250 años del establecimiento de la Medicina Veterinaria
como profesión de educación superior (I)
Dr. José Luis Arias B.
Universidad de Chile
jarias@uchile.cl
TecnoVet 17 edic. especial
10 - 17, 2011
Introducción:
Seguramente las primeras tentativas de curar las enfermedades de los animales
fueron coincidentes con la domesticación, pero de ello no hay registros
disponibles. Al igual como ocurrió en gran parte de la historia de la medicina
humana, la medicina de los animales se basó durante mucho tiempo en un empirismo
primitivo y de carácter pragmático (aplicado fundamentalmente al uso de métodos
físicos y hierbas o remedios obtenidos de la naturaleza) y una medicina
mágico-religiosa, que recurrió a las divinidades para intentar comprender lo
inexplicable.
Los primeros registros que
describe técnicas asimilables a actividades veterinarias o enfermedades de los
animales se remontan a textos chinos del siglo XXIII antes de Cristo, donde
existe constancia escrita de que Dong Zhong-Xian fue el primero en castrar animales
utilizando un hierro al rojo. En Medio
Oriente, los registros documentales más antiguos de una actividad médico
veterinaria fueron descubiertos en Egipto en la forma de bajo relieves, frescos
o figurines del tiempo de la V a la XI dinastía (2.500 a 2.000 a.C.) donde
representan vacas y cabras parturientas asistidas por un hombre.
Posteriormente, a fines de
la XII dinastía de Amenemhait III (siglo XX a.C.) se escriben los papiros de
Kathun, los que, aunque se encuentran bastante deteriorados, nos presentan un
verdadero tratado de oftalmología veterinaria especialmente referido a los
daños producidos por las tormentas de arena. En ellos se describen además
enfermedades del ganado y de los perros y su tratamiento. Las fórmulas para
luchar contra las enfermedades de los animales que se prescriben en este
tratado tienen mucho de esotéricas y religiosas lo que es lógico puesto que los
encargados de curar eran los sacerdotes. También se explican tratamientos
preventivos y curativos como baños fríos y calientes, fricciones,
cauterizaciones, sangrías, castración o métodos de reducción de fracturas,
muchos de ellos basados en la utilización de plantas y minerales. A modo de
ejemplo, se lee en estos papiros (sic):
"Cómo tratar a un
perro con una úlcera con gusanos (...) Una vez recitada la fórmula mágica, debo
introducir mi mano en un recipiente lleno de agua colocado junto a mí. Cuando
la mano alcance el hueso de su espalda, debe ser introducida en el recipiente
cada vez que se ensucie, hasta que haya sido retirada toda la sangre seca o
cualquier otra suciedad (...)".
"Cómo tratar a un toro
resfriado Si veo a un toro hinchado, con lagrimeo en sus ojos, la frente
arrugada, las encías enrojecidas y el cuello hinchado, hay que decir la fórmula
mágica. Después debo tumbarlo sobre un costado, salpicarlo con agua fría y
masajear todo su cuerpo y sus ojos con calabaza o melón (...) (...) Si no se
recupera (...) debo vendar sus ojos con lino quemado para que dejen de
lagrimear"
De alrededor de la misma
época es el llamado Código de Hammurabi proveniente de Babilonia. Elaborado en
escritura cuneiforme, está constituido por 282 sentencias de equidad entre las
que se estipulaban los honorarios de los médicos del ganado así como su deber
de indemnizar al dueño en caso que el tratamiento ocasionare la muerte del
animal, a saber (...):
224$ Si un médico de ganado
hace incisión profunda en un buey o en un asno y le salva la vida, el dueño del
buey o del asno le dará al médico 1/6 de (siclo de) plata al médico como paga.
225$ Si hace incisión
profunda en un buey o un asno y le causa la muerte, pagará al dueño del buey o
del asno 1/4 de su valor.
Los habitantes de la
antigua India fueron muy cuidadosos tanto de la salud animal como de la humana
las que se desarrollaron armoniosa y conjuntamente y a diferencia de la mayoría
de las otras culturas no se centraron sólo en la salud y cuidado del caballo
sino que abarcaron un gran número de especies animales incluido el elefante.
Así, se han encontrado tratadaos sobre el cuidado de la salud animal en
documentos provenientes del período védico (1.800 - 1.200 a.C.). En el siglo X
a.C., durante la dinastía Chou occidental, se creó el primer organismo
gubernamental de educación en "medicina veterinaria" en China donde
se entrenaban individuos que adquirían un título equivalente a
"veterinaria". Estos primitivos veterinarios oficiales estaban a
cargo del cuidado de los caballos del ejército. Una de las figuras relevantes
en la historia de la veterinaria en China fue Sun Yang (659 - 620) y cobró fama por su habilidad para tratar caballos
mediante acupuntura: describió 77 zonas de la superficie corporal de los
équidos para utilizar esta técnica. Además, parece que estudió la anatomía,
fisiología y patología de los equinos, y defendió el estudio directo de los
animales como medio para mejorar el conocimiento veterinario 300 años antes de
que lo hiciese Aristóteles en Grecia. Algo posterior es el nacimiento de Shun
Jung (nacido en 480 a.C., conocido también como Pao Lo). Es el primer
veterinario "a tiempo completo" del que se tiene constancia
documental en China y se le considera el padre de la Veterinaria en ese país.
Aproximadamente durante la misma época en la que vivió Shun Jung fue escrito el
libro Zuo Zhuan, que explica cómo saber la edad de los caballos y cómo
distinguir uno de otro por el estudio de su dentadura. A finales del siglo V
a.C.,, durante el período correspondiente a la dinastía Chou oriental, se
reorganizaron los departamentos oficiales relacionados con la salud animal
creándose el Servicio de Médicos para Animales (Shou-i, o veterinarios) y de
Médicos para Caballos (Shu-ma, socialmente más importantes. Durante esta época
se evaluaba a los profesionales dedicados a la veterinaria, llevando la cuenta
de los pacientes muertos; si aumentaba este número, bajaba su puntuación.
Al igual que en el mundo
oriental, en el mundo occidental el caballo fue durante muchos siglos el centro
de los estudios “veterinarios”, pero a diferencia de lo que ocurría en oriente,
en occidente éstos fueron más influenciados por la superchería y la religión.
De la cultura griega se heredan muchos escritos relacionados con la anatomía,
fisiología, patología y medicina de los animales domésticos en general y hacia
el final del imperio griego se comienza dar más atención a la medicina de los
caballos, hipiatría. No obstante ello, entre los griegos a las personas que se
dedicaban a la curación del ganado bovino se les llamó buiatras del cual deriva
la palabra Buiatría. En la época romana, el mayor desarrollo de la medicina de
los animales se relaciona con la veterinaria militar es decir aquella asociada
a la caballería, cuestión que se incrementa durante la civilización bizantina,
continúa con los árabes y se mantiene en
Europas hasta el siglo XVIII e incluso XIX donde se vincula preferentemente al
arte de la equitación como actividad predilecta y etilista de la nobleza
especialmente francesa. Durante la época bizantina se publica en griego una
recopilación de diversas obras griegas con el nombre de Codice Hippiatricum. A
pesar que permanecieron desconocidos por occidente, hubo una prolífica
producción de textos de producción y salud equina en China entre los años 1.00
y 1.900 d.C.
Origen del término Veterinaria y otros afines
La voz veterinaria tiene
origen latino en la palabra veterinarius que se refiere a un cargo militar
otorgado al practicante de la ars veterinaria , o profesión de sanar
animales, citado por primera vez en el tratado De Re Rustica del gaditano
(actual Cadiz) Lucius Junius Moderatus llamado Columela (40 d.C.). A su vez
veterinaria deriva de la voz veterinus (animal de carga o tiro), la que a su
vez tiene su étimo en vetus (viejo) refiriéndose a animales viejos,
especialmente équidos, que ya no sirven para la monta o la guerra. Sin embargo,
luego del imperio romano, los términos veterinario y veterinaria para referirse
a su actividad se pierden en el tiempo y sólo reaparecen con fuerza a mediados
del siglo XVIII en Francia. Otro término latino equivalente y restringido sólo
a los équidos, que se refiere a los que practican el arte de curarlos y cuyo
uso no prosperó fue el de mulomedicus acuñado por Flavio Vegecio Renato en su
obra Digesta Artis Multomedicinae (c.400 d.C.). Recordemos que dicho arte era
conocido en Grecia como hipiatría e hipiatros a quienes lo cultivaban. Antes de
que el término veterinario fuera adoptado universalmente, existieron otros
términos con distintas etimologías usados en distintas culturas. Es así como
entró a formar parte de las lenguas habladas en la península ibérica el término
“albéitar p albéitar” proveniente del árabe “al-baitar” para referirse al
veterinario-herrador de equinos y “baitara” para la actividad. Conviene
recordar que entre los siglos VI y XII los sabios árabes fueron los principales
traductores de los escritos griegos y del griego hipiatría adaptaron el término
albéitar al transformarse en pyatra en lengua sríaca. La lengua árabe, que no
tiene p, adaptó las consonantes como “bytr” y lo vocalizó como “baytar”. Del andalusí con el artículo incorporado
“al-baytar” nació la voz española “albéitar”. Pero también en España, a raíz de
influencias alemanas y francesas, se usó para el mismo efecto el término “mariscal”
o su derivación “menescal”. Mariscal proviene del alemán antiguo “marhskalk”
)marh = caballo; skalk = sirviente) y se extiende como “marshal” en anglosajón.
En la Edad Media, la voz se latinizó como “marescallus” o marescalcus” y
aparece en el occitano antiguo (lengua hablada principalmente en Aquitania al
suroeste de Francia y también dispersa en otros pueblos pirineicos como
“marescal”. En Francia se llamaba “maréchal-ferrant” al herrador y
“maréchal-tratan” al sanador de equinos. En la corona de Castilla, el término
mariscal no se asimiló a médico de caballos hasta la época de Felipe V (1.700
d.C.), cuando a los albéitares del Arma de Caballería se les empezó a llamar
“albeitáres-mariscales” o simplemente “mariscales”. Cómo habrá sido la
importancia del caballo que su cuidado, durante la época feudal, se han
originado nombres y apellidos ocupacionales en toda Europa, a saber:
Nombres: Marshall, Marschall; Maskell;
Mascall; Maskell; Maskill; (derivados de
las formas Anglo-Normando-Francesas), apellidos: Marsal (Checo), Marszal
(Polaco), De Maerschlack, Maarschalk, Maryssal (Holandés-Flamenco), Machaut,
Marchal, Marchaud, Marchaut, Marchaux, Marèchal, Marèchau, Marchaux, Marchal, Marèschal,
Marecal, Marècal, Marescot, Marical, Marichal, Marichell, Maricot, Manescal,
Manescau, Manesceau,, Menescal (Francés), Marschal, Marschalk, Marschall,
Marschlich (Alemán), Manescalchi, Marescalchi, Marescalco, Maricalchi,
Mariscalco (Italiano de Venecia, Mascalchi (Italiano de Toscana). El uso
universal del término Medicina Veterinaria como base del marco conceptual que
conocemos actualmente sólo se desarrolla a partir del siglo XVIII desde Francia
durante la llamada Era de la Razón. Con el tiempo el título mariscal se
referiría a quien estaba a cargo de la caballería del ejército o de la nobleza.
Desarrollo de la Medicina Veterinaria moderna
Hasta aquí he usado los
términos medicina de los animales o medicina veterinaria porque resultan
familiares al lector aunque debo advertir que claramente ni estos ni otros que
hemos usado (hipiatría, buiatría, etc.) tenían el mismo significado que le
damos actualmente. En el hecho, el desarrollo de la medicina veterinaria como
marco conceptual de estudio y actividad tal como la conocemos hoy ha ido de la
mano del desarrollo de la ciencia. Así como ocurrió también con la medicina
humana, la estrecha asociación de las artes de curar a los animales con las
creencias religiosas, la magia, la superchería, el secretismo, la astrología,
la filosofía y el acierto y error como método fundamental, se mantuvo hasta muy
avanzado el siglo XVIII. A pesar de ello, fue especialmente en la medicina de
equinos donde se consolidó un conocimiento empírico más o menos abundante y
ordenado, no exento de múltiples errores que se perpetuarían hasta muy entrado
el Renacimiento.
Aunque existen esbozos
anteriores, es durante la Edad Media (400 a 1.400 d.C.) cuando ocurre el gran
desarrollo del arte de herrar las cabalgaduras para lo cual no se requería un
alto grado de conocimientos por parte del practicante de herrajes. Esto
coincide con el período oscuro de la humanidad en el que decayeron las ciencias
y las artes. Del vocablo romano ferrarius
derivó el término que actualmente conocemos como herrador. Debido al
decaimiento de la ciencia en esa época y a la ausencia de organismos especialmente dedicados a formar
profesionales calificados, el herrador también llegó a ser el encargado del tratamiento de las
enfermedades de los caballos. Tal vez esta es la principal razón de por qué la
medicina veterinaria, como fuera concebida por los romanos, fue más restringida
al tratamiento de los caballos y vino a ser sinónimo de la práctica de herrar
caballos. La primera mención de esta situación degradante fue denunciada por el
veterinario romano Vegecio en la ya citada “Digesta Artis Mulomedicinae” de 400
d.C. Como ocurrió con las distintas disciplinas científicas y las artes, muy
poco se escribió sobre la medicina veterinaria durante el siguiente milenio, y
así también fue desapareciendo el uso de los términos veterinario o
veterinaria.
Las traducciones árabes de
los originales griegos realizados entre los siglos VI y XII, que adjudicaban a
sus autores un sentido de infalibilidad, permanecieron ignoradas en occidente
durante la Edad Media. La vida intelectual
se limitaba al círculo de los clérigos en el mundo cerrado de los
monasterios y así permaneció al menos hasta que, en algunas disciplinas como la
medicina humana, este enclaustramiento pudo romperse con el advenimiento de las
primeras universidades, Boloña, Papua, etc. (1.100 a 1.300 d.C.). Entonces, los
estudios relativos a la medicina retoman su curso, pero los doctos profesores
no se preocupan para nada de loa animales, salvo para su disección anatómica a
falta de algo mejor, mientras esperan ser autorizados a practicar tales
estudios sobre el cadáver humano. Sólo algunos escuderos, encargados de
ocuparse del mantenimiento de la caballería de los grandes señores se interesan
por las enfermedades de los caballos. Uno de ellos merece ser citado, en razón
de la influencia de su obra hasta el siglo XVII. Se trata de Giordano Ruffo,
gran escudero del emperador de Alemania Federico II, cuyo “Liber de medicina
equorum”, escrito en latín hacia el 1250 fue traducido al francés, italiano,
alemán y hebreo. La traducción en francés occitano se titula “Libre de la
marecalcia de cavals” lo que refleja la estrecha asociación entre los términos “mariscal,
albeitería y medicina animal”.
(...EN TRANSCRIPCIÓN...)
(...EN TRANSCRIPCIÓN...)
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