PROGRAMA DE CONTROL DE ESPECIES DAÑINAS EN MAGALLANES: CASO CASTOR(Castor canadensis)
Nicolás Soto Volkart Médico Veterinario, Máster en Biología de la Conservación nicolas.soto@sag.gob.cl
Estructura de la exposición:
1. Identificación del problema.
2. Marco legal e institucional.
3. Programa de control de fauna dañina en Magallanes (2004-2007; 2008-2010).
1. Identificación del problema
El problema consiste en la introducción, establecimiento e invasión de una especie exótica, las tres etapas del proceso de una invasión biológica, con crecientes impactos ambientales a escala de paisaje y ecosistema. Conjuntamente con el proceso invasivo se presentan impactos económicos y, en menor medida, sociales.
El castor (Castor canadensis) es uno de los ocho vertebrados terrestres declarados oficialmente perjudiciales o dañinos en Magallanes según el Reglamento de la Ley de Caza (Decreto Supremo N° 05 del 9 de enero de 1998). Ingresó al territorio nacional en la década del sesenta, 16 años después que la Armada Argentina liberara 25 parejas en el lago Fagnano, en la parte argentina de la Isla Grande Tierra del Fuego. Los primeros sitios colonizados fueron la costa norte de isla Navarino y la ribera norte del lago Fagnano, en la zona chilena de Tierra del Fuego, en los años 1962 y 1964, respectivamente.
Tras 45 años en el territorio nacional, los animales que ingresaron a Chile y los sucesivos pulsos migratorios aumentaron la población en más de 60.000 individuos en 1999 (Skewes et al., 1999). Las velocidades de avance han fluctuado entre 2,6 y 6,7 km/año, cubriendo su actual área de distribución: toda la Isla Grande de Tierra del Fuego, islas Navarino, Picton, Nueva, Lenox, Hoste, Dawson, además de tres focos detectados en la península de Brunswick, en el continente.
Aunque el castor en su hábitat natural (América del Norte) ocupa ambientes boscosos, en Magallanes además ha colonizado la estepa; ha logrado manejar el escaso recurso hídrico y construir diques con materiales herbáceos y arbustivos.
Diversos factores han permitido el crecimiento poblacional, tales como:
• ausencia de depredadores y competidores naturales;
• alta disponibilidad de recursos y hábitat favorable;
• plasticidad para adaptarse y utilizar los recursos;
• capacidad para modificar la estructura y calidad del hábitat;
• tasa reproductiva relativamente alta.
La invasión del castor en el hemisferio sur ha provocado importantes alteraciones ecológicas,
entre otras:
• destrucción del bosque de ribera y desestabilización del suelo;
• alteración del régimen de luz por la apertura de claros;
• modificación de la estructura del hábitat y de la biota acuática;
• notable expansión de las áreas húmedas;
• cambios en el drenaje y en la profundidad de la napa freática;
• acumulaciones de sedimento y materia orgánica que modifican los principales ciclos de
nutrientes en bosques de Nothofagus (Lizarralde, et al. 1996)
A escala de paisaje, entre los cambios evidentes destaca la vegetación leñosa muerta en torno a los diques y áreas inundadas. En los diques abandonados se observan modificaciones del relieve, alteración parcial de los cursos y cuerpos de agua, y crecimiento vigorizado de hierbas y arbustos y, más lentamente, de árboles.
En el año 1999, se estimó que la superficie de bosque afectada podría alcanzar 23.500
hectáreas en la parte chilena de la Isla Grande de Tierra del Fuego y en isla Navarino, donde el 87,8% de los árboles afectados muere por inundación y el 12,2% por anillamiento de su corteza (Skewes et al., 1999).
En Chile los primeros hallazgos esporádicos de castores y sus obras probablemente fueron objeto de curiosidad y atracción, en función de sus características singulares y exóticas. El primer trabajo científico en torno al poblamiento y sus impactos ambientales lo realizaron Sielfeld y Venegas en 1980, en isla Navarino, quienes advirtieron la falta de reguladores del crecimiento y la necesidad de su control. Posteriormente, con ocasión de la elaboración de la línea de base del estudio de impacto ambiental del Proyecto Río Cóndor, Mella y Saavedra (1995) documentaron aspectos biológicos y ecológicos del castor para el medio fueguino y confirmaron categóricamente el carácter perjudicial de la especie para los ecosistemas forestales.
Conscientes del problema, en 1997 el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) encargó a la Universidad de Concepción y al Instituto Forestal (INFOR) un estudio para determinar la
distribución y abundancia regional del castor y evaluar la factibilidad técnico-económica de su control y aprovechamiento. Una vez finalizado, en 1999, surgieron intereses privados para iniciar el aprovechamiento comercial de la especie, los que fueron apoyados con instrumentos de fomento estatal como el Fondo Nacional de Desarrollo Tecnológico y Productivo (FONTEC) de la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO).
El año 2004, una vez comprobado que las variables socioculturales, de infraestructura y de
mercado imperantes no fueron efectivas por sí solas para iniciar una actividad económica regular, el SAG, con apoyo del Fondo para el Desarrollo de Magallanes (FONDEMA), del
Gobierno Regional y del sector privado, inició un programa conducente a fomentar el control de las densidades y dispersión de la especie mediante un sistema de incentivos que subsidió costos de personal, operación e inversión aplicada.
El Programa señalado también incluyó acciones de fomento al control de otras especies invasoras, con lo que se sumó a los escasos esfuerzos, realizados en el país, para el control de especies de vertebrados invasores. Al respecto, la Región de Magallanes cuenta con la
importante experiencia de haber enfrentado y controlado la plaga del conejo europeo en la Isla Grande de Tierra del Fuego en la década del 60 y, posteriormente, en el continente. El Programa Control de Especies Dañinas en la Región de Magallanes nació como una iniciativa regional, no obstante el tema trasciende el interés y cobertura nacional e internacional. Con su ejecución se probaron los primeros eslabones de una cadena que claramente debe crecer en estructura y complejidad para responder a sus objetivos.
Especial referencia merecen los encuentros binacionales entre los servicios públicos y organizaciones privadas de Chile y Argentina, en torno a la conformación de una visión común
del problema y a la estructuración de una agenda de trabajo coordinada.
2. Marco legal e institucional
Las competencias del SAG están definidas en su Ley Orgánica (N° 18.755/1989 modificada
por la Ley N° 19.283/1994), la cual destaca que el objetivo institucional es: contribuir
al desarrollo agropecuario del país, mediante la protección, mantención e incremento
de la salud de animales y vegetales, además de la protección y conservación de los recursos
naturales que inciden en la producción agropecuaria.
Otras leyes importantes son:
2.1 Ley de Caza (N° 19.473/1996)
Corresponde al marco normativo específico para los vertebrados terrestres; regula la caza,
captura, crianza, conservación y utilización sustentable de animales de la fauna silvestre,
con excepción de las especies y recursos hidrobiológicos (los cuales son normados por la
Ley Nº 18.862 General de Pesca y Acuicultura).
El Artículo 2° de la Ley de Caza define una especie perjudicial o dañina como la que causa
perjuicios graves a actividades humanas o a los ecosistemas.
En función de lo anterior, la normativa hace una serie de consideraciones especiales cuando
se trata de fauna dañina (FD). Así destacan los siguientes artículos:
El 5° señala que, en el caso de especies dañinas, se permite levantar nidos, destruir madrigueras
y recolectar huevos y crías.
El Artículo 6° del Reglamento de la Ley (DS N° 05/1998 y sus modificaciones) identifica las
especies perjudiciales o dañinas, incluyendo un anfibio, cinco aves y once mamíferos:
Anfibios
• Sapo africano (Xenopus laevis)
Aves
• Cotorra argentina (Myopsitta monachus)
• Gorrión (Passer domesticus)
• Paloma asilvestrada (Columbia livia)
• Yeco (Phalacrocorax brasilianus): dentro de límites urbanos de centros poblados de las
regiones I a IV
• Jote de cabeza colorada (Cathartes aura): dentro de límites urbanos de centros poblados
de las regiones I y II
Mamíferos
• Conejo (Oryctolagus cuniculus)
• Liebre (Lepus capensis)
• Laucha (Mus musculus)
• Rata negra (Rattus rattus)
• Guarén (Rattus norvegicus)
• Rata almizclera (Ondatra zibethicus)
• Castor (Castor canadensis)
• Visón (Mustela vison)
• Coatí u osito de Juan Fernández (Nasua nasua)
• Cabra (Capra hircus): sólo en el Archipiélago de Juan Fernández
• Jabalí (Sus scropha)
En el caso particular de Magallanes, destacan las especies visón, castor, y conejo por sus
conocidos impactos.
El Artículo 25 del Reglamento establece prohibiciones generales con excepciones exclusivas
para la fauna dañina y autoriza:
• Caza de conejos y liebres con huaches o guachis.
• Caza de FD en dormideros, aguadas, sitios de nidificación, reproducción y crianza.
• Uso de señuelos y cebaderos para cazar animales dañinos.
• Caza de FD durante la noche.
• Uso de focos y caza de FD de hábitos nocturnos.
• Uso de venenos fuera del radio urbano en casos calificados.
• Caza y captura con hondas y boleadoras solo para FD.
El Artículo 25 de la Ley regula la introducción al territorio nacional -o a un área dentro de
éste- de animales exóticos capaces de perturbar el equilibrio ecológico y la conservación del
patrimonio ambiental, requiriéndose de la autorización del SAG.
El Artículo 30 de la Ley establece sanciones como prisión en su grado medio a máximo, con
multas de 3 a 50 UTM (aproximadamente $ 1.650.000), a quienes transgredan el Artículo 25,
las que se pueden duplicar si es reincidente.
El Artículo 64 del Reglamento prohíbe a los tenedores de animales dañinos su liberación al
medio natural.
El Título VIII del Reglamento regula la internación de fauna al Territorio Nacional, con las
siguientes consideraciones para la solicitud:
• Identificación del titular
• Propósito de la internación
• Lugar geográfico de destino en cautiverio
• Condiciones de infraestructura y manejo seguro
• Antecedentes de la especie y del proyecto:
-- Nombre de la especie o subespecie
-- Origen
-- N° de ejemplares
-- Detalles de la biología y ecología (tasa reproductiva, dieta, relaciones interespecíficas,
métodos de control conocidos y de captura, métodos de transporte y mantención)
-- Otras que se estime necesarias.
El Artículo 72 del Reglamento señala las exigencias para la introducción y liberación en el
territorio nacional o dentro de este, de especies capaces de perturbar el equilibrio ecológico
y la conservación del patrimonio ambiental:
• Identificación del titular
• Propósito de la internación, aclimatación y liberación
• Lugar geográfico de destino de la liberación / aclimatación
• Descripción del ecosistema donde se pretende introducir / liberar
Antecedentes de la especie que se desea liberar
-- Nombre especie o subespecie
-- Origen
-- N° de ejemplares
-- Detalles de la biología y ecología (tasa reproductiva, dieta, relaciones interespecíficas, métodos
de control conocidos y captura, métodos de transporte y mantención.
-- Otras que se estime necesarias
Antecedentes de otras introducciones / liberaciones de la especie
• Métodos de transporte, mantención y liberación
• Cronograma
• Curricula vitae de los asesores
• El SAG podrá solicitar asesoría de terceros
2.2 Resoluciones N° 863/99 y 5.006/04
Estas resoluciones emitidas por el SAG complementan la Ley de Caza y su Reglamento e
identifican las especies exóticas que pueden perturbar el equilibrio ecológico y la conservación
del patrimonio ambiental.
La lista es amplia, e incluye más de 4.900 especies:
• clase Anfibia
• orden Carnívora
• 2 familias de mamíferos
• 3 géneros de mamíferos
• 3 géneros de aves
• 8 especies de aves
• 5 especies de mamíferos
• 1 especie de reptil
Se exceptúan los especímenes infertilizados con métodos permanentes.
2.3 Ley de Sanidad Animal (DFL R.R.A. N° 16/1963 y modificaciones); Ley de Protección
Agrícola (DL 3.557/1980 y modificaciones)
La Ley de Sanidad Animal regula diversos aspectos relativos a los animales de producción,
sus productos, subproductos y despojos, incluidas las enfermedades transmisibles del ganado;
la Ley de Protección Agrícola norma los aspectos relacionados con los productos
agrícolas y forestales.
Ambas leyes cuentan con normativa específica de apoyo, como resoluciones y directrices,
además de acuerdos bilaterales fito y zoosanitarios. Por razones de tiempo éstas no se
analizarán en la exposición.
2.4 Convenios Internacionales
Chile ha suscrito varios convenios internacionales que advierten la importancia de las especies
exóticas invasoras. Destacan:
• Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora
Silvestre (CITES)
• Convención de Diversidad Biológica (CDB)
• Convención de Protección de Humedales (Ramsar)
• Convención de especies Migratorias (CMS)
Marco regulatorio nacional para la fauna terrestre considerada dañina.
Internación al país de todo animal, vegetal y sus partes
Exigencias sanitarias, de Cites y permisos específicos Ley de Caza Ley de Sanidad Animal
Ley de Caza y su Reglamento Ley de Protección Agricola
CITES
Lista de enfermedades trasmisibles de los animales, de denuncia y control obligatoria
Resoluciones Nº 863/99 y Nº 5.006/04
Especies de fauna potencialmente perturbadoras del equilibrio ecológico y la conservación
ambienta Listas de especies
Apéndices I, II y III
Nómina de plagas de denuncia y control obligatoria
3. Programa de control de fauna dañina en Magallanes
Este Programa se ejecutó entre los años 2004 y 2007. El control se centró en las siguientes
especies:
• castor,
• visón,
• rata almizclera,
• animales domésticos asilvestrados.
3.1 Estrategia
La estrategia del Programa se centró en el control de la densidad y distribución de las especies
invasoras (EI) mediante un sistema que incentivó el trampeo y aprovechamiento de
productos derivados de las especies trampeadas.
En el diseño estuvieron implícitas dos ideas: las especies problema contribuyen a su propio
control mediante su puesta en valor económico y, los recursos que financiaron el Programa
se justifican porque se busca el desarrollo productivo de la región.
Este diseño conlleva un riesgo asociado, que es el de perpetuar una especie problema en
la medida que genera cadenas de beneficio económico y social; sin embargo, se consideró
más válido iniciar un proyecto que inevitablemente debía incorporar el manejo adaptativo
durante su desarrollo, con el factor “aprovechamiento” como uno de los elementos centrales
de discusión. Otro factor a considerar fue la magnitud del financiamiento factible de gestionar
en las fuentes empleadas.
3.2 Objetivos
Generales
• Mitigar o prevenir los impactos ambientales y económicos provocados por especies de
fauna silvestre perjudiciales.
• Estimular el desarrollo de nuevos negocios a partir de las EI, que ayuden al control de las
mismas.
Específicos
• Monitoreo de las poblaciones: conocer la variación de la densidad y dispersión de las especies
objeto de control (con especial referencia al castor).
• Programa de trampeo y caza: diseñar y ejecutar un Programa con definición de zonas de
cosecha, metas y plazos.
• Poder de compra: administrar en forma expedita un poder comprador de testimonios (colas
y pieles) que estimulase la caza de las especies que son objeto de control.
• Programa de aprovechamiento: fomentar el aprovechamiento integral de los productos
y subproductos obtenidos a partir de los animales cazados.
• Educación y fiscalización: elaborar y aplicar un programa de fiscalización, educación y divulgación a la opinión pública acerca de los propósitos, operatoria y justificación del programa.
• Evaluación y articulación con terceros.
3.3 Organización general
La figura 2 muestra la organización general del Proyecto y los principales actores; destacan los
estamentos de financiamiento, planificación y gestión, y operación.
4. Resultados
Los resultados alcanzados durante estos tres primeros años de ejecución del programa tienen
como mérito principal haber posicionado el tema en la comunidad y ante las autoridades regionales
y nacionales. Además:
• Se ha logrado un acercamiento entre el lenguaje científico-técnico y el político-administrativo
de la gestión pública;
• Se han integrado los esfuerzos de conservación con los intereses del sector productivo silvoagropecuario;
• Se ha conformado una red binacional chilena-argentina de organismos, investigadores y profesionales del sector público y privado, que avanzan de manera comprometida en la definición de la mejor estrategia para enfrentar el problema en forma coordinada;
• Se han generado oportunidades de capacitación, empleos y nuevos negocios;
• Se ha contribuido en la ámbito de la educación pública general y, particularmente, universitaria.
4.1 Monitoreo de las poblaciones
4.1.1. Distribución
La figura 3 muestra el área de distribución del castor y las fechas de colonización de distintos
sectores, las que fueron originalmente definidas por Skewes y colaboradores (1999).
Se observa que los primeros animales llegaron a Chile en 1962, a Isla Navarino, y en 1964
al sur de la isla Tierra del Fuego; posteriormente, fueron colonizando en forma progresiva el
área en sentido este – oeste y de sur a norte. En síntesis, en un período de 45 años el castor ha colonizado toda la isla de Tierra del Fuego y gran parte de las islas del archipiélago occidental. Entre 1999 y 2007 amplió su distribución en, al menos, 200.000 hectáreas en el área norte de Tierra del Fuego y se han constatado cinco núcleos en el continente, en la parte alta de las cuencas del río del Oro y Santa María, así como en la parte media y baja de la cuenca del río San Juan.
El castor actualmente ocupa:
• la totalidad de Tierra del Fuego;
• el 90% de la isla Hoste;
• el 100% de las Islas Navarino, Dawson, Picton, Lenox y Nueva;
• el área norte y sur del Seno Almirantazgo, particularmente el curso bajo del río Paralelo y
afluentes en el margen norte, y el fiordo Marinelli por la parte sur.
Se han observado múltiples intentos de colonización de la península de Brunswick con escasas
muestras de establecimiento exitoso, ello se explica mediante la hipótesis que el
establecimiento y reproducción del castor en la vertiente oriental y parte sur de la península
de Brunswick estaría siendo limitado por factores bióticos (depredación por pumas y zorros
culpeos) y abióticos (notorias crecidas de ríos entre estaciones). Cabe recordar que el primer
hallazgo de una represa activa en Brunswick se produjo hace 14 años (1994), en un río pequeño
que desagua la laguna El Parrillar al río San Juan.
No obstante, las regiones naturales donde actualmente se distribuye el castor, y donde se
ha reproducido en la Región, están igualmente representadas en el continente, por lo que
se espera que la especie no tenga mayores restricciones para seguir avanzando en sentido
norte. Aunque los componentes hidrográficos y geomorfológicos de las costas de los archipiélagos
no poseerían las condiciones óptimas de calidad de hábitat para el castor, estas
sí cumplirían con la función de facilitar el desplazamiento de los individuos hacia el norte.
Fuente y rutas probables de avance del castor en la Península de Brunswick.
Estas rutas se determinaron mediante el estudio cartográfico del área y prospecciones
terrestres y aéreas, con el apoyo de la Fuerza Aérea de Chile.
En la fotografía N°3 se muestra un animal trampeado en la península de Brunswick, área
que se caracteriza por ser altamente prístina, por el dominio del bosque siempre verde y
de turberas, por su accidentada topografía y abundante red hidrográfica, por la ausencia
de asentamientos humanos y la inexistencia de caminos. Todos estos factores dificultan y
encarecen las labores de prospección y control.
4.1.2 Evaluación de la calidad de hábitat del castor
Se construyó un modelo teórico de calidad de hábitat del castor para las condiciones del
hemisferio sur (Soto et al., 2006). La aplicación teórica se realizó en la cuenca del río San
Juan, en la península de Brunswick. Este modelo permite cuantificar un índice de riesgo de
ocupación y localizar las áreas más probables de ser colonizadas por la especie, es decir,
las áreas que permitan el establecimiento de diques y unidades de reproducción. Como se
ha indicado anteriormente, las cuencas que no presentan la calidad necesaria para albergar
colonias reproductivas, cumplen con ser rutas facilitadoras de la dispersión.
Según Soto y Cabello (2007), entre los años 1999 y 2006 se produjo una disminución general
de la densidad y abundancia de castores en Tierra del Fuego (TF) e isla Navarino (Nav). Para efectos de este punto, la densidad se mide en colonias activas/km de río y la abundancia en N° de individuos.
Lo anterior implica que la población habría disminuido un 64,4% (39.522 individuos) en el
período. A escala provincial (TF) la densidad fluctuó entre 0,76 (1999), 0,68 (2004) y 0,27
(2006) con abundancias totales estimadas en 41.374, 36.095 y 14.388 individuos.
El área sur de TF todos los años concentró más del 50% de la población total estimada;
esta participación fue decreciente en el tiempo: 88,8% (1999), 58,8% (2004) y 52,9% (2006).
Además, esta área experimentó la mayor variación de densidad en el período, con una baja
de 1,49 puntos respecto de -0,06 y 0,05 en los sectores norte y centro, respectivamente.
Las áreas norte y centro de TF en general constituyen hábitats de menor calidad para el
castor (Soto et al., 2006) y, consecuentemente, han sido las últimas en colonizarse (Skewes
et al., 1999; Soto, 2006). Las densidades de estas áreas mostraron un aumento en el crecimiento el año 2004 y un descenso a valores cercanos a los iniciales el año 2006:
• 0,15 a 0,75 y 0,21 en la zona norte;
• 0,64 a 1,02 y 0,59 en la zona centro.
En el área sur se presentaron las mayores fluctuaciones, ya que concentra el 50% de la red
hídrica de la isla, circunstancia que se ve reflejada en la densidad promedio ponderada para TF.
Los valores de densidad media para las zonas de TF y la Región fueron determinados ponderando las densidades de cada subzona con la proporción de su red hídrica respecto de
la red total de la zona. Isla Navarino experimentó un descenso general de la densidad de 1,10 (1999) a 0,41 (2004) y 0,52 (2006). Este leve incremento podría ser una respuesta al hecho que no se estimuló la compra de cueros en la isla el año 2006, lo que constituyó un desincentivo para la actividad de los tramperos locales, quienes entregaron sólo el 20,3% de los testimonios obtenidos el año anterior.
La notoria baja registrada coincide con tres fenómenos que ayudan a interpretar dicha tendencia:
• La población se encontraría en una etapa “natural” de declive, producto de haber alcanzado
la capacidad máxima de carga (K) predicha por Skewes et al., (1999) y por Lizarralde et
al. (1996b), para el sector argentino.
• El descenso de la abundancia estaría sobredimensionado ya que las estimaciones de densidad
se concentran en las áreas de los ríos más accesibles que tienen las mayores presiones
de caza, en detrimento de aquellas áreas altas y/o lejanas de las cuencas.
• La densidad del año 2006 se estimó después de haberse registrado una crecida de caudales
que pudo haber arrastrado una mayor cantidad de diques que lo habitual.
En general, las variaciones observadas son coherentes con las presiones de caza experimentadas
durante los años de operación del Programa, las que se concentraron en 2005 y
2006. La mayor tendencia a la baja se observó en el área sur de TF, donde trabajó el 60%
de los tramperos acreditados y la extracción de castores fue del 80,2% respecto del total
trampeado en TF. No obstante, el monitoreo de las densidades de colonias de castores/río y castores trampeados/ río muestran una asociación directa y favorable que permite validar el trampeo como método exitoso de control o erradicación, según sea el objetivo.
Independientemente si el objetivo estratégico se centra en el control, la erradicación o
en una opción mixta, es fundamental planificar esta actividad en forma sistemática, y
espacial y temporalmente organizada. Cabe destacar que, a la fecha, Chile y Argentina no
han implementado a escala regional el control de la población de castores mediante el trampeo
dirigido, es decir, con “tramperos profesionales” dedicados a erradicar o regular núcleos
poblacionales de cuencas específicas, cuyos ingresos no dependan del rendimiento comercial.
Esta práctica debiese instaurarse en el más breve plazo mientras no se cuente con la
certeza de la implementación de un programa de erradicación y los recursos respectivos.
4.2 Programa de trampeo y caza
El período de trampeo efectivo correspondió a los años 2005 y 2006 y se extrajo un total de
11.700 castores, de los cuales: 6.636 fueron administrados por el Programa, 3.009 pagados
por el sector privado y 2.061 se administraron en coordinación con la Subsecretaría de
Recursos Naturales de Tierra del Fuego, Argentina, el año 2006.
El año 2005, el trampeo tuvo un rendimiento de 0,69 castores/trampero/día, valor que se
incrementó a 0,74 el año 2006. Adicionalmente se sumaron 250 ratas almizcleras, 234 visones,
69 cerdos asilvestrados y 74 perros asilvestrados.
El programa de trampeo significó la capacitación de 276 tramperos, de los cuales 45 (16%)
estuvieron activos en 2005 y 30 el año 2006 (11%).
A cada trampero se le entregó los siguientes materiales necesarios para ejercer el oficio:
• Seis trampas de paso del tipo Conibear 330; éstas están diseñadas y aprobadas por la
International Humane Trapping Standards (Canadá), específicamente para el trampeo humanitario del castor.
• Una caja con herramientas y materiales como un desollador, moldes, martillo, alambre y
alicate, entre otras.
• Formularios de seguimiento, a fin de identificar los lugares de trampeo y, en general, hacer
la trazabilidad del proceso, desde que los animales son trampeados hasta su llegada al
SAG.
• Un elemento importante de la capacitación fue la preparación y conservación de las pieles,
incluyendo los procedimientos de desollado, estacado y secado.
El aprovechamiento de la carne fue otro de los aspectos considerados.
4.3. Compra de testimonios (colas y pieles)
La Unidad de Caza y Aprovechamiento (UCA) pagó a los tramperos un incentivo de ch$
2.500 (dos mil quinientos pesos chilenos) por cada cola de castor y de ch$ 5.000 adicionales
por cada piel seca y estacada. Éstas se marcaban con un sello SAG numerado a fin de
evitar el sobrepago por pieza. Posteriormente, los testimonios y respectivos formularios se
entregaban al SAG.
4.4. Capacitación y fomento al aprovechamiento de productos
Mediante tres eventos de cinco días cada uno, se capacitó a 45 artesanos en técnicas de
corte y confección de artículos con pieles curtidas. Concluido este proceso, los artesanos
recibieron 703 pieles curtidas para ser transformadas en productos con valor comercial.
Adicionalmente, y con igual propósito, se entregaron 200 pieles secas de castor (sin curtir)
a las municipalidades de Punta Arenas y de Cabo de Hornos, y a la Corporación Nacional
de Desarrollo Indígena (CONADI); además, 178 pieles secas de castor, 60 de rata almizclera
y 30 de visón a artesanos independientes y organizaciones que presentaron una solicitud
escrita.
Otros organismos, como el Servicio de Cooperación Técnica (SERCOTEC), aprovecharon la
disponibilidad de materias primas y el interés innovador existente, a fin de patrocinar otras
iniciativas de capacitación y emprendimiento en torno a estos productos.
En el ámbito gastronómico, siete restaurantes ubicados en Puerto Williams, Puerto Porvenir
y Punta Arenas incorporaron en su oferta de “cocina salvaje” carne de castor.
Adicionalmente, se incrementaron de uno a cinco, respecto de la situación pre Proyecto,
los compradores privados de cueros secos que exportaron a Canadá, Argentina y España.
Con relación a los estudios aplicados al aprovechamiento, se caracterizaron las pieles crudas
entregadas por los tramperos de isla Navarino e isla Tierra del Fuego, comparando
variables propias del producto y otras dependientes del trampero (Estay, 2007). Se estudió
el rendimiento cárnico del castor (Paillacar, 2007) y su utilización como base para preparar
“charqui” (alternativa de bajo costo que permite conservar proteínas de alto valor biológico)
(Bahamonde, 2007) y como pasta embutida tipo “pate” (Caibul, 2008). Cabe destacar que el poder de compra privado para pieles secas de castor se incrementó de uno, en la fase pre-proyecto, a cinco, el año 2007.
4.5. Evaluación y articulación con terceros
Especial relevancia tuvo la articulación de autoridades competentes e investigadores de
Chile y Argentina, en torno a la identificación de un proyecto de cobertura binacional; en este
contexto se han realizado seis reuniones técnicas para enfrentar el problema coordinadamente. Como producto se han consensuado criterios y estrategias comunes de
corto, mediano y largo plazo, entre las cuales destacan:
• Implementación paralela y coordinada, en ambos países, de incentivos al trampeo y otorgamiento
de facilidades para su aprovechamiento, en ambos países, con el objetivo de mantener
densidades reducidas en el corto plazo y minimizar sus impactos.
• Firma de una estrategia binacional de control de la especie conducente a su erradicación.
• Realización de un estudio de factibilidad técnica y económica para erradicar el castor en
el hemisferio sur.
En este contexto está programado el taller de análisis Estudio de Factibilidad de Erradicación
del Castor en Patagonia, a realizarse en Punta Arenas, entre el 11 y 12 de septiembre
de 2008.
Durante la ejecución del Programa se realizaron diversas acciones de divulgación:
• cuatro publicaciones científicas comprometidas por terceros al inicio del Programa,
• una tesis de maestría,
• cinco tesis de pregrado,
• tres prácticas profesionales,
• 11 artículos periodísticos en prensa regional, nacional e internacional,
• dos programas de televisión de cobertura nacional,
• cuatro eventos televisivos de cobertura regional,
• edición, por terceros, de un video DVD educativo sobre visón
• edición, por terceros, de dos cartillas divulgativas.
4.6 Objetivo del Programa para el trienio 2008-2010
El principal objetivo del Programa para este trienio es impedir la colonización de nuevas
áreas, para lo cual se ha establecido una zonificación del área de distribución del castor
El objetivo del Programa implica impedir la colonización de la zona libre. Ello significa realizar
un esfuerzo significativo en la búsqueda, detección y erradicación de todos los individuos
que lleguen al continente.
La zona de contención abarca toda la costa y las islas más próximas, especialmente isla
Dawson; éstas son fuentes de castores para el continente que actúa como receptor. Durante
el trienio que comienza, estas áreas debieran ser objeto de un programa de erradicación de
la especie, sirviendo a su vez como unidades experimentales modelo para aplicar posteriormente un programa de erradicación a mayor escala.
La zona de manejo corresponde al área que está ocupada por el castor actualmente y que
potencialmente está próxima a completar su capacidad de carga (Skewes et al., 1999). Esta
zona es la que reviste la menor prioridad y su control estará supeditado a los esfuerzos que
desplieguen los propietarios de las tierras (públicas y privadas) y a la interacción que se
genere con los tramperos y compradores de pieles.
5. Conclusiones
1. Se concluye que con la debida planificación y disponibilidad de recursos, es posible implementar una red de actores y procesos que controlen la distribución y densidad de colonias
por cuencas. La falta de financiamiento impedirá alcanzar cualquiera de los resultados
esperados.
2. En el plazo inmediato el objetivo principal es mantener sin castores las áreas libres (no
colonizadas) y erradicar los individuos de aquellas áreas que son fuentes de colonización.
Para esto se requiere planificar e implementar planes de manejo a escala de cuencas, ejecutados
por personal especializado, con sueldo fijo y dedicación exclusiva. Esta modalidad
reemplaza el sistema de incentivos empleado entre 2004 y 2007.
3. En este plazo las áreas con poblaciones establecidas, que no constituyen límites norte
de distribución, deben ser controladas a través de la caza y el aprovechamiento por parte
de terceros, a fin de disminuir los costos del Programa para el Estado. Ello contribuirá a
mitigar el problema ambiental y los pobladores rurales podrán acceder a beneficios sociales
y económicos.
4. El aprovechamiento de los productos derivados de los castores trampeados debe entenderse
como una externalidad positiva del proyecto (cuyo objetivo central es de carácter
ambiental) y no transformarse en un fin en sí mismo. En este sentido, la organización del
proyecto debe ser capaz de prevenir los posibles vicios de intereses que atenten contra el
objetivo superior del proyecto. La condición de “recurso productivo”, tanto en un proyecto
de erradicación como de control, debe entenderse y planificarse como un recurso finito en
el tiempo.
5. Se ha consensuado una visión y estrategia binacional (Chile - Argentina) para enfrentar
el problema en forma coordinada. Una de las acciones ya realizadas es la ejecución de un
estudio de factibilidad técnica y económica de erradicar al castor en la Patagonia chileno
argentina; los resultados de este estudio se discutirán en un taller que se realizará en septiembre de 2008.
La visión consensuada se basa en que la erradicación del castor es clave para la restauración
de los ecosistemas patagónicos afectados por la acción del castor, lo que permitiría que
se restablezcan los servicios ambientales temporalmente restados. Entonces, el objetivo
central no es erradicar al castor por el castor, sino, restaurar los ecosistemas que han sido
afectados por la presencia de esta especie. Así mismo, se requieren eliminar los riesgos del
impacto de la colonización hacia el continente.
6. Referencias bibliográficas
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El problema consiste en la introducción, establecimiento e invasión de una especie exótica, las tres etapas del proceso de una invasión biológica, con crecientes impactos ambientales a escala de paisaje y ecosistema. Conjuntamente con el proceso invasivo se presentan impactos económicos y, en menor medida, sociales.
ResponderEliminarEl castor (Castor canadensis) es uno de los ocho vertebrados terrestres declarados oficialmente perjudiciales o dañinos en Magallanes según el Reglamento de la Ley de Caza (Decreto Supremo N° 05 del 9 de enero de 1998). Ingresó al territorio nacional en la década del sesenta, 16 años después que la Armada Argentina liberara 25 parejas en el lago Fagnano, en la parte argentina de la Isla Grande Tierra del Fuego