martes, 10 de noviembre de 2009

DARWIN, LA INFLUENZA Y EL VIRUS ISA EN LA DÉCIMA REGIÓN. Dr. Felipe Cabello

Darwin, la influenza y el virus ISA en la Décima Región


Columna de opinión de Felipe Cabello, profesor del Departamento de Microbiología e Inmunología del New York Medical College, publicada en el Clarín de Chile el 13 de julio de 2009.

Este año en que se han cumplido los 200 años desde el nacimiento de Charles Darwin y los 150 años desde la publicación de su extraordinaria obra el “Origen de las Especies” los medios de comunicación han estado colmados de artículos y comunicados acerca de estos aniversarios y de sus diferentes significados y proyecciones.

Sin lugar a dudas, Charles Darwin fue un científico multifacético y la influencia de la Teoría de la Evolución se ha extendido a diversos campos de las actividades humanas, y algunas veces con acerbos conflictos, como era de esperar dado su radicalismo. En los artículos, en la prensa lega y en la científica, cada autor ha resaltado a su juicio los aspectos de la Teoría de la Evolución que encuentran más relevantes y los aspectos de la personalidad de Darwin que son más dignos de ser admirados e imitados.

A mi modo de ver el aspecto de la Teoría de la Evolución que encuentro más interesante es aquel que dice relación con la introducción del concepto del origen común de todos los organismos vivos que habitan la Tierra. Esto introduce a la biología el concepto del acontecer histórico, desplazando a las causas extranaturales en las explicaciones del origen de la vida y como factores para generar la presencia de la diversidad de especies animales y de vegetales en la Tierra. El concepto del origen común de las especies, representado por el “árbol de la vida”, en el cual cada rama (especie) se origina en bifurcaciones y ramas que la anteceden y todas ellas se originan de un tronco común como resultado de dinámicos procesos materiales, esta imbuido además de una gran proyección ética. Ya que muestra por ejemplo que los animales y los seres humanos comparten una misma historia y por esta razón comparten características comunes. Indicando esto a mi juicio que todos los seres vivos, incluyendo por supuesto a los animales, deberían ser tratados con equivalente consideración y respeto, ya que son el resultado de un compartido y similar proceso.

Darwin fue a un trabajador científico incansable, un sagaz y sacrificado observador de la naturaleza y con una gran habilidad para usar el método científico en su variante hipotética deductiva. Como por ejemplo lo demuestran las descripciones detalladas de sus esfuerzos en sus viajes por la isla de Chiloé, los retratos particularizados de las aves que encuentra en estos viajes y los relatos de sus encuentros con diversos individuos, los cuales aparecen en la capitulo XIII de la obra “El viaje del Beagle”. El trabajo de Darwin esta basado en una interrogación permanente de la naturaleza y sus diversos aspectos materiales, y su teoría explica de forma empírica y directa las transformaciones experimentadas por la materia para generar a los diversos seres vivos. Esto indicaría a mi juicio que para conmemorar su vida y su actividad intelectual debiéramos concentrarnos en aplicar su teoría para explicar algunos fenómenos biológicos presentes, en vez de homenajearlo con discursos pulcros pero vacíos, incapaces de captar y de ilustrar lo provocador y lo profundo de su trabajo.

La relevancia que tiene el concepto del origen común de las especies acude a la mente cuando analizamos a la luz de la Teoría de la Evolución a dos fenómenos biológicos que evolucionan en este momento en la Décima Región del país. Por una parte tenemos la epizootia del virus ISA (Anemia infecciosa del salmón) que prácticamente ha quebrado a la acuicultura del salmón, lo cual ha resultado en una calamidad social y económica de sombrío futuro e incierta solución. En las últimas semanas la Décima Región también esta experimentando la diseminación epidémica de una nueva variante del virus influenza A H1N1, originado al parecer en un área rural de México, y que continua esparciéndose por el mundo en forma pandémica.


Como lo ha señalado las autoridades de salud y la prensa, la Décima región al parecer tiene la mayoría de los casos en Chile de influenza y la mayor parte de los fallecidos por influenza están hasta el momento en esta región. Como resultado de su origen común, las reacciones de los humanos y de los animales a los agentes infecciosos, están regidas por similares componentes fisiológicos de respuesta a ellos. Uno de los factores reconocidos que favorece la infección a través de diversos mecanismos es el estrés o la reacción de alarma como respuesta a diversos estímulos ambientales nocivos. Por ejemplo, la habilidad del virus del ISA para producir enfermedad entre los salmónidos en cultivo, sin lugar a dudas, se debe a una aumentada susceptibilidad de ellos a la infección, producida por deficientes metodologías de cultivo en las cuales se sacrifica la bioseguridad y el bienestar animal en aras del acrecentado pero fugaz dividendo económico. Aspectos de estas metodologías deficientes, que favorecen la generación de estrés en los peces, son múltiples e incluyen el hacinamiento de gran número de peces en volúmenes reducidos, su transporte a largas distancias en condiciones incompatibles con una fisiología normal y sus manipulaciones bruscas para diversos objetivos durante la crianza. El hecho de que a pesar de que el virus ISA esté presente en diversos peces silvestres y de que la enfermedad producida por el es rarísima en ellos, confirmaría que la enfermedad se debe a las condiciones de cultivo deficientes y estresantes que aumentan la susceptibilidad de los peces a este virus. Similarmente, la mayor mortalidad y la diseminación del virus influenza A H1N1 en la Décima Región es probablemente también la traducción de condiciones que de alguna manera aumentan la susceptibilidad humana a la infección generando stress en la población humana y que incluyen factores como el hacinamiento, la exposición al frió y a la humedad, la cesantía y el exceso de trabajo, el tabaquismo, la desnutrición y alcoholismo. Estas condiciones, son generalmente más frecuentes en las poblaciones de bajo nivel socio económico, y asociadas a una falta de educación y de acceso oportuno a la atención de salud, explican una aumentada morbilidad y mortalidad no solo para la influenza, sino que también para todas las enfermedades infecciosas.De esta manera, dos fenómenos aparentemente independientes, ocurriendo sincrónicamente en la misma región geográfica, uno terrestre y el otro en las profundidades del mar, pueden ser fácilmente entendidos y homologados haciendo uso de la Teoría de la Evolución, que nos indica nuestra comunalidad de reacción con los animales frente a los estímulos nocivos del ambiente y a los agentes infecciosos como resultado de nuestro origen compartido. Un corolario de esta observación es que probablemente las mismas perniciosas fuerzas económicas y sociales responsables de la diseminación de virus ISA entre los salmónidos en el mar de la Décima Región, tienen también un rol en la diseminación de la influenza en la población humana de la misma región de manera tan inexorable.

El hecho de que el virus ISA y el virus de la influenza estén genéticamente relacionados ya que pertenecen al mismo grupo de virus, ortomixovirus, y de que también el virus de la influenza pandémico A H1N1 al parecer ha sido generado en la crianza industrial de animales estresados (cerdos) que favorece su aparición y propagación, resaltan aún más la similitud de los desarrollos evolutivos que generan estos procesos infecciosos en la poblaciones humanas y animales.


El análisis de estos desarrollos infecciosos a través del prisma de la Teoría de la Evolución y de las nefastas influencias económicas y sociales que los generan y modifican, indudablemente que produce una visión mas completa de la realidad. Ya que como Darwin dijo, y así ha sido demostrado “Grande es nuestro pecado si la miseria humana (y la de los animales) es causada por nuestras Instituciones y no por nuestra biología” Este enfoque holístico de la realidad es indispensable para prevenir y modificar el curso negativo de estos procesos y para que diversas actividades humanas se beneficien positivamente de la ciencia y de la tecnología modernas, incluyendo la Teoría de la Evolución La Teoría de la Evolución puede también ser aplicada al estudio de otros procesos biológicos que afectan negativamente la vida de los humanos y de los animales de la Décima Región como resultado del deterioro antropogénico del medio ambiente. Estos incluyen, las infecciones por virus Hanta, las mareas rojas, las diarreas por vibrio, el excesivo uso de antibióticos en la salmonicultura y sus repercusiones negativas para la salud humana y animal. Además, de los efectos deletéreos producidos por el escape masivo de salmónidos para la salud humana, para la de los animales y para el medio ambiente y las consecuencias ecológicas y sociales y económicas del agotamiento de los recursos marinos por pesca excesiva. Esto indudablemente produciría una clarificación de la causa de estos fenómenos y de su futuro desarrollo, y lo que es más importante generaría conocimiento para prevenirlos y manejarlos. Aquello parece esencial para el tratamiento de estos problemas y el futuro de las poblaciones humanas y de animales en la Décima Región. Porque como Darwin también dice “No es la especie más fuerte o la más inteligente la que sobrevive sino que la que se adapta mejor al cambio… ” O cuando agrega “En la larga historia de la humanidad (y también del reino animal), han sobrevivido los que han aprendido a colaborar y a improvisar de manera eficiente (frente a los cambios ambientales)”.

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