Claudia Silva, Bióloga c/m en Medio Ambiente csilva@wcs.org Bárbara Saavedra, Bióloga, Doctora en Ecología y Biología Evolutiva bsaavedra@wcs.org Fernanda Menvielle , Bióloga, Máster en Recursos Naturales fmenvielle@apn.gov.ar Adrián Schiavini , Biólogo, Doctor en Ciencias aschiavini@wcs.org Nicolás Soto , Médico Veterinario, Máster en Biología de la Conservación nicolas.soto@sag.gob.cl Laura Malmierca , Bióloga malmierca@apn.gov.ar
Daniel Ramadori , Biólogo dramador@ambiente.gov.ar
Introducción
Los castores fueron introducidos a la Isla Grande de Tierra del Fuego, en el sector argentino del lago Fagnano en 1946. Inicialmente se introdujeron 26 parejas desde su rango de distribución nativo en Norteamérica (Canadá y Estados Unidos). En Tierra del Fuego el castor encontró una amplia disponibilidad de hábitats adecuados para su desarrollo, incluyendo bosques y ríos y, al mismo tiempo, encontraron ausencia de depredadores naturales. Estos factores permitieron el crecimiento exponencial de la población desde su introducción y se ha estimado un total de 60.300 individuos, con datos del año 1999 correspondientes a la última publicación científica que se tiene al respecto (Skewes et al., 2006).
Debido a su biología natural, caracterizada por la capacidad de transformar significativamente los ambientes en su beneficio, a los castores se les considera “ingenieros ecosistémicos” (Jones et al.,1994). Este atributo genera modificaciones significativas en los hábitats y ecosistemas en los que está presente, los cuales se manifiestan en diferentes niveles de la jerarquía ecológica. Algunos de estos impactos han sido descritos en Tierra del Fuego, así como sus efectos en aspectos económicos asociados. A continuación se describen los más importantes.
1. Impactos de la invasión del castor a Chile
1.1 Ecológicos
El castor es una especie acuática capaz de crear su propio hábitat donde construyen represas y provocan acumulación de agua (Naiman et al., 1986). Esta conducta produce impactos evidentes de su presencia, como la destrucción del bosque ribereño asociado al sitio de establecimiento de los individuos, ya que utilizan toda la vegetación del borde, no sólo para construir los diques, sino también para alimentarse.
Además de la destrucción directa de la vegetación por su corta, un porcentaje importante de ésta muere debido a la asfixia provocada por la inundación del área lo cual incluye todas las formas existentes en el área (árboles, arbustos, herbáceas). Este efecto es particularmente importante en Tierra del Fuego, a diferencia de lo que le ocurre a la vegetación en el rango de distribución original de los castores, donde ésta presenta adaptaciones naturales (por ejemplo, regeneración desde brotes) que le permiten sobreponerse a dicha actividad.
Es importante destacar que los efectos provocados por el castor en la vegetación ribereña en Tierra del Fuego se extienden más allá de la vida útil de la represa, ya que la sucesión que se inicia una vez abandonado un dique, ya sea porque se cazaron o mudaron a otro sector, muestra que la comunidad original no se recupera. En Tierra del Fuego, sector argentino, se ha observado que la vegetación original del bosque de ribera no se recupera, incluso después de 20 años, y en su lugar se establece un pastizal (Martínez-Pastur et al., 2006).
Esta situación ocurre en Norteamérica y se les denomina “praderas de castor”; por lo tanto, es probable que se requiera una intervención activa para restaurar el bosque de ribera original. Se estima que en la Isla Grande se han destruido, directamente por la acción del castor, alrededor de 23.000 hectáreas de bosque de este tipo. El impacto ecológico más evidente e importante que producen los castores en Tierra del Fuego es la transformación de un sistema lótico (es decir, de aguas corrientes), a uno léntico, más parecido a un lago. Dado que las características físico químicas (especialmente cambios en el carbono y nitrógeno), junto con la velocidad del flujo de agua de ambos sistemas son totalmente diferentes, se presentan consecuencias en cascada sobre otras comunidades o componentes como vertebrados, invertebrados o flora acuática, entre los más importantes. Actualmente se estima que alrededor del 98% de los ríos de Isla Grande de Tierra del Fuego presentan algún tipo de perturbación como consecuencia de la acción del castor, lo que indica el elevado impacto absoluto que los castores ejercen sobre estos ecosistemas.
1.2 Jerarquía ecológica
Los impactos provocados por los castores se difunden en todos los niveles de la jerarquía ecológica, incluyendo desde aquellos basales, como el genético, hasta niveles superiores, como el paisaje. En el primer caso, los castores constituyen un nuevo agente de selección natural que promueve la eliminación de los genotipos menos adaptados a su presencia, por ejemplo, la vegetación y su respuesta a la tolerancia a la humedad.
A nivel de paisaje, la conducta ingenieril de los castores modifica significativamente su estructura, transformando ecosistemas de bosque fueguino en praderas u otros ecosistemas inexistentes previos a su llegada. Además, los efectos producidos en un nivel ecológico pueden ser traspasados a otros, como es el caso de las poblaciones. Por ejemplo, se ha observado un cambio en la identidad de las poblaciones vegetales de la zona, mediante el reemplazo de especies nativas por introducidas.
En este sentido, los castores actuarían como facilitadores de la llegada de especies exóticas, fenómeno que se encontraría muy dentro del bosque. Esto ocurre también con especies animales, por cuanto se ha observado que en Estados Unidos la rata almizclera (Ondatra zibethicus), que también ha sido introducida a Tierra del Fuego, es capaz de habitar en madrigueras activas de castor. Aunque no ha sido demostrado, se espera que este proceso esté ocurriendo también en la zona austral (Silva & Saavedra, 2008). Además, los diques de castor pueden impedir o limitar la migración de peces nativos como el puye (Galaxias maculatus) o introducidos como los salmones, cuya importancia es turística y comercial.
Los impactos de la presencia de los castores también se observan en las comunidades ribereñas de invertebrados acuáticos y aves, cuya estructura y composición se ve alterada; esto se constata especialmente luego del abandono de los diques, donde las praderas que se forman presentan una mayor proporción de especies exóticas.
El traspaso de los impactos del castor es relevante no sólo a través de la jerarquía ecológica de los sistemas naturales, sino también hacia los sistemas productivos que ellos sustentan. Esto tiene consecuencias no sólo económicas, sino sociales, e incluso de orden político.
1.3 Impactos económicos
Los impactos ecológicos, derivados de la presencia de castores, afectan los sistemas productivos de Tierra del Fuego. Estos impactos económicos ocurren principalmente como consecuencia de la inundación de terrenos de uso agrícola o ganadero, así como por la pérdida de suelos e infraestructura (caminos, cercos y alcantarillas) provocados por obstrucción del flujo de agua producto de la actividad castoril.
En general los recursos naturales se deterioran debido, por ejemplo, a la pérdida de biomasa forestal, que no sólo redunda en la pérdida de potencial del recurso maderero, sino además impacta en la captación de carbono, en el reciclaje de nutrientes y en la regulación de los flujos hídricos, todas funciones ecosistémicas propias de los bosques de ribera. A estos efectos se suma el deterioro de la calidad del agua de cursos originalmente prístinos, debido al estancamiento provocado por las represas, lo que aumenta el proceso de sedimentación con efectos en la turbidez del agua. Muchas veces esto ocurre con el recurso que se usa para el abastecimiento de agua potable de las comunidades humanas locales.
Las implicancias políticas, por ejemplo, se observan claramente en Isla Grande de Tierra del Fuego, ya que éste es un territorio que pertenece tanto a Argentina como a Chile, en el cual no existe una barrera geográfica evidente que delimite ambas zonas y, por lo tanto, que separe los procesos de la invasión del castor en ambos países. Las implicancias económicas en este caso, se han cuantificado en pérdidas de 2 millones de dólares por concepto de mermas forestales y de terrenos de aptitud ganadera, con las consiguientes implicancias sociales.
1.4 Expansión de la invasión hacia el continente
Inicialmente los castores estuvieron contenidos en Tierra del Fuego y en algunas islas de ese archipiélago (Sielfeld y Venegas, 1980). Sin embargo, actualmente este escenario ha cambiado debido a la llegada de la especie al continente, donde se detectó la primera colonia en el año 1994 en la Península Brunswick.
La colonización del continente ha continuado en forma de oleadas y actualmente se siguen encontrando nuevos focos, presumiblemente debido a que en la zona, tanto del lado chileno como argentino, existen numerosas áreas con recursos hídricos y forestales que constituyen hábitats con las condiciones adecuadas para el establecimiento y desarrollo del castor.
2. Escala del problema
Debido al efecto de los castores sobre la ecología y la economía asociada a los ecosistemas de la Patagonia Austral, su invasión se ha convertido en un problema de múltiples escalas y aristas, que constituyen un problema:
• Binacional, pues afecta tanto a Chile como a Argentina.
• Interinstitucional, debido a que es de competencia de diversos servicios públicos chilenos y argentinos (por ejemplo, en Chile: Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), Corporación Nacional Forestal (CONAF), Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA), Gobierno Regional y Ministerio de Relaciones Exteriores; en Argentina: Administración de Parques Nacionales, Dirección de Fauna Silvestre; Provincia de Tierra del Fuego).
• Transversal, pues afecta y debe ser enfrentado por actores de los sectores público y privado.
• Global, pues involucra especies invasoras las que constituyen la segunda causal de pérdida de biodiversidad global. Específicamente, los efectos del castor tienen implicancias de relevancia global por cuanto la Patagonia y Tierra del Fuego pertenecen a dos de las 37 áreas que aún se consideran silvestres en el mundo (Mittermeier et al., 2002). Además, la pérdida de vegetación es uno de los factores más relevantes con relación a los fenómenos de escala global como el cambio climático.
3. Intervenciones realizadas
La respuesta de las autoridades argentinas y chilenas respecto de la presencia de castores ha sido, en general, tardía e insuficiente. Se han realizado algunas intervenciones que pueden ser agrupadas en tres etapas.
Reconocimiento del problema Declara al castor como especie dañina (1992) Autoriza caza (1981)
Incentivo al mercado Evaluación y fomento (1999) Programa de Control (1999) Subsidio al
mercado Programa de Control (2004) Programa de Control (2001)
Destaca que la declaración de especie dañina por parte de Chile en 1992, no se reflejó en
acciones directas significativas.
En la etapa de incentivo al mercado, el objetivo principal fue fomentar el desarrollo del mercado peletero, como un mecanismo que supuestamente permitiría, como externalidad, el control de las poblaciones. No obstante, una vez implementado el Plan y analizados sus resultados se observó que este mecanismo era incapaz de absorber el crecimiento poblacional del castor, por lo que se comenzó a aplicar subsidios, es decir, se pagó por cualquier evidencia de un individuo muerto (cola, pieles). En este período también se desarrollaron algunas investigaciones científicas, las cuales respondieron a investigaciones independientes sin articulación explícita en su origen o destino.
Sin embargo, destaca que durante el desarrollo de estas tres etapas se produjeron aportes
significativos que incluyen:
• conocimiento local respecto del trampeo de castores;
• conocimiento de la ecología local de la especie;
• difusión y educación respecto de la problemática del castor y de otras especies invasoras;
• análisis e intercambios nacionales, binacionales e internacionales.
Debido al fracaso de estas intervenciones, el castor continuó su crecimiento poblacional y la
invasión del continente. Como respuesta a esta situación, en el año 2006 se analizó la estrategia
más adecuada para enfrentar la invasión de esta especie y se evaluaron críticamente las medidas aplicadas en Argentina y Chile hasta esa fecha. Se detectaron varios problemas como:
• Aislamiento geográfico de Tierra del Fuego, lo que encarece los programas de control y el
abastecimiento de materia prima para el supuesto mercado peletero.
• Crisis del mercado peletero, el cual entró en declinación hace tiempo y es poco probable que se reactive debido a la crisis de biodiversidad global. Se suma a este escenario global el hecho que el castor, la rata almizclera y el visón, fueron introducidos a Tierra del Fuego justamente con el objetivo de desarrollar un mercado peletero, el que jamás tuvo éxito. En este contexto, esperar que este escenario se modifique no tiene asidero con la evidencia existente.
• Idiosincrasia y financiamiento, debido a que en Tierra del Fuego no existe una cultura de caza deportiva, ni económica, los programas de control basados en esta actividad requieren de financiamiento continuo y constante, como subsidios estatales, los que no se han podido mantener en ambos países.
• Sectorización de la caza y dinámica fuente-sumidero, debido a que muchas áreas de Tierra del Fuego son inaccesibles y no tienen caminos, la caza de castores se concentra en las áreas de más fácil acceso. Esto genera una dinámica fuente-sumidero, es decir, las zonas donde no existe caza alimentan con animales a las zonas donde ésta se practica. Por lo tanto, no se cumple el objetivo del control poblacional que pretende el trampeo comercial.
4. Nueva visión del problema y nuevo plan de control del castor
Sobre la base del análisis crítico de los resultados de las intervenciones realizadas hasta la fecha, se comenzó a desarrollar un nuevo plan de control del castor, sustentado en premisas como la cooperación binacional, ya que el problema no se restringe a una sola institución o país, como se señaló anteriormente.
Otra premisa considerada fue la necesidad de aplicar el manejo adaptativo, es decir, desarrollar un plan, implementarlo y luego evaluar los resultados para replantearlo en el caso de no haber sido exitoso (planificación - implementación - evaluación).
Estas premisas se basan en el desarrollo de una visión común que permita integrar actores que, aunque tengan objetivos, funciones e intereses distintos, compartan un objetivo común: restaurar los ecosistemas del extremo austral de Sudamérica hacia su condición previa a la
liberación del castor norteamericano.
Para alcanzar esta visión común, se definieron dos objetivos:
• Erradicación total del castor en el sur de Sudamérica.
• Restauración de los ecosistemas australes dañados por castor.
En este nuevo marco, a la fecha se han realizado las siguientes acciones:
• Intercambio internacional con agencias que tienen injerencia en los distintos aspectos involucrados:
• Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (UICN), especialmente a través de su
Grupo de Especialistas de Especies Invasoras.
• ONGs especialistas en erradicación de vertebrados en islas (por ejemplo, Island Conservation).
• Animal and Plant Health Inspection Service (APHIS), del Departamento de Agricultura de
Estados Unidos, quienes son el grupo experto en controlar castores en Norteamérica.
• Formación de un Comité Binacional que incluyó a:
Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), Chile.
Wildlife Conservation Society, oficinas en Chile y Argentina.
Administración de Parques Nacionales, Argentina.
Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Argentina.
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), Argentina.
Dirección de Fauna Silvestre, Argentina.
Gobierno de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, Argentina.
Respecto de la planificación y manejo, actualmente se están desarrollando instrumentos
como:
• Estudio de Factibilidad de erradicación del castor en Patagonia austral, que involucra nu
merosos aspectos (ecológicos, técnicos, sociales y económicos; ver punto 6).
• Plan Estratégico Binacional, el cual derivará de los resultados del Estudio de Factibilidad.
• Base de datos binacional de impactos del castor.
• Experiencias demostrativas de trampeo y restauración en Chile y Argentina.
• Plan de contingencia y acción.
5. Ejemplos de erradicaciones exitosas
Como una forma de visualizar la erradicación como mecanismo de solución definitiva a la invasión de castores en Patagonia austral a continuación se analizan algunos ejemplos de erradicación, los cuales se han llevado a cabo en distintos países, que demuestran que la erradicación de especies invasoras es factible.
5.1 Erradicación de roedores
A la fecha se han realizado más de 300 programas exitosos de erradicación de roedores en el mundo, los que se han concentrado en la rata (Rattus rattus) y el guarén (R. norvegicus). La mayoría de ellos se han realizado en Australasia, principalmente en Nueva Zelanda, quienes son expertos en erradicación de mamíferos.
5.2 Erradicación de cabras en las Islas Galápagos
Uno de los ejemplos más emblemáticos de erradicación de vertebrados exóticos se ha desarrollado con éxito en las Islas Galápagos e involucra a las cabras (Capra hircus). Su importancia radica en haberse desarrollado en uno de los ecosistemas más importantes, desde el
punto de vista global de endemismo, además de ser uno de los ecosistemas más aislados del planeta y más amenazado por la presencia de especies invasoras vertebradas. En dicha experiencia la escala de erradicación fue la más grande realizada con éxito a la fecha, y las lecciones aprendidas en este proceso permiten abordar problemas similares en otras partes del planeta, incluyendo Tierra del Fuego. Las acciones orientadas a la erradicación de cabras comenzaron en la isla Pinta; como se obtuvieron resultados exitosos, se continuó con las islas Santiago e Isabela, de mayor tamaño. Se eliminaron, en total, 160.000 ejemplares.
El efecto de la erradicación de las cabras se observó muy rápidamente en la recuperación de la flora nativa; ello indica la efectividad del método en la recuperación de la biodiversidad, así como la respuesta de los ecosistemas naturales. En las siguientes fotografías se observa cómo era el ambiente antes y durante la invasión de las cabras en Galápagos y cómo se produjo la recuperación después de su erradicación.
Como productos positivos secundarios de la eliminación de cabras en Galápagos se produjo la eliminación de otras especies exóticas que amenazaban directamente la vegetación nativa, como los burros y cerdos salvajes. Además, en la dimensión social, se capacitó personal altamente especializado en erradicación, quienes actualmente son requeridos en otros proyectos de erradicación en Ecuador e incluso en otros países.
Con relación al turismo y la investigación científica, ciertamente la recuperación de la biodiversidad de estas islas ha tenido beneficios significativos en estas actividades.
Actualmente existen numerosos métodos de erradicación que utilizan diversos grados de
tecnología. Los siguientes son ejemplos de los métodos usados en Galápagos para erradicar las cabras:
• Caza aérea: un helicóptero transporta a un cazador armado; se mapea el área a recorrer
mediante GPS, a fin de tener la certeza que se recorrió todo el territorio definido a priori.
• Caza terrestre: se usan cazadores que recorren el terreno a pie, apoyados o no por perros
entrenados.
• Cabras “Judas”: son animales esterilizados y equipados con un collar de telemetría. Como
esta especie es muy sociable, estos individuos se juntan con los grupos silvestres, y así son
detectados por los cazadores.
5.3 Evolución y costos de erradicación en Galápagos
La erradicación de cabras en Galápagos ha sido parte de un proceso adaptativo, durante el cual se ha aprendido de cada error cometido; el conocimiento adquirido ha sido utilizado para mejorar las técnicas usadas, aumentar la superficie de aplicación y reducir los costos implicados.
El siguiente cuadro muestra cómo se incrementó el área en la cual se han realizado erradicaciones en Galápagos; ésta aumentó desde un par de miles de hectáreas, a más de
400.000 hectáreas de superficie (Isabela). Esta es una tendencia mundial, donde cada vez se erradica en superficies más grandes y un mayor número de especies e individuos.
En el cuadro también se observa cómo ha evolucionado el costo por hectárea de la erradicación;
en general, a escalas crecientes los costos son decrecientes. El mayor costo se asocia con la primera experiencia de erradicación realizada en Nueva Zelanda (Raoul), ya que se tuvo que desarrollar nuevas técnicas. El costo disminuye en la segunda experiencia (isla Pinta) y aumenta un poco en la isla Santiago dadas las características del terreno; luego disminuye a US$ 5/individuo en Isabela, que corresponde a la mayor erradicación realizada en el archipiélago.
Aplicando estos valores al contexto nacional, es posible comparar la isla Robinson Crusoe del Archipiélago Juan Fernández, la cual tiene 9.300 ha y la isla Santiago 58.000. En este escenario, y considerando sólo superficie, el costo de erradicar las cabras de esta isla se estima en alrededor de US$ 800.000. Esta cifra puede parecer alta, sin embargo, según datos de la Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA), el presupuesto ambiental para el año 2002 fue de 224 millones de dólares, por lo que el costo de la erradicación corresponde a menos del 0,5% del presupuesto ambiental nacional.
6. ¿Es posible la erradicación del castor del extremo austral de Sudamérica?
Hace 20 años la respuesta hubiese sido: no. Sin embargo, como se señaló anteriormente, existen numerosos ejemplos de erradicación realizados con éxito, los que permiten pensar que el castor se podría erradicar de la Patagonia. No obstante, el éxito de otros países no lo asegura para el caso chileno-argentino.
En este contexto, los resultados del Estudio de Factibilidad de erradicación de castores son
fundamentales para definir esta situación. Éste está en ejecución por un grupo de consultores
internacionales que pertenecen a las agencias anteriormente señaladas, además de
Landcare Research, de Nueva Zelanda, quienes son expertos en erradicación. El estudio será revisado por el Grupo de Especialistas en Especies Invasoras (ISSG), de la UICN.
El Estudio de factibilidad considera evaluar aspectos ecológicos como:
• el impacto que causa el castor sobre los ecosistemas nativos,
• la posibilidad de capturar especies no-blanco como el huillín (Lontra provocax), con las técnicas de trampeo que se van a implementar,
• las posibilidades de restauración de la biodiversidad.
También se deben evaluar aspectos técnicos:
• técnicas de trampeo a utilizar,
• necesidades de capacitación,
• determinación de las variables que deberán ser monitoreadas para evaluar el éxito del proyecto, realizar el manejo adaptativo y replanificar, si es que lo realizado no ha sido exitoso.
Otros aspectos a evaluar son los económicos:
• costos que ha significado la invasión,
• evaluación costo – beneficio de la erradicación; determinar si hay un beneficio neto para la población local,
• escenarios alternativos de manejo, por ejemplo, que no se realice control sobre los castores o que se mantenga un control sostenido, como ha ocurrido hasta el momento.
Entre los aspectos sociales se evaluará:
• la idiosincracia y expectativas de la población,
• la eventual oposición que pudiese surgir a un proyecto de erradicación.
Y entre los institucionales:
• instituciones chilenas y argentinas que podrían estar a cargo de un proyecto de erradicación,
• posibilidad real que estas instituciones se coordinen,
• legalidad y gobernanza, que den la estructura organizativa al proyecto y el marco legal que
amparará la erradicación.
7. Modelo de cooperación para la conservación en Chile
Independientemente si el proyecto de erradicación se realiza o no y dependiendo de los
resultados del Estudio de Factibilidad, se espera que esta experiencia, donde ha primado la
coordinación, evaluación y manejo adaptativo, pueda ser traspasada a otras experiencias de
control de especies invasoras, tanto en Patagonia, donde también existen el visón y jabalí, como en otros lugares del país, por ejemplo, el caso emblemático de Juan Fernández que está invadido por el coatí, la cabra y el gato silvestre.
Así, se espera que esta experiencia pueda constituirse como un modelo de cooperación para la conservación en Chile.
8. Literatura citada
Anderson, CB, Martínez-Pastur G, Lencinas, MV, Wallem, PK y Moorman, M. 2008. Implicancias de restauración de la remoción del castor en el archipiélago austral de Chile y Argentina: comprendiendo el rol ecológico del Castor canadensis como un ingeniero de ecosistemas exótico. En: Saavedra, B y Silva, C. 2008. Actas del Taller Internacional de Control de Castores en el Archipiélago Fueguino. Disponible en:
Howald, G, Donlan, CJ, Galván, JP, Russell, JC, Parkes, J, Samaniego, A, Wang, Y, Veitch, D, Genovesi, P, Pascal, P, Saunders, A. & Thershy B. (2007). Invasive rodent eradication on islands. Conservation Biology, 21: 1258-1268.
Jones, CG, Lawton, JH & Shachak, M. 1994. Organisms as ecosystem engineers. Oikos 69: 373-386
Lavoie, C, Donlan, CJ, Campbell, K, Cruz, F & Carrion, GV. 2007. Invasive rodent eradication on islands. Conservation Biology, 21: 1258-1268.
Martínez-Pastur, G,: Lencinas, MV,; Escobar, J,: Quiroga, P, Malmierca,: L, & Lizarralde, M. 2006. Applied Vegetation. Science, 9: 143-154.
Mittermeier, R, Mittermeier, C, Robles-Gil, P, Pilgrim, J, Fonseca, G, Brooks, K & Konstant, J. 2002.
Wilderness: Earth last wild places. Conservation International, Washington D.C. 573 pp.
Naiman, RJ, JM, Melillo & JE Hobbie. 1986. Ecosystem alteration of boreal forest streams by beaver (Castor canadensis). Ecology 67: 1254-1269.
Sielfeld, W. y C., Venegas. 1980. Poblamiento e impacto ambiental de Castor canadensis Kuhl en Isla Navarino, Chile. Anales del Instituto de la Patagonia (Chile) 11: 247-257.
Silva, C. & Saavedra, B. 2008. Knowing for controlling: ecological effects of invasive vertebrates in Tierra del Fuego. Revista Chilena de Historia Natural 81: 123-136.
Skewes, O, González, F, Olave, R, Ávila, A, Vargas, V, Paulsen, P & König, HR. 2006. Abundance
and distribution of american beaver, Castor canadensis (Kuhl 1820), in Tierra del Fuego and Navarino islands, Chile. European Journal of Wildlife Research, 52: 292-296.
Los castores fueron introducidos a la Isla Grande de Tierra del Fuego, en el sector argentino del lago Fagnano en 1946. Inicialmente se introdujeron 26 parejas desde su rango de distribución nativo en Norteamérica (Canadá y Estados Unidos). En Tierra del Fuego el castor encontró una amplia disponibilidad de hábitats adecuados para su desarrollo, incluyendo bosques y ríos y, al mismo tiempo, encontraron ausencia de depredadores naturales. Estos factores permitieron el crecimiento exponencial de la población desde su introducción y se ha estimado un total de 60.300 individuos.
ResponderEliminarDebido a su biología natural, caracterizada por la capacidad de transformar significativamente los ambientes en su beneficio, a los castores se les considera “ingenieros ecosistémicos” (Jones et al.,1994).Este atributo genera modificaciones significativas en los hábitats y ecosistemas en los que está presente, los cuales se manifiestan en diferentes niveles de la jerarquía ecológica. Algunos de estos impactos han sido descritos en Tierra del Fuego, así como sus efectos en aspectos económicos asociados.