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domingo, 24 de junio de 2012
Homo neanderthalensis
Resumen del tema
El hombre de Neandertal (Homo neanderthalensis) toma su nombre de los fósiles encontrados en 1856 en el valle de Neander (Alemania). Los neandertales surgen a partir de una evolución local de las poblaciones humanas del Pleistoceno medio europeo. Son una especie humana que, aunque no es nuestra antepasada, presenta muchas aspectos en común con nuestra especie: durante un largo periodo compartieron las mismas capacidades culturales, compartieron un mismo hábitat, ambas especies están muy encefalizadas, etc. Su físico y su tecnología convirtieron a estos individuos en una especie muy bien adaptada a las condiciones europeas del Pleistoceno superior. Los neandertales y hombres modernos, llegaron a convivir durante más de 10.000 años en Europa y hace 30.000 años los neandertales desaparecieron definitivamente.
Los neandertales se extendieron geográficamente por toda Europa, Próximo Oriente y Asia, y los numerosos fósiles que poseemos de esta especie la convierten en la especie humana fósil mejor conocida.
Los neandertales no eran los seres con aspecto casi simiesco que algunos han imaginado, y su postura erguida y aspecto era muy similar al de la humanidad actual. Los neandertales tienen una morfología muy particular en su cráneo: presentan un torus supraorbitario muy marcado principalmente en el centro, la cara es muy prognata, la apertura y la cavidad nasal son de gran tamaño, la frente es baja y el cráneo alargado y proyectado hacia atrás, con perfil redondeado en vista posterior. Los dientes tienen un tamaño muy reducido, y la mandíbula carece de mentón y posee un espacio retromolar.
Aunque la mayor parte de las características propias de los neandertales han sido interpretadas como adaptaciones a las condiciones extremadamente frías de las épocas glaciares europeas, algunas de ellas podrían deberse únicamente a la deriva genética en condiciones de aislamiento geográfico.
Su estatura era ligeramente más baja que la nuestra pero tenían una mayor corpulencia, con cuerpos muy anchos y robustos. Las inserciones musculares están más marcadas. Las extremidades de los neandertales son relativamente más cortas, especialmente en los huesos del antebrazo y de la pantorrilla.
Los neandertales tienen una forma corporal adaptada a climas fríos: su masa corporal, relativamente mayor (en relación a la superficie corporal), cumple la regla de Bergmann, mientras que la longitud relativamente corta de sus miembros responde a la regla de Allen. Ambas reglas parten del principio de que los animales que viven en climas fríos reducen la relación entre la superficie corporal y el volumen para evitar la pérdida de calorías.
Aunque los neandertales poseían grandes capacidades cerebrales, con un promedio ligeramente superior al de la humanidad actual, su talla corporal también era mayor. Por lo tanto, el índice de encefalización (la relación entre el tamaño cerebral y el tamaño corporal) de los neandertales era ligeramente menor al de nuestra especie. Se produce un crecimiento independiente del cerebro en ambas líneas evolutivas (Homo sapiens y Homo neanderthalensis) a partir de un antepasado común poco encefalizado.
Se pueden destacar tres aspectos que caracterizan el desarrollo cultural y tecnológico de los neandertales: producían un tipo de industria lítica muy elaborada que se denomina Musteriense; podían producir a voluntad el fuego y lo utilizaban sistemáticamente; y enterraban a sus muertos.
Descubrimiento de los neandertales
En 1856 se encontró en la cueva de Feldhofer, en el valle del Neander (Neander Thal en la ortografía alemana antigua, Neander Tal en la moderna), cerca de Düsseldorf, el esqueleto de un neandertal. La morfología de este esqueleto fue interpretada inicialmente como patológica, o perteneciente a un cosaco desertor del ejército ruso de 1814. En 1864, con estos fósiles, el anatomista irlandés William King define la primera especie humana fósil, el Homo neanderthalensis. Sin embargo, los fósiles de Neander no fueron los primeros fósiles de neandertales encontrados: en 1830 se había descubierto un niño neandertal de dos o tres años en Engis (Bélgica) y en 1848 se descubrió en la cantera de Forbes de Gibraltar un cráneo de un individuo neandertal femenino.
Sin embargo, los neandertales no vieron definitivamente reconocido su estatus de miembros de una forma humana extinguida diferente de la nuestra hasta el hallazgo de los fósiles de Spy (Bélgica) en 1886, de Krapina (Croacia) entre 1899 y 1906, y los numerosos hallazgos que se produjeron en Francia a principios del siglo XX (La Ferrassie, La Quina, Le Moustier, Chapelle-aux-Saints, etc.).
A partir de ese momento se han seguido produciendo numerosos hallazgos de fósiles de neandertales por toda Europa, Próximo Oriente y Asia: Regourdou (Francia), Saccopastore (Italia), Monte Circeo (Italia), Amud (Israel), Kebara (Israel), Tabun (Israel), Shanidar (Irak), Kiik-Koba (Crimea) Teshik-Tash (Uzbekistán, cerca del Mar Caspio), etc. Estos abundantes hallazgos, pertenecientes a un número mínimo de unos 500 individuos, convierten a los neandertales en la especie humana fósil mejor conocida.
Mapa con los principales yacimientos de Neandertales.
Históricamente, uno de los fósiles más importantes de neandertal, es el esqueleto de la Chapelle-aux-Saints. Su estudio fue publicado detalladamente entre 1911 y 1913 por Marcelin Boule. En ese momento, era el mejor análisis que existía sobre un individuo neandertal y su interpretación creo una visión deformada de los neandertales que perduró durante décadas. Una de las conclusiones a la que llegó Boule es que el Homo neanderthalensis no era nuestro antepasado sino que era una rama lateral de la evolución humana extinguida. Está conclusión que nos parece correcta hoy en día, sin embargo estaba cargada de intencionalidad racista por parte de Boule, ya que él quería eliminar de entre nuestros ancestros a unos seres que consideraba brutales. Para ello Boule intentó demostrar la inferioridad en la anatomía de los neandertales utilizando todos los medios posibles. Su retrato de los neandertales era de unas gentes brutales y casi simiescas, que no tenían una postura erguida completa y que, a pesar de su capacidad craneal tan elevada, no tenían ninguna inteligencia. Hoy en día, sabemos que gran parte de las conclusiones de Boule se debían a una interpretación errónea de las numerosas patologías que presentaba este individuo, y del elevado número de dientes que había perdido. Estas patologías también llevaron a afirmar que este individuo pertenecía a un viejo, aunque muy probablemente sólo tenía alrededor de 30 años de edad.
Los primeros neandertales
A partir de las poblaciones humanas del Pleistoceno medio europeo aparece en Europa un tipo humano muy especial: los neandertales. Este tipo de homínidos, a menudo, ha sido considerado como una subespecie de Homo sapiens (Homo sapiens neanderthalensis), pero en la actualidad se les considera una especie distinta Homo neanderthalensis, debido a las grandes diferencias morfológicas que presentan, y porque parece que no existió ningún contacto genético entre Homo sapiens y Homo neanderthalensis. Los fósiles de Ehringsdorf, Pontnewydd, Biache-Saint-Vaast, La Chaise (Abri Suard) y otros de finales del Pleistoceno medio, con una antigüedad de alrededor de 200.00 años, ya pueden considerarse neandertales. El origen de estos neandertales y su relación con las poblaciones del Pleistoceno medio europeo puede entenderse muy bien gracias al estudio de los fósiles procedentes de la Sima de los Huesos, de la Sierra de Atapuerca, donde aparecen los fósiles de unos 32 individuos de anteneandertales.
Relaciones evolutivas de los neandertales
Algunos autores opinan que las poblaciones del Pleistoceno medio europeo, como Petralona (Grecia), Arago (Francia), Swascombe (Inglaterra), Steinheim (Alemania) pertenecerían a la especie Homo heidelbergensis (especie creada a partir de la mandíbula de Mauer); pero también incluyen en esta especie a los fósiles africanos de Bodo (Etiopía), Ndutu y Eyasi (Tanzania), Salé (Marruecos), Elandsfontein (Sudáfrica) y Broken Hill (Zambia). Según estos autores, Homo heidelbergensis sería el último antepasado común de neandertales y humanos modernos. Sin embargo, gracias a los fósiles de la Sima de los Huesos sabemos que todas las poblaciones europeas del Pleistoceno medio presentaban características de los neandertales de forma frecuencial e incipiente, y ya estaban comprometidos en la línea evolutiva de los neandertales. Por lo tanto, Homo heidelbergensis sería en realidad una especie exclusivamente europea y antecesora de los neandertales. Los neandertales evolucionaron en Europa en condiciones de aislamiento geográfico y, como consecuencia, de aislamiento genético durante todo el Pleistoceno medio. En cambio, los fósiles del Pleistoceno medio africano (aunque muy similares morfológicamente a sus parientes próximos del Pleistoceno medio europeo) serían antepasados exclusivamente de Homo sapiens. El lugar del último antepasado común de neandertales y humanos modernos corresponde a la especie Homo antecessor, creada a partir de los fósiles de la Gran Dolina (Atapuerca), con más de 780.000 años de antigüedad.
La especie Homo heidelbergensis abarcaría desde la mandíbula de Mauer hasta los fósiles de la Sima de los Huesos y todos aquéllos en los que predominan rasgos primitivos, aunque muestren algunos caracteres incipientes que indican que son los antepasados de los neandertales. Estos rasgos de neandertales se presentan de forma frecuencial y en mosaico. Es decir, no todos los fósiles de Homo heidelbergensis presentan rasgos neandertales en la misma parte anatómica.
En otro grupo estarían los fósiles de la última parte del Pleistoceno medio (desde hace unos 200.000 años) que ya pueden ser considerados, a todos los efectos, verdaderos y completos neandertales.
Algunos de los neandertales de comienzos del Pleistoceno superior (en torno a -127.000 años) son los dos cráneos de Saccopastore (Roma, Italia) y el conjunto de fósiles de Krapina (Croacia).
A partir de ese momento, los fósiles neandertales empiezan a ser abundantes en los yacimientos europeos, y se encuentran también en Asia central y Oriente Próximo, lugares a donde emigraron desde Europa. Fósiles tan emblemáticos como Le Moustier, que da nombre al Musteriense, Guattari 1 (Monte Circeo) o La Chapelle-aux-Saints, vivieron en Europa hace menos de 60.000 años. Estos neandertales tienen algunas características nuevas con respecto a los anteriores, y son llamados a menudo "neandertales clásicos". Los últimos neandertales vivieron en Europa hasta hace unos 30.000 años, e incluso algo menos, antes de extinguirse.
Los neandertales de la Península Ibérica
En la Península Ibérica se han hallado diversos restos de neandertales: un parietal en Cova Negra (Valencia); dos fragmentos de parietal y un frontal en la cueva de la Carihuela (Granada); un molar en Moros de Gabasa (Huesca); un diente en Mollet I (Girona); cuatro dientes en el Abric Agut (Barcelona); 5 dientes superiores en Axlor (Vizcaya); 2 dientes y un húmero, posiblemente más antiguo, en Lezetxiki (Guipúzcoa); un quinto metacarpo en Los Casares (Guadalajara); una mandíbula y un fragmento de fémur en Zafarraya (Málaga), una mandíbula, una dentición infantil, dos metatarsos y una falange en Valdegoba (Burgos). En Gibraltar se han descubierto los fósiles neandertales más completos de la Península Ibérica: en 1848 fue descubierto en la cantera de Forbes (Forbes Quarry) un cráneo muy completo, y en 1928 aparecieron un cráneo y una mandíbula infantiles, asociados a industria musteriense. Al húmero de Lezetxiki, se añaden un fragmento de coxal y la mitad distal de un húmero recuperados en la brecha kárstica del Tossal de la Font, en Vilafamés (Castellón) y que, probablemente, corresponde al final del Pleistoceno medio.
Mención aparte merece la mandíbula de Bañolas (Girona), que fue considerada neandertal por E. Hernández-Pacheco y H. Obermaier. En cambio, M. A. de Lumley la consideró de un preneandertal. La datación del travertino que la englobaba permite afirmar que la mandíbula tiene una antigüedad de 35.000 años. Sin embargo, el estado fragmentado de la región sinfisaria no permite afirmar si tenía mentón o carecía de él y su asignación es muy problemática.
Mapa con los yacimientos de la Península Ibérica con fósiles de neandertales.
Retrato de los neandertales
Los neandertales presentan una morfología muy particular en su cráneo y en su esqueleto postcraneal.
La mayor parte de las características que presentan los neandertales han sido interpretadas tradicionalmente como adaptaciones a las condiciones extremadamente frías de las épocas glaciares europeas. Pero de forma alternativa, algunas de ellas podrían explicarse como morfologías que surgen por la deriva genética de los neandertales en condiciones de aislamiento geográfico. Quizás la mejor explicación para el conjunto único de rasgos que tienen los neandertales es producto de la combinación de adaptaciones y deriva genética.
El cráneo de los neandertales
El cráneo presenta un torus supraorbitario muy marcado, principalmente en el centro, y lateralmente forma dos arcos que continúan el contorno de los ojos y contienen grandes senos frontales. La cara es muy prognata, la frente es baja, y el cráneo es alargado y proyectado hacia atrás.
Los cráneos de los neandertales tienen en vista posterior un perfil redondeado. En Homo ergaster y Homo erectus, la anchura máxima se situaba en la base del cráneo, y los lados convergían hacia el techo de la bóveda, formando un pentágono ensanchado inferiormente. En los neandertales y en nuestra especie, la máxima anchura del neurocráneo se encuentra a media altura, sobre los huesos parietales; la anchura de la base es menor. Sin embargo, mientras que nuestro cráneo visto por detrás tiene un perfil pentagonal con los lados inclinados hacia fuera, el perfil de los neandertales es redondeado.
Los neandertales poseían grandes capacidades cerebrales (entre 1200-1700 centímetros cúbicos, volúmenes similares a los de nuestra especie e incluso ligeramente mayores). Destaca el cráneo de Amud al que se le calcula una capacidad cerebral de 1740 cc. Sin embargo, la talla corporal de los neandertales también era mayor que la de la humanidad actual, y esta forma el índice de encefalización (la relación entre el tamaño cerebral y el tamaño corporal) de los neandertales era ligeramente menor. Los neandertales y nuestra especie somos las dos formas humanas más encefalizadas, pero el crecimiento del tamaño del cerebro se produce de forma independiente en ambas líneas evolutivas.
Esta expansión cerebral se produce de diferente forma en ambos: 1) el neurocráneo del hombre moderno es alto y de frente levantada 2) el cráneo de los neandertales se hizo muy alargado; puede observar en su hueso occipital un abultamiento característico que se conoce como el "moño occipital" de los cráneos neandertales, muy fácil de apreciar en vista lateral.
imagen
IZQUIERDA: Cráneo de neandertal del yacimiento de Amud, en Israel. Se le ha calculado una capacidad cerebral de 1740 cc.
La cara de los neandertales tiene prognatismo medio-facial, es decir, está proyectada hacia adelante. Al tener la cavidad nasal más adelantada los huesos nasales se disponen casi horizontalmente. En los neandertales la placa ósea de debajo de las órbitas se dispone diagonalmente (en el hombre moderno la placa infraorbitaria tiene una orientación coronal), con lo que la cara de los neandertales presenta una apariencia apuntada en forma de cuña, que le da un aspecto "aerodinámico". También tienen una abertura nasal muy ancha, y la cavidad interna también es muy grande, por ese motivo se piensa que sus narices serían planas y anchas. Se ha planteado la hipótesis que los neandertales tenían cavidades nasales anchas para calentar y humedecer, durante la respiración, el aire frío y seco que habría en épocas glaciares en Europa. Sin embargo, en poblaciones actuales, no existe ninguna relación entre el tamaño de la abertura y cavidad nasal y el clima. Parece más probable que los neandertales necesitaban tener un gran tamaño de nariz por la necesidad de oxigenar su cuerpo tan robusto.
Otras características del cráneo de los neandertales son:
1) la presencia de una depresión por encima del toro occipital denominado fosa suprainíaca.
2) la apófisis mastoidea del hueso temporal, donde se origina una parte del músculo esternocleidomastoideo, de los neandertales está muy poco proyectada.
Comparación entre los perfiles posteriores del cráneo de un Neandertal (a la izquierda) y el de un hombre moderno (situado a la derecha). 1. Fosa suprainíaca. 2. Apófisis mastoidea.
Estas características también pueden observarse en estadios de desarrollo muy tempranos, como en los individuos infantiles de Amud 7, Teshik-Tash o Dederiyeh. Por lo tanto, las diferencias morfológicas entre neandertales y Homo sapiens ya aparecen durante las primeras etapas del desarrollo ontogenético.
Mandíbulas y dientes
Los dientes de los neandertales son del mismo tamaño que los de nuestra especie, pero en relación al cráneo, a la mandíbula y al tamaño corporal son relativamente pequeños. La relación entre la dentición anterior (incisivos y caninos) y la dentición posterior (premolares y molares) es diferente: los neandertales tienen la dentición anterior relativamente más grande. Los molares tienen la cavidad pulpar expandida (característica que se denomina taurodontismo). Además, la dentición anterior de la mayor parte de neandertales está muy desgastada, porque utilizaban los dientes con una función especial (quizás para curtir las pieles, o para sujetar el alimento u otros objetos con los dientes).
La mandíbula carece de mentón, tiene el foramen mandibular situado a la altura del primer molar y posee un espacio entre el último molar y la rama mandibular, que se denomina espacio retromolar Este espacio aparece porque la dentición tiene un reducido tamaño y está en una situación adelantada con relación al hueso.
Comparación entre los cráneos de un Neandertal y el de un hombre moderno.
Hombre de Neandertal Hombre moderno
1 Neurocráneo alargado y bajo alto y redondeado
2 Frente baja alta
3 Torus frontal muy marcado y arqueado poco desarrollado
4 Órbitas grandes pequeñas
5 Fosa canina ausente presente
6 Prognatismo medio-facial maxilar
7 Mentón ausente presente
8 Espacio retromolar presente ausente
Aspecto corporal de los neandertales
En las primeras interpretaciones de la forma corporal de los neandertales se les atribuía un aspecto brutal y simiesco. Sin embargo, hoy sabemos que su postura erguida y su forma de locomoción sería muy similar a la de la humanidad actual.
El promedio de estatura masculina se encuentra en torno a 170 cm y el promedio femenino alrededor de 160 cm. Pero su complexión física es extraordinariamente robusta, su esqueleto es mucho más corpulento, el grosor de los huesos es mayor y las inserciones musculares están más marcadas. Los neandertales también tienen el tamaño de las articulaciones relativamente más grandes.
Las estimaciones del peso de algunos individuos masculinos neandertales arrojan cifras de alrededor de 80-90 kg, bastante superiores a las de los hombres modernos de la misma estatura. Pero es probable que los pesos de los neandertales estén infraestimados, porque las rectas de regresión utilizadas para establecer el peso, a partir de medidas esqueléticas, se basan en estudios sobre poblaciones actuales que tienen un cuerpo más grácil. Tampoco se tiene en cuenta el peso más elevado que tendrían los huesos de estos homínidos, que presentan un mayor grosor en sus paredes óseas.
Las extremidades de los neandertales son relativamente más cortas, especialmente en los segmentos distales, es decir huesos del antebrazo (cúbito y radio) y pantorrilla (tibia y peroné). En las poblaciones modernas la longitud de la tibia representa aproximadamente el 80-85 % de la longitud del fémur; en cambio, el promedio de los neandertales es del 79%.
Esqueletos y aspecto corporal de un hombre moderno (izquierda) y de un Neandertal (derecha).
Los animales que viven en climas cálidos tienen una mayor superficie corporal en relación con su peso, para incrementar el área de disipación de calor corporal. En cambio, los animales que viven en climas fríos tienden a reducir su superficie corporal en relación al peso, y de esta forma conservar mejor el calor. La reducción de la superficie corporal puede alcanzarse de dos formas: incrementando las anchuras y los diámetros de los cilindros que forman el cuerpo (regla de Bergmann); o bien, reduciendo la longitud de las extremidades (regla de Allen). Los neandertales reflejan en su forma corporal (bajos, corpulentos y con extremidades relativamente cortas) adaptaciones al clima frío que responden a ambas leyes.
La pelvis neandertal
En el coxal, los neandertales tienen el hueso púbico (más concretamente su rama horizontal) muy alargado y aplanado. Algunos autores habían relacionado la longitud del pubis con el tamaño del canal del parto, llegando a la conclusión que en los neandertales éste podría ser un 20% mayor que en nuestra especie. A su vez, el periodo de gestación sería más largo (uno o dos meses más) que en nuestra especie, y los bebés de los neandertales neandertales nacerían más desarrollados. Sin embargo, el hallazgo de una pelvis neandertal muy completa en el yacimiento de Kebara (Israel) mostró que, aunque existían diferencias en la estructura de la cadera, el canal del parto no era mayor, y el estado de desarrollo de un recién nacido neandertal sería comparable al de nuestros niños. También Australopithecus tiene el pubis largo; así, esta morfología parece ser una característica primitiva que presentan todos los homínidos, a excepción de los humanos modernos, los únicos que poseemos un pubis acortado y grueso.
Gracias al hallazgo de una pelvis del Pleistoceno medio en la Sima de los Huesos de la Sierra de Atapuerca podemos conocer mejor el esquema evolutivo del aspecto corporal y encefalización de los neandertales: a partir de un antepasado primitivo de gran complexión física con caderas anchas y cerebro reducido, evolucionaron dos líneas independientes en Europa y África. La primera de las líneas evolutivas conduciría a los neandertales y la segunda a los humanos modernos. En ambas líneas se produjo un aumento del tamaño cerebral. Pero, mientras que los neandertales conservaron el modelo corporal de complexión robusta y cuerpos anchos de sus antepasados, reduciendo la longitud de sus extremidades, los humanos modernos redujeron la anchura de las caderas y del tronco, y disminuyó su peso corporal.
Edad de muerte
Uno de los aspectos más problemáticos en los estudios de evolución humana es la estimación de la edad, y la aplicabilidad de los estados de desarrollo actuales a especies fósiles. Sin embargo, aplicando estos criterios a la amplia muestra de neandertales de la que disponemos, menos de un 10% tienen una edad superior a los 35-40 años. Mientras que en una población de grupos de sociedades no industriales esta proporción está en torno al 50%. Es posible que los neandertales tuviesen una esperanza de vida al nacer menor a la actual, pero quizás los patrones de erupción y desgaste dental que utilizamos generalmente infraestimen la edad real de los fósiles de neandertales.
Cultura neandertal
Podemos destacar tres aspectos en el desarrollo cultural de los neandertales:
la elaboración de una industria lítica característica del Paleolítico medio llamada Musteriense
el comportamiento funerario
el control y uso generalizado del fuego
Industria Lítica
El conjunto de útiles líticos de los neandertales se conoce como cultura Musteriense, y se encuadra dentro del Modo Técnico 3 o Paleolítico Medio. Este modo técnico se caracteriza por la existencia de una preparación en el núcleo, al que se le da una forma, para extraer a partir de él un tipo de lascas predeterminadas, que serán posteriormente retocadas para darles la forma final: puntas, denticulados, raederas de diferentes tipos, etc. Este tipo de talla, denominado Levallois, requiere de un desarrollo tecnológico mayor y de una capacidad de abstracción más elevada porque implica la existencia de un paso intermedio en la talla, la preparación del núcleo. También se requieren un mayor número de golpes para elaborar un útil. El Musteriense se extendió por Europa, Oriente Próximo y Norte de África, mientras que otras industrias del Modo 3 o Paleolítico Medio que se encuentran en el resto de África, se les agrupa en la denominación "Middle Stone Age". El Musteriense no es exclusivo de los neandertales y en las cuevas de Qafzeh y Skhul (ambas en Israel) hemos encontrado niveles con industria Musteriense asociados a enterramientos de Homo sapiens.
Enterramientos
Muchos de los esqueletos neandertales excavados en cuevas han sido históricamente considerado como el resultado de prácticas funerarias. Destacan los yacimientos de la Chapelle-aux-Saints y de La Ferrassie, éste último con ocho enterramientos (dos adultos, un niño de 10 años, dos niños entre 2-3 años y tres fetos). En la cueva de Kebara se halló la mitad superior de un esqueleto neandertal, en el que tras la inhumación, fue retirado el cráneo, porque se ha hallado su mandíbula y un diente de la dentición superior. Esto parece demostrar que poseían un alto nivel de sensibilidad y, de alguna forma, dedicaban un trato especial a sus muertos
Existen mayores dudas sobre la existencia de un ritual acompañante, es decir, si el enterramiento tenía algún tipo de significado simbólico. Las pruebas de ritualidad en los enterramientos neandertales son muy dudosas:
1) en el sedimento alrededor de uno de los esqueletos de Shanidar (Irak) se identificaron granos de polen procedentes de flores que, supuestamente, habían sido depositadas sobre el cuerpo.
2) sobre el esqueleto del niño de dos años de Dederiyeh (Siria) se halló un útil triangular de sílex a la altura del corazón y, junto a la cabeza, una losa de caliza.
3) en muchos otros casos, como en La Ferrassie, Amud, Teshik-Tash los cuerpos aparecen asociados con restos faunísticos que han sido interpretados como ofrendas.
Sin embargo, algunos autores cuestionan estas pruebas de ritual y atribuyen una asociación casual a los objetos que acompañan al esqueleto. Aunque tiene la apariencia de ser intencionada, la mezcla de huesos humanos con restos de animales o útiles es siempre posible en un yacimiento donde hay abundancia de animales e instrumentos de piedra. Además, algunas de las excavaciones son antiguas y los métodos de excavación no eran los idóneos.
Pero, aunque el significado que los neandertales daban a los enterramientos y el simbolismo que les acompañaba se nos escapa, si que podemos dar por seguro que los neandertales tenían un tratamiento especial con sus muertos, y que los enterraban intencionadamente.
En la Sierra de Atapuerca, los antepasados de los neandertales ya realizaron hace trescientos mil años una práctica de tipo funerario, al acumular deliberadamente los cadáveres de sus muertos en la Sima de los Huesos.
Control del fuego
Algunos prehistoriadores creen que las más antiguas evidencias de fuego controlado proceden del yacimiento de Chesowanja con una antigüedad de 1,4 millones de años. Pero las primeras pruebas claras sobre la capacidad de los humanos de producir y controlar el fuego se encuentran en los yacimientos de Zhoukoudian en China, Terra Amata en Francia, Vértesszöllös en Hungría, La Cotte de St. Brelade (Isla de Jersey) en Gran Bretaña y Bilzingsleben en Alemania. Estos yacimientos tienen unos 300.000 o más años de antigüedad, pero no en todos los yacimientos de esa cronología aparecen evidencias de fuego. Son los neandertales los que generalizan el uso del fuego en todos sus asentamientos. En los yacimientos del Paleolítico medio aparecen frecuentemente hogares muy bien estructurados, con los que los neandertales organizaban el espacio donde vivían. Estos fuegos eran mantenidos quemando madera o huesos.
Sociabilidad
También tenemos pruebas de que los neandertales proporcionaban algún tipo de ayuda social a individuos muy viejos o con incapacidades físicas importantes. Por ejemplo, en el yacimiento de Shanidar (Irak) un individuo adulto (Shanidar 1), datado en unos 50.000 años, tenían huesos con diversas malformaciones óseas producidas por artritis y por un grave accidente en el que quedó malherido, perdió uno de sus brazos y le debió imposibilitar valerse por sí mismo para el resto de su vida. Sin embargo, aunque este hombre estaba gravemente incapacitado debido a varias lesiones y enfermedades, vivió muchos años y necesitó de la ayuda y cuidados de otros individuos. Muchos esqueletos de neandertales presentan indicios de heridas curadas en vida y de patologías óseas, reflejo de las enfermedades que padecieron: fracturas, amputaciones, artrosis degenerativas o perdidas de dientes. Este comportamiento indica una cierta cohesión y solidaridad dentro de los grupos de neandertales.
Canibalismo neandertal
En el yacimiento croata de Krapina también encontramos evidencias de canibalismo entre los neandertales: los huesos están fracturados intencionalmente, muchos de ellos presentan marcas de corte en su superficie producidas por instrumentos líticos, y algunos de ellos están quemados.
En otras ocasiones las evidencias de canibalismo entre los neandertales han sido exageradas. El cráneo neandertal de Monte Circeo (Italia) tiene un gran agujero en su base. Se había interpretado que quizás el foramen magnum fue agrandado para consumir el cerebro. Sin embargo, el estudio tafonómico de este cráneo demuestra que la fracturación es natural y que probablemente se debe a la acción de hiénidos.
La caza
Los neandertales eran los cazadores más efectivos de nuestra Prehistoria. Aunque durante algunas épocas del año hay abundantes frutos y raíces que consumir, el único alimento constante es la carne de los mamíferos.
A partir de los conjuntos de restos de animales encontrados en los diferentes yacimientos del Paleolítico medio, sabemos que los neandertales eran buenos cazadores, aunque quizás algunas de sus presas también las obtuviesen practicando métodos oportunistas y de carroñeo. Sus presas principales eran los ciervos, caballos, bisontes, cabras, renos y, en menor medida, mamuts y rinocerontes. En algunos yacimientos la mayor proporción de alguno de estos taxones sobre los demás no refleja las preferencias cinegéticas de los neandertales, sino que refleja la abundancia de este animal en el entorno inmediato de los yacimientos.
Además de por su alimento, algunos de estos animales eran apreciados también por su piel, huesos y tendones, usados para hacer ropa, tiendas, etc. La evidencia de que usaban ropas es indirecta. El estudio del desgaste que tienen sus útiles líticos nos indica que los usaban para cortar pieles y darles forma.
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