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viernes, 28 de diciembre de 2012
BREVE REVISIÓN HISTÓRICA DE LA VETERINARIA EN EL MUNDO Y EN CHILE. Alfonso Sánchez 2011
Breve revisión histórica de la Veterinaria en el
mundo y en Chile.
Brief historical review of Veterinary in the world and in Chile.
Sánchez, Alfonso1. MV, MSc.
Resumen: Los orígenes de la Veterinaria se remontan a varios siglos a.C. iniciándose como un arte
desde la antigua Mesopotamia, pasando por Grecia, Roma y hasta Bizancio, donde se origina el
connotado manuscrito sobre medicina equina hippiátrika. En el siglo XVIII en occidente, con una
visión científica, se crea la primera Escuela de Veterinaria en Lyon en 1776. En general la actividad se
fragua en relación con la actividad militar, por la necesidad del cuidado de los animales de trabajo. En
Chile, el inicio de la Veterinaria se remonta a 1898 por iniciativa del Ejército; desde allí se comienza
a forjar el desarrollo de la profesión al alero universitario, creándose la primera facultad en 1927
en la Universidad de Chile. En el derrotero seguido por la profesión surgen figuras particularmente
destacadas como el Dr. Hugo K. Sievers y el Dr. Eduardo Fuenzalida. En 1954 se crea la Escuela de
Veterinaria de la Universidad Austral en Valdivia y en 1955 el Colegio Médico Veterinario de Chile.
En 1972 se crea la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Concepción en Chillán. El objetivo
de este artículo es contribuir, en el año mundial de la Veterinaria, a la cultura profesional mediante la
revisión de algunos aspectos históricos de la Veterinaria tanto a nivel mundial como nacional.
Palabras Clave: Veterinaria, Historia de la Veterinaria, Medicina Veterinaria.
1Médico Veterinario, Universidad de Chile. Docencia y Clínica Reproductiva (profesanchez@gmail.com).
investigación biomédica, la protección del medio
ambiente y de la diversidad biológica.
En este contexto y tomando en
consideración que el conocimiento de los orígenes
y desarrollo de una profesión son el sustento
para la particular valoración de lo que se hace y
también del respeto necesario para con lo que
hacen los pares, el objetivo del presente artículo
es realizar un aporte a la ilustración de estudiantes
y profesionales a través de la revisión de algunos
aspectos históricos de la Veterinaria tanto a nivel
mundial como nacional.
El término Veterinario, ria.
Según la Real Academia Española (RAE),
el vocablo veterinario, ria se refiere a la ciencia y
arte de precaver y curar las enfermedades de los
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halla legalmente autorizada para profesar y ejercer
la veterinaria. El término veterinario proviene
del latín culto veterinarius que, según el escritor
romano Catón, era el conocedor y practicante del
arte de cuidar y curar las veterinae o veterina,
es decir, las bestias de carga. El nombre de estos
animales parece proceder de vetus (viejo), porque
se trataría de animales envejecidos y, por ende,
no aptos ya para las carreras ni para los carros de
guerra y sólo útiles para el transporte. Un sinónimo
de Veterinario es la palabra Albéitar, de origen
árabe, cuyo significado hace referencia a la persona
encargada de curar a los caballos.
Con el propósito de uniformar la
nomenclatura que se utilizará en este artículo,
cabe señalar que el término Medicina Veterinaria o
Médico Veterinario correspondería a un pleonasmo,
es decir una figura de construcción, que consiste
en emplear en la oración uno o más vocablos
innecesarios para que tenga sentido completo, pero
con los cuales se añade expresividad a lo dicho,
por ello optaremos por el uso genérico del término
Veterinario, ria.
ALGUNOS ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE
LA VETERINARIA EN EL MUNDO
Parafraseando a los ilustres colegas Sergio
Rosende y Patricio Berríos, podríamos señalar
que el génesis de nuestra profesión se pierde
en la noche de los tiempos, sin embargo, los
antecedentes indican sin ambages que sus primeros
esbozos se encuentran indisolublemente ligados a
la relación hombre-animal; ya sea esta con fines
alimentarios, como ayuda en labores agrícolas, en
acciones bélicas, como representación religiosa o
simplemente como compañía.1,2
Los primeros antecedentes sobre la
preocupación por el cuidado y la sanación de los
animales se remontan al mundo mesopotámico.
En Babilonia, aproximadamente hace 1.700 años
a.C., en el famoso Código del Rey Hammurabi
(primer conjunto de leyes de la historia) aparecen
referencias a la actividad pecuaria y a la acción del
curador de los animales. Así también, los caldeos
poseían un amplio conocimiento sobre producción
animal y tratamientos médicos para los animales.
En el año 1.500 a.C. se registra el hallazgo de
un tratado de cura de animales en Ugarit, ciudad
ubicada en la costa mediterránea al norte de Siria,
en el que se expone el tratamiento de los equinos
enfermos y débiles.3
En la cultura egipcia, durante el período
del Reino Nuevo (1.500 – 1.000 años a.C.), los
animales juegan un papel importante en la religión,
razón que motiva la emergencia de una medicina
más racional, como algo no místico, acumulado
empíricamente y obviamente recordado, que
tenía como finalidad paliar la sintomatología del
animal enfermo, así como cuidar a los animales al
nacer, con medidas médicas y algo de cirugía. Los
sacerdotes cuidaban de los animales y les hacían
curaciones o daban medicamentos naturales para
tratar enfermedades.1,3
Las tribus israelitas, alrededor del año
1.200 a.C., dictan normas sanitarias en relación con
el consumo de carne animal, de aves y peces, las
cuales supuestamente fueron escritas por el gran
dirigente y legislador Moisés en el Deuteronomio
(Antiguo Testamento). Algunas de estas normas
poseen un valor religioso hasta nuestros días, como
la prohibición del consumo de carne de cerdo por
considerársele sucia. Cabe señalar que los pueblos
beduinos de origen semita fueron los primeros,
mucho antes que judíos y musulmanes, en prohibir
el consumo de carne de cerdo.3,4
En el mundo helénico, desde alrededor
de 800 años a.C. en adelante, la sanación de las
enfermedades era asignada a la acción de los dioses,
donde Asclepio (Esculapio para los romanos), hijo
de Apolo (dios de la Sabiduría), fue el dios de la
Medicina; venerado en varios santuarios donde se
preparaban remedios en base a plantas medicinales
y que eran lugar de enseñanza y curación para
personas y animales. Es importante señalar que
el símbolo antiguo de la serpiente enrollada a lo
largo de una vara, que se conoce como la vara de
Asclepio o Esculapio, es usado en la actualidad
como el símbolo internacional de la Medicina y la
Veterinaria. Los cultores de los oficios relacionados
con la salud en Grecia, al igual que en otros
pueblos antiguos, tenían sus raíces en la mitología
y la magia. Los dioses debían tener un doctor
que curase sus heridas y les prescribiera hierbas
medicinales.3,5
Posteriormente, en el desarrollo del arte
de la sanación de animales, una mención especial
requiere la figura de Aristóteles (384 - 322 años
a.C.). Sabio macedonio, particularmente interesado
en la naturaleza y sus fenómenos, produjo varios
Tratados físicos, dos de los cuales se relacionan con
los animales: Historia de los Animales y Sobre las
Partes de los Animales. En los cuatro volúmenes de
Sobre las Partes de los Animales, que es un libro de
anatomía comparada, explica además las funciones
de los órganos. En su Historia de los Animales
entrega información de casi 500 especies, describe
dos métodos de castración y sus consecuencias
en el crecimiento del animal joven y menciona
las enfermedades de las abejas, de las aves, del
cerdo, del buey y de los caballos, sus síntomas yen
algunos casos - la prevención y curación.1,3
Según la leyenda, Roma fue fundada en
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3
el año 753 a.C.6 y las raíces culturales del arte
Veterinario se remontan a los etruscos (700 años
a.C.), que eran grandes amantes de los animales.
En sus tumbas se han encontrado relieves de finos
caballos y toros. Los etruscos desarrollaron la
adivinación y el presagiar en dos modalidades: el
Augury basado en el vuelo y gritos de los pájaros,
y el Haruspicy mediante la observación de las
entrañas de animales sacrificados, especialmente
del hígado. Los Haruspex eran una autoridad en las
enfermedades de los animales. Durante el período
temprano del imperio romano, la medicina humana
y la medicina veterinaria no tenían un alto rango
social. La Veterinaria era un arte empírico al servicio
del ejército y producción ganadera. El fuerte de
los veterinarios eran los tratamientos de traumas
y heridas, sangrías, maniobras de obstetricia y
cirugía mayor, lo que requería una gran destreza.
La escuela metódica se adecuó a las actividades de
los primeros veterinarios romanos, sin embargo,
hubo un escaso progreso intelectual en el estudio
de las enfermedades de los animales en esta fase
de empirismo.1,3
En el tiempo de los romanos, la medicina
aplicada a los equinos (caballos, asnos y mulas)
fue conocida con el nombre de mulomedicina
y el doctor dedicado a tratar a esos animales
como mulomedicus, medicus equorum, medicus
equarius, mulosapiens y medicus iumentarius
(doctor de animales usados para tiro), kteniarius y
ktiniatros (latinizado del griego que significa doctor
de animales). Los doctores de cabras, ovejas y
cerdos eran llamados medicus pecoris y medicus
pecuarius.3
En el Imperio Romano, en el curso de
los siglos V y VI a.C., el transporte mediante
animales era fundamental, por lo cual el cuidado
de los cascos fue imprescindible en caballos, asnos,
mulas y bueyes de tiro. Para ello se utilizaron
almohadillas protectivas o hiposándalos, que se
colocaban en los cascos para mantenerlos limpios
o para fijar los remedios in situ. Los romanos no
utilizaban herraduras. Durante los siglos I y II d.
C. la profesión veterinaria alcanzó el alto rango de
“inmune” en las unidades militares; así, entre 180
y 192 d.C., el veterinario estaba ubicado dentro de
los individuos con protección por su competencia en
una importante especialidad.1,3
Antes de la caída del Imperio Romano, la
crianza y salud de los caballos siguió siendo el deber
más importante de los veterinarios de la época,
además de la ganadería. Tras el derrumbamiento del
Imperio de Occidente por los pueblos germanos del
norte de Europa, en el año 476 d.C., con la deposición
del último emperador romano Rómulo Augusto por
el germano Odoacro, el Imperio Bizantino quedó
como depositario de la cultura clásica. Bizancio supo
oponerse a la invasión de los pueblos bárbaros,
logrando mantener su hegemonía durante más de
un milenio. Precisamente estas batallas que tuvo
que sostener contra sus invasores, en las que la
caballería desempeñaba un papel fundamental,
fueron una de las causas que estimularon a los
emperadores para fomentar la medicina hipiátrica.7
Además, en relación con los equinos, cabe señalar
que la ciudad de Bizancio era agitada y accidentada;
el público se excitaba con las carreras de caballos
en el hipódromo.6
Durante el Imperio Bizantino hubo un gran
desarrollo de la Veterinaria. Un libro famoso generado
en dicho período fue hippiátrika, manuscrito
solicitado por el propio emperador Constantino.
Hierokles fue uno de los principales autores con
107 contribuciones; fueron 17 los autores de esta
obra que trataba sobre los males de los caballos.
Apsyrtos, veterinario militar, contribuyó con la
dentición de los caballos, tema tratado por primera
vez en la historia de la veterinaria. Hippiátrika es un
clásico de la Veterinaria y una extraordinaria pieza
de literatura. La obra de los hipíatras bizantinos no
fue una continuidad de la de los romanos, si no de
la lejana tradición helénica.3,7
Después de la caída del Imperio Romano,
entre los Siglos VI y VI d.C., la cultura grecolatina
sólo fue conservada por la cultura árabe.6 Con
el abandono de las ciencias, la superstición y la
invocación a los santos ocuparon la medicina, de tal
modo que las plegarias, hechizos y encantamientos
fueron comunes en la prevención y el tratamiento
de las enfermedades tanto del hombre como en los
animales. Cabe señalar que durante la Edad Media
fueron los árabes quienes desarrollaron las prácticas
de diagnóstico y tratamiento de enfermedades
del hombre y los animales. No obstante, éstos
se preocupaban principalmente de solucionar
problemas prácticos antes que entender el concepto
del proceso íntimo de la enfermedad.3,5,7
El mundo árabe dio una importancia
crucial al caballo como elemento clave en la misión
de expandir la doctrina de Mahoma, realzando
con ello al especialista en su cuidado y curación,
denominándolos Albéitares (al Baitar), cuyo
significado en árabe es médico de caballos. El
caballo árabe se hizo famoso por su velocidad y
resistencia. Posteriormente el conocimiento médico
y veterinario árabe se diseminó hacia Europa y
España, sur de Italia y al Imperio Otomano, hasta
que el imperio árabe se desmoronó.5
En el Siglo X se forma un nuevo orden
en Europa, el feudalismo, con el cual se genera
un especial desarrollo relacionado al arma de
caballería.6 En el Siglo XIII, el cuidado y curación
de animales en España era más avanzado que lo
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guerrera (caballeros). El rey Alfonso X de Castilla,
llamado el sabio, quien fue patrono de las ciencias,
en su inquietud por el desarrollo del conocimiento
requirió la escritura de un libro sobre manejo equino
y veterinaria, el que fue conocido más tarde como
Libro de Albeitería. Así también en España, una vez
expulsados los moros (1491), los Reyes Católicos
reglamentaron e instauraron el Protoalbeiterato,
un tribunal conformado por maestros de la herrería
quienes adiestraban a los aspirantes hasta lograr
impartirles los conocimientos que le permitieran
optar al título de Albéitar y obtener la autorización
para ejercer en forma independiente.4
La albeitería se entendió como un arte y,
por lo tanto, no tuvo acceso a las Universidades que
sólo se ocupaban de profesiones como el derecho,
la teología, la medicina y las humanidades. Por
tal razón, la albeitería se orientó básicamente al
herraje y al cuidado de los aplomos de los equinos,
con menoscabo de los conocimientos acumulados
por los griegos, romanos y bizantinos, durante
siglos, sobre la disciplina hipiátrica. El tribunal de
Protoalbeiterato funcionó durante tres siglos hasta
la creación de la primera escuela veterinaria en
España a fines del siglo XVIII, época en la que se
introdujo la palabra Veterinario y donde finalizó la
práctica de la albeitería, después de sortear serias
dificultades con dicho gremio.4,5,7
Durante el período de influencia del
pensamiento ilustrado, en 1761, se fundó y se puso
en funcionamiento la Escuela de Veterinaria de Lyon,
la primera institución educativa en esta especialidad
en el mundo. Este hecho cristalizó la iniciativa de
Claude Bourgelat (1712 – 1779). Este destacado
Veterinario francés en el mismo año publica
Eléments de l’art vétérinaire, obra fundadora de
una verdadera Veterinaria científica, y es nombrado
director de la recién creada Escuela Nacional
Veterinaria de Lyon. Bourgelat es considerado como
el fundador de la medicina equina en Francia y en
1776 participa en la fundación de Escuela Nacional
de Veterinaria de Maisons-Alfort en París.3,4
La hegemonía de la enseñanza de la
Veterinaria en Francia se sustentaba en la
investigación avanzada para la época, por parte de
los sabios y estudiosos en campos como las causas
de enfermedades y fenómenos biológicos, al tiempo
que se nutría con el avance las ciencias médicas
humanas dado el gran número de experimentos que
se realizaban con las especies animales, situación
que originó escuelas dedicadas al estudio de la
morfofisiología y de la patología comparada.8
Posterior a la creación de las escuelas
francesas de Veterinaria siguieron las demás en
el resto de Europa, destacándose las de Turín
(1769), Copenhague (1773), Viena (1775), Dresde
(1776), Hannover (1778), Budapest (1787),
Berlín y Munich (1790), Londres (1792) y Madrid
(1793).3 Las escuelas Veterinarias europeas
surgieron como consecuencia de los desafíos
planteados por la intensificación de la agricultura y
explotación animal que tuvo lugar en el siglo XVIII.
La necesidad de especialistas Veterinarios fue
percibida por varias sociedades europeas, las que
promovieron el desarrollo de las primeras escuelas
de Veterinaria.4
Hasta principios de la segunda mitad del
siglo XIX, los veterinarios del continente americano
eran graduados de escuelas españolas, francesas o
de otros países europeos y, durante mucho tiempo,
según el país, se mantuvo el abasto de veterinarios
hacia los países americanos, por la carencia de
escuelas especializadas donde formar sus propios
técnicos. Cabe mencionar que en 1853 se funda la
primera escuela de Veterinaria en México, le siguen
Canadá en 1862, EE.UU en 1879 y Argentina en
1883.9
ALGUNOS ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE
LA VETERINARIA EN CHILE
El desarrollo de la novel nación y
los importantes cambios en la agricultura,
paulatinamente fueron exigiendo la presencia
de profesionales Veterinarios. Una primera
aproximación ocurre en 1842 cuando el Presidente
Manuel Bulnes dispone la creación de la Quinta
Normal de Agricultura10, lo que da pie a la formación
de la Escuela Práctica de Agricultura y comienza a
destacarse la necesidad de velar por el patrimonio
zootécnico.8
Años más tarde, en 1874, durante la
administración del Presidente Federico Errázuriz
Zañartu, se concreta la presencia de un profesional
extranjero para asesorar al país en las materias
pertinentes; para ello llega Julio Besnard,
zootecnista de la Escuela de Lyon, quien organiza
en la Quinta Normal de Agricultura de Santiago un
hospital Veterinario, una estación de monta equina
y un jardín zoológico.2
En 1884 al término de la Guerra del
Pacífico10, en el ejército se constató la necesidad de
contar con profesionales Veterinarios a raíz de los
graves problemas clínicos y de herraje presentes en
el ganado equino. Así, en el año 1887, durante el
gobierno del Presidente José Manuel Balmaceda, se
tomaron medidas tanto en el ámbito militar como
civil conducentes a solucionar el problema de la
atención Veterinaria, decretándose la modificación
del plan de estudios de la Escuela Militar; es decir,
se establece que los cadetes destinados al arma
de caballería, una vez recibido el título de Alférez,
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debían continuar en la escuela por seis meses más
y así completar su instrucción con un curso de
Hipología y Veterinaria.2,8
En la progresión de hitos trascendentes
para el desarrollo de la Veterinaria chilena, en
1887 se inaugura el Instituto de Vacuna Animal
en la Quinta Normal de Agricultura, destinado a
la preparación de la vacuna anti-variólica de uso
humano y la anti-canbunclosa de Chauveau para
los animales. Luego, finalizada la Revolución de
1891, el Estado Mayor General del Ejército adopta
los primeros pasos para integrar al Ejército a los
Veterinarios, lo que en primera instancia no se
plasma dada la escasez de profesionales. Más tarde,
en la primera mitad del año 1898, se estructuraron
las bases de la enseñanza de la Veterinaria en el
Ejército, mediante la creación de la Escuela Militar
de Veterinaria; 1898 es considerado el año de inicio
de la formación Veterinaria en Chile.2
A días del nacimiento de la Escuela Militar
de Veterinaria, específicamente el 1° de mayo de
1898, se da inicio a las clases del primer curso
de Veterinaria de la historia de Chile. El Plan de
Estudios incluía ramos de Anatomía, Fisiología,
Histología, Farmacología, Patología, Inspección
de Carnes y Forrajes, Cirugía, Hipología y Arte de
herrar, todo ello distribuido en 4 semestres. En 1900
se crea el Servicio de Veterinaria dependiente de la
Sección de Remonta del Estado Mayor General. A
partir de 1903, los estudios en al Escuela Militar
de Veterinaria aumentan a tres años para así dar
mayor énfasis a los aspectos de práctica en terreno;
además, se aumenta el cupo de alumnos de 10 a
20.2,8
Durante el gobierno del Presidente Juan
Luis Sanfuentes, en 1915, por Decreto Supremo se
crea en la Quinta Normal de Agricultura la Escuela
de Medicina Veterinaria Civil, dependiente de la
Dirección General de los Servicios Agrícolas. Así
también, por Decreto Supremo, en 1916 se cierra
la Escuela Militar de Veterinaria después de 18 años
de haber impartido la enseñanza Veterinaria en el
país. Entre los antecedentes que se argumentaron
para la creación de una escuela civil y cierre de
la militar, estuvo la preocupación del Ejercito de
Chile por la temporalidad de los Veterinarios, ya
que en la realidad la Escuela Militar era formadora
de profesionales que rápidamente eran contratados
por organismos de gobierno o bien se retiraban
para ejercer libremente la profesión.8
En dicha época, debido a los variados y
continuos problemas de enfermedades infecciosas
que afectaban al ganado equino, bovino, ovino y
caprino, las primeras acciones gubernamentales
estuvieron orientadas a desarrollar productos
biológicos como sueros y vacunas. Por ello, el
Instituto de Vacuna Animal se transforma en
el Laboratorio de Investigaciones Veterinarias,
encargado en un comienzo de controlar la vacuna
anti-carbunclosa. En 1925, el Laboratorio de
Investigaciones Veterinarias se transforma en el
Servicio de Investigaciones Veterinarias dependiente
del Departamento de Sanidad Animal y, en 1935,
se transforma en Instituto de Investigaciones
Veterinarias del Ministerio de Agricultura que
contribuye con importantes conocimientos en el
área de las patologías enzoóticas en el ganado
bovino y equino. En 1926 se forma la Sociedad de
Medicina Veterinaria de Chile.2,8
En el desarrollo de la Veterinaria chilena
existe un hombre que por sus méritos y entrega
amerita toda nuestra veneración y respeto, se trata
del Dr. Hugo K. Sievers (1903-1972), perteneciente
a la última promoción de Veterinarios de la Escuela
de Veterinaria Militar. El Dr. Sievers es señalado
indiscutidamente como líder y maestro por sus
pares y discípulos, quien siendo profesor de la
Escuela de Medicina Veterinaria Civil mostraba
una valiosa preocupación en el ámbito científico y
gremial, destacándose su ahínco para mejorar la
formación de los profesionales y el prestigio de la
misma; por ello fue artífice en hacer de la Veterinaria
una profesión universitaria, objetivo que logra con
la incorporación de la enseñanza de la Veterinaria
a la Universidad de Chile, siendo rector de la
prestigiosa casa de estudios el Dr. Carlos Charlín y
Ministro de Educación del Gobierno del Presidente
Carlos Ibáñez del Campo el connotado escritor Don
Eduardo Barrios.8
Así, en 1927 por Decreto Supremo, se crea
la Facultad de Agronomía y Veterinaria, la cual inicia
sus actividades en abril de 1928 con dos Escuelas:
Escuela de Agronomía y Escuela de Veterinaria,
situación que se mantiene hasta el año 1938 en
que el Consejo Universitario de la Universidad de
Chile, siendo rector Don Juvenal Hernández, crea
en forma independiente la Facultad de Medicina
Veterinaria, siendo el Dr. Hugo K. Sievers su primer
Decano.2
El profesor Hugo K. Sievers dirigió los
destinos de la Facultad por cerca de 22 años
con dinamismo y perseverancia, incorporando
paulatinamente nuevas y precisas disciplinas que,
junto con delinear novedosas áreas de orientación
profesional, significaron puntos de partida para
la consolidación de otras tantas. Este período se
caracterizó por estructurar y dar prestigio a una
profesión hasta ese momento no bien apreciada
por la ciudadanía.11
En 1943, la Sociedad de Medicina Veterinaria
de Chile, celebraba su aniversario con las Primeras
Jornadas de Medicina Veterinaria y, en la ocasión,
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un colegio profesional, iniciativa que esperó varios
años hasta que en 1955, bajo el gobierno del
Presidente Carlos Ibáñez del Campo, se promulga
la Ley que daba origen Colegio Médico Veterinario
de Chile, organismo gremial que considera entre
sus principales funciones el velar por el correcto
desempeño profesional en todo el país. Cabe
recordar que bajo el estatus legal vigente en aquella
época, la colegiatura profesional era obligatoria
para ejercer.2
Un hito científico y aporte de la Veterinaria
chilena fue que en 1954 se da a conocer el desarrollo
de la vacuna antirrábica de cerebro de ratón lactante
por el connotado colega Dr. Eduardo Fuenzalida
(1911-1976), vacuna que superaba sin discusión a
la vacuna original de Pasteur y a las existentes en
el mundo en ese momento, debido principalmente
a que no producía accidentes postvacunales de
tipo neuropático y también a su alta potencia
inmunológica. Esta vacuna se utilizó por varias
décadas tanto en animales como en humanos.12 El
Dr. Fuenzalida ha sido calificado como ”Un émulo de
Pasteur” y un profesional brillante, cuyo recuerdo
y estímulo es conveniente perdure para las nuevas
generaciones.8
Con el devenir de los años y acorde con las
necesidades de un país en desarrollo, la enseñanza
de la Veterinaria ve nacer una nueva Escuela en
Valdivia en 1954, con la creación de la Universidad
Austral de Chile y su Facultad de Medicina Veterinaria
y, posteriormente en 1972, la Universidad de
Concepción da vida a la Facultad de Veterinaria con
sede en la ciudad de Chillán. Así, hasta la década
de los 80, la formación de Veterinarios estuvo
en manos de las tres Universidades tradicionales
(Universidades pertenecientes al Consejo de
Rectores) quienes se constituyeron en el pilar del
desarrollo de las Ciencias Veterinarias.2
Cabe destacar, en esta breve reseña, que
en los años 1987 y 1989 los veterinarios Dr. Danko
Brncic (Genética) y Gustavo Hoecker (Inmunología),
ambos investigadores de la Universidad de Chile,
obtuvieron respectivamente el Premio Nacional de
Ciencias.
Hacia fines de los años ochenta se conforma
la Sociedad de Médicos Veterinarios Especialistas
en Pequeños Animales (MEVEPA), la cual adquiere
su personalidad jurídica como asociación gremial
en 1990; dicha agrupación ha jugado un papel
importante en el perfeccionamiento de miles de
colegas dedicados a la clínica menor, así como
también a fortalecer la imagen de la profesión ante
la sociedad chilena.
Con la Constitución Política de 1980 se
vinieron cambios importantes en la enseñanza
universitaria, ocurriendo una reestructuración de la
Educación Superior, lo cual dio pie a la instalación
de Universidades Privadas, algunas de las cuales
a partir de los años 90 comienzan a dictar la
carrera de Medicina Veterinaria. De esta manera,
en los últimos 20 años la matrícula de estudiantes
de Veterinaria ha experimentado una progresión
exponencial, para algunos reconocida como
masificación inorgánica 13,14; indudablemente esto ha
tenido repercusiones cuantitativas, según palabras
del Dr. Luis Godoy “una explosión demográfica
de veterinarios impresionante”15 y posiblemente
también cualitativas, al no existir una adecuada
función reguladora frente a demanda creciente por
formación profesional13.
Para finalizar este artículo, quisiera
transcribir algunas palabras del Dr. Eulalio
Fernández que me parecen de suyo significativas
como mensaje para las nuevas generaciones de
Veterinarios: “La docencia formativa, presionada
en nuestros días por la evidencia de lo que se ha
dado en llamar nuevos tiempos, ha debido rectificar
la orientación de sus planes de estudio, a fin de
obtener un profesional más sofisticado y en posesión
de un acervo conceptual que lo capacite para mejor
integrarse a las líneas de especialización en que,
por afinidad o circunstancialmente, deberá actuar.
Esto implica un efectivo cambio en su actitud mental
para afrontar los nuevos requerimientos: pero…
¡que todo sea preservando su identidad básica de
raigambre biológica!” 8
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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15. Godoy, L. . Entrevista al Doctor Luis Godoy Oyarzún.
Presidente del Colegio Médico Veterinario de Chile. Tecnovet.
1999. Año 5 N° 3: 4 – 5.
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