jueves, 20 de mayo de 2010

MIS VIEJOS MAESTROS. Patricio Berríos Etchegaray

MIS VIEJOS E INOLVIDABLES PROFESORES

En el kindergarten. Escuela N° 20 de Recoleta, Santiago. No olvido a la Sra Elena Berríos mi primera profesora junto a la caja de lápices de colores que tanto me gustaba. Tampoco olvido el olor a cuero de mi bolsón de estudiantes. Inconfundible.

En Calbuco. Escuela Primaria N° 1. Mi profesor era Dagoberto Barría Bórquez, Don Dago, en la puerta de mi casa él me enseñó lo que era un eclipse de luna. La verdad es que no le entendí bien talvez porque no comprendía ni tenía la noción del espacio en dos dimensiones, así como ahora no entiendo cabalmente la noción espacio-tiempo, ni la curvatura del espacio, ni la complejidad de los hoyos negros. Don Dago me dio la primera cachetada por no hacerle caso en clases. Yo era conversador.

En Curepto. Escuela Primaria N° 1. Estuve poco tiempo y no tengo un recuerdo de algún profesor en particular. Salvo del Sr. Flores que murió de un infarto al corazón durante un recreo. Era el papá de mi amiga Fresia Flores.

En el Liceo de Hombres de Talca. Internado. No olvido a los inspectores Gastón Lagos Urbeta, alias Topaze, al Penca Don Marcos Fernández Guzmán, al Tachuela Hernández gran filatélico, al Torito Aguilera, al Sr Larenas de San Clemente, al guivón Schlayer otro filatelista empedernido. El señor Decizer o algo así, o dos por ocho dieciséis, que hacía el peso para inspector general del internado. Y del personal al compadre Guerrero.

El Sr Hugo Jara Poblete inspector del internado fue mi apoderado. Era colorín. Recuerdo a su señora Hilda Rojas muy bonita. Don Hugo fue muy pero muy bueno conmigo. No los olvido. A propósito otro apoderado que tuve fue el teniente de carabineros en aquel entonces 1950, don Luis Contreras Rueda que me iba a dejar al internado los días lunes, en bicicleta, y con un frío muy propio de Talca. Un día llegué con un ojo morado en tinta: me había pegado el chino Lara a la maleta. Como yo no respondí mi teniente me enseñó a pegar o sea a defenderme. Y así lo hice y en tal forma que llamaron a mi papá por mi comportamiento peleador. El Teniente Contreras Rueda falleció con el grado de General de Carabineros. El último apoderado que tuve en Talca fue el Dr Hernán Parraguez papá del guatón charchetas actualmente psicólogo. Era de izquierdas, y bien de izquierdas. No supe más de él allá por el año 75 cuando volví de USA, parece que se fue de Chile arrancando de Pinochet!

En esa épca el rector era Don Carlos Soto Ayala. ViceRector Don Rubén Valdéz el Pagueta. Mi profesor de la Sexta Preparatoria fue Don Guillermo Solar Cruz un excelente y bondadoso profesor. Él me dio la segunda cachetada académica al verme en la Alameda de Talca gritando en una gran huelga estudiantil, frente a la sala del curso. La tercera me la dio Don Rubén Valdéz quien me quería mucho pero al sorprenderme en primera fila golpeando los platos como protesta por la mala comida del internado. Don Rubén el Pagueta (así llamado por su pera) era muy especial. En primer año de Humanidades teníamos como compañero a Osmán Pérez Chacón, todo un especimen de la flojera y mal comportamiento. Y cuando Don Rubén quería sacar a un alumno a adelante, se tapaba los ojos y decía... a la suerte a la suerte... y apuntaba al asiento de Perechito como le decíamos al homónimo de Osmán Pérez Freire, lo sacaba adelante y le daba duro retándolo y dándole más de algún coscorrón, hasta que Perechito se aburrió y un día se avivó, y cuando escuchó el famoso... a la suerte a la suerte... rápidamente se cambió de asiento, y Don Rubén apuntó al asiento vacío diciendo ...Perechito Perechito... pero, Perechito no estaba en su lugar cotidiano. Le llegó su buena zamarreada para joljorio de todos sus compañeros. Otra de Don Rubén, su sobrino Hugo Arellano Valdéz, amigo mio, era medio dejado, como todos nosotros, para lustrarse los zapatos. Ibamos por un pasillo del internado cuando nos sorprende Don Rubén que era Director del Internado, y lo increpa por no tener sus zapatos limpios. Hugo le retrucó diciéndole que no tenía plata. El tío le dio algunas chauchas o pesos de la época para que se comprara pasta de zapatos. Nos fuimos al casino del externado del Liceo y compramos dulces en vez de pasta de zapatos. Para mala suerte de Hugo el tío lo pilló deslustrado y lo castigó pidiéndole que escribiera 100 veces: Yo, Hugo Arellano Valdéz, no debo mentir por ningún motivo. Frase que se hizo famosa en el internado pasando de generación en generación. Cuando di el Bachillerato en Talca Don Rubén me echó una manito que no dejo de agradecerle, cuando le soplé a una chiquilla amiga y me pillaron, pero me la perdonaron gracias a su apoyo. Quien me sorprendió fue Don Gumercindo Revueltas, profesor de Santiago.

Mesié Aguilera, viejo en aquel entonces, profesor de Francés, nos tuvo todo un año repitiendo: "Un chien qui avait volé un morceau de viande marchait au bord d'une rivier. Voyant son image dans l'eau il crt que cétait un autre chien qui portait aussi un morceau de viande dans sa gueule. Aussitót il s'approcha de la riviére, et voulut sémparer de la viande quíl voyait si prés de lui; mais en ouvrant sa gueule por sasir sa proie, il laissa tomber son propre morceau. Il Comprit alors, mais un peu tard, que l'autre chien n'était que son ombre, á lui, et qu'il avait été la victime de son avidité. TODA UNA ENSEÑANZA. No aprendí nada de francés, sólo recuerdo: " an shen qi ave vole an morzo de viand marché o bord dan rivie...

El temblorcito Norambuena, viejísimo y tembloroso, no sé como no lo habían jubilado... se molestaba cuando alguien decía "sandwich" en vez de emparedado en buen castellano. Se enojaba por algo y ponía un 1 a todo el curso. El Mito Toledo (Gullermo Toledo Navarro) le regalaba algún trocito de torta, y temblorcito cambiaba su nota: un 7 a todos. Un día l Mito apostó que le sacaba un pelo en clases, fue por atrás y le sacó uno sin que el viejito se diera cuenta. Qué maldad!...

La Zorra Villarroel, pillo un día un alumno que se agachó para mirarle las piernas. Se enojó y se subió la falda diciendo ... que no han visto nunca las piernas de una mujer... aquí tienen. Otro día el Mito Toledo le puso una laucha en el cajón del escritorio y le escondió la tiza. Obviamente fue a buscar tiza y le saltó el pequeño ratón. La profesora casi se murió del susto. Inolvidable... Otra profesora era Marta Pezoa buena profesora y buena persona.

El Pelao Marchant (Carlos Marchant) profesor de Educación Física, nos llevaba a la piscina y peguntaba quien no sabe nadar y los que contestaban que no sabían, al agua sin pensarlo y sin saber nadar. Una vez me hizo pelear con guantes de boxeo con el chico Iraguen (Jaime Iraguen Toledo), terminamos empate y muy cansados con los pesados guantes.

Recuerdo al Barraco Mariano Fernández, a Domingo Huerta, el Palta. El pichula Navarrete profesor de música, nos enseñó el gusto por la música clásica, recuerdo que nos ponía Capricho Español y Capricho Italiano, con diapasón y todo. Y otros cuyos nombres no recuerdo, pero que eran muy buenos profesores de Liceo. Buenos maestros, a la antigua!

Instituto San Martín de Curicó. Colegio de Hermanos Maristas. También interno. Monitor del internado era el Hno. Víctor, el Tufo, profesor de francés. Jodido como cuidador. El primer día nos dice que tenía una queja para los que venían del Liceo de Talca: Guillermo Toledo, Enzo Ferreti y yo, todos del mismo curso. Pensé ¿que habrán hecho ellos? Muy sencillo nos habíamos desvestido normalmente antes de acostarnos ...pero... en el Instituto San Martín la norma era desvestirse y ponerse el pijama dentro de la cama, cosa de una moral mal entendida.

Cuando el Hno. Víctor se dio cuenta que no sabía francés me dio duro durante todos los cursos de francés y me traumó. Sin embargo en el Bachillerato me saqué un séis en francés... Se fue el Hno Víctor y llegó el Hno. Juan de Mata como monitor, y se le pasó el tejo hacíendonos rezar en todos los horarios de juego que son vitales en un internado. Reclamamos al Hno. Director diciéndole que nosotros no estudiábamos para cura. La razón insólita fue que al pobre Hno Juan de Mata le habían fusilado a sus padres y hermanos y otros parientes en la atroz Guerra Civil Española en que los españoles mostraron todo lo cavernícola que el hombre moderno puede ser, y algo más por ser epañoles brutos. Entonces rezaba y rezaba y hacía rezar a los internos. Se fue el Hno. Juan de Mata y llegó el Hno. Clemente de quien se decía que había sido teniente del ejército franquista. Tenía su modito militar y mando que nos hacía padecer por cualquier falta cometida. A mí una vez me tuvo hasta lsa 12 de la noche parado al lado de un árbol en pleno invierno frío típico de Curicó. Otra vez me hizo aprender una poesía en castellano antiguo y recitarla al almuerzo frente a todo el internado. La poesía decía: Amenaba Amenabar, rey de la morería, el día que tú naciste grandes señales había, la mar estab en calma y la luna crecida, bla bla bla. Lo mejor fue cuando nos hizo desfilar con banda de guerra para alguna festividad en la plaza de armas de Curicó. Se fue el Hno militarote pero que era buena persona, querido porque era duro pero justo. Y llegó el Hno. Antonio, el sapo, de origen italiano, y lo primero que hizo fue decirnos a los mayores que si queríamos fumar que lo hiciéramos pero que no nos vieran los alumnos de menor edad. Ah! y si queríamos salir del internado que le avisáramos. De más está decir que quedó la escoba ante tanta libertad. El Sapo se olvidó que en un internado la disciplina es vital. El Sapo era buen chato, tal vez adelantado para su época. Al año siguiente los chiquillos internos le hicieron una huelga, algo insólito para un colegio de curas, algo premonitorio para lo que vendría después en la época pre UP... La típicas viejas beatas acusaron que los niñitos internos del San Martín vivían en la puerta del colegio de las monjas que estaba cerca del Instituto; para colmo, por el uniforme nos identificaron en la Guindalera tomando cerveza y escuchando un Wurlitzer cerca de la estación de ferrocarriles de Curicó. Y ahí se acabó la buena onda del Sapo. Y nuestras libertades conseguidas fueron duramente conculcadas. Ni siquiera podíamos ir donde la Sra. Zenobia a tomarnos una cerveza...

Todo esto esto ocurría en el internado, donde jugábamos fútbol y basquetbol todos los días en los recreos o sea entre 5 y 6 de la tarde y a las 9 de la noche antes de irnos a costar a las 10. Misa había todas las mañanas en la Iglesia del Carmen, y a veces en el externado también. Era un colegio de curas! Yo ayudaba misa de vez en cuando. A pesar de todo tengo buenos recuerdos del internado. Me acuerdo del Carmelo que tenía un puesto de dulces en el patio del colegio. Y nos lavaba la ropa. Recuerdo que para ahorrar en el lavado, usaba la almohada para un lado, el limpio para afuera que se viera. Y el pijama con la mugre para adentro... y el ahorro me lo comía en dulces donde el Carmelo...

Otra del Hno. Maximino, en algo me sorprendió y me hizo escribir 10 veces. je ne se pa le frances o algo así. Ante tanta facilidad lo escribí al tiro, pero, el Hno me lo hizo repetir por, lo menos unas 100 veces. Cosas de los hermanos maristas. Buenos profesores, buenos educadores, un poquito a la antigua en cuanto a religión, parece que seguían la pauta de la iglesia católica española, aquella que fue la causante de la Guerra Civil Española.

Recuerdo al Hno. Pedro el palmeras, un poco sordo, pero un gran profesor de historia y castellano. El mejor docente que tuve!!! Otra personalidad como profesor fue el Hno. Juan Epifanio buen profesor de algebra pero malo para la geometría. Nunca he olvidado el cuadrado de un binomio por ejemplo. Y el Hno. Hilario hiperquinético, formador de personalidades. Chiquitito, le decíamos el micrón, pero grande como persona. El Hno. Cristobal viejo profesor, nunca he olvidado su clase magistral sobre la cultura norteaméricana. Y el Hno. Pascual, un oso de unos 120 kilos! Buenísima persona.

Los Maristas eran una gama relevante de personajes educadores. De hecho tienen a su fundador el Hno Marcelino Champagnat como Santo de la Iglesia católica!!!

Como apoderado tuve al guatón Víctor Aravena ex-alumno de los maristas. Sus papás tenía una sastrería en el centro de Curicó, la "Sastrería Inglesa". El guatón al que no le gustaba hacer trajes, me invitaba los días domingos a andar en bicicleta y varias veces terminamos tomando chicha dulce y no tan dulce, y con naranjas. Un par de veces llegué al internado bien alegrón...

Terminé el 6° Humanidades con 16 años, creyéndome el cuento de la vida propia de esa edad, sin saber lo que vendría después ... ni lo sospechábamos...

La suma total de lo que me enseñaron los profesores laicos y religiosos se puede resumir en una sola idea: Portarse bien con uno mismo y con los demás congéneres. No hacerle el mal a nadie! En buenas cuentas actuar en conciencia en todo orden de cosas. Conciencia moral que ellos formaron desde las preparatorias hasta las humanidades. El molde estaba hecho para la vida universitaria o el trabajo que muchos siguieron. Inolvidable esa vida estudiantil, que no tenía nada que ver con la vida universitaria, a la que me he referido en otra oportunidad.

Sólo me queda dar las gracias a todos aquelos viejos e inolvidables maestros que tuve en mi vida estudiantil!!!

3 comentarios:

  1. Tengo buenos recuerdos de mi vida estudiantil. Si bien es cierto estuve 8 años interno en Talca y en Curicó, la vida del internado tenía aristas duras por la lejanía de la familia, pero proporcionaba, algo que los externos nunca tendrían, la vida en comunidad matizada por juegos y estudios, más los viajes en tren para los feriados largos. De hecho los profesores reemplazaban sin lugar a dudas a los padres lejanos. De allí que su recuerdo sea imborrable!

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  2. Patricio:
    ¡Que buena memoria! y que entretenido leer tus recuerdos. Pero tengo una duda: la famosa huelga de que hablas, y esta es la segunda vez que leo una versión diferente. Según mi recuerdo el hecho en cuestión ocurrió el año 1955 en el cual cursaba quinto año y estaba interno y a los alumnos de dicho curso que éramos pocos nos caía pesimo el mocho Juan Epifanio, mas conocido como "EL Cabeza de Tarro" y decidimos hacer una huelga, más por mostrar la molestia que por lograr algo; yo me escondí en los baños que estaban al fondo,y el Hermano Miguel me sacó tirándome agua por sobre la puerta.La huelga duró sólo la mañana,los otros( externos) del curso que se habían ido en masa al cerro Condell, fueron vapuledos por su padres y reintegrados al colegio en la tarde. Desde ese día y durante un mes estuvimos de las 17 a las 18,30, de píe y con las manos en la espalda mirando el tronco de los platanos orientales del patio.
    Gran hombre el Hermano Antonio, incluso nos dejaba ir al cine. Del que guardo también gratos recuerdos es del hermano Víctor que hacía clases de química.
    Tomás

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  3. cuando llegaste al internado del liceo en talca ?te acuerdas del guaton rodriguez con su moto igual a la del pelao marchant,de idelfonso rubio ,el flaco oyarzun ,el cuervo maureira ,del bute gutirrez ( MIR )CON SU HERMANO , de claudio sanchez presidente del internado el pagueta fue mi apoderado desde el año 1960 - 1964 mi sobrenombre paguacha ,por lo chico y revoltoso ,tenia 10 años fui el menor del internado ,llegue a 1ro humanidades (suena antiguo )

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