humanos.

El control de la epidemia ha consistido fundamentalmente en el sacrificio de los contactos y su posterior incineración. Primero se procede a la cuarentena de los contactos y se establece una estricta vigilancia médica. El movimiento de las aves en las áreas afectadas debe ser controlado con extrema severidad. Junto con el sacrificio "in situ" de las aves enfermas o contactos, despoblamiento de los establecimientos afectados y su limpieza y desinfección, debe ser seguido por una vigilancia epidemiológica activa en todos los establecimientos de la zona, y seguimiento epidemiológico y la comunicación inmediata a los países con los que se comercie y a la OMS. Por ejemplo, en China se sacrificaron todos los patos de la explotación, poniendo en cuarentena a los existentes en un radio de 5 kilómetros. Japón estableció una cuarentena de 30 kilómetros. En Alemania se estableció que se deben cerrar todas las fronteras no solo a la importación de alimentos sino a todo lo que tenga plumas (Erhard Kaleta, Instituto de Investigaciones Aviarias de Gessen, Alemania). China debió prohibir el sacrificio de aves en mercados públicos, medida muy bien recibida por los organismos internacionales.

Con respecto al posible uso de vacunas contra la influenza aviar no existe consenso; según Capua y Marangon (2004) si la vacunación contra la influenza aviar no es utilizada y manejada apropiadamente como parte de una amplia estrategia de control, la erradicación no será alcanzada.

La OMS ha indicado que los trabajadores avícolas que proceden al sacrifico de las aves se han estado exponiendo de manera arriesgada a la infección con el virus aviar, al no emplear máscaras, guantes y otros implementos protectores, al manipular los restos de las aves sacrificadas o muertas por la enfermedad.

En 2015 se describen graves brotes de influenza aviar en diversos estados de EE. UU. Brotes causados por cepas H5 N1, H5 N2 y H5 N8 (OIE, 2015). Se describieron 133  brotes  que han afectado a 5 millones de pavos y a 20 millones de gallinas, causados por el virus H5 N2.

Referencias bibliográficas
Berríos, P.   2004. Influenza aviar asiática. Monografías Electrónicas de Patología Veterinaria. 1 (1).  Noviembre.

Capua I., S. Marangon.  2004. Vaccination for avian influenza in Asia.  Vaccine  22: 4137 - 4138.
CDC. 2004.  Influenza (Flu). Basic information about avian influenza (Bird flu). Enero
CHILE.  2004. Ministerio de Salud. Plan de enfrentamiento de pandemia de influenza, Chile 2004. Documento preliminar. Febrero.
FAO. 2004.  Update on the avian influenza situation. Issue Nº 7. Marzo
FAO.  2004. Avian influenza A(H5 N1). Weekly epidemiological record. 7: 65 - 76.
Fouchier, R., A. Osterhaus, I. Brown.  2003. Animal influenza virus surveillance.  Vaccine 21: 1754 - 1757.

OIE. 2015. Update on highly pathogenic avian influenza in animals (Type H5 and H7).    

Pinto, J.,  J. Lubroth. 2006.  Sinopsis mundial de la epidemia de influenza aviar altamente patógena tipo H5 N1 en aves de corral y aves silvestresBol. Vet. Of.  SAG. 6.

RABIA EN LAS AMÉRICAS

La rabia continúa siendo un desafío para la salud pública y una limitante para la industria ganadera en América Latina. Caninos silvestres y domésticos, así como murciélagos hematófagos son las principales especies transmisoras y reservorios de la enfermedad. Actualmente, se observa variaciones en el perfil epidemiológico de la rabia, donde la especie de murciélago hematófago Desmodus rotundus se constituye en la principal especie transmisora (Escobar et al, 2015).

Rabia paralítica bovina en las Américas,  al comparar la información epidemiológica de 1968, 1978 y 1985, se puede apreciar una importante reducción de la enfermedad en Bolivia, Brasil, Guatemala, México, Nicaragua y Panamá, debido al uso de vacunas y a la aplicación de una nueva tecnología para reducir la población de los murciélagos vampiros, vector de la enfermedad.

Los casos de rabia transmitida por perros disminuyeron  en un 95% desde 1980 en las Américas, a partir de un programa implementado por los países de la región y coordinado por la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), que incluye la vacunación masiva de perros y la tenencia responsable de animales, la aplicación oportuna de profilaxis pre y posexposición, la vigilancia epidemiológica y diagnóstico de laboratorio, y la educación sanitaria a la comunidad.

Cada  año se registran entre 5 y 15 casos de rabia humana transmitida por  perros, y unos 17 casos causados por murciélagos. Entre 45 y 50 millones de perros son vacunados anualmente en la región y un millón de personas que están expuestas al riesgo de rabia reciben profilaxis posexposición.

Desde enero hasta septiembre de 2012, en América Latina y el Caribe se registraron sólo 6 casos de rabia humana transmitida por perros en cuatro países de la región: Bolivia (1), Brasil (2), Haití (2) y República Dominicana.

Durante los últimos 100 años, la presentación de la rabia en EE. UU.,  ha cambiado drásticamente. En la actualidad, más del 90% de todos los casos que se notifican anualmente a los CDC corresponden a animales salvajes, mofetas, mapaches, zorros y murciélagos; antes de 1960, la mayoría de los casos ocurría en animales domésticos. Hoy en día, los principales animales portadores de la rabia son los animales carnívoros salvajes y los murciélagos. También  se han descrito casos de rabia en bovinos, equinos y linces.

En EE. UU., el número de muertes en seres humanos relacionadas con la rabia se ha reducido a uno o dos casos por año en los años 1990, en comparación con más de 100 casos anuales a comienzos del siglo XX.  

En Brasil el último caso de rabia en humanos se produjo en 2010 en Frutuoso Gomes. En 2015 se han diagnosticado por laboratorio 26 casos de rabia animal en 14 municipios; los animales afectados fueron bovinos (12) y murciélagos no hematófagos (9), otros animales afectados fueron cerdos, caballos y zorros y un caso en un canino. Y un niño de 1 año y 8 meses falleció de rabia en Río Grande del Norte en agosto de 2015.

En América los países que más presentan rabia en humanos son Perú, Colombia, México y Brasil (Escobar et al, 2015).

Referencias bibliográficas

Escobar, L., A. Townsend Peterson, M. Favi, V. Yung, G.  Medina-Vogel. 2015.  Bat-borne rabies in Latin America. Rev. Inst. Med. Trop. Sao Paulo 57(1): 63 - 72.BAT-BORNE RABIES IN LATIN AMERICA

 OTRAS ZOONOSIS VIRALES

Estomatitis papular bovina. Es causada por un parapoxvirus de la familia Poxviridae. Se ha observado en Argentina, México, Canadá y EE. UU. Su distribución es mundial. En el hombre son escasos los casos confirmados; la enfermedad es suave y pasa desapercibida. Las lesiones ocurren en dedos y manos, donde se formas pápulas o nódulos verrucosos que desaparecen en un mes. Estas lesiones son semejantes a las de ectima contagioso y pseudocowpox. En bovinos se presentan lesiones de “estomatitis erosiva”que ocurren generalmente en el y alrededores del hocico. No es una enfermedad de importancia económica, aunque se puede confundir con enfermedades vesiculares como la fiebre aftosa. El bovino es el único hospedero susceptible. El hombre se infecta directa o indirectamente.

Fiebre aftosa. En América los últimos brotes han ocurrido en Argentina (tipo A), Bolivia (tipo A), Brasil (tipo A), Colombia (tipo 0), Ecuador (tipo 0), Perú (tipo 0), y Venezuela.  Chile y Guyana están libres de fiebre aftosa., junto a los países de América Central y del Norte. El hombre ha demostrado ser bastante resistente a la infección, a pesar de estar expuesto con frecuencia en el campo y en laboratorios. Se admite que es necesario una masiva cantidad de virus para causar la enfermedad en seres humanos. Alrededor de 60 casos de fiebre aftosa han sido diagnosticados en el hombre, con aislamiento y tipificación viral. Las lesiones se presentan preferentemente en dedos y manos, con síntomas de fiebre, dolor de cabeza, anorexia y taquicardia. Las lesiones se pueden confundir con las causadas por virus Coxsackie A y virus enterovirus 71 que causan lesiones en manos, pies y boca (China, 2008). Dada la similitud de los síntomas y lesiones con las de otras enfermedades vesiculares, el diagnóstico clínico es insuficiente sin la confirmación del laboratorio. La mayoría de los casos confirmados han ocurrido en personas que han estado en estrecho contacto con animales enfermos o con el virus en laboratorios especializados. En Chile, Meléndez (1961) describió un caso de fiebre aftosa en un asistente de laboratorio del Instituto Bacteriológico, que cursó con lesiones vesiculares típicas de las cuales se aisló el virus tipo “0”, diagnóstico que fue confirmado por serología. Los casos en niños chilenos diagnosticados como fiebre aftosa, no fueron estudiados desde el punto de vista virológico.

Estomatitis vesicular. Es causada por un vesículovirus de la familia Rhabdoviridae. Son cuatro los virus que actúan: virus Cocal, virus Alazoas de la estomatitis vesicular, virus Indiana de la estomatitis vesicular, y virus New Jersey de la estomatitis vesicular. Otros vesículovirus (Piry, Carajas y Maraba) han sido aislados en Brasil. La enfermedad sólo ocurre en América., donde hay áreas enzoóticas, especialmente en América Central, México, Colombia, Venezuela, Ecuador y Perú. En Argentina la enfermedad clínica en equinos fue diagnosticada en 1939, y el virus se aisló en 1963. En el hombre la enfermedad es benigna, como una gripe, y la mayoría de los casos han ocurrido en laboratoristas. No se ha establecido con certeza su situación en trabajadores agrícolas. El virus es endémico en áreas tropicales y subtropicales de América, donde persiste en animales silvestres. La sintomatología es similar a la de la fiebre aftosa, con la que puede confundirse. La infección ocurre en bovinos, equinos, porcinos, y ovinos. Raramente en caprinos. La mortalidad es baja. En cuanto a su transmisión que no es bien conocida, se ha sugerido un ciclo viral entre artrópodos y animales. El virus se ha aislado desde Culicoides variipennis y otros insectos, pero no existe certeza sobre su papel como vectores. El hombre contrae la infección por contacto con animales, por aerosoles o por abrasiones de la piel. Los últimos brotes han ocurrido entre 1995 y 2005, en caballos de New Mexico, Texas, Arizona y Colorado, EE. UU.

Pseudocowpox. Es causada por un parapoxvirus de la familia Poxviridae. Su distribución es mundial, afectando esporádicamente a seres humanos y bovinos. En El Salvador, en 1981, se detectaron 46 casos en una sola lechería. En EE. UU., es de amplia distribución y es probable que clínicamente sea inaparente. En el hombre la enfermedad se denomina “nódulos de las lecheras”, y se inicia con una pápula eritematosa pruriginosa que se ubican en las ubres y pezones; las costras se secan y caen entre 1 y 2 semanas. Hay recurrencia de las lesiones. El hospedero natural es la vaca lechera. La infección se disemina por las manos de las lecheras o por las máquinas de lechería. El hombre contrae la infección mientras ejecuta la extracción de la leche. La enfermedad se puede confundir con viruela bovina, infección por virus vaccinia y mamilitis herpética. No existen vacunas para esta infección.

En Canadá se describió un brote de pseudocowpox en focas (Halichoerus grypes) que se transmitió a tres cuidadores. Las lesiones se ubicaron en aletas, cabeza y cuellos de las focas.

Virus Pox de los monos. Es un orthopoxvirus que solamente se encuentra en África. Desde 1958 se han registrado 10 brotes en monos cautivos en EE. UU., y Europa. Los síntomas en el hombre son similares a los de la viruela. En los monos las lesiones, múltiples pápulas, se ubican preferentemente en la palma de las manos, en el tronco y en la cola.

Un buen ejemplo de emergencia de una virosis animal en humanos debido al transporte de animales fue el caso de la viruela de los monos que se presentó en Indiana, Illinois EE. UU.,  en junio 2003, cuando murieron 4 de 37 personas infectadas con el virus pox de los monos que pasó de la rata de Gambia a perros de la pradera (Cynomys sp.), de éstos a monos y finalmente al hombre. En África la mortalidad por la viruela del mono es de un 10%. Se acepta que el virus pox de los monos, se introdujo en Wisconsin en el envío de ratas gigantes de Gambia (Cricetomy sp.) que fueron importadas del África del Este para el comercio de mascotas que tiene escasas restricciones comerciales. Gracias a un minucioso estudio de retroinvestigación se logró determinar la secuencia epidemiológica del virus pox de los monos que alcanzó al hombre viniendo de África a EE. UU., un país sanitariamente desarrollado.

Virus herpes Simiae (Herpes B). Los primates del género Macaca son los hospederos naturales del virus. El hombre es un hospedero accidental. La infección se presenta naturalmente en Asia y no en las junglas americanas. La enfermedad en humanos es rara pero con alta mortalidad. Generalmente se presenta en personas que manejan monos o cultivos celulares especialmente de macacos rhesus. Desde que el virus se aisló en 1934, más de 25 casos han sido reportados e identificados. En 1987 se infectaron cuatro personas del Laboratorio de Investigaciones Aeroespaciales de Pensaloca, Florida EE. UU., de las cuales murieron dos. En 1989 hubo dos casos y uno fatal, en un Instituto de Investigaciones en Michigan, EE. UU. En 1991, un caso en un centro de primates en Texas, EE. UU. La infección se presenta en macacos asiáticos: (M. mulatta; M. arctoides, M. ciclopis, M. fuscata, M. radiata, y M. fascicularis). En el hombre la enfermedad generalizada se caracteriza por: fiebre, cefalalgia, náuseas, dolor abdominal y diarrea. La sintomatología neurológica empieza con dolor muscular o insensibilidad, vértigo, espasmos del diafragma y dificultad al tragar; posteriormente hay parálisis flácida en las extremidades inferiores, que progresa a las superiores y al tórax, terminando con colapso respiratorio. En los monos la enfermedad es benigna, a veces totalmente asintomática. Puede haber lesiones vesiculares en lengua y labios. Los principales reservorios son el macaco rhesus (M. mulatta y el macaco de cola larga M. fascicularis).  La infección es transmitida dentro de una colonia de monos por contacto directo, agua o alimentos contaminados, mordiscos, arañazos, y posiblemente por aerosoles. El hombre se contagia por la mordida de un mono infectado; por la saliva contaminada y posiblemente por aerosoles.

Herpes simplex tipo 1. Causa una dermatitis vesicular, el virus causante es el Herpes simplex tipo 1 de la subfamilia Alphaherpesvirinae familia Herpesviridae. Se estima que entre 70 y 90% de la población tiene anticuerpos específicos. En animales el virus se ha aislado en monos lechuza (Aotus trivirgatus) llevados desde Colombia a EE. UU. (Meléndez et al, 1969), en gibón (Hylobates lar), zorrillos, lemures y musarañas (Tupaia glis). En gibones se presentaron lesiones cutáneas y encefalitis; en monos lechuzas se produjo una enfermedad generalizada y fatal. El hombre es el reservorio del virus, que se transmite a los animales por seres humanos portadores.

Enfermedad de Newcastle. Neumoencefalitis aviar. Peste aviar. Conjuntivitis de Newcastle en el hombre. Es causada por el virus parainfluenza aviar tipo 1 un avulavirus de la familia Paramyxoviridae. El virus se ha clasificado en cuatro tipos patogénicos o “patotipos”: lentogénicos de baja virulencia; mesogénicos de virulencia intermedia; velogénicos de alta virulencia, y velogénica viscerotrópica, exótica o asiática. La clasificación de las cepas según su virulencia se basa en: el tiempo en que mata al embrión de pollo; el índice de neuropatogenicidad en pollitos de 1 día de edad; el índice de patogenicidad en pollitos de 6 semanas de edad inoculados por vía intravenosa; patogenicidad en la cloaca después de la inoculación en pollitos de  entre 6 y 8 semanas de vida

La enfermedad de Newcastle es de distribución mundial. En el hombre se conoce como “Conjuntivitis de Newcastle” y ocurre principalmente en trabajadores de mataderos de aves, personal de laboratorio especializado y en vacunadores. La conjuntivitis causada por este virus es benigna y puede pasar desapercibida. La infección puede se subclínica presentando un alto número de seropositivos. En animales se presenta en aves domésticas, semidomésticas y silvestres.

La forma viscerotrópica fue probablemente la enfermedad detectada en Indonesia en 1926 y en Newcastle, Inglaterra en 1927. La panzootia más importante apareció en el Este Medio en 1966 - 1968, en Sud América y Europa en 1970, y en Canadá y EE. UU., en 1970 - 1971. En EE. UU., su erradicación costó 56 millones de dólares. En 1991 hubo un brote en loros del Amazona, “double yellow-headed” (Amazona achrocephala orathrix), en Illinois, Indiana, Michigan y Texas, que fue controlado antes que se difundiera a las aves domésticas. En el mismo año hubo un brote de Newcastle neurotrópico en palomas europeas. Entre 1990 y 1992 se presentó un brote con alta mortalidad en aves acuáticas en Canadá y EE. UU., en que la especie más afectada fue el cormorán de doble cresta (Phalacrocorax auritas) y el pelícano blanco americano (Pelecanus erythrorhynchos), los que presentaron tremores nerviosos y parálisis parcial. El 20% de los cormoranes jóvenes murieron en sus nidos. El virus fue clasificado como velogénico neurotrópico altamente patógeno para las gallinas. En Dakota del Norte se afectaron 26.000 pavos. En Paraguay, en 1970, ocurrió el primer brote del patotipo velogénico viscerotrópico, que causó la muerte de un millón de aves. En el mismo año, ocurrió un brote similar en Europa que causó pérdidas estimadas en más de cien millones de libras esterlinas.

El hombre es susceptible a todas los patotipos del virus incluyendo las cepas lentogénicas utilizadas en las vacunas. La enfermedad tiene un periodo de incubación entre 1 y 2 días. El cuadro clínico se caracteriza por conjuntivitis unilateral, congestión, lagrimación, dolor e inflamación del tejido subconjuntival. En casos de infección por aerosoles, los síntomas son similares a una influenza, con fiebre, escalofríos y faringitis. La conjuntivitis es suave y la enfermedad es una zoonosis de poca importancia.

Las aves son el reservorio del virus. Probablemente el reservorio original fueron las aves silvestres del Sudeste asiático. Actualmente las aves domésticas son el reservorio de virus de baja patogenicidad. El virus se transmite por aerosoles, por contacto directo o indirecto, por vía respiratoria. La diseminación es favorecida por la enorme cantidad de aves concentradas en planteles avícolas. Las aves inmunizadas con vacunas preparadas con cepas mesogénicas y lentogénicas B1, eliminan el virus vacunal y lo diseminan. Aves esviceradas y congeladas portan el virus y lo transmiten de una región a otra. El virus sobrevive en pulmones y piel durante 90 días, y en médula ósea unos 300 días. El virus ha sido transmitido de un país a otro por el transporte de faisanes y perdices. El virus viscerotrópico ha sido diseminado por psitácidos, y gallos de pelea. En una investigación realizada en EE. UU., se aisló el virus en gorriones (Passer domesticus) y cuervos (Corvus brachrhynchos); en psitácidos, pittas y tucanes en cautividad.

El control depende fundamentalmente de medidas de higiene y programas de vacunación con vacunas preparadas con virus lentogénicos. Los trabajadores de laboratorio deben impedir la producción de aerosoles, y evitar contaminar sus ojos con las manos infectadas. Los vacunadores deben utilizar máscaras protectivas.

En Chile, en 1975, se erradicó el virus velogénico y el país se considera internacionalmente como libre de la Enfermedad de Newcastle. En agosto de 2007 se detectó el virus mesogénico en aves marinas como cormoranes y picachos de la costa de Constitución. Luego de la tipificación viral el SAG determinó la vacunación de los planteles avícolas de la zona con el fin de prevenir la diseminación del virus al resto del país (Moreno, García y Mathieu, 2009)


Referencias bibliográficas

Moreno, V.,  A. García,  C. Mathieu. 2009. Caracterización molecular y patogenicidad del virus de la enfermedad de Newcastle (ENC) aislado en cormoranes. Chile, 2007. En: Boletín Veterinario Oficial, BVO N° 9. Servicio Agrícola y Ganadero Santiago, Chile. 13 pp.

Lectura complementaria
WHO, PAHO.  2003. Zoonoses and Communicable Diseases Common to Man and Animals. Volume II. Chlamydioses, Rickettsioses and Viroses. Scientific and Technical Publication Nº 580. Washington, D.C. USA.