Evolución histórica y situación actual de la lengua azul en España
En los primeros años del siglo XXI la enfermedad sufrió una expansión geográfica y se detectaron diferentes serotipos en toda Europa.
12/03/2015@10:04:32 GMT+1
Culicoides imicola. (Foto: Alan R Walker - CC Licensed) |
Ana Cristina Pérez de Diego [1]*, Pedro José Sánchez-Cordón [2] y José Manuel Sánchez-Vizcaíno [3][1] Consejo de Colegios Profesiones de Veterinarios de Castilla-La Mancha[2] Instituto Pirbright (Reino Unido)[3] Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria (VISAVET) (UCM)*anacristina@sanidadanimal.info
El virus responsable de la lengua azul (LA) pertenece al género Orbivirus. Se han descrito hasta la fecha 26 serotipos distintos entre los que no existe inmunidad cruzada, lo que complica la lucha frente a la enfermedad y hace que sea necesario vacunar contra cada serotipo específico frente al que se quiera proteger a los animales. La transmisión del virus de la LA no se produce por contacto directo entre animales susceptibles, ya que es necesaria la presencia de un vector, en concreto insectos hematófagos del género Culicoides, para que se produzca la transmisión de la enfermedad.
La enfermedad fue descrita por primera vez en Sudáfrica en 1902 y hasta hace poco se creía limitada entre los paralelos 40S y 35N, por lo que su presencia en el norte de la cuenca mediterránea resultaba poco probable. Sin embargo, en los primeros años del siglo XXI la enfermedad sufrió una expansión geográfica y se detectaron diferentes serotipos en toda Europa que llegaron a afectar a países nórdicos como Dinamarca o Suecia. Los esfuerzos para lograr su control mediante vacunación fueron efectivos y se logró su erradicación en la mayoría de los países, especialmente en los nórdicos.
La historia de la lengua azul en España
En julio de 1956 se detectó el serotipo 10 del virus de la LA en Portugal, justo un mes antes de que apareciera en el oeste de España. Como se comprobó posteriormente, esta cepa estuvo relacionada con el serotipo 10 presente en África en aquel momento, algo que se ha repetido a lo largo de la historia en varias ocasiones. Este serotipo provocó sintomatología clínica en ganado ovino y bovino. La morbilidad alcanzó el 3,5 %, mientras que la mortalidad fue del 2,6 %. Las medidas adoptadas consistieron en la vacunación con vacuna viva atenuada, la restricción de movimientos y el sacrificio en algunos casos. Estas medidas desembocaron en un descenso muy significativo del número de animales afectados en tan solo un año, lo que llevó a su erradicación en 1958.
En 2004, más de cuatro décadas después del último caso de lengua azul en la Península, se detectó el serotipo 4, probablemente procedente de Marruecos, en bovinos centinelas en la provincia de Cádiz. La enfermedad se extendió rápidamente a diferentes comunidades autónomas y se decidió instaurar un programa de control basado en la vacunación con vacuna viva atenuada que se empleó hasta la primavera de 2006, momento a partir del cual se dispuso de una vacuna inactivada que permitió la inclusión del ganado bovino en los programas de vacunación obligatoria. La epidemia se controló en 2006 tras la detección del último caso en Ávila. Durante 2007 y 2008 se continuó con el programa de lucha frente al serotipo 4, para lo que se emplearon vacunas inactivadas y se mantuvo el programa de vigilancia en centinelas, así como un programa de vigilancia entomológico, lo que conllevó la erradicación de este serotipo a finales del año 2008.
El serotipo 1 de la lengua azul
En julio de 2007 apareció en España un nuevo serotipo procedente del norte de África, el serotipo 1, que se expandió a Portugal y Francia . Este serotipo se mostró más virulento que el serotipo 4, y provocó una mortalidad del 7 %.
La vacunación obligatoria frente a este serotipo comenzó en 2007, para lo que se emplearon vacunas monovalentes inactivadas en ovinos y bovinos, lo que produjo un descenso del número de casos en los años siguientes, hasta el punto de modificar la política de vacunación y permitir que ésta fuera voluntaria desde el 30 de junio de 2011. En 2011, 2012 y 2013 se detectaron casos esporádicos de circulación del virus, lo que llevaría a establecer en el año 2013 áreas de vacunación obligatoria en Extremadura y Castilla-La Mancha.
El serotipo 8 en España
Cuando todavía permanecíamos vigilantes frente al serotipo 4, y en plena onda epidémica del serotipo 1, en enero de 2008 se introdujo en España el serotipo 8 procedente del norte de Europa. No obstante, resulta interesante comentar que en este caso la expansión fue mucho menor, posiblemente debido a que el principal vector de este serotipo (Culicoides obsoletus) es mucho menos abundante en la Península que Culicoides imicola, vector principal del resto de serotipos detectados en España hasta la fecha. La vacunación obligatoria frente a este serotipo permitió controlar rápidamente su expansión. Así, se detectó el último caso positivo a finales de 2010, lo que permitió declarar España libre de este serotipo dos años después.
Y el serotipo 4 volvió para quedarse
Cuando en 2010 la situación parecía controlada sin apenas presencia del serotipo 8 y con tan sólo 80 focos del serotipo 1, se produjo una nueva incursión del serotipo 4 en España, el cual fue detectado en octubre de ese año en la provincia de Cádiz. Entre 2010 y 2013 las notificaciones de este serotipo fueron las representadas en la figura 6, lo que condujo en el año 2013 a establecer un área de restricción y vacunación obligatoria en una zona de Andalucía.
¿Y ahora qué? ¿Cuál es la situación actual?
En la figura 7 se muestran los focos de lengua azul notificados en otoño de 2014, tanto del serotipo 1 como del serotipo 4. Mientras el serotipo 1 se ha controlado en las zonas de Extremadura y Castilla-La Mancha, donde estaba presente en 2013, este serotipo se ha vuelto a detectar en Andalucía procedente del norte de África, lo que conducirá a establecer una zona de vacunación obligatoria con el fin de evitar su dispersión hacia otras regiones.
Durante el 2014, el serotipo 4 se ha expandido sin control desde la zona de restricción y vacunación establecida en 2013 en el sur de Andalucía, lo que llevará a realizar una vacunación preventiva durante 2015 en un área mucho mayor a la que se estableció en 2013. Además, resulta interesante comentar que en ciertas zonas de la Península, en concreto en el sur de Andalucía, se debería establecer un sistema de vigilancia y de vacunación lo más exhaustivo posible, teniendo en cuenta la continua circulación de este serotipo en el norte de África, la vía tradicional de entrada a España, así como la circulación continuada en el tiempo que ha sucedido en estas zonas.
Lecciones aprendidas y su aplicación en nuestras explotaciones
La lucha que durante años se ha mantenido frente a esta enfermedad ha permitido mejorar e implementar eficaces planes de vigilancia, control y erradicación. En este sentido, la vacunación del ganado ovino y bovino se ha mostrado como la medida más efectiva para su control y erradicación. Además, al tratarse de una enfermedad vectorial, el sacrificio de los animales presentes en las explotaciones afectadas carece de sentido. Así mismo, la historia nos muestra que la circulación del virus en el norte de África supone una fuente de infección para España, por lo que debe mantenerse una vigilancia especial y un estado de alerta respecto a los serotipos que estén presentes en esa zona.
Para que la lucha frente a esta enfermedad sea efectiva, se requiere de la colaboración de todos los agentes implicados, especialmente de los ganaderos y veterinarios. A este respecto cabe destacar que la vacunación debe realizarse de acuerdo a la normativa vigente en cada momento, puesto que ésta se establece con el propósito de controlar y erradicar la enfermedad con el fin de minimizar las pérdidas económicas derivadas de la sintomatología y de las restricciones comerciales. Por otro lado, la aplicación de medidas como el confinamiento de los animales durante las horas de mayor actividad del vector (amanecer y atardecer) o el uso de insecticidas favorecen el control de esta enfermedad. Finalmente, cabe recordar la obligatoriedad de notificar cualquier sospecha de esta enfermedad a la autoridad competente en sanidad animal, a través de los veterinarios oficiales de las oficinas comarcales agrarias, pues una detección precoz facilitará la puesta en marcha de medidas para su control y limitará sus consecuencias.
Bibliografía disponible en www.albeitar.grupoasis.com/bibliografias/lenguazul183.doc
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