¿Necesitamos un protocolo de vigilancia para la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en España?
Ganaderos, veterinarios y trabajadores de mataderos son población en riesgo
Por SINC
Con la primera confirmación en España de dos casos humanos de fiebre por el virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo se abre el debate sobre la necesidad de vigilar la presencia de este tipo de virus y otros relacionados.
Agencia Sinc publicaba el pasado 7 de septiembre una noticia en la que Joaquín Goyache Goñi y Nerea García Benzaquén, ambos investigadores del Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria VISAVET de la Universidad Complutense de Madrid, dibujan un escenario de incertidumbre sobre qué puede ocurrir con la evolución de esta enfermedad en España. A pesar de que actualmente el riesgo de contagio es muy bajo, las condiciones climáticas actuales favorecen la expansión de los vectores del virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo y otros similares.
La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) es una enfermedad ocasionada por un virus (vFHCC) perteneciente al género Nairovirus, de la familia Bunyaviridae. Se trata de una enfermedad zoonósica y el agente causal se encuentra de forma endémica en muchos países de África, Asia, Oriente Medio y el sureste de Europa, aunque datos serológicos sugieren su presencia en ciertas zonas de Hungría, Francia y Portugal.
El virus fue descrito por primera vez en un brote de enfermedad hemorrágica que tuvo lugar entre 1944 y 1945 en la península de Crimea. Más tarde se comprobó que este era antigénicamente idéntico a uno aislado de la sangre de un paciente en el Congo Belga (actual República Democrática del Congo) en 1956. Este vínculo le otorgó el nombre actual, y pudo ser cultivado en 1968, tras más de dos décadas de intentos fallidos.
¿Se trata de un virus peligroso para la ganadería?
Según los datos existentes en la actualidad, su distribución coincide con la de su principal vector, las garrapatas del géneroHyalomma, aunque también se ha encontrado en, al menos, otras 30 especies de este tipo de parásitos.
Pese a que existen otras vías de transmisión, la picadura por garrapatas infectadas por el virus es la principal. Se cree que su dispersión es la que traslada el virus hacia zonas nuevas, en las que previamente no se había descrito el proceso.
El virus se mantiene en la naturaleza en un ciclo que incluye a garrapatas y vertebrados, aunque también se puede transmitir de forma transovárica (infecta el ovario y el óvulo de la garrapata), transestadial (el virus pasa de una fase evolutiva a otra del vector: huevo, larva, ninfa y adulto) y venérea (transmisión en la cópula) dentro de las poblaciones de garrapatas infectadas.
Estas infestan una gran variedad de especies de animales domésticos, entre los que destacan el ganado vacuno y los pequeños rumiantes, principalmente si son criados en sistema extensivo, y silvestres, como ciervos, liebres o erizos.
La mayoría de las especies de aves son seronegativas –salvo algunas descripciones anecdóticas en una urraca y en otras especies tras infecciones experimentales–, por lo que se cree que son resistentes a la infección, aunque los avestruces sí parecen ser susceptibles al virus.
En el ganado, la viremia es corta y de baja intensidad y no muestran signos clínicos –se ha descrito fiebre moderada de corta duración en animales inoculados experimentalmente–. Por lo tanto, las infecciones de animales de abasto no tienen efectos sobre la producción, por lo que, por el momento, no es una enfermedad de relevancia en sanidad animal.
Quienes trabajan con rumiantes tiene más riesgo de contraer la fiebre de Crimea-Congo
En seres humanos, la patología es un suceso relativamente raro que suele afectar a personas que viven o trabajan con ciertas especies ganaderas, como vacas, cabras y ovejas. También, en quienes frecuentan hábitats con garrapatas infectadas de forma temporal –como senderistas, veterinarios, cazadores y profesionales forestales– o continuada, incluyendo a quienes trabajan en mataderos y explotaciones ganaderas, que pueden entrar en contacto con fluidos de animales infectados.
La transmisión persona-persona es posible, principalmente, en profesionales de la salud que atienden a enfermos y entran en contacto con sangre o fluidos corporales que contengan el virus. Otras profesiones de especial riesgo son los trabajadores en laboratorios de análisis clínicos y de investigación en el virus, por lo que se precisa, para el manejo del virus o de muestras sospechosas de contenerlo procedimientos de nivel 4 de bioseguridad. Su seroprevalencia en individuos con historial de picadura de garrapatas puede llegar hasta un 20% en zonas endémicas.
Las manifestaciones clínicas tras la infección en seres humanos comienzan con síntomas febriles inespecíficos, similares a los de un proceso gripal, que pueden evolucionar hacia un síndrome hemorrágico grave con una tasa de mortalidad variable que puede ser muy elevada –hasta un 40% o más–, dependiendo de la región y de la vía de transmisión.
El virus está en España desde 2010
España posee las características geográficas, ecológicas, climáticas y sociales para la circulación de muchos arbovirus, como el de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo. Este ya se detectó en nuestro país en noviembre de 2010 en garrapatas de la especie Hyalomma lusitanicum en Extremadura, obtenidas de un ciervo común (en la península ibérica las especies más abundantes son H. marginatum y H. lusitanicum), en la que sería la primera demostración de la circulación del virus en el suroeste de Europa.
La secuencia del virus detectado mostró una similitud genética del 98% con las secuencias de virus de Mauritania y Senegal, lo que sugiere la introducción del virus desde África. Lo más probable es que llegase a España a través de aves migratorias, que suelen ser hospedadoras de formas inmaduras de H. marginatum.
Distribución de la garrapata H. marginatum en la cuenca mediterránea y distribución esperada con el clima histórico en 2011. (Extraído de: Informe de situación y evaluación del riesgo de transmisión de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) en España, octubre 2011) |
¿Hay que poner en marcha un protocolo de vigilancia?
Pese a que España parece ser actualmente un país de riesgo bajo para la entrada de la enfermedad, el hecho de que se hayan diagnosticado los dos primeros casos humanos de enfermedad hemorrágica de Crimea-Congo en territorio español a finales de agosto de 2016 nos sitúa en un escenario de incertidumbre.
Aunque se considera que la probabilidad de infección en seres humanos es baja y el impacto de morbi-mortalidad sería muy pequeño, los factores que pueden influir en la circulación del virus en nuestro país están variando rápidamente. Elaumento de las temperaturas medias anuales hace que las garrapatas, posibles vectores del virus, encuentren condiciones favorables durante más tiempo en el año y ocupen zonas más al norte y a más altitud.
Además, existen otros parámetros no exclusivamente climáticos o ecológicos, como cambios en el uso del terreno, por ejemplo, que pueden tener un impacto en las poblaciones de garrapatas y en sus huéspedes.
Sería necesario abordar de forma integral y multidisciplinar la vigilancia de la circulación del virus hemorrágico de Crimea-Congo España. Lo más urgente sería la obtención de datos sobre la extensión de la presencia del virus en nuestro territorio para establecer un protocolo adecuado para la vigilancia y manejo de la enfermedad en seres humanos, reforzando la coordinación a nivel local, autonómico y nacional.
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