viernes, 30 de diciembre de 2011

EL CALANDARIO MAYA Felipe Campos 2011

El calendario maya

El calendario maya no era tan preciso como algunos afirman. Ni siquiera es más preciso que aquel introducido por Julio César en 45 a.C.
Estela 1 de La Mojarra. Detalle que muestra tres columnas de glifos del segundo siglo antes de la era cristiana. La columna de la izquierda representa la fecha en Cuenta Larga 8.5.16.9.9, correspondiente al día jueves, 15 de julio del año 156 de nuestra era.
¿Qué intentaban los mayas con su calendario?
Siempre que estudiamos otra cultura, nos arriesgamos asumiendo que sus miembros tienen las mismas prioridades que tenemos nosotros. Este riesgo puede ser mayor cuando estudiamos su calendario, ya que “todos sabemos para qué es un calendario”. La siguiente cita, del arqueoastrónomo Anthony Aveni, puede ser buena para tener presente cuando leas sobre el calendario maya:
La diferencia entre la cuenta de 365 días por año y el actual de 365,2422 días, medido por el recorrido del Sol en el cielo, no parecía tener importancia para los mayas. No agregaban días al año calendario en ciertas ocasiones, como lo hacemos con los bisiestos para que nuestros festivos no retrocedan al pasar las estaciones. ¿Qué sucedería si la Navidad retrocediera hasta otoño o el Cuatro de Julio hasta el frío invierno? Por razones que probablemente nunca conoceremos, los mayas parecían poner más énfasis a una cadena de tiempo continua, como lo hicieron con el Tzolkin. Eran diferentes de nosotros.
La estructura del sistema de calendario maya
Los mayas usaron dos calendarios primarios: El año sagrado de 260 días llamado Tzolkin y el año civil de 365 días llamado Haab. Estos calendarios funcionan de manera simultánea. Debido a la diferencia de longitud, el calendario se repite cada 52 años mayas. El ciclo completo fue llamado Calendario Circular.
Es probable que el calendario maya no se originara con los mayas, sino más bien se originó en una cultura anterior y que otras culturas tales como la azteca derivaron su calendario de fuentes similares.
El Calendario Circular fue suficiente para la mayoría de los usos, dado que su duración excedía la esperanza de vida del maya promedio. Sin embargo, para referenciar el paso de tiempo para más de 52 años, los mayas usaron un tercer calendario conocido como Cuenta Larga.
El Tzolkin: El calendario religioso
El calendario Tzolkin (o “sagrado”, o “religioso”) usó un ciclo de 260 días. Este calendario fue usado en toda Mesoamérica, y no es únicamente de los mayas. Es probablemente el calendario más antiguo en su sistema, y fue tal vez el más importante. Los mayas probablemente heredaron este calendario de culturas anteriores.
El propósito original de idear tal calendario, sin relación obvia con algún ciclo astronómico o geológico, es desconocido, pero hay varios orígenes sugeridos. Una idea común es que la longitud del calendario fue basada en la multiplicación de 13 y 20, números que fueron importantes para los mayas. El veinte fue la base del sistema de conteo maya, y fue tomado del número de dedos humanos. El trece puede haber simbolizado el número de niveles en el supramundo donde vivían los dioses, o puede ser una referencia al número de “articulaciones” del cuerpo humano (tobillos, rodillas, caderas, hombros, codos, muñecas, y cuello).
Otra idea es que el periodo de 260 días viene de la duración del embarazo de la especie humana. Este es cercano al número promedio de días de gestación. También es posible que el número 260 fuese señalado como un patrón repetitivo de alguna combinación de los motivos explicados. Los humanos somos buenos encontrando patrones incluso donde no existen. Puede ser posible que ninguna de las especulaciones anteriores sea correcta, y simplemente nunca sabremos por qué el número 260 fue escogido como la base del calendario.
Mientras que nuestro calendario usa una semana única de siete días, el calendario Tzolkin maya usó dos longitudes diferentes de semana:
  • una semana numerada de 13 días, en la que los días estaban numerados de 1 a 13.
  • una semana nombrada de 20 días, en la que los nombres de los días eran:
0. Ajau 1. Imix 2. Ik 3. Ak’bal 4. K’an
5. Chikchan 6. Kimi 7. Manik 8. Lamat 9. Muluk
10. Ok 11. Chuen 12. Eb 13. Ben 14. Ix
15. Men 16. Kib 17. Kaban 18. Etz’nab 19. Kawak
Dado que las semanas numeradas y nombradas corrían de manera simultánea, cada uno de sus nombres y números cambiaban diariamente. Si un día era 3 kimi, el siguiente día no era 4 kimi, sino más bien 4 manik, y el siguiente sería 5 lamat. La siguiente vez que kimi volvería a aparecer, 20 días más tarde, sería 10 kimi en lugar de 3 kimi. El próximo 3 kimi no ocurrirá hasta 260 días después. Este ciclo de 260 días también era asociado con buena o mala suerte relacionada con cada combinación número/nombre, y fue conocido como el “año adivinatorio”.
El Haab: El calendario civil
El Haab fue el calendario civil. Estaba formado por 18 “meses” de 20 días cada uno, seguido de 5 días extras, conocidos como uayeb. Esto daba al año una longitud de 365 días.
El propósito del Haab es más sencillo, y fue diseñado para seguir el año solar.
Los nombres de los meses eran:
1. Pop 2. Uo 3. Zip 4. Zotz 5. Tzec 6. Xul
7. Yaxkin 8. Mol 9. Chen 10. Yax 11. Zac 12. Ceh
13. Mac 14. Kankin 15. Muwan 16. Pax 17. Kayab 18. Cumkú
En contraste con las fechas Tzolkin, los nombres de los meses del Haab cambiaban cada 20 días; por lo que el día posterior al 4 pop sería 5 pop, seguido por 6 pop, etc., hasta el 19 pop, que es seguido por el 0 uo. Los días del mes fueron numerados del 0 al 19.
Los días uayeb eran considerados de mala suerte. Fueron conocidos como “días sin nombres” o “días sin almas”, y eran vistos como días de oración y luto. Los fuegos eran apagados y la población se abstenía de comer alimentos calientes. Cualquiera que hubiese nacido en esos días estaba “condenado a una vida miserable”.
El Calendario Circular
La extensión del año Tzolkin era 260 días y la extensión del año Haab era de 365 días. El número más pequeño que puede ser dividido por 260 y a la vez por 365 es 18.980 [días], o 52 años Haab. Este periodo fue conocido como el Calendario Circular. Los días de ‘año nuevo’ de los calendarios Tzolkin y Haab caían el mismo día una vez cada 52 años. Esta se convirtió en una fecha de importancia para los mayas, y el número 52 también se volvió muy importante para ellos. Los estudiosos han encontrado una gran tabla numérica de múltiplos de 52 en el Códice de Dresde. Cada 52 años, los mayas apagaban los fuegos en sus casas y tiraban todos sus utensilios de arcilla. Luego ‘renovaban’ su vida social trayendo el “fuego nuevo” de una ubicación central en todas las aldeas y ciudades.
El “Calendario Circular” estaba formado por el número del día Tzolkin, seguido del nombre del día Tzolkin (recuerde, este ciclo tenía periodos de diferentes longitudes), y seguido por la fecha Haab (el número del día seguido por el nombre del mes). Un ejemplo puede ser ‘4 ahau 8 cumku’ que sería seguido por ‘5 imix 9 cumku’. La siguiente vez que un día caería en 4 ahau 8 cumku sería 18.980 días o 52 años Haab después.
Puedes ver la fecha actual en el calendario maya haciendo click en este enlace.
El Calendario de Cuenta Larga
El Calendario de Cuenta Larga sirvió para el mismo propósito en la cultura maya que los años numerados para nosotros. ¿Cuándo fue emitida la Carta Magna? En 1215. ¿Cuándo cruzó Colón el Atlántico? En 1492. ¿Cuándo se firmó la Declaración de Independencia de Estados Unidos? En 1776. Estos números son usados en nuestra cultura para referirnos a un año solar en particular. El Calendario de Cuenta Larga operó de manera similar a la fecha juliana moderna, que no es más que una cuenta de días que han pasado desde un punto de partida específico. Para la fecha juliana este punto de partida es el mediodía del 1 de enero del 4713 a.C. Para el calendario de cuenta larga maya, ese día fue el 11 de agosto de 3114 a.C.
Estructura de la Cuenta Larga
El calendario de Cuenta Larga contaba el tiempo en unidades de 20, por lo que 20 días hacían un uinal, 18 uinales, o 360 días, hacían un tun, 20 tunes hacían un katún, y 20 katunes, o 144.000 días, conformaban un baktun. Después de 13 baktunes, los números volvían a cero y la cuenta aumentaba de orden. Los mayas codificaron esos valores en glifos, pero nosotros representamos los glifos con números separados por periodos. Entonces, por ejemplo, la fecha maya de 8.3.2.10.15 representa 8 baktunes, 3 katunes, 2 tunes, 10 uinales y 15 días desde la creación. Hoy en día, las correlaciones más ampliamente aceptadas del fin del décimo tercer baktún, o la fecha maya 13.0.0.0.0, con el calendario occidental están entre el 21 o el 23 de diciembre de 2012.
En el New York Times, hay una práctica calculadora para el calendario de cuenta larga, la que puedes usar para ver la cuenta larga para cualquier fecha.
Sincronización
Con una excepción, los calendarios no se ‘sincronizan’ uno con otro sobre una base anual. Dado que la semana llamada Tzolkin tiene 20 días de extensión, y el dígito más pequeño de la Cuenta Larga es 20 días, el dígito más pequeño de la Cuenta Larga también representa el día Tzolkin. Por ejemplo, si el último dígito de la Cuenta Larga de hoy es 0, hoy es ajau; si es 6, es cimi. Sin embargo, la Cuenta Larga no se sincroniza con el Tzolkin o el Haab de ninguna otra manera.
Como se señaló arriba, las longitudes del Tzolkin y el Haab formaban la extensión del ciclo del ‘Calendario Circular’ cuando se multiplicaban. Por lo que el Calendario Circular formaba un patrón de repetición en un ciclo de 52 años Haab.
Por tanto, los mayas tenían al menos tres calendarios funcionando de manera simultánea, ninguno de los cuales estaba en sincronía. También tenían otros calendarios para otros propósitos, tales como el seguimiento de los ciclos de Venus.
Uso de la Cuenta Larga
La Cuenta Larga fue útil únicamente para identificar fechas particulares en la historia. Algo que está siendo tallado en roca generalmente tendrá una duración de más de 52 años, por lo que el Calendario Circular se volvería confuso rápidamente. Usar la fecha de Cuenta Larga en lugar de la fecha del Calendario Circular asegura que la fecha registrada en un monumento es bien comprendida cientos de años más tarde.
La Cuenta Larga fue dada como una fecha de ‘distancia’, indicando el número de días desde la fecha de creación en su mitología. Como resultado, es inevitable que ocasionalmente se alcancen cifras redondas.
Habiendo removido algo del misterio que rodea al calendario de Cuenta Larga maya, podemos ahora ver que un número redondo en la cuenta larga no es un misterio, sino más bien una consecuencia inevitable del conteo de días desde un punto de partida determinado.
Ideas equivocadas
Hay un montón de rumores circulando actualmente acerca del calendario maya. La mayoría de ellos no tienen nada que ver con los hechos.
Los mayas no inventaron el calendario mesoamericano
Como hemos señalado, los mayas probablemente heredaron el Tzolkin y tal vez el Haab de culturas anteriores. Esos calendarios fueron usados en toda la región, y es probable que todos los contemporáneos de los mayas heredaran sus calendarios de fuentes comunes o similares. Esta fuente es frecuentemente identificada con los olmecas, aunque hay debate sobre si fueron ellos los autores de los calendarios. Otras fuentes potenciales son las culturas zapoteca y mixteca.
Los mayas no eran aztecas


La mayoría de las veces que los proponentes del mito del 2012 hacen referencia a imágenes del “calendario maya” muestran una imagen de la piedra del sol azteca en su lugar. Incluso la caricatura de la izquierda comete ese error.
Echa un vistazo a esta cita de Johan Normark:
Sí, la piedra del calendario se ve grande, pero no tiene nada que ver con la cuenta larga. Los aztecas no derivaron su calendario de los mayas, sino de una “tradición mesoamericana más general”. Los calendarios maya y azteca pueden, por tanto, remontarse a los inicios de los calendarios mesoamericanos (tales como el zapoteca). Lee esta cita extraída de Wikipedia en inglés (que sí es correcta):
“El sistema del calendario mexicano central es mejor conocido en la forma en que fue usado por los aztecas, pero calendarios similares fueron usados por los mixtecas, zapotecas, tlapanecos, otomíes, matlatzincas, totonacas, huastecos, purépechas y en Teotihuacan. Estos calendarios diferían de la version maya principalmente en que no usan la cuenta larga para fijar fechas en un marco cronológico mayor que el ciclo de 52 años”.
Por lo que el calendario de Cuenta Larga parece ser una característica del calendario maya que no aparece en muchos otros calendarios mesoamericanos. Sin embargo, el resto de los sistemas de calendario no parecen ser únicamente mayas.
Además, Normark señala que mucho de lo que sabemos sobre los antiguos mayas viene del Popol Vuh, un libro que recopila detalles de la explicación de la creación de los mayas quiché de la época colonial. En otras palabras, el Popol Vuh no fue escrito hasta mediados del siglo XV, muchos cientos de años después que la civilización maya clásica desapareció y que la zona hubiese estado bajo influencia azteca, potencialmente influyendo sobre su cultura.
Exactitud
El calendario maya fue particularmente preciso para su tiempo y lugar. Ya hemos indicado que el calendario maya no era tan preciso como el calendario juliano romano. En comparación con el año solar, el calendario juliano tenía un índice de error de 1 día cada 128 años. El calendario gregoriano moderno es considerablemente más preciso, con un índice de error de 1 día cada 3.300 años. Por el contrario, el calendario maya, que no usó un sistema de años bisiestos, tenía un índice de error de 1 día cada 4 años en comparación con el año solar.
A pesar del hecho de que el Haab maya es menos preciso en comparación con el año solar que lo que es el calendario juliano, y mucho menos preciso que el calendario gregoriano moderno, hay personas que usan la supuesta precisión del calendario maya para afirmar que obviamente tienen toda la razón, mientras que nuestro calendario moderno está mal. Hemos visto vergonzosas afirmaciones acerca de la exactitud del calendario maya: que éste se mantiene en perfecta sincronía sin tener “días” bisiestos, que es más preciso que el calendario moderno, que mantiene un tiempo perfecto durante miles de años.
Es una tontería. Las afirmaciones de exactitud y precisión son engañosas debido a que están comparando manzanas con naranjas. El calendario gregoriano es fundamentalmente un calendario solar. El Haab fue fundamentalmente un calendario solar. Los calendarios Tzolkin, ‘Calendario Circular’ y el de ‘Cuenta Larga’ no son calendarios solares. Compararemos el calendario gregoriano moderno con el Haab y veremos cuán preciso fue.
No ha existido un calendario solar que haya podido deshacerse de alguna forma de los días bisiestos, por estas simples razones:
  1. No tiene un número entero de días en un año (365,2524 días por año).
  2. No tiene un número entero de ciclos lunares en un año (12,3683 ciclos lunares por año).
  3. No tiene un número entero de días en un ciclo lunar (29,53059 días por ciclo lunar).
Sería bueno que las cosas fueran diferentes, y que hubiese un número par de días por fase lunar, y un número par de fases lunares por año, pero simplemente no es así.
Ningún año astronómico tiene un número entero de días o meses lunares, por lo que cualquier calendario que siga un año astronómico debe tener un sistema de intercalado de días tal como el de años bisiestos.
y
El número medio de días solares en el equinoccio vernal oscila entre 365,2424 y 365,2423 durante varios milenios y probablemente permanecerá cercano a 365,2424 por algunos más.
Este último número es la razón por la cual los calendarios solares no pueden prescindir de los días bisiestos, a menos que el calendario ignore las estaciones. Entonces, dado que nuestro año es alrededor (pero no menos) de ¼ de día más extenso que 365, el calendario gregoriano tiene un año bisiesto, un año con un día adicional, cada cuatro años (las reglas completas son un poco más complejas que esto). Debido a otras influencias, puedes escuchar de vez en cuando que un ‘segundo bisiesto’ está siendo añadido o sustraído a los relojes atómicos. Este constante jugueteo con el calendario es necesario para conservar la exactitud y no indica que es impreciso.
Además, como ya expusimos, el calendario civil maya (el Haab), usó un mes intercalado llamado uyaeb: los “días sin nombres”. ¿Qué? ¿Qué fue eso? ¿Un mes intercalado? También hay evidencia de que los mayas sabían que el Haab no estaba ‘sincronizado’ con el año solar, pero no hay evidencia de que hicieran algo al respecto.
Por lo tanto, podemos decir que el calendario solar maya fue menos preciso que el calendario gregoriano moderno, para cualquier definición razonable de ‘preciso’. Y fue también menos preciso que el calendario juliano romano.
Ciclos dentro de ciclos
¿Cómo solucionaron los mayas este desfase entre el Haab o ‘calendario civil’ y el año solar? Al parecer, era el deber de los sacerdotes jaguar decirle a los mayas cuando cultivar.
Hay pruebas de que los mayas sabían que el Haab no encajaba perfectamente con el año solar, pero no hicieron algo para ajustarlo. Algunos autores sostienen que los mayas estimaron que un año de 365 días experimentaba la precesión en todas las estaciones dos veces en 7.13.0.0.0 o 1.101.600 días. Sin embargo, lo que los mayas sabían o calcularon se basa con frecuencia en especulaciones y datos incompletos.
Parece probable que no se preocuparon demasiado por esto, incluso aunque ello significara que el Haab se distanciaba del año solar 1 día cada 4 años. ¿Tal vez lo vieron simplemente como otro ciclo? Por tanto, parece que los mayas estaban conformes con un mes Haab que caía justo en la mitad del verano en un momento, pero que caía en mitad del invierno cientos de años después.
Conclusión
En conclusión; hemos demostrado que el calendario maya no fue tan preciso como el calendario gregoriano moderno, y que incluso no fue tan preciso como el antiguo calendario juliano. El hecho de que el calendario de Cuenta Larga alcanza un número redondo es una consecuencia inevitable del conteo de días desde un punto de partida dado.

Publicado por

Felipe Campos, estudiante de Ingeniería Informática. Atraído desde pequeño por la ciencia, y aficionado a la astronomía desde hace algunos años. Autodidacta en esta ciencia que, con el tiempo que dispongo, intento acercar un poco a la gente, ya sea mediante traducción de artículos o publicación de eventos y actividades astronómicas en Chile. Poseo mi propio sitio de astronomía (http://www.cosmonoticias.org/) y puedes seguirme en twitter (http://twitter.com/Astro_Pipe).

Diagnóstico de distemper canino por prueba Dot-ELISA S Linares, A. Correa y L.Velásquez 2010

prueba Dot-ELISA*
Sergio Eduardo Linares-Villalba1, Adriana María Correa-Salgado1,
Luis Harby Velásquez-Garzón1
1Departamento de Salud Animal, Universidad de Caldas, Manizales, Colombia.
sergio.linares@ucaldas.edu.co

RESUMEN: En la actualidad, los médicos veterinarios generalmente se basan en la presentación clínica
del virus del moquillo en caninos para el diagnóstico de la enfermedad; como se muestra en el presente estudio,
la existencia del virus no corresponde únicamente a la sintomatología comúnmente asociada. El conocimiento
de la seroprevalencia de moquillo canino, mediante el diagnóstico con la prueba serológica InmunoComb® IgM
(Dot-ELISA), puede poner en evidencia el impacto que tiene la enfermedad en la población canina atendida y
afectada con sintomatología compatible. No todos los pacientes que presentan sintomatología asociada con el
virus de distemper canino son positivos a la prueba. Para demostrar, se tomó como población 84 caninos que
ingresaron al Hospital Veterinario “Diego Villegas Toro” de la Universidad de Caldas durante 2,5 años, con
sintomatología nerviosa, digestiva, respiratoria, ocular o cutánea que hacen parte de los sistemas afectados
por el virus. Aunque dichos pacientes no presentaron plan de vacunación, no todos mostraron resultados
positivos durante la prueba. El kit diagnóstico InmunoComb® IgM contiene una tarjeta plástica dentada donde
se adhieren los anticuerpos del virus del moquillo presentes en la sangre de pacientes positivos a la infección,
el fabricante reporta una especificidad del 95,5% y una sensibilidad del 93,1% para la prueba.
Palabras clave: hiperqueratosis, perros, serología, sialorreas, virus
Canine distemper Diagnosis using Dot-ELISA test
ABSTRACT: Presently veterinary doctors usually base on the clinical presentation of the distemper
virus in canines for the diagnosis of the disease. As it is presented in this study, the existence of the virus does
not correspond only to the symptomatology commonly associated with it. The knowledge of the serological
prevalence of canine distemper by means of the diagnosis with the serological InmunoComb IgM (Dot-
ELISA) test can evidence the impact of this disease on the canine population taken care of and affected
with compatible symptomatology. Not all the patients presenting symptomatology associated with the canine
distemper virus are positive on the test. To demonstrate this, a sample of 84 canines which were admitted at
the “Diego Villegas Toro” Veterinary Clinic at Universidad de Caldas during 2.5 years was taken. The canines
presented nervous, digestive, respiratory, ocular or cutaneous symptomatologies which included the systems
affected by the virus. Although the above mentioned patients did not present vaccination registration, not all of
them showed positive results during the test. The InmunoComb IgM diagnostic kit contains a plastic toothed
card where the distemper virus antibodies present in blood of patients positive to the infection stick. The
manufacturer reports a specificity of 95.5% and a sensibility of 93.1% for the test.
Key words: hyperkeratosis, dogs, serology, sialorrea, virus
REVISIÓN DE
LITERATURA
vet.zootec. 4(2): 77-84, 2010
* Financiado por la Vicerrectoría de Investigaciones y Postgrados de La Universidad de Caldas.
78 Diagnóstico de moquillo canino con la prueba Dot-ELISA
Introducción
El distemper canino es probablemente la
enfermedad viral y altamente contagiosa de
mayor distribución mundial. Es producida por
un paramixovirus del género morbilivirus. Para
evitar esta enfermedad es necesaria la vacunación
anual que suele reducir pero no eliminar su
aparición. En la medida en que la población se
encuentre menos vacunada y existan más perros
callejeros, aumentará la presentación de casos
clínicos.
Aunque es una enfermedad bastante difundida
y conocida, presenta ciertas dificultades en el
diagnóstico, es por esto que se hace importante
las técnicas del laboratorio y su respectiva
interpretación.
Es importante tener en cuenta la historia clínica,
la evaluación física y los paraclínicos para
encontrar el diagnóstico preciso. La enfermedad
tiene variadas manifestaciones clínicas que van
desde una infección respiratoria o gastrointestinal
inespecífica, hasta una afección multisistémica
con un alto índice de mortalidad e involucra al
Sistema Nervioso Central. La enfermedad suele
manifestarse de tres maneras: aguda, subaguda y
crónica.
La infección aguda suele tardar de 6 a 15 días
entre los que se manifiesta con fiebre, anorexia
y el cuadro hemático revela una leucopenia
ligera, y evoluciona normalmente acompañada
con signos gastrointestinales, respiratorios,
deshidratación y pérdida de peso. Los signos
que comprometen el sistema nervioso central
se pueden evidenciar como: contracciones
involuntarias, parálisis especialmente de
miembros posteriores, convulsiones, sialorreas,
movimientos masticatorios, micción involuntaria
y ceguera. También es posible ver hiperqueratosis
en las almohadillas plantares y en la nariz.
El diagnóstico es posible realizarlo por medios
hematológicos, aunque es difícil la observación
de las inclusiones intracitoplasmáticas típicas del
moquillo en linfocitos, monocitos y eritrocitos,
en caso de verlos es diagnóstico y la ausencia de
estos no excluye la presencia del virus.
Existen técnicas más específicas como los son
la serología, Inmunofluoresencia indirecta (IFI),
seroconversión, entre otros. El utilizado para este
estudio, fue la prueba ImmunoComb® Canine
Distemper útil para la respuesta de anticuerpos
IgM después de la vacunación o frente a la
infección por el virus del moquillo canino.
El método diagnóstico ImmunoComb se basa
en una elisa o cromatografía rápida, donde los
antígenos están adheridos a la tarjeta plástica,
la cual cuenta con 12 dientes que permiten la
realización de 12 análisis simultáneos o de manera
individual, en él se desarrolla el color plata que se
hace más evidente en caso de positividad.
El conocer la seroprevalencia de moquillo
canino, mediante el diagnóstico con la prueba
serológica InmunoComb® IgM (Dot-ELISA),
permite evidenciar el impacto que tiene la
enfermedad en la población canina atendida
en el Hospital Veterinario “Diego Villegas
Toro” de la Universidad de Caldas afectada
con sintomatología compatible, realizando la
concordancia entre el diagnóstico clínico y el
diagnóstico serológico.
Materiales y Métodos
Se tomó como población todos los caninos del
municipio de Manizales. La muestra obtenida
incluyó 84 caninos en 2,5 años, los cuales
ingresaron al Hospital Veterinario “Diego
Villegas Toro” de la Universidad de Caldas. Estos
no presentaban plan de vacunación y mostraban
sintomatología nerviosa, digestiva, respiratoria,
ocular o cutánea, que hacen parte de los sistemas
afectados por el virus.
A los animales muestreados se les realizó un
examen clínico, se diligenció la historia clínica
y se tomaron muestras de sangre en tubos
vacutainer sin anticoagulante, por flebotomía de
la vena cefálica, safena o yugular. Se contó con el
Linares-Villalba et al. 79
vet.zootec. 4(2): 77-84, 2010
consentimiento informado de los propietarios de
las mascotas, y se siguieron las normas éticas para
el manejo de animales establecidas en la Ley 84
de 1989 y las normas éticas para investigación sin
riesgo en comunidades, descritas en la resolución
del Ministerio de Salud No. 008430 de 1993.
Las muestras se enviaron al Laboratorio de
Patología Clínica del Hospital Veterinario “Diego
Villegas Toro” de la Universidad de Caldas,
donde se centrifugaron a 2600 rpm, durante 5
minutos para la obtención de los sueros, los cuales
se llevaron en tubos eppendorf a congelación a
-4°C. Con un tiempo de conservación máximo
de 3 meses hasta completar las doce muestras
de cada kit que permitieron hacer el diagnóstico
simultáneo. Cada muestra se etiquetó con el
nombre del paciente y la fecha de la toma de
la muestra. Se realizó este procedimiento hasta
obtener la totalidad de las muestras de los ochenta
y cuatro (84) caninos.
El diagnóstico serológico se hizo con el kit
serológico InmunoComb® IgM. Biogal Galed
Labs. Esta prueba detecta anticuerpos de IgM
contra moquillo canino. Tiene una especificidad
del 95,5% y una sensibilidad del 93,1% para
detectar IgM contra moquillo canino.
Se registró el número de historia clínica para
la identificación del animal, la clasificación de
los signos clínicos y los resultados de la prueba
serológica aplicada.
La serología se realizó siguiendo las instrucciones
del fabricante. El kit diagnóstico InmunoComb®
IgM contiene: una tarjeta plástica dentada donde
se adhieren los anticuerpos del virus del moquillo
presentes en el suero de pacientes positivos a
infección, el plato de multicompartimentos donde
se depositan las muestras de suero, pinzas para la
manipulación apropiada de cada kit y 12 tubos
capilares para la recolección de las muestras de
sangre. El kit trae una tarjeta calibradora, la cual
se compara con el tono de color que se observa
en la tarjeta dentada para especificar el estado de
infección de acuerdo a la cantidad de anticuerpos
presentes en la muestra. Entre más definido es el
color en la prueba, el diagnóstico se hace cada
vez más positivo. La tarjeta calibradora trae una
escala de detección de anticuerpos que va desde
S0 a S6.
Los animales positivos a la serología fueron
aislados adecuadamente para realizar el
tratamiento correspondiente a la infección, y
por medio de su historia clínica y la información
suministrada por el propietario, se analizaron las
posibles causas de la infección.
El análisis estadístico se realizó por medio
de correspondencia simple y de clasificación
jerárquica ascendente, tomando como variables
activas las frecuencias de los complejos.
Por medio de una prueba de χ2 se contrastaron
los diagnósticos clínicos y serológicos, y esta
información se uso para calcular el coeficiente de
concordancia Kappa (Pfeiffer, 2002).
Resultados y Discusión
En la Figura 1, se observan en el dendograma
los individuos positivos al examen serológico
con alteraciones en alguno de los sistemas,
respiratorio, digestivo, nervioso, ocular y piel y
sus anexos donde cada individuo es excluyente.
De acuerdo con el dendograma o árbol de
clasificación, se decidió dejar tres clases para
que el corte presentara grupos de individuos más
homogéneos.
En la Figura 2, se observan las poblaciones de
individuos clasificados por sistemas; se aprecia
la relación que tiene el complejo respiratorio con
las alteraciones oculares y de piel, pero éste a
su vez es excluyente con el complejo digestivo
y el complejo nervioso; estos tres complejos son
independientes entre sí.
80 Diagnóstico de moquillo canino con la prueba Dot-ELISA
Figura 1. Dendograma de los individuos positivos al examen serológico con alteraciones en alguno de los
sistemas, respiratorio, digestivo, nervioso, ocular, piel y sus anexos donde cada individuo es excluyente.
Figura 2. Mapa factorial de individuos y variables por complejos.
Linares-Villalba et al. 81
vet.zootec. 4(2): 77-84, 2010
En la Tabla 1, se observa el número y el
porcentaje de animales clasificados por razas
y edades que fueron positivos a la prueba
serológica InmunoComb® IgM. Con un nivel de
significancia P-value=0,0903 indica que la raza y
la edad son variables independientes al momento
de analizar la presencia de los síntomas.
En la Tabla 2, se observa la relación entre sexo
y raza de los animales con resultado positivo a
la prueba serológica InmunoComb® IgM. Con
un nivel de significancia P-value=0,9793 indica
que el sexo y la raza son variables independientes
al momento de analizar la presencia de síntomas
positivos.
En la Tabla 3, se observa la relación entre sexo
y edad de los animales con resultado positivo a
la prueba serológica InmunoComb® IgM. Con
un nivel de significancia P-value=0,0300 indica
que la edad y el sexo son variables dependientes
al momento de analizar la presencia de síntomas
positivos.
Tabla 1. Número y porcentaje de animales clasificados por razas y edades positivos
a la prueba serológica InmunoComb® IgM. P-value=0,0903.
Tabla 2. Relación entre sexo y raza de los animales con resultado positivo
a la prueba serológica InmunoComb® IgM. P-value=0,9793.
Tabla 3. Relación entre sexo y edad de los animales con resultado positivo
a la prueba serológica InmunoComb® IgM. P-value=0,0300.
82 Diagnóstico de moquillo canino con la prueba Dot-ELISA
En el análisis de las tablas de contingencia de
las variables de raza, edad (Tabla 1), sexo y raza
(Tabla 2), se determinó que son independientes
pero en el análisis sexo y edad (Tabla 3), el
virus del moquillo canino se puede manifestar
en cualquier raza, sexo y edad del animal siendo
más susceptibles los cachorros en los cuales
la protección materna ha terminado y que no
recibieron un plan vacunal adecuado, lo cual
se relacionó con lo dicho por Leib & Michael
(1997), donde expresan que el VMC puede
afectar a cualquier edad, raza y sexo y puede ser
diagnosticado tanto en perros vacunados como
en no vacunados.
De los 47 caninos serológicamente positivos, 4
caninos eran mayores de 5 años considerados
perros gerontes, los cuales presentaron
sintomatología relacionada con el complejo
nervioso. Los individuos más jóvenes presentaban
alteraciones en alguno de sus complejos como
el respiratorio, digestivo, afecciones en piel,
ocular y en algunos casos también se presentaban
afecciones en su sistema nervioso central, esto
se relaciona con lo reportado por Don-jun An
et al. (2007), en un estudio realizado en Corea.
Los caninos infectados con el virus del moquillo
canino podrían ser clasificados al menos
en dos grupos clínicos, considerados como
perros jóvenes con signos asociados al sistema
nervioso central, con síntomas respiratorios y/o
gastrointestinales, y perros gerontes únicamente
con signos del sistema nervioso central.
De acuerdo con lo reportado en las historias
clínicas los signos más comunes son hipertermia,
postración, anorexia, conjuntivitis e inapetencia.
Estos signos clínicos presentados por los caninos
muestreados y positivos al kit serológico, tienen
semejanza con lo reportado por el investigador
Arenas et al. (citados por Vadillo et al., 2002. p.
660-661.): “La forma más común de presentación
clínica suele iniciarse con abatimiento, postración,
estado febril de curva bifásica, conjuntivitis,
opacidad y úlceras de la cornea e incluso suele
presentarse aborto”.
Las afecciones del sistema nervioso se
evidenciaron por la presencia de mioclonos,
movimiento pendular de la cabeza, marcha en
círculos, parálisis de los miembros posteriores y
convulsiones. Estos signos hallados en la presente
investigación concuerdan con lo informado por
Ettinger & Feldman (2005). Las anormalidades
neurológicas pueden reflejar lesiones en algún sitio
del sistema nervioso central e incluyen lesiones,
ataxia, hipermetría y paraparesia o tetraparesia.
Los mioclonos, también generalizados o focales,
son un signo clínico común y sugiere fuertemente
una infección del virus del moquillo canino,
este virus produce secreciones al infectar los
macrófagos en el tracto respiratorio alto y
pulmones, el cual es transportado a los nódulos
linfáticos y tonsilas en las primeras 24 horas.
Según lo reportado por Greene (2000), el primer
pico febril se reduce durante varios días hasta
que se produce una segunda elevación de la
temperatura que dura menos de una semana, y
donde la fiebre puede acompañarse de secreción
nasal serosa, ocular muco purulenta y anorexia;
lo mencionado por el autor corresponde con
lo encontrado en el presente estudio, donde 36
individuos tuvieron afecciones en su complejo
respiratorio con secreción nasal purulenta, tos,
estornudos y algunos en número reducido se
auscultaron estertores crepitantes, la mayoría de
animales con su tracto respiratorio alto afectado,
pero al cabo de unos días se recuperaban de la
alteración.
A nivel digestivo las alteraciones más relevantes
fueron vómito, diarrea que iban desde mucoides
hasta sanguinolentas, lo cual se asemeja con lo
expresado por los autores Arenas et al. (citados
por Vadillo et al., 2002) en el sistema digestivo
se presenta al comienzo de la infección vómito y
diarrea que puede ser sanguinolenta o mucoide.
A nivel ocular se presentó conjuntivitis, opacidad
corneal, secreción ocular purulenta; lo cual
corrobora lo expresado por Jubb et al., (2007),
quienes afirman que las lesiones oculares
incluyen conjuntivitis, queratitis, retinitis, y
neuritis óptica. La conjuntivitis es muy común
en los estados tempranos de la enfermedad y
ocasionalmente se extiende a la córnea causando
una queratitis ulcerativa.
Linares-Villalba et al. 83
vet.zootec. 4(2): 77-84, 2010
A nivel cutáneo la infección por moquillo
canino puede acompañarse de hiperqueratosis
del plano nasal y de las almohadillas plantares
formando placas hiperqueratósicas en pulpejos
(Wilkinson & Harvey, 1998). En los individuos
que presentaron lesiones a nivel cutáneo en esta
investigación, el signo más representativo fue la
hiperqueratosis de almohadillas y plano nasal, y
un número alto de estos individuos que después
regresaron al Hospital Veterinario “Diego
Villegas Toro” ya presentaba alteraciones a nivel
del SNC, y los que ya presentaban alteraciones
nerviosas ya tenían la hiperqueratosis, esto lo
confirman Ettinger & Feldman (2005), quienes
expresan que los perros que desarrollan lesiones
pustulosas de piel son menos vulnerables al
desarrollo de la enfermedad del SNC, que
aquellos que exhiben hiperqueratosis del plano
nasal y de las almohadillas digitales, los cuales
con frecuencia se asocian a signos neurológicos.
De acuerdo al mapa factorial de individuos y
variables por complejos, se encontró la relación
que hay entre el complejo respiratorio con las
alteraciones de piel y ocular. Los signos generales
son comunes en cualquiera de los sistemas
afectados; se observa la independencia que
existe entre los sistemas respiratorio, digestivo y
nervioso.
El índice de Kappa arrojó un resultado de 0,3 lo
cual se interpreta como ausencia de relación entre
el diagnóstico clínico y el diagnóstico serológico
(Pfeiffer, 2002).
Conclusiones
El Médico Veterinario Clínico no puede
diagnosticar el virus de moquillo canino
basándose únicamente en la presentación de
síntomas clínicos, para llegar a este diagnóstico
debe realizar pruebas de laboratorio específicas
para la entidad.
Se confirma con los resultados obtenidos que el
virus de moquillo canino se puede presentar en
cualquier edad, raza y sexo; pero la correlación
sexo vs. edad estadísticamente fue dependiente,
mientras que edad vs. raza y sexo vs. raza fueron
completamente independientes.
Los complejos respiratorio, digestivo y nervioso
fueron independientes entre sí, pero el sistema
cutáneo y ocular guardan una estrecha relación
con el sistema respiratorio; y los síntomas
generales se presentan en cualquiera de los
complejos anteriormente mencionados.
De acuerdo con el índice de Kappa, se concluye
que hay ausencia de concordancia entre los
diagnósticos realizados.
El kit InmunoComb® IgM se recomienda
utilizarlo como prueba serológica diagnóstica,
aunque para próximas investigaciones se deben
utilizar pruebas que evalúen preferiblemente
antígenos y no anticuerpos.
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Infecciosas en Pequeños Animales.
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miércoles, 28 de diciembre de 2011

APLICACIÓN DE UNA VACUNA CONTRA LA PAPILOMATOSIS INFECCIOSA ORAL CANINA. Patricio Berríos E. 1991

APLICACIÓN DE UNA VACUNA CONTRA LA PAPILOMATOSIS INFECCIOSA ORAL CANINA. Patricio Berríos E. 1991

MEVEPA 5(4): 14 - 15, 1991

Las verrugas son conocidas en el hombre desde tiempos inmemoriales. En el equino fueron descritas, en el siglo IX, por un establero del Califa de Bagdad. Su etiología viral sólo fue establecida en 1907. Las verrugas son de carácter benigno, aunque en combinación con ciertos cofactores como son la radiación ultravioleta pueden evolucionar a la malignidad (carcinomas). Generalmente las verrugas regresan espontáneamente por lo que se las considera una enfermedad autolimitante!

Los papovavirus son virus pequeños, icosaédricos, no envueltos, resistentes al éter, estables a pH ácido y termoestables. Replican en el núcleo y son capaces de transformar a las células que infectan. Su genoma es un ADN doble hebra, cíclico, infeccioso. La familia Papovaviridae presenta dos géneros: Polyoma y Papilloma. Los virus polyoma pueden producir tumores al ser inoculados en roedores recién nacidos; estos virus crecen bien en cultivos celulares. El virus polyoma del ratón y el virus SV-40 han sido utilizados como modelos por los especialistas en cáncer. Los virus papiloma son capaces de transformar células in vitro de origen bovino o murino. Además causan fibromas en roedores. Es interesante señalar que en estas células transformadas no se encuentran viriones, solamente ADN episomal, por otra parte, en el caso de la transformación celular, como ocurre con los virus polyoma. El genoma del virus papiloma  persiste en forma episomal en las células transformadas, este ADN viral episomal es tumorígeno.

Los virus papiloma se clasifican en 3 grupos:
- Grupo 1.  Producen neoplasias del epitelio estratificado cutáneo (papiloma cutáneo). Serotipos bovino 3 y 6; equino, y conejo de cola de algodón.
- Grupo 2. Hiperplasia del epitelio escamoso no estratificado normal o metaplásico. Serotipo bovino 4  y "virus de la papilomatosis oral canina".
- Grupo 3. Producen papilomas cutáneos con fibroma de tejido conectivo. Serotipos 1, 2 y 5.

La infección ocurre a través de soluciones de continuidad o abrasiones, y los papilomas se desarrollan entre 4 y 6 semanas después. Algunos papilomas presentan un centro fibroso cubierto con epitelio escamoso estratificado en su exterior, en estas células queratinizadas se encuentran viriones y antígenos virales.

En el perro los papilomas se presentan con mayor frecuencia en los cachorros afectando la membrana mucosa de la boca, lengua, labios y faringe, dificultando la masticación cuando son muchos.  Generalmente se observa remisión espontánea de los papilomas; cuando ello no ocurre se recomienda su extirpación quirúrgica con tijeras o bisturí eléctrico. En otras condiciones -cuadros severos o problemas de tipo económico- se propone aplicar una vacuna autóloga o autovacuna, preparada con tejido del papiloma obtenido del mismo paciente, la que es de bajo costo y bastate eficiente.

En el laboratorio de Virología de la facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Chile, en los últimos 10 años, hemos elaborado aproximadamente 200 dosis de autovacuna contra la papilomatosis oral canina. La suspensión vacunal se preparó  con tejido del papiloma finamente fragmentado y lugo pasado por un "tissue grinder" de vidrio, para ser suspendida al 20% en suero fisiológico 0,85%, 0,15 M y sometida a tres ciclos de congelación y  descongelación. El sobrenadante obtenido luego de una centrifugación a 2.000 rpm durante 10 minutos se consideró como producto vacunal!

La vacuna se aplicó por vía subcutánea en dosis de 0,5 a 1,0 cc en un total controlado de 121 caninos mestizos menores de 12 meses, los que habían sido atendidos en el servicio de Clínica de Animales Menores de la Facultad, y en clínicas particulares, obteniéndose los siguientes resultados: en 83 casos se constató la eliminación de los papilomas entre 3 días y dos semanas después del tratamiento. En 22 casos fue necesario aplicar una segunda dosis para obtener la eliminación de los papilomas. En 16 casos controlados no fue posible conocer el resultado del tratamiento.

El alto porcentaje de efectividad (86,7%) encontrado al aplicar esta vacuna en caninos mestizos de 3 a 8 meses de edad nos permite proponer su uso en  casos tales como recidivas después de extirpación quirúrgica, presentación masiva de papilomas, imposibilidad de solventar gastos de tratamiento quirúrgico, cronicidad de la papilomatosis por no regresión espontánea.

Considerando los antecedentes antes señalados y producto de un largo estudio preliminar, hemos planteado analizar más a fondo la base inmunológica de la respuesta post vacunal en la papilomatosis infecciosa oral canina.  Para ello es necesario inicialmente infectar perros de 6 meses de edad con suspensiones tumorales que contengan el ADN del virus papiloma canino que es infeccioso. La reproducción experimental de la papilomatosis, permitiría además tener una herramienta para controlar estas vacunas mediante desafío.

REFERENCIAS

Berríos P., A. Court, R. Tapia, M. Santibáñez. Papilomatosis infecciosa oral canina. Uso de una autovacuna como tratamiento. Arch. Med. Vet. Número extraordinario. Resúmenes de trabajos del VIII Congreso de Medicina Veterinaria, Valdivia, Chile, 1990 (24).

Fenner F., et al. Veterinary Virology. Academic Press 1988.

Vaccines against papillomavirus infections and disease. Luisa L Villa 2006

Vaccines against papillomavirus infections and disease
Rev Chil Infect 2006; 23 (2): 157-163[texto en español]
Luisa L. Villa
Ludwig Institute for Cancer Research, Sao Paulo Branch São Paulo, SP, Brazil
Dirección para correspondencia


Squamous cell carcinoma of the uterine cervix is the second cause of cancer-related deaths in women, the higher incidence being observed in developing countries. Infection with oncogenic types of human papillomavirus (HPV) is considered the major risk factor for the development of malignancies in the uterine cervix. However, HPV is considered to be a necessary but not sufficient cause for cervical cancer and, therefore, other factors contribute to the carcinogenic process, both present in the environment and from the host.
Papillomaviruses are epitheliotropic viruses present in the skin and mucosa of several animals. In humans, more than 100 types have been described. Mucosal and genital HPVs, consisting of about 30 types, are divided into low-risk (HPVs 6, 11, 40, 42, 43, 44, 54, 61, 70, 72, 81) and high-risk (HPVs 16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 66, 73, and 82), according to their presence in malignant lesions of the cervix. The latter types have been adequately evaluated as high risk types in relation to invasive cervical cancer. For all of them, risk estimates were greater than 30 (range 35-350) strongly suggesting that these associations are causal in nature1,2.
The genome of these viruses is a double stranded DNA molecule of about 8000 base pairs, with three identified regions: a late region (L) containing 2 genes -L1 and L2- which encode the viral capsid proteins; an early region (E) encoding for proteins involved in viral DNA replication and control of viral transcription, such as E1 and E2, as well as the main transforming genes E6, E7 and E5; a long control region (LCR), containing several binding sites for nuclear and viral transcriptional factors as well as promotor sequences, is found between the L and E regions. HPV genomes are found as episomes in the nucleus of infected cells of the normal cervix, where infective viral particles can be isolated. However, in some low-grade and in most of the high-grade lesions of the uterine cervix, including cancer, HPV genomes are found integrated into the host genome. A disruption of the E1-E2 region is required for HPV genome integration. This event results in an increased expression and stabilization of the E6 and E7 transcripts. The E6 protein from high-risk HPVs binds cellular p53, promoting the degradation of p53 by the cellular ubiquitin proteolysis system.
The E7 protein interacts with pRB and inactivates this cellular protein. As a consequence, E2F transcription factor is released from pRB-E2F complex, leading to transcriptional activation of several genes involved in cell proliferation. Such interactions of HPV E6 and E7 proteins interfere with several pathways involved in the control of the cell cycle and DNA repair3. Infection with high-risk HPV types is frequent among sexually active women, with incidence ranging from 15 to 40%. When additional cervical specimens are taken from these women in follow-up surveys, the majority of the infections are found to be transient. However, a small proportion of infected women have persistent infection with high-risk HPV types. Previous reports have demonstrated that women persistently infected with oncogenic HPV types are more likely to develop malignant cervical lesions.
Infections with HPV are accompanied by an immune response that is both humoral and cellular4. Several studies have shown that serological diagnosis of HPV infection using genetically engineered HPV capsids (also known as Virus-Like Particles or VLP) correlate well with HPV DNA presence in cervical smears. The antibodies invoked recognize type-specific conformational epitopes present on VLPs, particularly against the viral capsid protein L1, and the humoral response (IgG) against HPVs is stable over time. Neutralizing antibodies are generated, although frequently in low titers, and are considered to be host protective against further infection with that virus type. Therefore, VLP serology has been used as a marker of cumulative exposure to HPV, and sexual behavior, despite the observation that seroconversion may be delayed or never occur in a subset of women testing positive for HPV DNA. Overall, frequency and titer of several types of antibodies generated against HPV show a great variability that is dependent on the HPV type specificity, on the recognized epitopes, on the type of samples, and sensitivity of the assay. The mere definition of cutoff values can hinder comparison between different epidemiological surveys. Concerning type specificity, it has been demonstrated that VLPs of each HPV type induce serum antibody response that are genotype-specific with the exception of HPV types 6 and 11 which are considered to be cross-reactive and HPV 31 and 45 who show low levels of cross-reactive antibodies against HPV 33 and 18, respectively. Likewise, variants of HPV 16 are considered to belong to the same serotype.


Development of papillomavirus vaccines. Animal models

Since the early 1990s, several groups have succeeded in generating recombinant L1 only or L1 and L2 virus-like particles (VLPs) from any papillomavirus known, that resemble very closely the native virions but are devoided of the viral genome. VLPs produced in both prokaryotic (bacteria) and eukaryotic cells (yeast, insect, mammalian) reproduce the antigenicity of native virions by presenting conformational epitopes that have been shown to induce type specific virus neutralizing antibodies. Although VLPs are the natural candidates for immunogens, several other antigens, including structural and non-structural papillomavirus proteins have been tested in different protocols. In addition, HPV early proteins such as E7, E6 and E2 have been fused to VLPs. These chimeric VLP vaccines have been shown to induce neutralizing antibodies and to elicit CTL responses specific to the early viral protein in murine models, as mentioned below. Finally, recombinant viruses, in different vectors, have been used as DNA vaccines, either alone or in combination with adjuvants.
The animal models of papillomavirus infection have proved extremely valuable in the search and development of anti-viral vaccines both prophylactically and therapeutically. Immunization with purified species-specific VLPs induces neutralizing antibodies that protect against live virus challenge in rabbits, cows and dogs. Among these models, the mucosal infections caused by COPV (canine oral papillomavirus) and ROPV (rabbit oral papillomavirus) are those that resemble more the human genital papillomavirus infections. Interestingly, in bovines, vaccines based on the same viral target can be effective either prophylactically or therapeutically, inducing regression of early lesions. The duration of protection is long-lasting, at least in rabbits where neutralizing antibodies have been induced upon injection of CRPV VLPs. In Rhesus macaques, vaccination with an HPV-16 L1 VLP vaccine induced strong humoral, including neutralizing antibodies, and cellular immune responses. Although no papillomavirus is known to infect the regular laboratory mice, experimental models are available based on mouse cell lines transformed with high-risk HPV capable of inducing tumors and metastases. Mouse models have been particularly useful in testing different administration routes: Intranasal and oral administration of HPV VLPs alone or in combination with different adjuvants have been shown to be immunogenic. Recently, HPV 16 L1 capsomeres, administered both sub-cutaneously and intranasally, have been shown to induce potent CTL responses, comparable to that obtained with VLPs. Similar results have been previously descrived for COPV-induced lesions in dogs. Murine models have been instrumental to show that anti-specific HPV responses can be obtained by DNA immunization, which can both control tumor and metastasis development and promote tumor regression. Altogether, the encouraging results obtained with different animal models have warranted the development of HPV vaccines in humans.
Vaccines to prevent human papillomavirus infection
Vaccines to prevent HPV infection aim to induce neutralizing antibodies directed to conformational epitopes of capsid proteins, which most probably will be type specific. The protection against infection depends on the amount of antibodies produced by the host, its availability at the infection site and the persistence of the neutralizing antibodies along time. Analogous to the studies conducted with animals, VLPs for the most prevalent HPV types have been generated and tested as vaccine candidates in several ongoing clinical trials. Most of these studies are randomized, placebo-controlled, blinded trials, which include young woman living in different countries around the World. So far, the published studies with prophylactic HPV vaccines in humans have shown that the vaccine is well-tolerated, generates strong immune responses that are several orders of magnitude higher than those exhibited by naturally infected populations, and prevent both infection and disease with high efficacies5. The first proof-of-principle study with a HPV 16 L1 VLP vaccine showed that women injected with HPV type 16 virus-like particles (VLPs) have been protected against infection when compared to the placebo group6. Moreover, during the 17-month period of follow-up, the few cases of cervical lesions attributed to this HPV developed only in women that did not receive the vaccine. The rate of efficacy of this vaccine was 90-100%. These results are very encouraging and constitute the proof-of-principle of the feasibility of this monovalent HPV vaccine developed by Merck, Sharp and Dohme. However, HPV-16 accounts for about 50% of all cervical cancers, and as mentioned earlier, the immune responses against HPV are type specific. Therefore, efforts were made to develop multivalent vaccines that could control for most HPV infections associated with cervical disease namely HPV-18, -31, -33, -45, among other types. Moreover, low-risk HPV types are responsible for more than 90% of genital warts and recurrent respiratory papillomatosis. One of these studies is testing the safety and efficacy of a quadrivalent (HPV 6, 11, 16, 18) VLP vaccine. The study conducted in Brazil, USA, and several Nordic countries, followed more than 1,100 women for 30 months, and demonstrated that a quadrivalent HPV 6/11/16/18 vaccine based on yeast-produced L1 VLPs, containing aluminum hydroxide as adjuvant, induced high-titer anti-HPV serum antibody levels. Immune responses were sustained after 30 months of follow-up and remained at or above the level of antibodies developed in naturally exposed women7. Importantly, this quadrivalent 6, 11, 16, 18 HPV VLP vaccine effectively prevented acquisition of infection and clinical disease caused by common HPV types, including genital warts and cervical intraepithelial neoplasia. Large-scale studies encompassing up to 25,000 young women are underway. Results from these phase III trials are expected to be available soon, so that the vaccine may be commercially available as early as 2006-2007. Further studies involve vaccination in adolescents, mid-adult Women and Men. A similar trial of a bivalent (16/18) HPV VLP vaccine formulated with AS04 adjuvant, sponsored by Glaxo SmithKline, demonstrated that this vaccine is about 90% efficacious in preventing persistent infections and associated cervical abnormalities in young women over a 27 month period8.
Therapeutic vaccines
New therapeutic approaches to cervical cancer include immunization with early proteins and derived peptides of high-risk HPV, aiming to eliminate epithelial cells in the anogenital tract that are already infected with papillomaviruses. Natural immune responses to papillomavirus encoded antigens are weak, with the exception of the E7 protein, to which a humoral immune response is observed in most cases of invasive cervical carcinoma. Immune response to the E2 and E6 proteins may also predict the regression of papillomavirus-associated disease. Thus, targeting immunotherapy to some or all of the HPV early proteins, particularly E6 and E7, is being considered for treatment of papillomavirus-induced neoplasia. Immunogens include synthetic peptides, recombinant proteins, chimeric VLPs and live viral expression vectors. Pre-clinical studies in animal models indicate that some of these vaccines can eradicate HPV positive tumors.
Although it has been possible to demonstrate that several papillomavirus early proteins are immunogenic in patients with HPV-associated cervical cancer, clinical trials of therapeutic vaccines have been conducted in patients with advanced stage of disease in whom a poor immune response is expected. Nevertheless, some positive results are available and partial responses have been obtained in patients with high-grade intraepithelial lesions. Promising results have been obtained in patients with genital warts. Clinical trials are underway to demonstrate the immunogenicity of a therapeutic DNA vaccine for anal dysplasia, consisting of an encapsulated plasmid bearing the sequences of HPV-16 E7 and multiple HLA-A2-restricted epitopes. The potential use of dendritic cells carrying HPV antigens is under study.
Despite the encouraging results from several ongoing vaccine trials showing good safety profiles and induction of high titres of virus specific antibody by VLP based Papillomavirus vaccines, there are several open issues that require attention. Even if a vaccine is shown to be effective against a few HPV types, it is not known how long the protection will last and what will be the impact of this type of prevention in the natural history of cervical cancer. It is expected that a multivalent HPV vaccine will reduce the number of interventions such as colposcopies, biopsies and treatment of precursor lesions. However, Papanicolaou-based screening procedures, including the recently approved HPV DNA test for primary screening of cervical cancer in the U.S.A., will continue to play an essential role in screening for cervical cancer. Furthermore, we do not know if effective coverage against some genotypes could favor the emergence of more pathogenic types. Existence of tumor immune escape mechanisms puts therapeutic vaccines for HPV associated cancers in the same road as therapeutic vaccines for other cancers: so far, none have been shown to be completely effective. Development of multimodality treatments to induce strong immune responses and avoid escape from individual treatments are likely to contribute to the control of the precursors of cervical neoplasia of the uterine cervix and ultimately to invasive carcinoma.
References (Spanish version).
 
Received: august 10th 2005
Acepted: august 24th 2005

Correspondencia a:
Luisa Lina Villa
llvilla@ludwig.org.br


Vacunas

Vacunas contra infección y enfermedad causadas por papilomavirus
 
Luisa L. Villa
Ludwig Institute for Cancer Research, Sao Paulo Branch São Paulo, SP, Brazil Dirección para correspondencia


El carcinoma de células escamosas de cuello uterino es la segunda causa de muerte relacionada a cáncer en mujeres, su mayor incidencia se observa en países en desarrollo. La infección con serotipos oncogénicos de papilomavirus humano (VPH) es considerada el factor de riesgo principal para el desarrollo de tumores malignos en el cuello uterino. Sin embargo, el VPH es una condición necesaria, pero insuficiente, para causar el cáncer cervical y otros factores contribuyen al proceso carcinogénico, presentes tanto en el medioambiente como en el hospedero.
Los papilomavirus son virus epitelio-trópicos presentes en la piel y en mucosas de diversos animales. En humanos, más de 100 serotipos han sido descritos. Los VPH de mucosas y genitales, alrededor de 30 serotipos, se dividen en de bajo riesgo (VPH 6, 11, 40, 42, 43, 44, 54, 61, 70, 72, 81) y de alto riesgo (VPH 16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 66, 73, y 82), de acuerdo a su presencia en lesiones malignas del cérvix. Estos últimos serotipos han sido debidamente evaluados como serotipos de alto riesgo para el desarrollo de cáncer cervical invasor; para todos ellos, las estimaciones de riesgo superaron a 30 (rango 35-350 veces) sugiriendo fuertemente su relación causal en la naturaleza1,2.
El genoma de estos virus es una molécula de ADN de doble cadena de cerca de 8.000 pares de bases, con tres regiones identificadas: una región tardía (late L) conteniendo dos genes -L1 y L2- la que codifica las proteínas de la cápside viral; una región temprana (early E) que codifica proteínas involucradas en la replicación del ADN viral y control de la transcripción viral, tal como E1 y E2, así como los principales genes de transformación E6, E7 y E5; entre las regiones L y E se encuentra una región larga de control (long control region LCR), que contiene diversos sitios de unión para la factores de transcripción nuclear y viral, así como secuencias promotoras. En el núcleo de células infectadas del cérvix normal se encuentran genomas de VPH en estado episomal, desde donde pueden aislarse partículas virales infectantes. Sin embargo, en algunas lesiones de bajo grado y en la mayoría de las de alto grado del cuello uterino, incluyendo el cáncer, se encuentra genoma de VPH integrado en el genoma del hospedero. Se requiere una disrupción de las regiones E1-E2 para la integración del genoma de VPH. Este evento se traduce en una expresión aumentada y estabilización de los transcriptos de E6 y E7. La proteína E6 de VPHs de alto riesgo se liga a la proteína celular p53, promoviendo la degradación de p53 por el sistema proteolítico celular ubiquitina. La proteína E7 interactúa con pRB e inactiva esta proteína celular. Como consequencia, el factor de transcripción E2F es liberado del complejo pRB-E2F, llevando a la activación transcripcional de diversos genes involucrados en la proliferación celular. Tales interacciones de las proteínas E6 y E7 de VPH interfieren con diversas vías implicadas en el control del ciclo celular y reparación del ADN3.
La infección con serotipos de VPH de alto riesgo es frecuente entre las mujeres sexualmente activas, con una incidencia que oscila entre 5 y 40%. Cuando se obtienen muestras cervicales adicionales en estudios de seguimiento de estas mujeres, la mayoría de las infecciones resultan ser transitorias. No obstante, una pequeña fracción de las mujeres infectadas tiene una infección persistente con serotipos de VPH de alto riesgo. Reportes previos han demostrado que mujeres persistentemente infectadas con serotipos oncogénicos de VPH tienen mayor probabilidad de desarrollar lesiones cervicales malignas.
La infección con VPH se acompaña de una respuesta inmune tanto humoral como celular4. Diversos estudios han comprobado que el diagnóstico serológico de infección por VPH usando cápsides de VPH diseñadas genéticamente (también denominadas las partículas virus-símiles-virus-like particles o VLP) correlaciona bien con la presencia de ADN de VPH en extendidos cervicales. Los anticuerpos invocados reconocen epítopes estructurales tipo-específicos presentes en VLPs, particularmente contra la proteína L1 de la cápside viral. La respuesta humoral (IgG) contra VPH es estable en el tiempo. Se generan anticuerpos neutralizantes, aunque frecuentemente en bajo título, y se consideran protectores contra nueva infección con ese mismo serotipo. La serología basada en VLP ha sido usada como marcador de exposición acumulativa a VPH, y conducta sexual, a pesar que se conoce que la seroconversión puede ser tardía o no occurir en un subgrupo de mujeres que poseen ADN de VPH. Globalmente, la frecuencia y el título de diversos tipos de anticuerpos generados contra VPH muestran una gran variabilidad que es dependiente de la especificidad del serotipo de VPH, del epítope reconocido, del tipo de muestra, y de la sensibilidad del ensayo. La mera definición del valor de corte para estos anticuerpos puede entorpecer la comparación entre diferentes vigilancias epidemiológicas. En lo relativo a especificidad de serotipo, se ha demostrado que las VLPs de cada VPH inducen anticuerpos séricos que son genotipo-específicos, con la excepción de los serotipos 6 y 11 que se consideran con reactividad cruzada, y los serotipos 31 y 45 que inducen bajos niveles de anticuerpos cruzados contra VPH 33 y 18, respectivamente. Igualmente, variantes de VPH 16 se considera que pertenecen al mismo serotipo.
Desarrollo de vacunas anti-papilomavirus. Modelos animales
Desde inicios de los 90s, diferentes grupos han tenido éxito en generar L1 recombinante o VLPs L1 y L2 a partir de todos los papilomavirus conocidos, imitando muy cercanamente a los viriones pero carentes del genoma viral. VLPs producidos en células procariotes (bacterias) y eucariotes (levaduras, insectos, mamíferos) reproducen la antigenicidad de viriones nativos presentando epítopes estructurales, que se ha demostrado, inducen anticuerpos neutralizantes tipo específico. Aunque las VLPs son los candidatos naturales como inmunógenos, diversos otros antígenos, incluyendo proteínas estructurales y no estructurales del papilomavirus han sido testeadas en diferentes protocolos. Además, se han fusionado proteínas tempranas de VPH, tales como E7, E6 y E2 a VLPs. Se ha comprobado que estas vacunas de VLP quiméricas inducen anticuerpos neutralizantes y respuesta citotóxica específica para la proteína temprana en modelos murinos, como se menciona más adelante. Finalmente, se han empleado virus recombinantes, en diferentes vectores, como vacunas de ADN, solas o en combinación con adjuvantes.
Los modelos animales de infección por papilomavirus han sido extraordinariamente valiosos en la investigación y desarrollo de vacunas anti-virales para uso profiláctico y terapéutico. La vacunación con VLPs especie-específicos purificados, induce anticuerpos neutralizantes que protegen contra una exposición al virus vivo en conejos, vacas y perros. Entre estos modelos, la infección de mucosas causada por papilomavirus oral canino (canine oral papillomavirus- COPV) y papilomavirus oral de conejo (rabbit oral papillomavirus- ROPV) son los que más se asemejan a las infecciones por papilomavirus humano genital. Interesantemente, vacunas basadas en el mismo blanco viral pueden ser efectivas con fines profilácticos o terapéuticos en bovinos, induciendo la regresión de lesiones precoces. La protección es de larga duración, al menos en conejos, en quienes se ha inducido anticuerpos neutralizantes mediante la inyección de CRPV VLPs. En macacos rhesus, la vacunación con una vacuna en base a VLP de VPH 16 L1 induce poderosa inmunidad humoral, incluyendo anticuerpos neutralizantes, y respuesta inmune celular. Aunque ningún papilomavirus se sabe que infecte a los ratones comunes de laboratorio, se dispone de modelos experimentales basados en líneas celulares de ratones transformados con VPH de alto riesgo, capaces de inducir tumores y metástasis. Los modelos en ratones han sido particularmente útiles en testear diferentes vías de administración: la vía intranasal y oral para VLPs de VPH solos, o en combinación con diferentes adyuvantes, han resultado ser immunogénicas. Recientemente se ha comprobado que capsómeros L1 de VPH16, administrados tanto por vía subcutánea como intranasal, inducen potente respuesta de linfocitos citotóxicos, comparable con aquella lograda con VLPs. Se han descrito resultados similares para lesiones en perros inducidas por COPV. Se han utilizado modelos murinos para comprobar que respuesta anti-VPH específica puede obtenerse mediante inmunización con ADN, con lo cual se controla el desarrollo de tumor o de metástasis y promueve la regresión del tumor. En conjunto, los auspiciosos resultados obtenidos con diferentes modelos animales han justificado el desarrollo de vacunas anti-VPH en humanos.
Vacunas para prevenir infecciones por papilomavirus humanos
Las vacunas para prevenir infecciones por VPH pretenden inducir anticuerpos neutralizantes dirigidos contra epítopes conformacionales de las proteínas de la cápside, los que muy probablemente serán tipo específicos. La protección contra infección depende de la cantidad de anticuerpos producidos por el huésped, su disponibilidad en el sitio de la infección y la persistencia de anticuerpos neutralizantes a lo largo del tiempo. En forma análoga a estudios efectuados en animales, han sido generados y testeados VLPs de los serotipos más prevalentes de VPH como vacunas candidatas existiendo varios estudios clínicos en marcha. La mayoría de estos estudios son randomizados, placebo-control, ciegos, e incluyen mujeres jóvenes que viven en diferentes países a lo largo del mundo. Hasta ahora, los estudios publicados con vacuna VPH profiláctica en humanos han demostrado que la vacuna es bien tolerada, genera una enérgica respuesta inmune varias veces superior que aquella lograda en población infectada en forma natural, y previene con alta eficacia tanto la infección como la enfermedad5. El primer estudio comprobatorio de principio con una vacuna VLP L1 de VPH 16 demostró que mujeres inyectadas con VLPs de VPH serotipo 16 resultaron ser protegidas contra infección al compararlas con un grupo placebo6. Mas aún, durante el seguimiento de 17 meses, los pocos casos de lesión cervical atribuidos a este VPH se desarrollaron sólo en mujeres que no recibieron la vacuna. La eficacia de esta vacuna fue calculada en 90 a 100%. Estos resultados son muy estimulantes y constituyen la factibilidad de emplear esta vacuna monovalente de VPH desarrollada por Merck, Sharp & Dohme. No obstante, HPV-16 es responsable de sólo cerca del 50% de todos los cánceres cervicales y, como se mencionara antes, la respuesta inmune contra VPH es tipo específica. En consecuencia, se hicieron esfuerzos para desarrollar vacunas multivalentes que pudieran controlar la mayoría de las infecciones por VPH asociadas con enfermedad cervical, incluyendo los serotipos -18, -31, -33, -45, entre otros. Más aún, serotipos de VPH de bajo riesgo son responsables de más del 90% de las verrugas genitales y papilomatosis laríngea recurrente. Uno de estos estudios consistió en testear la seguridad y eficacia de una vacuna tetravalente (VPH 6, 11, 16, 18) en base a VLPs. El estudio, llevado a cabo en Brasil, E.U.A. y varios países nórdicos, incluyó el seguimiento de más de 1.100 mujeres durante 30 meses, y permitió demostrar que una vacuna tetravalente VPH 6/11/16/18 basada en VLPs L1, producida en levaduras, y que contenía hidróxido de aluminio como adjuvante, inducía altas concentraciones de anticuerpos anti VPH. La respuesta inmune se mantenía aún después de 30 meses de seguimiento y permanecía al mismo nivel o sobre el observado en mujeres infectadas en forma natural7. Es importante destacar que esta vacuna tetravalente en base a VLPs de VPH 6, 11, 16 y 18, efectivamente previno la adquisición de infección y enfermedad clínica causada por serotipos comunes de VPH, incluyendo verrugas genitales y neoplasias cervicales intra-epiteliales. Está en curso un estudio a gran escala que ha reclutado a 25.000 mujeres jóvenes. Los resultados de estos ensayos de fase III, se espera que estén pronto disponibles, de manera que la vacuna sea comercializada en los años 2006 ó 2007. Futuros estudios se harán vacunando adolescentes, mujeres adultas en edad media y hombres. Un ensayo similar de una vacuna bivalente VLP de VPH (16/18) formulada con AS04 como adjuvante, financiada por Glaxo SmithKline, demonstró que esta vacuna alcanzó una eficacia cercana a 90% para prevenir las infecciones persistentes y anormalidades cervicales asociadas, en mujeres jóvenes, por un período superior a 27 meses8.
Vacunas terapéuticas
Nuevas estrategias terapéuticas al cáncer cervical incluyen inmunización con proteínas tempranas y péptidos derivados de VPHs de alto riesgo, con la intención de eliminar células epiteliales en el tracto ano-genital que ya está infectado con papilomavirus. La respuesta inmune natural a antígenos codificados en papilomavirus es débil, con la excepción de la proteína E7, a la cual se observa una respuesta inmune humoral en la mayoría de los casos de carcinoma cervical invasor. La respuesta inmune a las proteínas E2 y E6 puede predecir también la regresión de la enfermedad asociada a papilomavirus. Así, está siendo orientada la inmunoterapia hacia algunas de las proteínas tempranas de VPH, particularmente E6 y E7, para el tratamiento de neoplasias inducidas por papilomavirus. Los inmunógenos incluyen péptidos sintéticos, proteínas recombinantes, VLPs quiméricas y vectores virales vivos de expresión. Estudios pre-clínicos en modelos animales indican que algunas de estas vacunas pueden erradicar tumores VPH positivos.
Aunque se ha demostrado que diversas proteínas tempranas de papilomavirus son inmunogénicas en pacientes con cáncer cervical asociado a VPH, se han efectuado ensayos clínicos de vacunas terapéuticas en pacientes con un estado avanzado de enfermedad, en quienes es esperable una pobre respuesta inmune. Pese a todo, se han obtenido algunos resultados favorables y respuesta parcial en pacientes con lesiones intra-epiteliales de alto grado. Se han observado resultados promisorios en pacientes con verrugas genitales. Están en curso ensayos clínicos orientados a demostrar la inmunogenicidad de una vacuna terapéutica en base a ADN para la displasia anal, consistente en un plásmido encapsulado, conteniendo las secuencias de VPH-16 E7 y múltiples epítopes restrictos de HLA-A2. También está siendo estudiado el uso potencial de células dendríticas que portan antígenos de VPH.
Pese a los auspiciosos resultados de diversos estudios en marcha que comprueban buenos perfiles de seguridad e inducción de altos títulos de anticuerpos específicos por vacunas anti-papilomavirus basadas en VLP, hay un sinnúmero de aspectos que requieren atención. Aún si una vacuna demuestra ser efectiva contra algunos serotipos de VPH, se ignora cuánto dura la protección y cuál será el impacto de este tipo de prevención en la historia del cáncer cervical. Se espera que una vacuna anti-VPH multivalente reducirá el número de intervenciones tales como colposcopias, biopsias y tratamiento de lesiones precursoras. Sin embargo, los procedimientos de tamizaje basados en el test de Papanicolaou, incluyendo el recientemente aprobado test de ADN de VPH para el cáncer cervical primario en E.U.A., continuarán jugando un papel esencial en la detección de cáncer cervical. Aún más, ignoramos si una cobertura contra algunos genotipos pudiera favorecer la emergencia de serotipos más patogénicos. La existencia de mecanismos tumorales para escapar del sistema inmune sitúa a las vacunas terapéuticas para cánceres asociados a VPH en la misma senda que las vacunas terapéuticas para otros cánceres: hasta ahora, ninguna ha demostrado ser completamente efectiva. El desarrollo de tratamientos multimodales para inducir potentes respuestas inmunes y evitar el escape a tratamientos individuales parece contribuir al control de los precursores de neoplasia cervical del cuello uterino y finalmente al carcinoma invasor.
 
Referencias
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2.- Zur Hausen H. Immortalization of human cells and their malignant conversion by high risk papillomavirus genotypes. Sem Cancer Biol 1999; 9: 405-11.
3.- Munger K, Howley P M. Human papillomavirus immortalization and transformation functions. Virus Res 2002; 89: 213-28.
4.- Konya J, Dillner J. Immunity to oncogenic human papillomaviruses. Adv Cancer Res 2001; 82: 205-38.
5.- Frazer I. Vaccines for papillomavirus infection. Virus Res 2002; 89: 271-4.
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7.- Harper D M, Franco E L, Wheeler C M, Ferris D G, Jenkins D, Schuind A, et al. Efficacy of a bivalent L1 virus-like particle vaccine in prevention of infection of human papillomavirus type 16 and 18 in young women: a randomised controlled trial. Lancet 2004; 364: 1757-65.
9. Villa LL, Costa R L, Petta C A, Andrade R P, Ault K A, Giuliano A R, et al. Prophylactic quadrivalent human papillomavirus (types 6, 11, 16, and 18) L1 virus-like particle vaccine in young women: a randomised double-blind placebo-controlled multicentre phase II efficacy trial. Lancet Oncology 2005; 6: 271-8.

viernes, 23 de diciembre de 2011

PARVOVIRUS CANINO: SU EVOLUCIÓN Pilar Rivadeneira, Virginia Gómez 2011

Parvovirus Canino: su Evolución.

Vet. Arg. – Vol. XXVIII - Nº 273 – Enero 2011.
Rivadeneira Barreiro, Pilar1 y Gómez, Nélida Virginia2

Resumen.

El PVC-2 está estrechamente relacionado genética y antigénicamente con el virus de la Panleucopenia felina (PVF). Los 6 ó 7 cambios de aminoácidos entre PVF y PVC-2 y al menos los 5 ó 6 cambios entre las variantes PVC-2a/b originan importantes modificaciones antigénicas y biológicas. Las habilidades obtenidas para replicarse en el huésped felino como la adaptación al canino han contribuido a la evolución de las variantes de PVC-2 (PVC-2a, 2b y 2c), dando un completo reemplazo del tipo original en el ambiente. Existe preocupación a consecuencia de la aparición de estas nuevas cepas, pues podrían causar una enfermedad más grave que el tipo original. Todo esto ha ocasionado un debate acerca de la eficacia de la inmunización contra infecciones causadas por las variantes antigénicas del PVC 2a/2b/2c, ya que las vacunas provienen de modificaciones realizadas del virus original PVC-2. Las variantes de parvovirus canino tipo 2 pueden representar una amenaza para las poblaciones felinas y caninas, lo que justifica los esfuerzos para continuar con investigaciones que aporten datos significativos para estudiar la evolución viral. Debido a todo esto se ha realizado esta recopilación de los trabajos publicados más relevantes para la comprensión del PVC y de las enfermedades que produce.
Palabras clave: Parvovirus Canino, Panleucopenia Felina.

Summary.
CPV-2 is genetically and antigenic closely related to feline panleukopenia virus (FPV). 6 to 7 amino acid changes between FPV and CPV-2 and at least 5 or 6 changes between the variants CPV-2a / b create important antigenic and biological changes. The skills gained to replicate in the host cat and dog adaptation contributed to the evolutionary success of the variants of CPV-2 (CPV-2a, 2b and 2c), giving a complete replacement of the original type in nature. There is concern as a result of the emergence of these new changes as they may cause more severe disease than the original type. All this has led to a debate about the efficacy of immunization against infections caused by antigenic variants CPV 2a/2b/2c, since vaccines come from modifications realized to the original CPV-2. Variants of canine parvovirus type 2 may represent a risk to the feline and canine populations, which justifies the efforts of continuing research. This provides meaningful data to study viral evolution. Because of all this, the review of the more relevant published papers has been done to understand the CPV and the diseases caused by the virus.
Key words: Canine Parvovirus, Feline Panleukopenia.

1- pilar.rb26@hotmail.com Especialista en Clínica Médica de Pequeños Animales.Facultad de Cienciuas veterinarias de la UBA. Argentina.
2- ngomez@fvet.uba.ar Profesora Titular de Clínica Médica de Animales Pequeños. Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA. Argentina.

I- Introducción.
Desde 1978 los perros de toda edad y raza han sido víctimas de una enfermedad muy contagiosa causada por un virus que ataca el tracto intestinal, a los glóbulos blancos de la sangre, y en algunos casos al músculo cardiaco.

El Parvovirus canino tipo 2 (PVC-2) es unas de las causas más importantes que provocan mortalidad en cachorros. Esta infección viral de gran distribución mundial se encuentra estrechamente relacionada con el virus de la panleucopenia felina (VPF). El PVC-2 es el responsable de la enteritis parvoviral clásica, la que por lo general ocasiona signos a los 5-15 días de infectar al animal a través de la vía oro-fecal, con la invasión y destrucción preferencial de las células progenitoras de médula ósea y epitelio de las criptas intestinales.

La enfermedad producida por el parvovirus canino se contrae por contacto entre los perros y ha sido diagnosticada donde quiera que se congregan. Un perro que este confinado en la casa o en el patio y que entre rara vez en contacto con otros perros tiene menos posibilidades de contraerla.

El parvovirus canino es resistente a condiciones climáticas extremas y puede sobrevivir durante largos períodos. Se disemina con facilidad de un lugar a otro en el pelo o en las patas de los animales enfermos o bien en las jaulas, los zapatos, o cualquier otro objeto contaminado.

El interés de este virus se basa en la presentación de las variantes antigénicas surgidas desde el momento de su descubrimiento, las cuales han sido estudiadas profundamente a fin de conocer sus repercusiones en el hospedador.

II- Clasificación del Parvovirus Canino.
Actualmente se conocen dos parvovirus distintos (PVC) como agentes infecciosos para los perros:

1- El virus patógeno PVC-2 que fue identificado en 1978 como la causa de una enfermedad nueva de los perros y de los caninos salvajes.

2- El “virus diminuto de los caninos”, (MVC, PVC-1) que fue reportado por Binn en 1970. El MVC es un parvovirus completamente diferente que no había sido asociado con enfermedad natural hasta 1992. El MVC puede causar neumonía, miocarditis y enteritis en los cachorros ó infección transplacentaria en las hembras preñadas, con reabsorción de los embriones y muerte fetal. Las infecciones con éste virus han sido confirmadas en USA, Suecia, Alemania y en Italia. (Truyen et al., 2000b).
El PVC-2 fue transitorio en la naturaleza. Los nuevos tipos antigénicos que surgieron lo remplazaron. Se han reportado tres variaciones de PVC-2: 2a, 2b, 2c. El origen del virus es desconocido pero se han planteado varias hipótesis: 1. Que surgió de una mutación directa del PVF, 2. De una vacuna del PVF ó 3. De una adaptación de un virus íntimamente relacionado con otras especies de carnívoros como el visón y el zorro (Truyen et al., 1999). La extensión del rango de huéspedes a los perros y a los gatos tiene consecuencias epidemiológicas importantes. Cualquier perro con la infección por parvovirus es también un portador de un agente potencialmente patógeno para los gatos no vacunados. (Truyen et al, 2000b).

III-Evolución del PVC-2.
Las variantes antigénicas de PVC-2, PVC tipo 2a y 2b se identificaron en 1980 (Parrish et al., 1985, 1991). En el transcurso del tiempo lograron remplazar completamente el tipo original. Los cambios de aminoácidos en las secuencias de la proteína VP2 de PVF, PVC-2, y PVC 2a y 2b son responsables de importantes cambios antigénicos y biológicos, haciendo del PVC un importante modelo para estudiar la evolución viral (Truyen and Parrish, 1992; Truyen et al., 1996b; Parker et al., 2001; Hueffer and Parrish, 2003).

La replicación in vivo de PVF en el gato y de PVC-2 en el perro se caracteriza por una multiplicación en los tejidos linfáticos y en las células del epitelio intestinal y por una eliminación masiva con las heces. La replicación del PVC se realiza tanto en líneas celulares caninas como felinas, mientras que el PVF replica solo en células felinas. La replicación in vivo de PVF en el gato y de PVC-2 en el perro se caracteriza por su multiplicación en los tejidos linfáticos y en las células del epitelio intestinal y por una eliminación viral masiva con las heces. (Buenavoglia).

El parvovirus canino tipo 2 (PVC-2), está estrechamente relacionado, genética y antigénicamente, con el parvovirus felino (PVF) y con los parvovirus similares al PVF de carnívoros silvestres (Truyen et al., 1995; Parker et al., 2001) de los que se cree se originó mediante un salto de especie y posterior rápida adaptación (Shackelton et al., 2005). Inicialmente el parvovirus tipo 2 original no replicaba en absoluto en tejidos de gato, sin embargo ambas variantes de PVC (2a y 2b) han recuperado la habilidad de replicar in vivo en el hospedador felino (Truyen and Parrish, 1992; Chalmers et al., 1999). Los estudios sobre las interacciones del PVF y PVC con su receptor celular, el receptor de transferrina, han revelado que mientras que el PVF se fija específicamente al receptor de transferrina felino, el PVC-2 y sus variantes pueden fijarse tanto al receptor de transferrina felino como canino. Por otra parte, las variantes antigénicas del PVC-2 se fijan al receptor canino de transferrina mucho más eficientemente que el tipo 2 original (Hueffer and Parrish, 2003).

Esta habilidad del PVC-2 para replicarse en el huésped felino como la adaptación al canino pudo haber contribuido al éxito evolutivo de las variantes del PVC-2, dando lugar al completo reemplazo del tipo 2 original en la naturaleza.

A diferencia del original parvovirus canino tipo 2 (PVC-2), las variantes de PVC-2 han adquirido la capacidad de replicarse in vivo en los gatos. Durante el año 2008, dos casos distintos de infección por parvovirus se diagnosticaron en los laboratorios de la Facultad de Medicina Veterinaria de Bari. Una variante PVC-2a se identificó en un gatito persa de 3 meses de edad. Mostraba signos clínicos de Panleucopenia Felina (PVF), es decir gastroenteritis aguda y leucopenia marcada y además ulceraciones orales. Éste murió a los ocho días de la aparición de la enfermedad. Posteriormente se detectó una cepa PVC-2a genéticamente idéntica al virus felino en dos cachorros que convivieron en el mismo ambiente con el gatito, probablemente ellos fueron la fuente de infección.

Por otra parte se produjo la infección por una cepa PVC-2c en un gato Europeo de pelo corto de 2.5 meses de edad, mostrando diarrea no hemorrágica con recuento normal de glóbulos blancos. Mediante análisis de la secuencia de la proteína de la cápside mayor del gen, la cepa felina PVC-2c mostró 100% de identidad con tipo 2c canino aislado recientemente. A los dos gatitos se les había administrado vacunas polivalentes contra patógenos comunes incluido el virus de la PVF (Decaro el al., 2010a). Tomando en consideración la medida de protección de las vacunas felinas contra las variantes antigénicas del PVC-2.

Como consecuencia de la detección de variantes de PVC-2 en el felino ha surgido un debate acerca de la eficacia de las vacunas basadas en FPLV contra infecciones causadas por variantes PVC 2a, 2b y 2c. En un estudio realizado (Gamoh et al., 2005), una vacuna basada en FPLV fue capaz de una protección cruzada frente a una cepa virulenta PVC-2b. Es importante tomar en cuenta que el virus de la Panleucopenia Felina ha mantenido una cierta estabilidad genética (Decaro et al., 2008c), no así el PVC-2. Hay varios informes sobre la detección de gatos afectados por PVF (Mochizuki et al., 1993; Truyen et al., 1996a; Ikeda et al., 2000). Los resultados de los estudios proporcionan evidencia firme de que las variantes PVC-2 pueden representar una amenaza para las poblaciones felinas, lo que justifica los esfuerzos para aumentar la vigilancia epidemiológica y para evaluar la eficacia de las actuales vacunas.

IV- Variante Antigénica de PVC-2: Glu-426 (PVC-2c).
En el 2001 en Italia se detectó un nuevo tipo antigénico de parvovirus canino (Buonavoglia et al. 2001). Se encontró que dos cepas aisladas de perros con gastroenteritis contenían dos variaciones de aminoácidos en comparación con el tipo 2b clásico: Ser297Ala y Asp426Glu. El cambio en el residuo 297 es compartido por la mayoría de los parvovirus caninos tipo 2a y 2b que circulan actualmente (Truyen, 1999, 2006; Battilani et al., 2001; Nakamura et al., 2004; Wang et al., 2005; Chinchkar et al., 2006; Martella et al., 2004, 2005, 2006) y afecta un residuo antigénico próximo al epítope B sobre la región hombro de la cápside. Sin embargo la sustitución Asp426Glu no había sido observada previamente y se determinó su ubicación en un sitio antigénico importante, el epítope A sobre el eje de simetría triangular de la cápside (Parrish et al., 1991; Agbandje et al., 1995).

Aún cuando el cambio de Asp426Glu represente una ventaja para la propagación viral, se ha observado que el curso clínico y la mortalidad en perros infectados con mutaciones Glu-426 es menos grave que en los brotes causados por PVC 2a y 2b (Buonavoglia, datos no publicados). Actualmente estas mutaciones Glu-426 se las denomina PVC-2c (Decaro et al., 2006b) y han sido detectadas con una alta frecuencia en Italia (Martella et al., 2004), representando el 60% de los parvovirus caninos detectados en el 2004 (Martella et al., 2005). Los análisis antigénicos y genéticos de las cepas aisladas de PVC-2, han revelado que el Glu-426 está sustituyendo al PVC-2b en la población de perros de este país (Decaro et al., 20005c).

Se han reconocido mutaciones adicionales en residuos importantes de la proteína de la cápside de PVC, tales como los residuos 297, 300 y 426, lo que sugiere que el parvovirus canino todavía se encuentra en proceso de evolución (Ikeda et al., 2000; Truyen et al., 2000a; Buonavoglia et al., 2001; Martella et al., 2004; Nakamura et al., 2004).

Para caracterizar 414 muestras positivas para PVC colectadas en Italia durante los años 1995-2005 se utilizaron pruebas de sonda MGB específicas de tipo, las que revelaron 268 (64,73 %) PVC tipo 2a, 49 (11,83 %) tipo 2b y 97 (23,43 %) tipo 2c. El análisis retrospectivo reveló que PVC-2c no estaba presente en Italia antes del año 2000. La frecuencia relativa de las variantes sufrió una rápida fluctuación durante los años 1995-2005, durante los cuales PVC-2c reemplazó rápidamente a PVC-2b, el que ha sido detectado sólo raramente en Italia durante los últimos dos a tres años. (Decaro et al., 2006b)

En Alemania se analizaron 37 aislamientos de PVC a partir de perros con diarrea entre los años 1996-2005 que habían sido caracterizados inicialmente como PVC-2a (n=5) o PVC-2b (n= 32). Un nuevo análisis de los mismos con la prueba de sonda MGB confirmó la identidad de los PVC-2a, pero mostró que sólo 18 cepas eran verdaderos PVC-2b, mientras que 14 de estos aislamientos fueron, en realidad, clasificados como PVC-2c (N. Decaro y U. Truyen, datos no publicados). La cepa de PVC-2c más antigua fue aislada en 1996, lo que evidencia que esta mutante había estado circulando en Alemania por al menos 4 años hasta su primera detección en Italia en el año 2000 (Buonavoglia et al., 2001).

La identificación de PVC-2c también ha sido reportada en otros países como Vietnam (Nakamura et al. 2004), España (Decaro et al., 2006d), Escocia (Davis et al., en prensa; N. Decaro, datos no publicados).

IV- Patogenia.
La patogénesis de las infecciones por el PVC y por el PVF en perros y en gatos es muy similar. La replicación del PVC en el perro se realiza en el epitelio intestinal y tejidos linfoides. La vía de entrada y el sitio de la primera replicación se ubican en las células de la nasofaringe y de la orofaringe, así como en las amígdalas y otros tejidos linfoides (Carman and Povey et al., 1985). La principal y más frecuente ruta de infección es a través de la vía oral por medio de la materia fecal, ropa y zapatos (Carmichael et al., 2005). En fase de viremia el virus se disemina, y después de 1 a 3 días se encuentra en las amígdalas, timo, nódulos linfáticos mesentéricos y retrofaríngeos. A los 3 días pos-infección el virus se puede recuperar del tejido linfático asociado con el intestino (las Placas de Peyer). La infección de las células de las criptas del intestino se produce después de la fase de viremia y que no es consecuencia directa de la presencia de virus ingerido en la luz intestinal. Los anticuerpos neutralizantes circulantes son capaces de disminuir la extensión de la infección en el epitelio intestinal, pero no previenen la infección, a menos que se presenten en niveles altos. Este fenómeno tiene importancia durante la vacunación dado que las vacunas inactivadas pueden prevenir la enfermedad por varios meses, pero ellas no previenen una infección en curso, excepto unas pocas semanas post vacunación. (Truyen et al., 2000b)

V- Potencial Patogénico de PVC-2c.
Existe preocupación porque las nuevas variantes antigénicas puedan causar una enfermedad más grave que el tipo 2 original (Carmichael, 2005). Estos cambios en el comportamiento biológico pueden estar asociados con la mayor habilidad de PVC-2a y PVC-2b de fijarse al receptor de transferrina en comparación con el tipo 2 original (Hueffer and Parrish, 2003). La infección experimental de perros con diferentes niveles de anticuerpos maternales ha mostrado que PVC-2b es eliminado en títulos muy altos en las heces de perros infectados y que incluso cachorros con títulos HI de anticuerpos maternales de 1:160 pueden ser infectados (Decaro et al., 2005a).

La patogenicidad del PVC-2c fue reportada en dos camadas de cachorros infectadas naturalmente de parvovirus canino tipo 2 causado por el Glu-mutante 426. Las crías infectadas (n: 6) fueron monitoreadas diariamente pare evidenciar signos clínicos y cambios hematológicos. La enfermedad inducida por el Glu-mutante 426 fue leve en los cachorros infectados. No se observaron vómitos y diarreas hemorrágicas, sin embargo los cachorros presentaron diarrea mucoide, depresión, leucopenia y linfopenia. La fiebre y la pérdida de apetito fueron observadas solo en dos cachorros. El virus fue detectado en las heces por 4.5, 6.5 y 46 días por hemaglutinación, aislamiento del virus en cultivos celulares, y por PCR. Mediante PCR, los mayores títulos virales se detectaron en las heces de dos camadas a los 10 días. (Decaro et al., 2005b). Sin embargo, este sugerido curso benigno de la infección por PVC-2c contrasta con los hallazgos recientes que indican una enfermedad más grave inducida por este mutante. Aún más, las observaciones preliminares sugieren que PVC-2c se aísla frecuentemente de perros enfermos o muertos de entre 6 meses y 2 años de edad (C. Buonavoglia, observación personal).

VI- Signos Clínicos y Patología.
Tanto el PVF como el PVC infectan a las células epiteliales de las criptas de las vellosidades intestinales del íleon y del yeyuno que se encuentran en división rápida, entre los días 3 a 5 pos-infección. Durante la fase intestinal de la infección, el virus es excretado en grandes cantidades por las heces. La eliminación del virus se realiza desde los 3 a los 9 días pos-infección, y los picos más altos aparecen en ese momento ó antes de la aparición de los signos clínicos (Decaro et al., 2005b, Greene et al., 2006; Pollock et al., 1982). La severidad de la infección dependerá del ritmo de recuperación de las células epiteliales del intestino y el cuadro clínico reflejará la extensión del daño producido en las células epiteliales del intestino delgado. (Truyen et al., 2000b)

La infección de los cachorros recién nacidos con PVC fue inicialmente reportada por Jezyk et al., (1979). Esta infección se caracteriza por la infección del corazón en desarrollo, produciendo la muerte por miocarditis, generalmente entre las 3 y las 8 semanas de edad, pero dicha muerte puede ocurrir hasta pasadas las 16 semanas de edad ó raramente más tarde. Los gatitos que se infectan en el útero ó rápidamente después del nacimiento, presentan replicación viral en las células del epitelio germinal externo del cerebelo, produciendo hipoplasia cerebelosa. La dependencia de la edad con respecto a la infección del miocardio ó del cerebelo en los gatos se debe a la división activa de éstos tejidos, pero esto se produce solamente en animales muy jóvenes. (Truyen et al., 2000b).

Las cargas virales más altas de las variantes antigénicas del PVC-2 en los caninos se encontraron en los tejidos linfoideos, con títulos máximos observados en las amígdalas en perros infectados con PVC-2c, y en el bazo de perros infectados con PVC-2b. Títulos muy altos de ADN fueron observados en la medula ósea. En el tracto urinario se encontró la más baja cantidad de ADN PVC-2. Sorprendentemente se encontró ADN viral en el tejido nervioso incluyendo cerebro, cerebelo y el bulbo cerebral (Decaro et al., 2007a).

Las infecciones neonatales también pueden producir una infección generalizada con lesiones en diversos tejidos. Las infecciones de los gatos in útero por PVF pueden producir muerte del feto, reabsorción, aborto y muerte neonatal (Truyen et al., 2000b).

La enfermedad es frecuentemente asintomática en perros viejos ó en cachorros que reciben bajas dosis del virus debido a que la severidad de la infección está altamente relacionada con la dosis. Así es que un cachorro puede adquirir la infección por PVC y que manifieste una reacción leve ó ningún síntoma de enfermedad, no obstante, el virus se replica en el intestino de ese animal y después puede ser esparcido en grandes cantidades hacia otros perros susceptibles que estén en contacto (Truyen et al., 2000b). En los gatos infectados con PVF se observa una marcada panleucopenia (Gillespie and Scott 1973, Addie et al 1996, Greene 1998), mientras que en los perros infectados con PVC frecuentemente se detecta una linfopenia relativa (Appel et al., 1979; Burtonboy et al., 1979; Decaro et al., 2005b; Johnson et al., 1979; Kelly et al., 1978). El número de linfocitos disminuye pero hay un leve efecto sobre el número de eosinófilos, basófilos, monocitos y glóbulos rojos.

La replicación viral se produce especialmente en áreas de células en división. Unas de las principales manifestaciones clínicas de la infección con el PVC son la anorexia y la deshidratación, por lo tanto el tratamiento temprano con soluciones electrolíticas es fundamental. La restauración de la arquitectura normal del intestino delgado toma 2 – 3 semanas después de la infección. (Truyen et al., 2000b)

En estudios experimentales en gatos de los cuales se aisló PVC-2b, el virus causó solamente una leve leucopenia (Mochizuki et al 1996, Truyen et al 1996, Nakamura et al 2001), pero hubo una marcada linfopenia. La infección del tejido linfoide con PVC produce lisis de linfocitos, depleción celular y la posterior regeneración de los tejidos en los animales que sobreviven.

Se ha descripto el riesgo más alto de padecer una enfermedad severa por parte de ciertas razas, tales como: Doberman Pinschers, Rottweilers y Spaniels Springer Inglés. Los cuadros de parvovirosis pueden ser exacerbados por infecciones concurrentes con Giardias, Ancillostomas, con otros organismos entéricos ó con el Coronavirus canino. (Truyen et al., 2000b)

La distribución del PVC tiene patrones similares en perros infectados por el PVC-2a, 2b y 2c, revelando que las variantes tienen el mismo comportamiento biológico. La replicación en perros y gatos es principalmente en los tejidos que están en mitosis como la médula ósea, órganos linfoideos y las criptas intestinales. La distribución en el tejido nervioso ha sido descrita en gatos, mientras que en perros el antígeno de PVC nunca ha sido detectado en las neuronas, a pesar de la presencia de neurodegeneración. En contraste con estudios anteriores, se ha demostrado la presencia de altos títulos de acido nucleico de PVC en tejidos como el cerebro, cerebelo y el bulbo. En estudios realizados los títulos de ADN PVC detectados en las heces fueron generalmente más bajos que los observados en los órganos linfoides. Se ha demostrado previamente que el esparcimiento del ADN PVC en las heces llega a las cargas máximas en los primeros días después de la infección (con un pico de 7-8 días posteriores), con una rápida disminución en los días 10-11 posteriores a la infección. Los resultados indicaron que en el laboratorio, donde los métodos moleculares no son empleados rutinariamente, los métodos tradicionales de diagnóstico para la detección del PVC en perros muertos pueden ser realizados en órganos intestinales y no en heces o en contenido intestinal. (Decaro et al., 2007a)

VII- Diagnóstico.
La magnitud del aumento de las proteínas del suero de fase aguda en perros con enteritis parvoviral podría ser un indicador útil del pronóstico de la enfermedad. En las proteínas de fase aguda, la proteína C reactiva es un potente predictor de la mortalidad en perros con enteritis por parvovirus. (Kocaturk et al., 2010)

La confiabilidad y utilidad del método de inmunohistoquímica para la demostración del parvovirus canino tipo 2 (PVC-2) fue evaluada en 30 casos de intestino delgado con lesiones histopatológicas que sugerían parvovirus canino. Se obtuvieron reacciones inmunohistoquímicas positivas en 76.67% (23 casos) de las muestras procesadas. Los linfocitos, macrófagos y células necróticas de las criptas intestinales representaron las células que con recurrencia presentaron inmunopositividad. (Ruiz et al., 2006)

En el 2007 se evaluaron 11 perros y 11 gatos, y se demostró que el epitelio de la lengua es un tejido adecuado para las pruebas de confirmación para PVC-2 por la resistencia de este tejido a los cambios post mortem, a diferencia de la mucosa del intestino delgado que presenta sensibilidad a los cambios autolíticos post mortem y está sujeto a severas artefactos producto de la congelación y descongelación, lo cual podría dar resultados de PCR falsos negativos y dificultades en la interpretación de la prueba directa de anticuerpos fluorescentes (FA) o de tinción por inmunohistoquímica para PVC-2 y PVF. Por otra parte, la marcada necrosis de las criptas seguida por la pérdida completa de las células infectadas con el parvovirus y el colapso de la mucosa puede disminuir la sensibilidad diagnóstica de estas pruebas. (McKnight et al., 2007)

En el 2010 se analizaron las muestras de materia fecal de 47 perros sospechosos de infección por PVC-2 por PCR en tiempo real, hemaglutinación (HA) y por un ensayo de PCR convencional. La comparación entre los resultados de los tres ensayos distintos reveló que PCR en tiempo real es más sensible que la HA y PCR convencional y permite la detección de bajos títulos de PVC 2 en los perros infectados. (Kumar et al., 2010)

El diagnóstico del parvovirus canino (PVC) por lo general se hacía empleando un método rápido de análisis inmunocromatográfico, pero se debate todavía la capacidad de estas pruebas para detectar todas las variantes PVC, incluido el PVC-2c, En ensayos realizados a 201 muestras fecales PCR positivas a parvovirus canino se comprobó que las pruebas para PVC son efectivas para detectar las variantes antigénicas PVC 2a, 2b y 2c, con un porcentaje de 80,4%, 78,0% y 77,0% respectivamente. Sin embargo considerando los límites de sensibilidad de las pruebas, los resultados negativos deben ser confirmados por métodos basados en la PCR. (Decaro et al., 2010b). Las pruebas rápidas son útiles para el diagnóstico de enteritis por parvovirus canino, pero no descartan la infección por parvovirus en un animal con signos clínicos típicos. (Schmitz et al., 2009).

Para la detección del virus de la panleucopenia felina (PVF) se realizaron estudios para conocer la capacidad del SNAP parvovirus canino (Parvo SNAP, IDEXX Laboratories) para detectar PVF. Se tomaron 97 muestras de heces de gatos con sospecha de infección. Cincuenta y cinco muestras fueron positivas de SNAP Parvo y 54 de los 55 también fueron positivos por PCR convencional y fueron identificados como PVF por secuencia genética. El estudio demostró que el SNAP Parvo puede detectar PVF en muestras clínicas. (Abd-Eldaim et al., 2009).

VIII- Inmunización.
Muchas de las vacunas usadas provienen de modificaciones realizadas del virus original PVC-2, aislado a finales de la década de 1970 y principios de 1980. Estas son vacunas muy potentes capaces de prevenir la enfermedad y la infección, y tuvieron éxito en la trasformación de la pandemia de PVC en una situación endémica controlada. Se ha demostrado que ciertas vacunas basadas en el tipo antigénico original PVC-2 protegen a los perros contra la infección con los nuevos tipos antigénicos (Yule et al., 1997) y ciertas vacunas basadas en PVF protegen a los gatos de la infección con PVC-2b (Chalmers et al., 1999). En un estudio se demostró que los perros vacunados con una sola dosis de vacuna parvovirus no sólo eran protegidos contra la enfermedad clínica causado por el PVC-2c si no también con el desafío viral (Spibey et al., 2008). Aun así, hay muchos casos de parvovirus en los perros y gatos y exclusivamente de animales jóvenes que se infectan en las primeras semanas de vida, cuando los anticuerpos adquiridos de la madre se están desvaneciendo.

Tanto las vacunas a virus atenuado como las inactivadas han demostrado inmunizar cachorros susceptibles. En forma experimental, las vacunas a virus vivos han demostrado proteger por lo menos 3 años o más. Las vacunas inactivadas ofrecen una inmunidad a la infección de duración limitada. Las vacunas preparadas con virus vivo modificado, (MLV) han demostrado ser más efectivas en la profilaxis que las vacunas inactivadas. Además de ser seguras al no inducir enfermedad, ni reversión de la virulencia, así como tampoco la generación de “nuevos virus” a partir de los virus vacunales. (Truyen et al., 2000b)

Existe un dilema clínico sobre la aparición de gastroenteritis graves en crías después de la aplicación de la vacuna contra parvovirus canino. Se ha postulado la reversión de la virulencia de las vacunas PVC MLV, pero nunca ha sido demostrada. En el 2007 se confirmo que la mayoría de los casos de la enfermedad de parvovirus ocurridas después de la vacunación estaban relacionados con la infección con cepas de campo del parvovirus canino tipo 2 (PCV-2) en lugar de la reversión a la virulencia del virus vivo modificado que contiene la vacuna (Decaro et al., 2007b).

La vacunación puede ofrecer una respuesta inmune que es similar en duración a la realizada por una infección natural. Estas respuestas inmunes antivirales a menudo resultan en el desarrollo de la inmunidad estéril y la duración de la inmunidad es a menudo para toda la vida (Schultz et al., 2009b). La inmunización exitosa con la mayoría de las vacunas, puede realizarse con un grado elevado de confianza solamente en cachorros seronegativos, ó en cachorros con títulos de anticuerpos muy bajos. Los anticuerpos maternos (MDA) tienen un promedio de vida media de 9 – 10 días. Sin embargo existe un “período crítico” (”ventana de vulnerabilidad”), en el cual los MDA no están presentes en la cantidad necesaria como para brindar protección pero son capaces de neutralizar al virus vacunal, impidiendo la inmunización, lo que representa un problema en la inmunización de cachorros menores de 12 semanas. Y cuando el cachorro proviene de madres que han sido infectadas con el virus, la interferencia en la inmunización puede durar hasta 20 semanas (Truyen et al., 2000b).

Los perros y gatos de edad avanzada rara vez mueren por enfermedades infecciosas prevenibles por vacunación, sobre todo cuando han sido vacunados e inmunizados siendo adultos jóvenes (es decir, entre 16 semanas y 1 año de edad). Sin embargo, los animales jóvenes mueren a menudo por falta de vacunación o porque no se vacuna a una edad apropiada (por ejemplo, muy temprano en la vida en la presencia de anticuerpos de origen materno [MDA]). Es así que se realizó un estudio para analizar la duración de la inmunidad de las vacunas en perros que no habían sido revacunados durante un tiempo de 9 años. Estos animales tenían anticuerpos del distemper canino (CDV), parvovirus canino tipo 2 (PVC-2) y adenovirus canino tipo-1 (CAV-1) en niveles considerados de protección y bajo los efectos de estos virus, los perros resistieron la infección y enfermedad. Así, incluso una sola dosis de vacunas de virus vivo modificado (MLV) (contra la CDV, CAV-2 y el PVC-2) o vacunas MLV felinas (contra el parvovirus felino [PVF], calicivirus felino [FCV] y herpesvirus felino [FHV]), cuando se administra a las 16 semanas o más, podría proporcionar inmunidad a largo plazo en un porcentaje muy elevado de animales, al tiempo que incrementa la inmunidad de grupo. (Schultz et al., 2009b)

Más recientemente realizaron una infección experimental de perros beagle con un aislamiento de campo de PVC-2c. Este desafío fue realizado principalmente para confirmar la habilidad de una vacuna tipo 2 existente para prevenir los signos clínicos y la eliminación viral. Todos los perros vacunados fueron protegidos en su totalidad. Sin embargo, los 6 perros controles infectados enfermaron gravemente y mostraron leucopenia desde el día 4 pos-infección. Tres de ellos debieron ser sometidos a eutanasia y los 3 restantes se recuperaron pero necesitaron terapia de sostén. (Spibey et al., 2006)

En general las vacunas deben contener los nuevos tipos antigénicos del virus, ya que esto implica una mayor protección, siempre y cuando éstas sean tan inmunogénicas como las antiguas. En Europa hay nuevas vacunas basadas en los nuevos tipos antigénicos, en un futuro cercano se podría revelar si existe ventaja alguna con estas nuevas vacunas. (Truyen et al., 2006).

Conclusiones.
Esta actualización da una idea de la evolución del PVC- 2 y la importancia que ha originado a la ciencia su descubrimiento. La necesidad de entender de una manera más clara los cambios antigénicos ha motivado a investigadores a continuar con el estudio evolutivo de este virus. Gracias a los conocimientos plasmados en publicaciones hemos podido tener un seguimiento más certero para esclarecer dudas y consecuentemente tener una idea general del parvovirus y sus efectos en el canino y el felino.

Teniendo en cuenta estos aspectos, se ha recopilado información de varias autores, tratando de abarcar de una manera específica los aspectos más relevantes que han surgido en el transcurso de estos últimos años, incluyendo la evolución, patogenia, signos clínicos, diagnósticos y la inmunización.

Y de acuerdo con el Dr. Carmichael, la historia del parvovirus ilustra lo que puede llegar a hacer los esfuerzos de la ciencia para entender una enfermedad, encontrar medios para su control, caracterizar la naturaleza del agente causal y descubrir el mecanismo de su evolución.

Finalmente es necesario señalar que los virus de la familia Parvoviridae seguirán mutando, se requerirán posteriores indagaciones para lograr un mayor entendimiento de su avance y el desarrollo de nuevos métodos diagnósticos capaces de detectar su presencia en el huésped. De esta manera se logrará un mayor control epidemiológico, sin dejar a un lado la importancia de obtener nuevas vacunas capaces de frenar la diseminación del virus.

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