jueves, 4 de noviembre de 2010

MARCO PERRETTA... yo lo conocí...

Marco Aurelio Perretta Paiva vivió la ciencia con generosidad


De buen semblante y con su habitual alegría, Marco Perretta partió a operarse, pero no volvió. A sus 78 años, sus clases de bioquímica seguían siendo su preocupación esencial. Las preparaba lo mejor que podía para alentar a los jóvenes, quienes siempre recibieron su tiempo, respeto y calidad de las exposiciones.

Fue esencialmente un docente. En su funeral, ellos dejaron este testimonio. El doctor Perretta, antofagastino, cumplía 50 años de vida académica en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Diego Portales. Leal, siempre al lado de su "compañero de aventuras" Fernando Mönckeberg, el decano.

¡Tantas historias compartidas! Ambos dejaron de atender a niños desnutridos en las poblaciones para resolver de verdad el asunto. Fundaron el INTA de la Universidad de Chile y crearon un suero que hasta hoy emplea la Unicef para salvar a miles de lactantes desnutridos.

Casado con María Pieber, también científica y padre de dos hijos, partió al INTA con todos sus alumnos, los mismos que hoy lucen por sus trabajos pioneros en ciencia. Este científico se encargó que fuera así, uno a uno los recibió cuando regresaron convertidos en doctores desde el extranjero. Les dio libertad absoluta para hacer sus investigaciones, el laboratorio y los instrumentos estaban a su disposición. "Esta generosidad, siempre latente, se ha perdido en la ciencia de chilena", expresa Eugenio Spencer, en representación de ese grupo selecto y privilegiado por él.

No había nada más fascinante para este investigador que esperar los resultados de sus experimentos. Perseguía las hormonas, averiguaba su vinculación con la expresión de los genes, que, si bien tienen las órdenes para fabricar las proteínas, no se mandan solos una vez que cruzan el núcleo. Buscó el mismo nexo con los glóbulos, en cuyo camino aisló la eritropoyetina, hormona que regula su formación. Buen investigador, buen profesor y, como dicen sus alumnos del pasado, "nos impactó por su modestia con generosidad marcada".

Yo lo conocí. Era profesor de bioquímica en veterinaria de la Chile en 1970. Sobresalía por su sapiencia y calidad. Buen investigador y buen académico. Cuando volví de USA seguía enseñando. Nos topamos una vez en una tesis de post-grado sobre leucosis bovina. Yo hablaba y hablaba sobre la polimerasa inversa hasta que me espetó se llama transcriptasa reversa, no lo olvidé!

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