miércoles, 17 de junio de 2015

GENERALIDADES SOBRE INMUNIDAD Y VACUNAS EN PORCINOS (1) Fernando Fariñas Guerrero 2015

Generalidades sobre inmunidad y vacunas en porcino (1)



Generalidades sobre inmunidad y vacunas en porcino (I)
La capacidad de inmunización de una vacuna en cada animal va a depender de múltiples factores, unos inherentes al animal y otros ajenos, dependientes de la calidad de la vacuna administrada.
Fernando Fariñas GuerreroInstituto de inmunología clínica y enfermedades infecciosas
www.inmucei.com
Artículo publicado en la revista Suis nº 118, junio 2015. 

No cabe duda de que la vacunación forma parte importante de los programas de salud que se aplican en nuestras granjas, y de que la vacuna ideal debería cumplir una serie de requisitos entre los que se encuentran:
- La inducción de respuestas adecuadas.
- Que ofrezca seguridad.
- Que sea estable.
- Que su coste sea bajo.
Es evidente que la capacidad de inmunización de una vacuna en cada animal va a depender de múltiples factores, unos inherentes al animal (edad, sexo, raza, presencia de enfermedades, administración de fármacos, malnutrición, estrés, etc.) y otros ajenos, dependientes de la calidad de la vacuna administrada (contaminación, falta de inmunogenicidad, etc.).
Todo esto hace que, en ocasiones, estemos “jugando a ciegas” ya que probablemente habrá animales que lleguen y superen con creces la expectativa de la vacuna, y otros que no lleguen a producir un nivel suficiente de inmunidad frente a la misma.

Inmunidad y vacunación

La respuesta inmunitaria frente a una infección natural o a una vacuna ha sido evaluada general y tradicionalmente midiendo títulos de anticuerpos en suero y correlacionando estos con distintos grados de protección o susceptibilidad. Esto puede ser esencialmente cierto en algunas enfermedades infecciosas, donde altos niveles de anticuerpos se correlacionan muy bien con la protección frente al desafío (por ejemplo en la parvovirosis porcina). Sin embargo, una protección adecuada frente a cualquier agente infeccioso puede requerir una fuerte inmunidad celular, una potente inmunidad humoral o una combinación de ambas. Así, infecciones por Bordetella sp., PRRS y Circovirus, entre otras, requieren una eficaz y potente inmunidad celular para inducir un alto nivel de protección; para estas enfermedades, por ejemplo, la concentración de anticuerpos séricos puede no correlacionarse con la protección. En general, la evaluación de la inmunidad celular en las distintas enfermedades ha sido siempre la gran olvidada. En la literatura científica actual pocos trabajos “rematan” sus resultados con medidas de esta inmunidad celular, a pesar de que hace años se han venido publicando casos de animales protegidos frente a una enfermedad siendo seronegativos para la misma (animales hiperérgicos o hiperrespondedores). Es seguro que en muchas de estas enfermedades, sino en todas, la inmunidad celular juega un papel preponderante en el desarrollo de un grado significativo de protección.
Por lo tanto, la vacuna ideal no va a ser sólo la que induzca la formación de gran cantidad de anticuerpos, sino la que sea capaz de imitar al sistema inmunitario cuando este consigue resolver una infección determinada. Puede incluso ocurrir que, en algunos casos, los anticuerpos generados resulten inútiles porque no son capaces de neutralizar al patógeno, favoreciendo su persistencia (anticuerpos facilitadores de la infección) o generar respuestas inmunopatológicas indeseables, dando lugar al desarrollo de fenómenos alérgicos y/o autoinmunes.

Vacunas atenuadas (vivas) y vacunas inactivadas (muertas)

Las vacunas atenuadas utilizan un agente infeccioso (vacunas monovalentes) o varios (vacunas polivalentes) vivo/s y homólogo/s al que produce la enfermedad, pero cuya virulencia ha sido atenuada de manera que, sin producir ningún daño en el animal, puede inducir una inmunidad duradera frente al agente homólogo virulento. El sistema de atenuación más utilizado para las vacunas víricas se basa en realizar un gran número de pases o replicaciones del virus salvaje o virus campo en líneas celulares, de tal manera que estos vayan perdiendo progresivamente su virulencia, aunque siguen manteniendo la capacidad de replicarse o multiplicarse lo suficiente para despertar una respuesta inmunitaria efectiva frente al mismo. El tipo de inmunidad que producen estas vacunas normalmente es tanto de tipo celular (Th1) como humoral (Th2) (figura 1). Precisamente, y a diferencia de las vacunas muertas o inactivadas, la capacidad replicativa del agente vacunal hace que las vacunas inactivadas necesiten una carga antigénica menor para producir la respuesta, sin la necesidad de utilizar adyuvantes. El principal problema de este tipo de vacunas es que la atenuación no sea estable y pueda revertir a formas virulentas, induciendo la enfermedad que se pretendía prevenir, aunque esto es extremadamente raro e infrecuente.


Las vacunas muertas o inactivadas están formadas por uno o varios microorganismos completos pero inactivados por algún método físico o químico. Son vacunas más estables y seguras que las atenuadas, pero por el contrario tienen una menor capacidad para inducir respuestas inmunitarias potentes, por lo que estas siempre van con adyuvantes que puedan incrementar o facilitar dichas respuestas. Aun así, sólo son capaces de generar respuestas de tipo humoral (Th2) con muy baja capacidad de respuestas celulares (Th1), a no ser que se empleen adyuvantes específicos para incrementar esta última (saponinas, Cpg DNA, citoquinas Th1, etc.).

Adyuvantes

Los adyuvantes vacunales son sustancias que estimulan o mejoran la respuesta inmunitaria a un antígeno, sin que tengan un efecto antigénico específico por sí mismas. De este modo, su labor será más o menos trascendente en función de la capacidad inmunogénica del antígeno al que acompañen. En el caso de vacunas inactivadas, en las que no hay un microorganismo capaz de replicarse e imitar el comportamiento del patógeno en condiciones de campo, la función del adyuvante es mucho más determinante a la hora de conseguir una respuesta inmunitaria adecuada que en el caso de vacunas vivas atenuadas, donde el propio patógeno se encarga de dirigir la respuesta inmunitaria.
Las acciones del sistema inmunitario se dividen en inmunidad innata o natural e inmunidad adquirida o adaptativa (figura 2). La inmunidad innata constituye la primera línea de defensa inmunitaria y se caracteriza por poseer mecanismos efectores, los cuales se activan de forma rápida y vigorosa frente a cualquier desafío antigénico. Por su parte, la inmunidad adaptativa gira alrededor de los linfocitos T y B, los cuales poseen receptores altamente específicos y variados que se unen a sus antígenos y disparan la activación y proliferación celular en un proceso conocido como expansión clonal. La expansión clonal de los linfocitos es necesaria para generar una respuesta inmunitaria eficiente, pero es lenta, tarda entre 3 y 5 días en establecerse o incluso más. Por esta razón, la inmunidad innata es fundamental para controlar la mayoría de las infecciones en sus inicios.


Células implicadas

Las principales células efectoras de la inmunidad innata son los neutrófilos, los fagocitos mononucleares (macrófagos y células dendríticas) y las células natural killer (NK). Estas células atacan a los microorganismos que han logrado atravesar la barrera epitelial y que han accedido a los tejidos o a la circulación.
Una vez se ha desarrollado una primera respuesta innata, las citoquinas liberadas inducen la activación de los linfocitos Th (helper) protagonistas de la inmunidad adaptativa. De forma genérica y simplista, es posible distinguir dos subpoblaciones de linfocitos Th; los Th1 y Th2, que se diferencian entre sí por el tipo de citoquina secretada y el tipo de respuesta defensiva desarrollada. La subpoblación Th1 tiene a su cargo muchas funciones mediadas por células (inmunidad celular), y la producción de un bajo número de anticuerpos opsonizantes (IgG que ayudan al proceso de fagocitosis). Estas células Th1 son responsables de la defensa frente a infecciones por agentes intracelulares y frente a células tumorales, siendo igualmente responsables de los procesos inflamatorios y de lesión tisular excesiva que a veces acompañan a algunas enfermedades autoinmunes. La subpoblación Th2, por el contrario, estimula la inmunidad humoral con producción de grandes cantidades de inmunoglobulinas (principalmente IgA, IgE e IgG), y es la responsable de la lucha frente a parásitos, agentes infecciosos extracelulares y toxinas. Cuando esta respuesta Th2 se vuelve patológica, puede inducir fenómenos de autoinmunidad y sobre todo de hipersensibilidad alérgica.
Tras la presentación de antígenos y por el efecto de ciertas moléculas, los linfocitos Th pueden polarizarse en sus acciones, particularmente su producción de citoquinas, de tal modo que favorezcan la respuesta inmunitaria celular (Th1) o humoral (Th2). Así la liberación de interferón gamma (IFN-γ), IL-12 y TNF-α inducen la diferenciación de las células Th a células Th1 (inmunidad celular), los cuales activarán a los linfocitos CD8+ y células asesinas naturales o NK, incrementando igualmente la capacidad microbicida de los macrófagos. Esta polarización Th1 supondrá un predominio de la respuesta inflamatoria y citotóxica. Por su parte, los linfocitos Th2 producen IL-4, IL-5, IL-6, IL-10 e IL-13, entre otras, cuyo efecto principal será la activación de linfocitos B, predominando la respuesta de tipo humoral.

Función de los adyuvantes

La misión de los adyuvantes vacunales es facilitar que este mecanismo inmunológico se desarrolle, e incluso dirigirlo de la forma más eficaz, en función de la enfermedad a la que nos enfrentemos. Se ha podido comprobar que los adyuvantes pueden aumentar la eficacia, acortar el tiempo de establecimiento de la inmunidad, prolongar la duración de la misma y reducir la sensibilidad a los anticuerpos maternales, superando el umbral de interferencia que estos imponen.
Una buena respuesta inmunitaria debe potenciar aquellos aspectos inmunitarios que sean efectivos frente al microorganismo que debemos combatir. Cuando un organismo no puede ser empleado vivo modificado, como puede ser el caso de los micoplasmas, debe ser el adyuvante incorporado a la vacuna el que desempeñe el rol de proveer señales artificiales que estimulen la respuesta deseada.

Inmunidad y vacunas de mucosas

Cuando un lechón nace, su sistema inmunitario necesita un tiempo para desarrollarse y hacerse completamente funcional. Aunque nuestro entendimiento de cómo y cuándo el sistema inmunitario neonatal madura es incompleto, mucho de lo que sabemos está relacionado con la capacidad del animal de responder a la vacunación.
Las condiciones en las que se encuentra el sistema inmunitario de los animales jóvenes es un asunto importante para ganaderos y veterinarios que intentan proteger a sus animales de los desafíos infecciosos ambientales. Por lo tanto, la vacunación es crítica para desarrollar esta protección. Su principal propósito es estimular las respuestas humorales (anticuerpos) y celulares frente a cualquier desafío antigénico.
Una gran esperanza se ha puesto en las llamadas vacunas mucosales o de mucosas. Durante muchos años la inmunidad de mucosas y las vacunas mucosales han atraído menos la atención que las vacunas parenterales, pero en años recientes, los avances metodológicos han permitido un estudio más intenso de las respuestas inmunitarias en las mucosas y la elaboración de vacunas mucosales altamente efectivas. Otro hecho interesante es que la inmunidad de mucosas se desarrolla mucho antes que las respuestas sistémicas, lo cual confiere una ventaja en el desarrollo y vacunación a edades incluso más tempranas que a las que se vacuna hoy en día en cualquier especie animal.

Tipos de mucosas

Las membranas mucosas que cubren los tractos respiratorio, digestivo, urogenital, conjuntiva, conducto auditivo y todos los conductos de las glándulas exocrinas, además de la piel (un órgano que en su funcionamiento inmunológico es como el de otra mucosa cualquiera) se encuentran “blindados” por una serie de mecanismos físicos y químicos que degradan y repelen a la mayoría del material “extraño” que es capaz de ocupar estos tejidos. Por si esto fuese poco, un “imponente” y especializado ejército de células y moléculas pertenecientes a la inmunidad innata y adaptativa, protege a estas superficies y al compartimento interno corporal del ataque de innumerables patógenos y sustancias ambientales. En casi cualquier especie mamífera, este sistema contiene más del 80 % de las células que componen el sistema inmunitario del individuo. Estas células se acumulan y/o transitan entre varios “tejidos linfoides asociados a mucosas” (MALT), los cuales juntos forman el mayor órgano linfoide conocido. El MALT está compuesto por una serie de compartimentos linfoides definidos anatómicamente, tales como el GALT (tejido linfoide asociado al aparato digestivo), NALT (tejido linfoide asociado a mucosa nasal, o el BALT (tejido linfoide asociado a bronquios), que funcionan como los principales lugares de “inducción” donde se inician las respuestas inmunitarias frente a cualquier tipo de desafío.
El GALT (figura 3) está compuesto por grandes cantidades de linfocitos, tanto en el epitelio (linfocitos intraepiteliales), como en la lámina propia con células aisladas, o constituyendo agrupaciones organizadas en la misma (placas de Peyer, tonsilas cecales, etc.). La mayoría de los linfocitos intraepiteliales son células T, cuya función en mamíferos es tanto el establecimiento de una primera línea de defensa frente a la agresión del epitelio, como contribuir a su reparación, en caso de lesión.

Debido a que el MALT está constantemente en contacto con innumerables antígenos extraños, este debe ser capaz de economizar las respuestas defensivas con objeto de impedir una sobreactivación que pueda dar lugar a un daño tisular o bien agotar al sistema inmunitario.
La respuesta inmunitaria de las células inmunitarias intestinales frente a un antígeno extraño determina el desarrollo de tolerancia o de respuesta dirigida a la eliminación del antígeno. Si bien la tolerancia es un estado de falta de reactividad específica, en realidad la falta de tolerancia a menudo conduce al desarrollo de procesos inflamatorios que pueden conducir a una lesión excesiva de los tejidos. Por lo tanto, las respuestas inflamatorias intestinales pueden ser provocadas por la invasión directa de patógenos (SalmonellaE. coli enteroinvasivo, etc.) o como consecuencia de una respuesta inmunitaria aberrante a bacterias patógenas y/o comensales (como por ejemplo en la infección por Brachyspira/disentería).

Inmunoglobulina A

La inmunoglobulina A (IgA) constituye la clase principal de inmunoglobulinas de las secreciones mucosas. Esta IgA que se va a transformar en IgA secretora, se produce localmente por células plasmáticas. La existencia de esta molécula especializada de IgA secretora explica en muchos casos la resistencia específica a infecciones de mucosas que se dan en ausencia de anticuerpos séricos demostrables, existiendo multitud de anticuerpos de clase IgA secretora contra innumerables virus, bacterias, parásitos, hongos y otros agentes, como componentes de la dieta, agentes aéreos ambientales, etc. (figura 4). Este anticuerpo se encuentra en las secreciones locales y la resistencia frente a estos agentes infecciosos y no infecciosos, se correlaciona mejor con los niveles de estos anticuerpos mucosales que con los niveles de anticuerpos séricos. Estudios relativamente recientes han demostrado que la IgA es incluso capaz de proteger y luchar contra células infectadas, entrando al interior celular y uniéndose al patógeno
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Entre las principales funciones de esta IgA destacan:
- Su producción en gran cantidad en las superficies mucosas.
- La resistencia de la actividad proteasa de la mucosa gastrointestinal.
- La inhibición de la adherencia bacteriana.
- La inhibición de la absorción de macromoléculas potencialmente alergénicas o que generan intolerancia.
- La inhibición de los efectos inflamatorios de otras inmunoglobulinas, como la IgM y la IgG.
- La neutralización de virus tanto extracelulares como dentro de las células epiteliales.
- El incremento de los mecanismos de defensa inespecíficos.
- La eliminación de antígenos de los tejidos a través del anclaje de estos a la IgA, mediante la producción de inmunocomplejos que son eliminados.
Aunque el sistema secretor de IgA ha mostrado ser una importante vía efectora de la inmunidad de mucosas, la contribución de la inmunidad celular a estas superficies no deber ser desestimada. Dentro de esta línea defensiva de tipo celular, contamos con linfocitos Th (helper) una de cuyas funciones es poner en marcha la respuesta inmunitaria a través de la producción de citoquinas, las cuales median reacciones de hipersensibilidad. Otro sistema muy desarrollado e importante en la inmunidad celular de mucosas lo forman los linfocitos T citotóxicos (LTC), cuyo papel es crítico en la eliminación de patógenos intracelulares. Los datos disponibles indican que los LTC son inducidos localmente en las mucosas y no migran desde sitios distantes. Es decir, LTC “residentes” en la mucosa son “inducidos” en el lugar de infección y actúan en ese lugar. Si estos LTC antígeno-específicos responden de esta forma, una protección óptima frente a patógenos intracelulares mucosales, debería requerir la utilización de “vacunas mucosales”.

Vacunas de mucosas

No siempre es fácil vacunar e inmunizar una mucosa. Hoy se sabe que los antígenos inactivados no son muy eficaces a la hora de emplearlos en una vacuna de mucosas, ya que estos se eliminan inmediatamente en el lavado (una excepción importante es cuando los niveles elevados de antígenos vacunales se incorporan en la dieta). La única forma de inducir respuestas adecuadas en las mucosas es mediante el empleo de vacunas vivas, ya que los microorganismos vacunales pueden invadir temporalmente dichas mucosas. Por otra parte, la vacunación sistémica o parenteral frente a la inmensa mayoría de las infecciones, aporta cierto grado de inmunidad a las mucosas, aunque incompleta, ya que permite transferir pequeñas cantidades de IgG desde el suero hasta la superficie mucosa. De hecho, muchas vacunas disponibles actualmente, simplemente estimulan niveles elevados de anticuerpos IgG en la sangre y poca cantidad de anticuerpos en mucosa. Estos anticuerpos son efectivos porque una vez que el patógeno invasor produce daño tisular e inician una respuesta inflamatoria, el lugar de la lesión se inunda de anticuerpos de este tipo. No obstante, cada día se piensa con más firmeza que esta no es una manera efectiva de aportar inmunidad.
Entre las razones que justifican la utilización de rutas mucosales de vacunación se encuentran las siguientes:
- Las infecciones afectan o comienzan siempre en una superficie mucosa, ya que la mayoría de los patógenos utilizan estas mucosas como vía de entrada.
- La mucosa contiene una altísima concentración de células inmunitarias (linfocitos Th, citotóxicos, linfocitos B productores de anticuerpos, etc.).
- La inmunización de mucosas genera inmunidad mucosal y sistémica, previniendo la infección, mientras que la inmunidad sistémica no protege bien las mucosas, y no previene la infección sino que la resuelve antes de que esta genere la enfermedad.
Muchas infecciones representan un enorme desafío para el desarrollo de vacunas dirigidas a inducir una inmunidad que pueda prevenir la adherencia y colonización de los patógenos al epitelio de la mucosa, o incluso prevenir su penetración y replicación en dicho tejido, así como el bloquear toxinas producidas por estos patógenos.
La ruta de vacunación a través de mucosas parece ser crucial para procurar una protección efectiva contra infecciones no sólo invasivas, sino también no invasivas, debido a la impermeabilidad normal de estas superficies a la transudación de anticuerpos, o transporte pasivo a través del epitelio. Sin embargo, también se ha demostrado que la administración de estas vacunas bien adyuvantadas, vía mucosas, da lugar a la producción de inmunoglobulinas de tipo IgA secretora e IgG a muy altas concentraciones, generando una inmunidad local y sistémica que confiere una mayor, mejor y más duradera protección al animal.
Todas las vacunas que empleamos hoy en día, tanto en medicina humana como en veterinaria, están dirigidas a agentes infecciosos que tienen su entrada por la vía respiratoria o digestiva. Aunque las vacunas existentes en el mercado ofrecen un amplio margen de seguridad y efectividad frente a estas enfermedades, la inmunización de mucosas con vacunas mucosales ofrece la posibilidad de inmunizar al animal de forma mucho más eficaz y específica.
Entre los problemas que puede presentar la vacunación de mucosas, está fundamentalmente el que, una vez estimulada la respuesta inmunitaria en la mucosa con formación de IgA e IgG protectora, pueden surgir dificultades. Por ejemplo, las respuestas inmunitarias secundarias son a veces difíciles de inducir en la mucosa previamente vacunada, a pesar de que se administren dosis elevadas de vacuna. Esto se debe a que los niveles elevados de anticuerpos inducidos en la primera vacunación, pueden bloquear la absorción del antígeno vacunal y evitar que estos alcancen a las células presentadoras de antígenos. Otro problema añadido a la hora de aplicar un protocolo de inmunización mucosal es la posibilidad de que se desarrolle tolerancia al antígeno administrado, debido a la presencia en las mucosas, sobre todo en la gastrointestinal, de linfocitos T reguladores de la respuesta que pueden activarse por sucesivos encuentros con el antígeno en cuestión, instando al resto de los linfocitos T efectores y linfocitos B, a “inactivarse” frente a este, induciendo un fenómeno de tolerancia inmunológica, sobradamente conocido
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Inmunidad de la piel, un sistema inmunitario de “mucosa” especial
Aunque no está clasificado como un tejido mucoso per se, la piel posee numerosas estructuras que son similares al MALT. De hecho, a este sistema inmunitario de la piel se le denomina SALT (skin associated lymphoid tissue o tejido linfoide asociado a la piel). La piel está compuesta por dos capas fundamentales: la epidermis y la dermis.
Dentro de la epidermis predominan los queratinocitos, cuya función inmunológica se ha descrito recientemente. Son capaces de funcionar como células inmunitarias induciendo fenómenos de activación inflamatoria a través de la producción y secreción de citoquinas. Dentro de esta capa epidérmica, también se encuentran unas células especiales cuya función primordial es la fagocitosis y la presentación de antígenos, las llamadas células de Langerhans. Actualmente se piensa que estas células dendríticas de Langerhans o presentadoras de antígenos, estimulan fenómenos de tolerancia inmunológica a determinados antígenos, más que una respuesta inflamatoria frente a los mismos.
La dermis, la segunda capa, también es muy rica en distintos tipos de células inmunológicas que se disponen fundamentalmente en las áreas perivasculares dérmicas (también llamada UPVD: unidad perivascular dérmica). Entre estas destacan las células dendríticas dérmicas especializadas (CDDE). Estas CDDE muestran una alta capacidad de presentación de antígenos. Además, muestran un alto nivel de migración a ganglios linfáticos regionales, donde son capaces de presentar antígenos de forma “cruzada” activando respuestas de tipo T helper (Th1 o Th2), así como activación directa de linfocitos T citotóxicos (CD8+), estos últimos especializados en la defensa frente a infecciones por agentes intracelulares (virus y numerosas bacterias, hongos y protozoos intracelulares). Esta presentación antigénica “cruzada” permite el desarrollo de respuestas inmunitarias adaptativas de alta eficacia. Una presentación “cruzada” de antígenos no infecciosos puede dar lugar a fenómenos de tolerancia inmunológica a dichos antígenos, mientras que si los antígenos son de origen infeccioso (naturales o procedentes de vacunas), se generarán respuestas inmunológicas efectivas frente al mismo.
En la dermis también se han descrito otro tipo de células dendríticas como las plasmacitoides (CDPD; células dendríticas plasmacitoides dérmicas), especializadas fundamentalmente en la respuesta frente a ácidos nucleicos procedentes de virus y bacterias (especialmente frente a virus ARN y ADN bacteriano).
La riqueza en este tipo y otro de células inmunológicas dérmicas (linfocitos T, linfocitos NK, mastocitos y otros macrófagos), justificó la puesta en marcha de distintos estudios para valorar y evaluar la capacidad de determinadas vacunas de producir respuestas inmunológicas eficaces cuando eran administradas por esta vía, utilizando dispositivos especiales de inyección (llamadas genéricamente “pistolas dermojet”). El resultado de dichos estudios demostró que la administración de antígenos vacunales a través de esta estructura, la dermis, producía respuestas similares e incluso a veces superiores a la administración de estos mismos antígenos vía intramuscular. Tanto las respuestas humorales como celulares son de similar intensidad cuando se administran ciertas vacunas vía intradérmica y se comparan con la inyección intramuscular. Además, esta vía intradérmica presenta una serie de ventajas con respecto a la intramuscular como por ejemplo la rapidez y facilidad de aplicación, su mayor seguridad, menor invasividad y dolor, presentando igualmente la ventaja de tener que utilizar un menor volumen de líquido que el requerido para vacunas intramusculares convencionales. Actualmente en el mercado de vacunas en porcino, contamos con este tipo de estrategia vacunal para enfermedades como el circovirus, Aujezsky y Mycoplasma hyopneumoniae.

miércoles, 10 de junio de 2015

DIARREA VIRAL BOVINA Volker Moennig 2015

Diarrea viral bovina. España 2015
Volker Moennig

Desde su primera descripción hace casi 70 años, la diarrea vírica bovina (BVD) se ha ido definiendo gradualmente como la enfermedad infecciosa más importante económicamente hablando en ganado vacuno.

La BVD fue protagonista en el XX Congreso Internacional Anembe de Medicina Bovina la tarde del jueves, con una ponencia sobre el control actual de la BVD en Europa, impartida por el Dr. Volker Moennig, del Instituto de Virología de la Universidad de Medicina Veterinaria de Hannover (Alemania) y con la exposición, a continuación, de dos comunicaciones orales sobre esta enfermedad.

Moennig comenzó explicando que las infecciones posnatales por el virus de la BVD normalmente cursan de forma inaparente, excepto en raras ocasiones en las que las responsables de la infección son variantes muy virulentas del BVD tipo 1 o está involucrado el BVD tipo 2. “La importancia económica de esta enfermedad radica en que, como todos los pestivirus, puede atravesar la barrera placentaria e infectar al feto”, puntualizó.
La infección se manifiesta clínicamente con fiebre, disminución de la producción láctea, aumento del recuento de células somáticas, mastitis, deficiente salud intestinal y diarreas, y enfermedad hemorrágica grave.
Las importantes repercusiones económicas de esta enfermedad son debidas, fundamentalmente, a los trastornos que origina en los índices reproductivos de la explotación, así como a la grave inmunosupresion que afecta a todos los animales infectados, lo que provoca una mayor sensibilidad a cualquier otro proceso infeccioso.

Animales persistentemente infectados (PI)

Si la infección fetal se produce durante los días 60-120 de gestación, cuando el sistema inmunitario adaptativo del feto todavía no se ha desarrollado, nacerán terneros persistentemente infectados (PI). En estos animales, los mecanismos de defensa no limitan la replicación del virus, ya que son inmunotolerantes.
El 60 % de los animales PI muere durante los dos primeros años de vida, aunque un 10 % puede alcanzar la edad adulta, permanecer en el rebaño e, incluso, parir (la descendencia de un animal PI será siempre PI). De esta forma, afirmó Moennig, los terneros PI “se convierten en un reservorio para la diseminación de la enfermedad”.

El control de la enfermedad

El intento de controlar la BVD mediante la vacunación comenzó en los años 60 con la aparición de las primeras vacunas vivas modificadas. Sin embargo, a pesar de su uso durante las décadas siguientes no se consiguió el control en la prevalencia de la enfermedad como cabría esperar, ya que se subestimó el papel que desempeñan los animales PI. No fue hasta los años 80 cuando se consideró prioritaria la retirada de los mismos de los rebaños: “Se prestó atención a hacer frente a la manifestación clínica de la enfermedad mediante la vacunación, pero no se consideró que la protección del feto es esencial para combatir la enfermedad”, incidió Moennig. Otro de los factores que ha limitado el éxito en el control de la BVD en Europa ha sido la ausencia de protección frente al BVD tipo 2, ya que hasta hace poco no había en Europa ninguna vacuna disponible que contuviera dicho genotipo.

Moennig destacó que el propósito de la vacunación en los actuales programas de control de esta enfermedad es la estimulación de la inmunidad humoral y celular para conseguir que el virus de campo no pueda atravesar la barrera transplacentaria y, por tanto, evitar el nacimiento de animales PI. Una vez que la protección fetal está garantizada se puede asumir que la inmunidad es también capaz de prevenir los signos clínicos y la infección transitoria. Para terminar, detalló las diferentes estrategias de control de la BVD en Europa.

Sistema de control sin vacunación: el enfoque escandinavo y suizo

Moennig explicó el modelo de control de la BVD sin vacunación en los países escandinavos y en Suiza, que se basa en el análisis serológico de los rebaños, en la retirada de los animales PI y en estrictas medidas de bioseguridad (figura 1). De esta forma, en los países escandinavos, en pocos años, se ha conseguido alcanzar una prevalencia de terneros PI de casi cero. En Suiza se modificó un poco este enfoque y se comenzó analizando toda la población bovina del país y tomando muestras de oreja de todos los terneros recién nacidos durante los cuatro años posteriores; en la actualidad, todos los rebaños están bajo vigilancia serológica y la prevalencia de terneros PI es menor del 0,02 % (figura 2).




Control sistemático con vacunación: el enfoque alemán

“Esta estrategia de control es la que se lleva a cabo en Alemania desde 2011”, puntualizó Moennig. Se trata de identificar todos los animales PI en los terneros recién nacidos (tomando muestras de la oreja y repitiendo la prueba en caso de ser positivo unas semanas después para descartar la viremia transitoria) y en los animales que se van a mover (figura 3). La decisión de vacunar o no se toma en función de la valoración del riesgo: zonas de alta densidad ganadera, intensidad de comercio, alta presión de infección, etc. Además, en Alemania no hay obligación de enviar al matadero a los terneros PI, sino que se introducen en el circuito comercial, con el riesgo que esto supone.


Control voluntario con vacunación

En situaciones en las que no hay un programa de control de la BVD obligatorio, es posible efectuar uno a nivel de rebaño de forma voluntaria (figura 4). De nuevo, consiste en identificar y retirar los animales PI. En casos de riesgo (gran densidad de bovino y comercio, explotaciones vecinas infectadas, etc.) lo mejor es vacunar a todos los animales para mantener el mayor número posible de ejemplares inmunizados y prevenir la reintroducción del virus.
Para terminar, Moennig resaltó la importancia de eliminar los animales PI, ya que cree imposible cualquier control en una región o estado sin una normativa que prohíba su compra y venta.


¿Somos capaces de encontrar infecciones activas por BVDV?

Manuel Cerviño, técnico de rumiantes de Boehringer Ingelheim España, fue el encargado de presentar una comunicación oral sobre la utilidad de las evidencias clínicas en la detección de casos de infección activa por el virus de la BVD en granjas bovinas españolas, llevada a cabo por el INIA, Albaikaikide, Neiker Tecnalia y Boehringer Ingelheim.
El objetivo del trabajo fue estudiar con qué precisión los veterinarios clínicos son capaces de encontrar infecciones activas por el BVDV basándose en una sospecha clínica.
Para ello, desde mayo de 2013 hasta diciembre de 2014, se estableció una red de veterinarios (de cebo, nodrizas y leche) distribuidos por varias áreas de España a los que se les hizo llegar una encuesta en caso de sospecha clínica para recabar la información que indujo esa sospecha en cada caso. Una vez recogida la información se diseñó un programa de muestreo para realizar el diagnóstico laboratorial con el fin de detectar animales con infección activa por BVDV [muestras antígeno positivo (ag +)], ya fueran animales PI o con una infección transitoria.
El porcentaje de rebaños positivos, es decir, que presentaban al menos un animal ag+, fue del 33,7 % en vacuno de leche, del 30,6 % en vacuno de carne y del 40,0 % en ganado de cebo. Los síntomas más frecuentes que indujeron la sospecha de infección por BVDV en vacuno de carne y cebo fue la morbilidad general inespecífica en terneras, mientras que en el caso del vacuno lechero fueron abortos y problemas de fertilidad. La limitación del estudio fue que en las granjas negativas (ningún animal ag+) no se pudo descartar al BVDV como posible agente etiológico, ya que es imposible discriminar estas situaciones debido al uso generalizado de vacunas o a la alta seroprevalencia al BVDV y porque el animal infectado puede haber muerto o abandonado la explotación.
Los resultados demostraron que el diagnóstico clínico mejora la probabilidad de localizar a los animales BVD ag+, especialmente en vacuno de lechero y en terneros de cebo. Además, los hechos que generan la sospecha inicial son los problemas de fertilidad en vacas, el nacimiento de animales con poca viabilidad (mortinatos) y los problemas indiferenciados de salud en terneros. “La principal conclusión es la elevada eficacia de las evidencias clínicas para detectar infecciones activas por el BVDV”, concluyó Cerviño.

Influencia del programa de control en la detección de animales PI

Carmen Eiras, del laboratorio de Sanidade e Produción Animal de Galicia, presentó una comunicación oral sobre la influencia del programa de control de la BVD realizado por las ADSG de Galicia en la detección de animales PI.
El objetivo del trabajo fue estudiar el modo en que ha evolucionado la detección de los animales PI entre los años 2007 y 2014 para conocer la dinámica del control de la enfermedad en los últimos tiempos en explotaciones gallegas integradas en ADSG.
El trabajo se realizó sobre 920 animales PI (para su confirmación se sometieron a la prueba de BVD antígeno durante el tiempo de estudio y obtuvieron como mínimo dos pruebas positivas a antígeno separadas al menos 21 días). El análisis de los datos tuvo en cuenta también el estudio de la evolución de los porcentajes de las explotaciones positivas a antígeno frente al total de explotaciones muestreadas, de los animales positivos frente al total de los analizados y el porcentaje que representaban los PI frente a los positivos. Igualmente, se estudiaron las edades en el momento de la detección y el tiempo que se tardaba en la eliminación de la explotación.
Los resultados mostraron que la disminución en la edad de detección de los PI produce un descenso en la diseminación de la enfermedad y en la prevalencia de los rebaños. Además, la reducción del tiempo de permanencia de los PI en los rebaños refleja una mayor concienciación de los ganaderos. Por otro lado, en los rebaños con infección activa sostenida en el tiempo es necesario un control exhaustivo en los animales de producción.
Para terminar, Eiras hizo hincapié en que la aplicación de un programa de control tiene un efecto indirecto sobre el mercado y que es necesario seguir mejorando las herramientas diagnósticas e intensificar el control de los PI.

viernes, 5 de junio de 2015

LA VACUNA CONTRA LA VIRUELA EN AMÉRICA 1803

La vacuna contra la viruela
Lámina que muestra los diferentes estadíos en la superficie cutánea de las personas vacunadas. Grabados del artista valenciano Juan Ximeno.
Biblioteca y Museo Histórico-médicos. Valencia.


La corbeta militar María Pita partió el 30 de noviembre de 1803, de la Coruña rumbo a América, con una valiosa carga a bordo: La vacuna de la viruela.

Para conservar la vacuna en perfectas condiciones durante el trayecto, en una época donde no existía dispositivos para su refrigeración, se pensó en transportarla en un "recipiente humano", es decir, inyectada en la piel de personas que no hubiesen padecido viruela.

Se contó para ello con 22 niños huérfanos de entre 8 y 10 años del hospicio de la Coruña, quienes fueron los protagonistas de esta empresa.

El método de transmisión consistía en realizar en sus brazos una pequeña incisión con un bisturí, colocándose en la herida el virus sanador; se iba transmitiendo de brazo a brazo, mediante el contacto de las heridas, operación que se hacía cada diez días para mantener en forma activa el virus.

La expedición se completaba con 500 ejemplares de ‘Tratado histórico y práctico de la vacuna’, un manual para enseñar a los médicos locales la técnica antivariólica, así como varias muestras en el portalinfas clásico.

La Expedición Balmis fue la primera campaña médica internacional. Llevada a cabo por mandato del Rey de España, Carlos IV y efectuada por el médico alicantino Francisco Javier de Balmis. Una expedición de carácter filantrópico que dio la vuelta al mundo con el objetivo de llevar la vacuna de la viruela a todos los rincones del mundo que aún no tenían acceso a ella. Fue una hazaña científica jamás antes realizada y que salvó la vida a millones de personas de América y Asia.

lunes, 1 de junio de 2015

EL MEDIO AMBIENTE EN MEDICINA VETERINARIA. Eduardo Schmidt Funes. 1990

El medio ambiente en Medicina Veterinaria
Eduardo Schmidt Funes
Monografías de Medicina veterinaria 20(2):

En este trabajo se analiza el Medio Ambi­ente en Medicina Veterinaria y en particular los aspectos siguientes:
1)  Las diferencias entre las ciencias exactas y la ciencia ambiental para establecer la relación entre causa y efecto y llamar la atención del Médico Veterinario que el análisis de los problemas ambientales requieren de una metódica diferente a la que él usualmente utiliza.
2)  Se señala la necesidad de una apertura de las revistas de medicina veterinaria a la problemática ambiental de modo de estimular la concientización y la investigación.
3)  Se propone la conceptualización de algunos términos que conduzcan a un glosario ambiental en medicina veterinaria que, facilite el diálogo y la precisión de las ideas. Fundamentales son: Medio Ambiente Zootópico y el de relación antro-zootópica, ambos definidos en el texto.
4) Se analiza la evaluación de los proyectos pecuarios y la necesidad de introducir las variables ambientales sociales y tecnológicas, de modo de compatibilizar la factibilidad socio-económica con la predial y se llama la atención en tres aspectos fundamentales:
a) La posible incompatibilidad predial y ecológica de los proyectos, lo que es puesto en evidencia por el diseño y por el balance predial.
b) La crisis ambiental zootópica representa una forma de enfermedad ecosistémica que ocurre cuando la adaptación animal y la tecnología aplicada son superadas por las presiones ambientales del confinamiento. La crisis ambiental se estima como un síndrome cuya solución depende del diagnóstico y corrección de la causa que la provoca, sea estructural, climática, de equipamiento o poblacional. Cada una o el conjunto pueden constituir la causa etio­lógica.
Las crisis ambientales pueden influir negativamente en la rentabilidad de los proyectos pecuarios por mortalidad, gastos de medicamentos no presupuestados o disminución en la ganancia de peso. Por lo tanto, su previsión es un hecho tecnológico relevante.
c) El impacto ambiental de la producción agropecuaria se expresa en dos formas:
1) Daños en los recursos naturales fluviales y lacustres por la emisión de los desechos que producen procesos de eutrificación en las aguas lacustres y contaminación de la biota costera.
2) El conflicto antropo-zootópico, es el conjunto de reacciones sociales que se originan en el entorno de las industrias pecuarias por efecto de las externalidades no consideradas en los procesos productivos.
El conflicto antropo-zootópico es un factor de incertidumbre porque las presiones sociales pueden alterar la longevidad del proyecto y los costos tecnológicos involucrados pueden hacerlo con la taza interna de retorno.
Por otra parte, el desarrollo sustentable define la equidad social como forma de actividad en que los costos y beneficios deben se de alguna manera compartidos por la comunidad. La existencia de un conflicto antropo-zootópico indica que el equilibrio de intereses se encuentra alterado.
5) Se resalta que existe insuficiencia tecnológica nacional para enfrentar las emisiones contaminantes de la industria relacionada con la producción pecuaria: industria lechera, mataderos, elaboración de ensilados, industria pesquera y aguas servidas del confinamiento animal en circunstancias que es clara la voluntad política de legislar en esta materia con la finalidad de proteger los recursos naturales.
6) En la medida que aumente la concientización, la sociedad será más exigente en el ejercicio de sus derechos ambientales y en este sentido es posible que sitúen en la medicina veterinaria numerosas acciones entre las que citamos: capacitación profesional para la gestión institucional ambiental pública. Conservación de los recursos naturales. Solución de los problemas específicos de polución por desechos pecuarios. Control de productos pecuarios destinados al consumo humano y su posible contaminación con agentes físicos, químicos y biológicos y finalmente aspectos éticos en el ejercicio profesional referente al uso de productos químicos, antibióticos y hormonas y su período de carencia ante­morten de los animales.
Todas estas materias en su conjunto constituyen la temática de la medicina veterinaria ambiental, que integra la producción animal, con la salud pública, en busca de un objetivo económico, con resguardo de la equidad social y conservación de los recursos naturales.
7) La Universidad deberá participar en la solución de la problemática ambiental, aumentando la concientización a través de la docencia y el desarrollo tecnológico por la vía de la investigación, pero es fundamental que la medicina veterinaria, como profesión, reconozca la existencia del medio ambiente como un elemento integrante de las ciencias veterinarias. Si el medio ambiente, no es reconocido como un acontecimiento real en la profesión, la docencia no se desarrollará, ni tampoco la investigación universitaria. En lo que a medio ambiente se refiere, el encuentro entre realismo pro­fesional y actualización universitaria es una necesidad en medicina veterinaria.
Agradecimientos: Srta. Ana María Prat de Conicyt por la revisión del glosario y los Tesauros respectivos. A mis hijas Marcela y Paula por sus correcciones y aportes.

Introducción

El hombre se ha apropiado del medio ambi­ente de modo que, cada vez que se refiere a la problemática ambiental se está refiriendo a las circunstancias que generan su propio ambiente. Esto crea para la medicina veterinaria una situación particular. El Médico Veterinario para referirse al ambiente debe definir si su análisis está dirigido al ambiente del hombre, al ambiente de los animales, o a un estado derivado de la interacción de ambas especies.

Esta situación requiere de algunas precisiones que se pueden lograr mediante la definición de términos. Estas conceptualizaciones ya se encuentran en los glosarios del medio ambiente del hombre, pero no lo están para el medio ambiente propio de los animales. El glosario de términos ambientales en medicina veterinaria debiera por lógica seguir los ya utilizados por el hombre y crear aquellos necesarios para su propia disciplina.

Para éstos efectos proponemos la conceptualización de los siguientes términos: medio ambiente zootópico; medio ambiente zootópico natural; medio ambiente zootópico de confinamiento; medio ambiente antropo­zootópico; medicina veterinaria ambiental; crisis ambiental zootópica y conflicto social ambiental antropo-zootópico.

Como referencia se utilizarán los términos: Medio ambiente antrópico y calidad de vida.
El diccionario Sopena (1945) define la pala­bra antrópico como relativo o perteneciente a la naturaleza humana.
El mismo diccionario indica que la palabra Zoo toma origen del griego Zoom, que sirve para identificar lo animal.
Según la Real Academia Española de la Lengua la terminología básica sería la siguiente:
Antropo=Hombre.
Zoo=Animal.
Topos=espacio, lugar común.
En este trabajo se conceptualiza la palabra zootópico, como lo relativo o perteneciente a la naturaleza animal, referido a un espacio o lugar determinado. La relación hombre - animal compartiendo un lugar o espacio común se conceptualiza como: Relación Antropo-Zootópica.

Definición de Medio Ambiente: El programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo ha definido al medio ambiente como el conjunto de variables no pertenecientes al sistema bajo consideración, que interac­túan con elementos de dicho sistema o con el sistema en su totalidad (PNUMA. 1988). En esta definición resalta la existencia de dos elementos, uno de los cuales pertenece al sistema y otro representado por un conjunto de variables que interactúan con este elemento, lo cual corresponde a su entorno. También resalta en esta definición la interrelación que debe existir entre el elemento y su entorno.

En este contexto el ambiente no es nuevo ni circunstancial, pues siempre existe, el cual, afecta al elemento localizado en él. No sólo los seres vivos son objeto del estudio desde una perspectiva ambiental, sino que también lo son los objetos inanimados tal como una roca o un com­puesto químico, los cuales se desarrollan y se modifican de acuerdo a las características de su entorno.
La problemática ambiental de la sociedad actual establece al ambiente en relación a un elemento definido, el hombre el cual interactúa con las variables de su entorno. De acuerdo con Sánchez (1982), ambiente es un conjunto de condiciones externas que influyen sobre el hombre y que emanan fundamentalmente de las relaciones sociales (PNUMA, 1989).

Childe (1954) estudia las diversas formas como las especies se han adaptado a los cambios ambientales y sugiere que la prehistoria es una continuación de la historia natural y que existe una analogía entre la evolución orgánica y el progreso de la cultura. La historia universal relata y analiza la aparición de especies y adaptaciones que permiten una mejor sobrevivencia y adaptación para obtener alimentos y protección lo cual incide en su capacidad de vivir y multiplicarse. A su vez la historia del hombre, luego de un proceso evolutivo en el medio ambiente natural, muestra al hombre modificando su entorno al crear nuevas industrias, tecnologías y economías que han promovido el incremento de la especie. En la historia humana los vestidos, las herramientas, las armas y las tradiciones son equivalentes a las garras, a los colmillos, a las pieles e instintos de los animales en la búsqueda de sus alimentos y protección. Las costumbres, normas y prohibiciones condensan la experiencia humana acumulada en relación a su entorno, lo cual es trasmitida a través de los siglos por la tradición social, ocupando el lugar de los instintos heredados, lo cual facilita la sobrevivencia de la especie.
Desde una perspectiva ecológica como el desarrollo de la civilización el medio ambiente es el conjunto de las situaciones en la cual tiene que vivir una criatura. (Childe. 1954). No abarca, únicamente las condiciones del entorno, tal como el viento calor, frío y humedad sino también, las condiciones fisiográficas de montañas, lagos, ríos o pantanos, o también factores tales como la provisión de alimentos y los enemigos naturales. En el caso del hombre también se incluye la posición económica, las creencias religiosas, las tradiciones y costumbres y la tecnología, como asimismo la existencia de otros hombres (Gastó y col. 1990).

Glosario

a)  Medio Ambiente Antrópico: Es el conjunto de variables del sistema que sin pertenecer al hombre interactúan con él. b)  Calidad de Vida del hombre: integra el bienestar físico, mental y social de la persona y su grupo (Zummer Linder, 1979) y lo relaciona con su ambiente. Calidad de vida puede definirse como el grado en que los miembros de una sociedad humana están satisfaciendo sus necesidades y ejercitando sus potencia­lidades. (CONICYT, 1988). El medio ambiente es un condicionante fundamental de la calidad de vida. c)  Medio Ambiente Zootópico: Es el conjunto de variables del sistema que sin pertenecer al animal interactúan con él. Una de las variables es la relación social con el hombre. La relación puede ser de convivencia, dependencia o de asentamiento humano. d)  Medio Ambiente Zootópico Natural: Es aquel en que las variables interactúan con las especies en libertad. e)  Medio Ambiente Zootópico de confinamiento: Es aquel en que las variables ambientales interactúan en condiciones de vida artificial y en el cual el medio ambiente está sometido por diversas tecnológicas ambientales, aislamiento térmico, calefacción, control de pobla­ción, quimio-terapéuticos y antibióticos. f)   Medio Ambiente Antropo-Zootópico: Es aquel en que las variables interactúan entre el hombre y los animales como sujetos productivos o sociales. g)  Medicina Veterinaria Ambiental: Es el estudio y manejo de la salud animal relacionada con factores externos, con particular referencia a factores físicos, químicos y estructurales. Se refiere además a las consecuencias ambientales de la producción animal intensiva así como de las consecuencias éticas y lega­les que de ella derivan. La medicina veterinaria ambiental estudia las enfermedades ecosistémicas de los animales, las cuales pueden ser de origen estructural, del clima ambiental interior del confinamiento, equipamiento o densidad poblacional. Se diferencia de la medicina veterinaria curativa y preventiva. h)  Crisis Ambiental Zootópica: Es el conjunto de manifestaciones, clínicas y productivas que ocurren cuando la presión ambiental del confinamiento supera la capacidad de adaptación de la especie y de la tecnología empleada. i)   Conflicto Social Antropo-Zootópico: Es el conjunto de reacciones sociales que ocurren con la externalidades de la producción animal intensiva. (Reclamos, demandas, denuncias).

Evolución y Medio Ambiente. Anteriormente citamos a Childe (1954) quién sugiere que la prehistoria es una continuación de la historia natural y señala la analogía entre evolución y progreso de la cultura.
En el cuadro N° 1 se indican las distintas situaciones de las especies en sus procesos de adaptación o extinción frente a los cambios ambientales.
Cuadro N° 1  Cambios Ambientales y evolución de las especies
Las especies se adaptan a las exigencias del medio generando modificaciones anatómicas e instintos heredados los cuales pueden ser insuficientes para superar las condiciones ambientales dando origen a una crisis ambiental que concluye con la extinción de la especie.
El hombre para su supervivencia somete al medio ambiente mediante el uso de la tecnología que le permite adaptarse a las exigencias ambientales. Apoya a la tecno­logía con costumbres, normas y prohibiciones legales, las que de ser insuficientes dan origen a la crisis ambiental.
Frente a ella el hombre puede generar nuevas tecnologías y nuevas normas. Si nuevamente son insuficientes, se genera la siguiente crisis ambiental con el consiguiente deterioro de la calidad de vida que puede determinar la emigración, la pérdida de la salud y la muerte de los individuos.
El hombre somete a las especies al confinamiento para lo cual requiere dominar el ambiente que les ofrece, empleando tecnología: Genética, nutrición o de modalidades ambientales (aislamiento, calefacción, ventilación) al ser insuficientes dan origen a la crisis ambiental. El hombre la supera con nueva tecnología o con terapias que pueden a su vez dar origen a exigencias éticas y prohibiciones legales. Por ejemplo, una exigencia ética es la suspensión del suministro de una droga antes del sacrificio cuando las instrucciones del producto lo indican. Indicación que debe ser claramente expresada por el profesional.

Si la tecnología final es superada Por la presión ambiental origina el retraso, enfermedad o muerte de los animales. Por otra parte, el confinamiento produce diversas externalidades como deshechos y aguas servidas que requieren de desarrollos tecnológicos laterales. Si no son empleados dan origen a una crisis ambiental y prohibiciones legales.
Cuadro Nº 2 Medio Ambiente y evolución de las especies
  Cuadro Nº 3 Medio Ambiente y evolución de las especies

La información medioambiental

El origen de la información medioambiental y la forma en que ésta se utiliza en la toma de decisiones han sido analizada por Gastó y col. (1990).
Según la revisión realizada por los autores, ellos mencionan que existen dos corrientes de pensamientos. Una plantea que el comportamiento antrópico en relación a su entorno obedece a una causa física y matemática y no a una percepción distorsionada de la realidad originada en el conjunto de variables que constituyen su entorno. La otra corriente de pensamiento ha enfatizado en el reconocimiento de actitudes prejuiciadas y en motivaciones interiores, la clave para comprender el comportamiento humano, en relación con su entorno. De acuerdo con lo anterior el hombre intercambia señales con su entorno a través de los sentidos lo que da origen a una figura o imagen que puede ser real o distorsionada. El médico veterinario enfrenta situaciones diferentes cuando actúa para evaluar o corregir conflictos sociales antro-zootópicos en la cual su imagen puede ser distorsionada por presiones o prejuicios que cuando actúa para evaluar o corregir crisis ambientales zootápicas en la cual la distorsión de la imagen puede originarse en motivaciones personales.
Posiblemente una dificultad del médico veterinario para el estudio de los problemas ambientales podría provenir de su formación curricular basada en el método experimental, en el cual la relación causa efecto es medida en función de la cantidad, tiem­po, magnitud de la respuesta, en un espacio o lugar determinado (Schmidt, 1990).
El marco general con que actúa un médico veterinario es la búsqueda constante entre la cantidad mínima o máxima de una causa capaz de provocar un efecto; o bien cuanto es el mínimo para anudarlo, tomando en consideración que causa y efecto se encuentran generalmente en un mismo espacio o espacios contiguos.
En la ciencia del medio ambiente, el estudio de la relación causa-efecto se aproxima más al método usado por la historia que a las ciencias exactas.
En historia, la primera característica es que el investigador asignará generalmente varias causas del mismo acontecimiento, evitando estudiar una causa por separado. El historiador se enfrenta a todo un con­junto heterogéneo de antecedentes económicos, políticos, ideológicos y personales, de largo y corto plazo.
La segunda característica es que el historiador frente a una lista de causas establece una cierta jerarquía, tratando de establecer la causa básica, la 'causa de todas las causas', esto lo obliga a simplificar la multiplicidad de sus respuestas introduciendo un cierto orden y unidad.
El mundo del historiador, lo mismo que el mundo del científico, no es copia fotográfica del mundo real, sino que más bien un modelo operativo que le permite comprenderlo. El historiador destila de la experiencia del pasado aquella parte que le parece reducible a una explicación racional y de ello deduce conclusiones que le podrán servir de guía para la acción (Carr, 1978). Existen diferencias fundamentales entre el método de investigación experimental con el método histórico y por asimilación con la ciencia ambiental, en cuanto a tiempo, lugar, espacio y réplica del fenómeno en estudio.
Tiempo: En la historia las causas estudiadas pueden haber ocurrido muy en el pasado, es decir, su acción es percibida después de un largo tiempo de ocurrida, por ejemplo: En la zona de Puchuncaví, ubicada en la V región, la contaminación minera determinó un conjunto de consecuencias sociales como pobreza y daños a la Salud (Schmidt, 1988) que se han puesto en evidencia después de 40 años de iniciadas las emisiones.
Espacio: En el método experimental causa y efecto normalmente están contiguos o mezclados, en cambio los antecedentes ambientales pueden originarse en espacios muy separados y no tener contiguidad con el resultado, por ejemplo: La lluvia ácida producida por la generación eléctrica que puede afectar zonas boscosas lejanas (Upton, 1990) o bien, contaminación agrícola por metales pesados emitidos por la refinación de cobre, que provocan muertes en ani­males en pastoreo (González y Bergqvist, 1986).
Réplica: Una parte importante del método experimental se basa en la réplica de los resultados. En ciencia ambiental la base es la identificación de los antecedentes, cuyos resultados no se replican usualmente. Sin embargo, los análisis que de ello resultan son igualmente científicos.
En el cuadro N° 4 se muestra un diagrama de evaluación de la imagen en ciencia exacta y en ciencia ambiental.
No se trata de cambiar la formación experimental del médico veterinario sino darle los aportes curriculares que le permitan realizar los análisis ambientales desde una perspectiva correcta. Debe ser capacitado para aceptar la multicasualidad de un hecho ambiental. Por ejemplo: La presencia de un síndrome respiratorio o digestivo en ani­males confinados puede deberse a un mal manejo de excretas, incorrecta ventilación, exceso de humedad o altas temperaturas, asociado a microorganismos.

Cuadro Nº 4
Desarrollo Sustentable

El tercer encuentro científico sobre medio ambiente (CIPMA, 1989) define el desarrollo sustentable como una visión del desarrollo que integra en un sólo objetivo el crecimiento económico: equidad social y conservación de los recursos naturales. Bajo este punto de vista la medicina veterinaria participa en el crecimiento económico mediante la producción pecuaria y una parte fundamental en esta materia es la correcta evaluación de los proyectos pecuarios.
¿Qué significa evaluar un proyecto en la perspectiva del desarrollo sustentable?. Significa que el resultado incrementa la renta nacional: que los fondos sociales otorgados como crédito están protegidos no sólo por una garantía real sino que por un racional resultado favorable y que el proyecto una vez en operación sea ecológicamente compatible y ambientalmente inocuo para los recursos naturales y para el medio social circundante.

Los conceptos actuales sobre evaluación de proyectos se refieren principalmente a aspectos económicos:
'El objetivo fundamental del análisis económico de un proyecto es evaluarlo, es decir medir sus ventajas y desventajas y compararlo con otros, para que en definitiva, los recursos disponibles sean asignados a aquellos proyectos que sean más convenientes, ya sea para la empresa o, para el país en su conjunto'. CORFO (PUBLICACION 18 A/70)
Se observa que los aspectos ambientales no son considerados. Más completo es el análisis que en este sentido realiza Odeplan (1990) en la publicación para proyectos de carácter nacional en el cual se incorpora la factibilidad predial y ambiental a la evolución de los proyectos.
El sistema financiero nacional, en general, tanto privado como público tiene como pauta de evaluación, los resultados económicos esperados, respaldados por la garantía real suficiente y no incluyen el análisis de factibilidad predial y ambiental, lo cual pasa a ser externalidades de alto riesgo. La evaluación puramente económica tiende a internalizar los costos más evidentes y margina realidades económicas, sociales, ecológicas, prediales y de conservación de recursos naturales.
El hecho de externalizar costos ambientales como el tratamiento de fecas y aguas servidas influencian favorablemente la taza interna de retorno (TIR). Una decisión de este tipo implica que pueden generarse daños en los recursos naturales, eutrificación o bien alterar la calidad de vida de asentamientos humanos el cual puede derivar en un conflicto social antropo-zootópico. La solución de este tipo de conflicto implica un alto grado de concientización de los propietarios del proyecto, asesoramiento técnico y riesgos de sanciones de tipo legal, La decisión de externalizar factores de factibilidad ecológica como clima, capa freática y desastres naturales otorgan un alto grado de incertidumbre al proyecto. Con frecuencia se externaliza el balance predial y de esta forma se excluyen estudios de localización, abastecimientos, re. cursos humanos, acceso institucional apoyo logístico. Según Gastó y col. (1990) los problemas ambientales de la sociedad actual deben analizarse en relación a un sistema de referencia en cuyo centro se localiza el hombre y enmarcarse en un contexto más amplio de problemas y met­aproblemas.
Para explicar lo anterior utilizan una figura de niveles de jerarquía de los componentes ambientales del hombre. Los niveles de jerarquía no corresponden a importancia de la ciencia sino que el grado de dependencia que el medio ambiente tiene de ella. (Figura N° 1.)
Figura Nº 1 Niveles de jerarquia de los componentes ambientales del hombre. La física es el soporte fundamental de todas las ciencias

En efecto, los procesos de adaptación del hombre y las especies al medio ambiente, deben superar las exigencias físicas, químicas, biológicas o geológicas propias de la naturaleza. Cuando el Hombre impone decisiones políticas, económicas, tecnológicas y sociológicas sobre las realidades citadas, intenta determinar una adaptación del medio ambiente de esas decisiones, por sobre la sustentabilidad de la naturaleza.
De acuerdo con lo anterior evaluar los proyectos pecuarios solamente en el contexto de la economía (problema) significa realizar el análisis dentro de un marco rígido y no general de acuerdo a la realidad en que opera el proyecto (metaproblemas). De hecho se aisla la cuestión ambiental (metafus) generando una imagen distorsionada de la realidad.
Si se otorga a la economía, en forma ficticia, una jerarquía más amplia, que incluso se sobrepone a la ecología, lo cual no sería factible en la naturaleza, el proyecto abarca zonas donde operan realidades sociales, técnicas y ecológicas que superan lo puramente económico. Estas realidades son rígidas y pasan a constituir las externalidades, que en la práctica se traducen en incompa­tibilidades ambientales del proyecto con su realidad operativa. Las incompatibilidades ambientales significan altos costos opera­cionales que alteran la taza interna de retorno y pueden constituir la causa deter­minante del fracaso.
En la evaluación de proyectos pecuarios de confinamiento, el análisis de problemas y metaproblemas es interdisciplinario entre las ciencias pero lo es también en el interior de la disciplina en lo que a problemas ambientales se refiere.
Para ésto, debemos aceptar que en los proyectos pecuarios intervienen dos tipos de manejos técnicos ambientales:
a)  Manejos ambientales internos que dicen relación con la vida de los animales en el interior de los galpones de confinamiento donde son sometidos a situaciones ambientales artificiales como la limitación física de su habitat, la convivencia con las excretas y vivir en un ambiente climático donde la presión, temperatura, humedad, velocidad y calidad de aire pueden ser incorrectos o dañinos.
b)  Manejos ambientales externos que dicen relación con el tratamiento de los deshechos orgánicos, disposición final de aguas servidas y control del olor ambiental. Estos tipos de manejos deberán ser considerados en la descripción tecnológica del proyecto puesto que aquellos dan origen a dos hechos ambientales relevantes en la producción animal intensiva.
a)  Crisis ambiental zootápica de confinamiento que dice relación con problemas de diseño, construcción, equipamiento y manejo de las construcciones. Particularmente sensibles son los diseños de construcción que involucran dificultades posteriores de ventilación. (Schmidt, 1989a). Las fallas de ventilación pueden generar síndrome digestivos y respiratorios con enfermedades, muertes y retrasos que influirán en la rentabilidad del proyecto.
Confiar extremadamente en los manejos 'todo dentro-todo fuera' como el recurso principal para el control de los problemas ambientales constituyen una distorción de la realidad que concluye en una entronización de las crisis ambientales. En efecto, el aseo y desinfección del local de confinamiento, contribuye a mejorar las condiciones, pero obviamente en nada modifica las fallas estructurales o de ventilación.
b)  Conflicto antro-zootópico es el conjunto de reacciones sociales que se generan en el entorno del establecimiento pecuario en relación al manejo de deshechos y disposición de las aguas servidas.
En general la evaluación de los proyectos pecuarios tiende a aislar el problema ambiental por considerarlo solucionado por el uso y la costumbre de evacuarlos a los cursos de agua, ignorando así los daños que se producen en los recursos naturales; incluso la localización puede contemplar una ubicación favorable para este manejo. (Schmidt, 1989b).
Como alternativa a lo anterior, usualmente no se contempla la disponibilidad de terreno para la disposición final de los deshechos y tampoco la tecnología que se empleará para un adecuado tratamiento que impida la generación de olor y producción de dípteros.
El conflicto social generado involucra a los propietarios y trabajadores de la empresa con el asentamiento humano afectado, el que reacciona ante los niveles de la autoridad ya sea local o regional. Este conflicto, no considerado puede llegar a cuestionar el futuro del proyecto sobre todo cuanto los derechos ambientales constitucionales son cada vez más reconocidos.
Los conflictos sociales de la producción animal intensiva son conocidos por los médicos veterinarios asesores y por los que ejercen en los servicios públicos. Estos problemas se agudizan en el futuro con el ordenamiento de la legislación ambiental. Muchos de estos problemas se originan también en proyectos muy antiguos que Ponen en evidencia la necesidad de aportarles tecnología para que superen los problemas operacionales. En este sentido, no podemos esperar todo de la tecnología extranjera puesto que ella ha sido generada para realidades, algunas veces muy diferentes. El Hemisferio Norte cuenta con una larga experiencia en el control de este tipo de problema, una disponibilidad económica mayor para uso de tecnología y equipamiento en las empresas pecuarias tienen un diseño predial adecuado. En nuestro medio gran parte de las empresas pecuarias operan desde una época en que no existía preocupación por lo ambiental y por lo tanto, los diseños prediales no lo contemplan. Sin embargo, estas operaciones representan importantes inversiones y participan significativamente en la producción. Por lo tanto, la lógica supone su adecuación más que la paralización por causas ambientales.
En publicaciones anteriores, Schmidt (1989b) ha descrito las dificultades en Chile de efectuar los tratamientos fecales, en criaderos de cerdos, mediante el uso de oxidación bacteriana por la técnica de la agitación­aeración. (Pork Industry Handbook). Este método utiliza un equipo que conjuntamente con agitar las fecas les introduce aire (aereador turbina) (Sancha, 1979), para la multiplicación de bacterias mesófilas las que por oxidación reducen la materia fecal (Castillo, 1979). En su reemplazo, ha descrito el uso de una asociación enzimática bacteriana que conjuntamente con reducir la biomasa fecal, controla el olor lo que contribuye a reducir la reproducción de dípteros. El método es de bajo costo y no requiere de instalaciones, ni equipamiento, lográndose una significativa reducción de la DB05.
El paradigma profesional ambiental del médico veterinario en Chile, no solamente consiste en reciclar los residuos fecales sólidos como retroalimento en una especie diferente sino que la realidad muchas veces es, además, reducir la capacidad de polución de las aguas servidas residuales para lograr su disposición final y mantener la operación de los grupos productivos implicados. (Figura N° 2.)
Un conflicto ambiental zootópico reconocido ha sido el de la piscicultura del lago Ranco en el cual, la comunidad pudo imponer o al menos negociar sus deseos de mantención del entorno.


Medicina Ambiental
El término de medicina ambiental es conocido en la actualidad para referirse a todo lo que signifique estudio y manejo de la salud relacionado con factores externos, en particular referencia a los agentes físicos y químicos.
La medicina ambiental (Upton, 1990) ha estudiado que los agentes causantes de enfermedades infecciosas como bacterias, virus y hongos y sus respectivas respuestas inmunológicas pueden ser influenciados por factores externos.
Las enfermedades infecciosas que dominaron la investigación de la medicina han sido reemplazadas en su importancia como causa de muerte, por las enfermedades degenerativas crónicas y por el cáncer, las que tienen estrecha relación con agresiones de caracter químico o físico proveniente del medio ambiente.
Este tipo de agresión puede llegar por el aire, en forma de severos episodios de gran polución que determinan incrementos en la tasa de mortalidad.
Otro tipo de contaminadores del aire son los alérgenos de diversos tipos, a los cuales la población actual se enfrenta en las más diversas formas del diario vivir ya sea en el trabajo como en el hogar.
La etiología de varias enfermedades laborales han sido relacionadas con agentes físicos y químicos en los lugares de trabajo. Este tipo de enfermedades cuya relación causa-efecto es fácil de determinar y las personas afectadas susceptibles de controlar, están siendo objeto de gran atención no sólo por los aspectos puramente médicos sino éticos y legales (Levy, 1988).
En numerosas áreas de los EE. UU los suministros de agua están contaminados por metales pesados, desechos tóxicos, pecticidas, productos agrícolas y productos clorados, cuyas implicaciones en la salud humana está requiriendo considerable investigación.
Otro aspecto de gran importancia en la medicina ambiental es el que dice relación con la disposición final de los productos tóxicos tanto químicos como radioactivos, cuyo manejo ha sido altamente controvertido a nivel internacional sobre todo, porque no existe todavía claridad respecto de los riesgos que implica su enterramiento.
Este problema se complica por dos razones fundamentales. Uno por la lentitud con que los efectos tóxicos se manifiestan y por la interacción de las mezclas tóxicas enterradas que pueden aumentar los riesgos en el futuro.
Otro riesgo que queda por descifrar son, los efectos subclínicos de los factores de riesgo ambiental cuyos efectos son detectables en el largo plazo.
Un mejor conocimiento de los riesgos que implica para la salud humana un ambiente contaminado han determinado la reorganización de la salud pública y de la legislación respectiva.
En los EE. UU, por ejemplo, existe una preocupación creciente respecto a las acciones negativas que los agentes químicos y físicos tienen sobre el medio ambiente. En los últimos años, esta preocupación se ha traducido en una importante voluntad política, que ha generado la creación de nuevas agencias federales y una multicidad de leyes que afectan la vida diaria y que ha significado el gasto de billones de dólares en el control de la contaminación ambiental.
Los métodos en EE. UU, ponen cada vez mayor atención en los problemas de la medicina ambiental ante la frecuencia de los llamados para tratar de diagnosticar y prevenir las enfermedades causadas por los contaminantes ambientales físicos y químicos, para lo cual los médicos cuentan con el apoyo de una amplia gama de laboratorios, oficinas y agencias que abarcan además, el registro de las sustancias tóxicas (National Institute of Environment Health Service).

Medicina Veterinaria Ambiental
Medicina veterinaria ambiental abarca aspectos diferentes:
1) La calidad de vida del hombre y la forma como esta se relaciona con las enfermedades transmisibles, la sanidad ambiental, la inspección de carnes y las actuaciones éticas. Esta últimas relacionadas con la salud pública serán cada vez más exigidas en la medida que existan mayores controles con respecto a los de usos de productos químicos, antibióticos y hormonas y los períodos de carencia de suministro ante­morten. Un ejemplo a este respecto es el episodio generado por las declaraciones de Ternichien (1989) catedrático de la Facul­tad de Medicina de la U. de Chile, quién a través de la Revista Caras (1990) denunció el uso de hormonas en la carne de pollos. Ajeno a lo discutible de la afirmación, (Gastó y col. 1990) ha quedado una impresión de peligro en la población frente a estos consumos que produce daño a las industrias respectivas y que repercute en la imagen de la medicina veterinaria en forma indirecta.
La defensa de estos problemas ambientales deberán ser asumidos por la profesión para lo que se requiere de claras normas de ética profesional y de una sólida formación curricular de los estudiantes en este respecto. Otro aspecto fundamental de interés son los cuadros que se puedan presentar en las especies pecuarias y acuíferas por ingestión de productos tóxicos y sus repercusiones en la salud del hombre, así como la presentación de nuevos síndromes eco­sistémicos en los animales originado en la cadena trófica por el uso de productos químicos o el enterramiento de ellos.
El segundo aspecto de la medicina veterinaria ambiental, es el que dice relación, con la calidad de vida animal y la generación de enfermedades, ecosistémicas en la producción en confinamiento y la necesidad de establecer una clara metodología que per­mita determinar la etiología de origen ya sea estructural, de clima interno o de manejo en cuanto a equipamiento o densidad pobla­cional y otros. Lo cierto es que es necesario crear en el médico veterinario la habilidad de diagnosticar la causa responsable de la crisis ambiental zootópica para su corrección específica evitando así las terapias de contención que se traducen en mejorías temporales de los cuadros clínicos.
La habilidad de diagnóstico de una crisis ambiental, requiere de una considerable formación y conocimiento de la importancia del diseño de los edificios y del equipamiento interior que pueden repercutir en condiciones ambientales y climáticas muy desfavorables. Determinantes en la solu­ción de las crisis ambientales serán los conocimientos de la composición del aire, los métodos de ventilación, detección y corrección de los climas ambientales inter­nos de mala calidad, los cuales deben constituir aspectos de formación curricular específicos. (Schmidt 1989a).
La ventilación, no es una técnica recono­cida en la formación del médico veterinario, en Chile. Se le estima como algo de sentido común y tan sencillo como abrir o cerrar ventanas, desconociendo así las leyes físicas que regulan su funcionamiento. Se delega en la lectura de información extranjera, el uso de métodos de ventilación que nada tienen en común con nuestra realidad, donde el clima y el viento dominante difiere específicamente. De la misma manera se diseñan edificios con ventanas que no obe­decen a un fin determinado, sino que una imaginaria utilidad de ventilación y no se estudian diseños de construcción que aprovechen las ventajas naturales de nues­tro clima para la ventilación por gravedad. Se confunde con naturalidad que ventilar es crear una corriente de aire, sin profundizar las graves consecuencias que esto supone para la producción animal. Se estima que un problema de ventilación se supera con la colocación de un extractor o inyector de aire, desconociendo que su funcionamiento puede agravarlo o simplemente no modificar la situación, generando además un consumo de energía.
Se piensa que el olor es parte integrante del clima interno del confinamiento y no asimila que es una prueba de mala ventilación que debe ser corregida.
Por costumbre se piensa en la uniformidad del ambiente interior y no se presta atención preferente a zonas de mal olor, humedad o temperaturas anormales en sectores de ella, lo que determina alteraciones productivas. Esta situación requiere de una particular capacitación curricular.
Con igual razón se podría aceptar la presencia permanente de animales con hernias o cojeras y por ésta vía establecer como normal lo ambiental anormal. Curricularmente se desconoce la existencia del clima interno en los galpones de producción intensiva y la forma como se generan las diferencias con el clima externo y el significado de la temperatura, presión, humedad, calidad, velocidad y las leyes que determinan la circulación del aire. De la misma forma se margina el conocimiento de sencillos métodos de diagnóstico, como la técnica del trazado del aire por humo, que permite corregir los ambientes deficientes. De esta forma no se está relacionando que tan imprescindible es para un médico veterinario los conocimientos para legar al diagnóstico de una enfermedad por el aislamiento bacteriano o por el uso de la serología como el di­agnóstico de un problema climático ambiental por el uso de una prueba de humo. (Schmidt 1989b). Por la vía de marginar la existencia del ambiente interno, se posterga el conocimiento de las enfermedades relacionadas con él y obviamente sus soluciones. Clima interno, ventilación y la patología derivada del medio ambiente deficiente requieren de una ubicación dentro del curriculum del Médico Veterinario. El tiempo de calidad de Vida Animal deberá ser conceptualizado en el futuro y dado que integra conceptos productivos, sociales y morales que deben ser materia de discusión académica y profesional.




Conclusiones

La problemática ambiental en Medicina Veterinaria se expresa por las siguientes manifestaciones:
1)  Por la existencia de crisis ambientales zootópicas. 2)  Por la generación de los conflictos ántro­po-zootópicos. 3)  Por la existencia de una problemática ambiental en la evolución de los proyec­tos pecuarios. 4)  Por la necesidad de los médicos veteri­narios de utilizar técnicas ambientales especificas. 5)  Por aspectos éticos profesionales rela­cionados con la calidad de vida del hombre.

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