La crisis afecta a los programas de control de IBR en España
06/05/2013@15:31:57 GMT+1
Animal con signos clínicos de enfermedad respiratoria. |
La vacunación es una herramienta muy importante en los programas de control frente a la enfermedad, ya que reduce los signos clínicos y la diseminación del virus.
Mónica Espada [1,2], Juanjo Labajos [1], Luis Figueras [1,2], Marta Ruiz de Arcaute [1,2] y Miren E. Ortega [1]1. Gabinete Técnico Veterinario, S.L.
2. Departamento de Patología Animal. Facultad de Veterinaria de Zaragoza.
Imágenes cedidas por los autores
2. Departamento de Patología Animal. Facultad de Veterinaria de Zaragoza.
Imágenes cedidas por los autores
La rinotraqueitis infecciosa bovina (IBR) es una enfermedad infectocontagiosa producida por Herpesvirus tipo 1 (HBV-1). La sintomatología clínica es diversa en función del órgano que se ve afectado. Puede producir:
- Procesos respiratorios (los más importantes), principalmente en animales jóvenes. El cuadro comienza con fiebre alta y tos, alcanzando una alta morbilidad en los lotes infectados. En algunos animales puede complicarse con infecciones secundarias produciendo una enfermedad respiratoria con signos clínicos de respiración abdominal, dificultad en la respiración y anorexia. La mortalidad no suele ser muy alta en aquellos casos en los que se aplican medidas terapeuticas tempranas.
- Procesos reproductivos. Pueden producir vulvovaginitis pustular infecciosa (IPV) y balanopostitis pustular infecciosa (IPB). En algunos casos se ha relacionado con procesos de reabsorción embrionaria en fase temprana.
La gravedad del signo clínico varía dependiendo de la cepa del virus, de la vía de infección, del estado sanitario del hospedador y de los factores ambientales. La gravedad del cuadro es muy variable en función de si se trata de una enfermedad epidémica o endémica en la granja, de si va ligada a la entrada de animales o de si se aplican medidas profilácticas en la explotación. Sin embargo, el IBR suele aparecer como un cuadro de tipo leve que cursa a modo de brotes con signos de conjuntivitis bilateral, lagrimeo y descarga nasal. En gran parte de los animales afectados la sintomatología es subclínica con presencia intermitente de casos clínicos. Si se evitan infecciones secundarias, las consecuencias no son muy graves. La importancia real de esta enfermedad se plantea como un aspecto comercial más que sanitario, porque son muchos los países que han establecido programas de control (algunos de ellos han erradicado la enfermedad), por lo que existe una directiva europea que regula los movimientos de animales intracomunitarios intentando preservar al máximo el estatus sanitario de las zonas indemnes.
Es una enfermedad cuyas pérdidas económicas son muy difíciles de cuantificar porque tanto en el caso del cuadro respiratorio como en el reproductivo pueden existir etiologías muy diversas, lo que dificulta el diagnóstico, exceptuando cuando va ligado a una entrada de animales. En las explotaciones ganaderas en las que se presenta de forma endémica, se debe a la presencia de animales que permanecen infectados de forma latente de modo que actúan como portadores y diseminadores en aquellos momentos en los que la infección se reactiva.
No obstante, en la mayor parte de las explotaciones se contempla como una enfermedad en control para lo cual se implantaron medidas principalmente de tipo profiláctico. En algunas comunidades autónomas de España hubo implicación por parte de la administración planteando el plan de control de IBR dentro de las gestiones realizadas por las asociaciones de defensa sanitaria ganadera (ADSG).
Situación del IBR en Europa
Los programas de control en Europa comenzaron en los años 70, y son muchos los países en los que actualmente el IBR está erradicado o se encuentra en programas de erradicación.
Los países en los que la enfermedad se encuentra erradicada son Finlandia, Suecia, Dinamarca, Suiza Austria, Noruega y la provincia de Bolzano en Italia. En estos países el IBR se encuentra en campaña de erradicación por lo que está prohibida la vacunación, procediéndose al sacrificio de aquellos animales positivos. Este tipo de programas únicamente pueden ejecutarse cuando los niveles de prevalencia son bajos.
Los países con programas de control son Alemania, Bélgica, Francia, Holanda, Gran Bretaña, Hungría, Italia, Lituania y Polonia.
En la Unión Europea existe legislación vigente (Decisión 2007/584/CE, por la que se aplica la Directiva 64/432/CEE) que limita los intercambios intracomunitarios de ganado vacuno con destino a aquellos países en los que la enfermedad se considera erradicada, lo que supone una barrera comercial de entrada de ganado vacuno para países como España.
Situación del IBR en España
Esta enfermedad presenta una alta prevalencia en España (aunque no existen datos concretos, se estima que aproximadamente el 58% de los rebaños son positivos) con grandes diferencias entre comunidades. En previsión de las limitaciones comerciales que podían plantearse a España en los movimientos intracomunitarios, varias comunidades autónomas españolas comenzaron a trabajar en la implantación de programas de control. Actualmente no existe un plan de control a nivel nacional.
Algunas provincias, como Cantabria, Castilla y León y País Vasco han desarrollado programas voluntarios de control. Debido a que se trata de una infección vírica, las medidas de control van dirigidas a controlar la diseminación y la transmisión del virus.
Las medidas de control implantadas es España son de tipo profiláctico:
- Muestreo serológico de todas las explotaciones y aleatoriamente de los animales.
- Plan profiláctico vacunal con la obligación de aplicar únicamente vacuna marcadora*.
- Implantación de medidas de bioseguridad en la granja.
- Monitorización de estos programas con muestreos serológicos.
La vacunación es una herramienta muy importante en este proceso, reduciendo los signos clínicos de los animales infectados y la diseminación del virus y aumentando la protección de los animales sanos frente a las nuevas infecciones.
Es importante no olvidar que los programas vacunales son una herramienta más en los programa de control, por lo que siempre deben ir acompañados de la implantación de medidas de buenas prácticas y de bioseguridad.
¿De qué depende el éxito del programa de control?
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El control del IBR es un tema importante en Europa desde el aspecto económico. España todavía presenta una prevalencia media-alta aunque sí se ha observado una importante mejora en aquellas provincias en las que se han iniciado planes de control. Es importante mantener los programas sanitarios en las ganaderías desde un aspecto sanitario como económico.
El éxito de un programa de control de IBR dependerá de la asociación de varios factores clave: vacunación con vacunas marcadoras, pruebas de diagnóstico fiables, medidas de bioseguridad y una buena gestión del programa.
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Evolución de los programas de control
Tras la aparición en el mercado de las vacunas marcadoras, junto con la implantación de programas de control en varias provincias, fueron muchas las ganaderías que comenzaron a vacunar con dicha vacuna (en Aragón se alcanzaron niveles del 90% de empleo de vacuna marcadora). Muchos veterinarios concienciados con el problema y con las trabas comerciales que pueden dañar de forma importante la exportación de España, apostamos fuerte por la implantación de programas vacunales y muestreos serológicos periódicos.
Pero desde el 2012 la situación ha cambiado. Las dificultades económicas que está atravesando España, afectan de forma negativa por dos vertientes:
Los ganaderos que comenzaron a vacunar en el 2007 con vacuna marcadora se están replanteando si la inversión está justificada cuando no se observa la implantación de un programa nacional a corto plazo. Económicamente supone un aumento del gasto por dosis (incremento del coste de vacuna de un 31,25% si se vacuna con marcadora frente a la que no).
Las administraciones plantean recortes en los programas sanitarios de las ADSG. Los programas sanitarios estaban cofinanciados por la administración, por lo que al reducirse esa partida, los gastos se verán repercutidos al ganadero.
Estos factores están teniendo un efecto directo muy negativo en la lucha frente a esta enfermedad, dejándonos a los veterinarios como meros observadores del retroceso en el trabajo desarrollado durante cinco años, al dejarse de vacunar con vacuna marcadora volviendo a la convencional. Es importante resaltar que esto supone una limitación también a largo plazo porque serológicamente un animal vacunado con vacuna no marcadora se considera positivo de por vida.
Los programas de control únicamente se pueden llevar a cabo si la vacunación se realiza con vacunas marcadoras porque en caso contrario los controles serológicos no nos aportan información acerca de la diseminación del virus ni de la recirculación, por lo que se limita la monitorización. La única posibilidad viable en este caso es dejar un lote de control de novillas (o en el mejor de los casos, plantear la vacunación con vacuna marcadora únicamente en la reposición) y observar si existe seroconversión pero en este caso se pone en riesgo a esos animales o se dificulta el trabajo de vacunación por lo que al final se abandona esta opción.
También la implantación de medidas de bioseguridad supone un aumento en el coste para el ganadero por lo que en estos años se han visto limitadas. El control del gasto de producción en un momento en el que el margen de gasto/beneficio está tan ajustado hace que aquellas medidas que no aporten un beneficio inminente sean restringidas.
*En el año 2006 comenzaron a aparecer en el mercado las llamadas vacunas marcadoras, en las que se elimina el gen que codifica la glicoproteína E (gE), lo que permite el diagnóstico del origen de los anticuerpos (de origen virus de campo o vacunal). De esta manera se puede conocer el porcentaje de nuevas infecciones en un rebaño, las nuevas infecciones, la respuesta inmunitaria de la vacuna y la recirculación del virus dentro de un rebaño.
Las pérdidas económicas son muy difíciles de cuantificar porque pueden existir etiologías muy diversas, lo que además dificulta el diagnóstico. |
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