lunes, 14 de mayo de 2012

ECOSISTEMAS MARINOS

Ecosistemas Marinos Toda la tierra que hay sobre los océanos podría caber holgadamente debajo de él; el planeta quedaría totalmente cubierto de agua. El Everest ubicado en la fosa de las Marianas estaría a dos mil metros debajo de la superficie marina. Debajo de los océanos también hay volcanes; el volcán Mauna Kea en una de las islas Hawaianas, mide desde su base más de 10000 metros, siendo entonces la montaña más alta del mundo. Los mares se formaron junto con el enfriamiento del planeta, cuando el vapor se condensó sobre su superficie; al agua superficial le fue añadida agua que manaba del interior del planeta. En un principio contenía muchas sustancias disueltas: cloro, bromo, yodo, boro y nitrógeno; con el tiempo y el desgaste de las rocas, más sustancias se diluyeron, volviendo los océanos cada vez más salados. Se sabe que la vida se originó en el planeta hace unos 3500 millones de años por la datación de los fósiles que se han encontrado; todavía viven algunos ejemplares muy antiguos; todos ellos son organismos unicelulares, y representan el primer eslabón de la vida planetaria pues transforman la materia mineral en orgánica. Se los denomina fitoplancton, que en griego significa plantas errantes, tienen multitud de formas (púas, lanzas, enrejados) y suelen estar recubiertas o encerradas en diminutas conchas. PlanctonJunto a ellas vive el zooplancton, algunos de entre ellos unicelulares pero que no contienen clorofila: comen materia vegetal, y forman parte del reino animal; el zooplancton también incluye a animales más grandes: gusanillos fosforescentes, medusas, cangrejos nadadores e infinidad de pequeños camarones, denominado zooplancton permanente, y las larvas de cangrejo, de estrellas de mar, de gusanos y moluscos, denominados zooplancton temporal. Cada integrante de la masa flotante devora algas o animalillos. Juntos forman el plancton, un “caldo viviente” errante que es alimento de muchísimos animales mayores. Algunos de ellos sencillamente lo devoran desde el fondo de las aguas no muy profundas, por medio de tentáculos: como las anémonas, de brazos plumosos, o como los percebes; o por medio de filtros en su cuerpo: como las tridacnas y ascidias; pero en el océano profundo los animales que ingieren zooplancton están obligados a ser activos nadadores, sin por ello tener que avanzar rápido; el caldo es tan nutritivo que los planctófagos alcanzan tamaños enormes, como el de la manta o el tiburón peregrino, 6 y 12 m respectivamente; ambos usan un filtro de peines para retener el plancton y hacer correr el agua. El tiburón peregrino es muy lento, no avanza a más de 5 km. hora, habita aguas frías aunque tiene su equivalente en las aguas cálidas, todavía más grande, llamado tiburón ballena: 18 m de longitud y 40 ton de peso, es el pez más grande que existe; viaja en pequeños grupos, es inofensivo y si se siente molesto huye hacia la profundidad; está siempre acompañado por un escuadrón de pequeños peces que picotean entre sus dientes o comen de sus excrementos. Los tres peces citados son primitivos, pues tienen un esqueleto cartilaginoso y no óseo. Más o menos en la misma época surgieron los peces óseos, que adquirieron con la novedad algunas ventajas: una vejiga natatoria que les permite alcanzar mayores profundidades y el desarrollo de fuertes aletas pares (pectorales y abdominales) que les permiten maniobrar con mucha mejor destreza. Entre ellos, muchos fueron y son planctófagos, sin llegar nunca a alcanzar los tamaños gigantescos de los primeros pero formando cardúmenes comedores de plancton cuya masa total supera al tiburón ballena y que se mueven como si fuera un sólo individuo (cosmos): anchoas y arenques, los primeros prefiriendo el fitoplancton y los segundos el zooplancton; son cardúmenes que pueden ocupar varios kilómetros de ancho. CardumenOtros peces óseos se volvieron cazadores, como los tiburones; existen más de 20.000 especies de peces óseos. Mucho tiempo después, algunos animales terrestres volvieron al mar, sobretodo reptiles, como las tortugas, y también aves, como los pingüinos. También algunos mamíferos optaron por vivir en el mar, son los antecesores de los cetáceos, de los cuales actualmente sobreviven dos tipos: los dentados como el cachalote y los delfines, y los barbados, como las ballenas, que compiten junto a los tiburones peregrinos por el zooplancton más rico, el compuesto de krill (elemento más grande del zooplancton). Otro grupo de mamíferos, con probabilidad emparentados con osos o nutrias, también se cambió al mar: focas, leones marinos y morsas, aunque menos adaptadas al mar, pues conservan aún sus patas posteriores, no paren ni se aparean en el mar y conservan todavía casi el mismo cráneo que sus antecesores. Se supone que viven todavía un período de adaptación que quizás en millones de años los haga completamente marinos; el oso polar está todavía más atrás en su proceso de adaptación, es capaz de cerrar sus fosas nasales, de mantener los ojos abiertos debajo del agua y de permanecer sumergido unos dos minutos, pero el resto es muy parecido al de su pariente terrestre el oso grizzly. Todas las grandes familias terrestres tienen sus representantes en el mar. Los océanos tienen también variedad de ambientes distintos, que según el autor muestran asombrosos paralelismos con los terrestres. Los arrecifes de coral son comparados con las selvas, pues hay una muy abundante variedad de especies y al igual que en la selva, se debe a las condiciones óptimas por una parte (abundante oxígeno por el golpear de las olas en el arrecife, abundante luz por su proximidad a la superficie y temperatura cálida y constante: requieren que no baje de 16°C) y a la durabilidad de estas condiciones, pues se ha establecido que muchos arrecifes son aún más antiguos que las propias selvas (más de 200 millones de años). CoralLos corales parecen árboles ramificados en el fondo marino, pero en realidad son estructuras calizas (carbonato de calcio) que se van superponiendo unas a otras durante su crecimiento; cada una de las pequeñas ramitas externas contiene un pólipo que él mismo la ha creado, animalillo tentaculado y comedor de zooplancton, capaz de retraerse cuando hay algún peligro, y que muere cuando otro pólipo se le superpone, dejando hueca la rama (como un tronco de árbol); internamente viven algas, en directa simbiosis con los pólipos, pues éstos últimos le proporcionan fosfatos y nitratos como desecho mientras que las algas liberan a su vez oxígeno; las mismas algas también utilizan las partes muertas del coral: así, tres cuartas partes del coral es en realidad materia vegetal, de allí también, sus vivos colores. Los corales proporcionan mucho alimento y guarida a multitud de animales; el pez loro por ejemplo, es capaz de mordisquear los corales para ingerir las algas o los pólipos; el Oligoplites rodea con su boca el coral y absorbe el pólipo; la estrella de mar segrega un líquido digestivo en el interior y se come a los pólipos en forma de sopa. Los arrecifes de coral son una excelente protección para muchos animales, que o bien se incrustan en las piedras coralinas, o bien se mueven entre sus ramas, donde animales mayores no pueden penetrar. Percebes, almejas, lirios de mar, estrellas, gusanos, moluscos, morenas, bancos de peces pomacéntridos, esponjas, gorgonias, anémonas, pepinos de mar y ascidias son sólo unos pocos de los muchos animales que viven en los arrecifes; en los corales de la Australia oriental viven más de 3000 especies animales. Coral y variedad de pecesTal variedad y tal hacinamiento puede representar problemas, sobretodo de reconocimiento mutuo: por eso se afirma que es precisamente el hacinamiento el culpable de la riquísima variedad de formas y colores que encontramos en los arrecifes coralinos; también ocasiona problemas de espacio y protección: cada concha vacía, cada lugar recubierto es muy pronto aprovechado por toda una variedad de animales, entre ellos el cangrejo ermitaño, que ocupa las conchas de moluscos gasterópodos. Las aguas superficiales son comparadas a las sabanas y las praderas; el fitoplancton tiene períodos anuales de fuerte crecimiento, que no sólo dependen de la luz sino del alimento disponible: “fosfatos, nitratos y otros provenientes de excrementos y cadáveres”, que no permanecen flotantes sino que irremediablemente llegan al fondo, lejos del alcance de las diminutas algas; son las grandes tormentas estacionales las que arremolinan el limo hasta hacerlo ascender; entonces el fitoplancton crece tanto y tan rápido que en pocos meses los nutrientes se han agotado. Pez velaAl mismo tiempo se multiplican los grandes cardúmenes de anchoas, arenques, sardinas y peces voladores, al igual que sus primeros depredarores, como las caballas (no más grandes que sus presas), y los siguientes, como la barracuda (2 m.) que no sólo come de cardúmenes sino también de predadores de cardúmenes; los cazadores mayores son delfines, tiburones, peces espada y atunes, peces pelágicos que son quienes más se acercan a la perfección natatoria; todas estas especies deben ser más veloces y hábiles para nadar que sus presas, por eso todas ellas tienen formas hidrodinámicas, en punta, con curvaturas óptimas, con escamas capaces de formar remolinos...el pez más veloz, el pez vela, supera en velocidad al guepardo: 110 km/h. en distancias cortas. Todos los peces cazadores, al ir más rápido, requieren grandes cantidades de oxígeno; por eso la mayoría avanza con la boca permanentemente abierta y avanza siempre. Los movimientos rápidos necesitan sangre caliente, por lo que estos peces, a diferencia del resto, mantienen siempre su sangre a mayor temperatura que la del agua, pudiendo alcanzar los 12° C sobre ésta. El pez espada caza en solitario, lanzándose contra sus presas y atontándolas o acuchillándolas con su punta; los atunes cazan en grupos, reúnen cardúmenes y los aislan, luego se lanzan voraces a alimentarse. El mar también tiene, aparentemente, desiertos; todo el mar que rodea las costas continentales contiene en sus costas mucha arena; en principio esto dificulta la presencia de alimento disuelto en el agua porque la arena se encarga de atraparlo y esconderlo entre sus granos, de modo que ni siquiera la agitación de las tormentas o de las olas sean capaces de liberarlo. Y a pesar de que en el agua no se ven muchos animales cuando hay arena, sólo algunos Heterenchelys erguidos y con su cola enterrada en la arena, o algunos gusanos Sabellaria que construyen tubos en la arena, lo cierto es que hay varios animales que viven o se esconden debajo de la arena: peces planos como las sollas, lenguados, rayas, halibuts, a más de invertebrados como moluscos, gusanos y erizos de mar. Las profundidades oceánicas esconden muchas sorpresas; desde que hay máquinas capaces de explorarlas se han descubierto más de dos mil especies distintas. Las condiciones allí son muy difíciles para cualquier animal o vegetal no acostumbrado: presiones altísimas (una atmósfera cada diez metros), ausencia total de luz por debajo los 600 m de profundidad, muy poco alimento y muy baja densidad animal. Los cuerpos muertos que van cayendo se desintegran, y mientras más abajo más lentamente caen y también más descompuestos (por la presión). Más de la mitad de las especies abisales tienen luz propia, producto de la actividad de bacterias que albergan en alguna zona de su cuerpo, frecuentemente debajo de sus ojos o en la barriga: son capaces de apagar sus luces disminuyendo el flujo sanguíneo hacia las bacterias o cubriéndolas con alguna sustancia opaca; la luz parece tener dos objetivos: el reconocimiento mutuo para juntarse en cardúmenes o encontrar pareja, también para camuflarse: a profundidades intermedias un lomo iluminado los camufla al mimetizarse con la luz solar de arriba, o para atraer a las presas, como hacen algunas especies de pejesapos, función bastante importante en las profundidades debido a la escasa densidad de animales. PejesapoEsto último también justifica a los peces de vientres enormes: son capaces de devorar presas mayores en tamaño que ellos mismos. De igual manera, se comprende la sorprendente relación sexual del pejesapo abisal (es transparente): el macho, normalmente un poco más pequeño que la hembra, se lanza al encuentro de la hembra y se une a ella con sus mandíbulas en un punto próximo a su abertura genital; desde ese momento el macho degenera y se empequeñece lentamente, su corazón se atrofia y su sistema sanguíneo se une al de la hembra, y permanece toda su vida junto a ella, que puede tener algún otro macho adosado muy cerca del primero, pero reducidos en la práctica a un saco de espermas capaz de fertilizar a la hembra: el encuentro es aprovechado al máximo. En las profundidades casi no hay corrientes, por lo que los peces necesitan “pocos músculos para nadar y mantener su posición”: esto los hace parecer frágiles y hace comprender sus aletas prolongadas que usan para desplazarse. Las presiones abisales son tan fuertes que no sólo la materia orgánica se desintegra en fosfatos y nitratos sino también la caliza; en el fondo se encuentran unicamente los materiales orgánicos más resistentes: caparazones de sílice, huesos de oído de ballena, mandíbulas de calamares o dientes de tiburón. Los fosfatos y los nitratos sólo pueden ser utilizados por bacterias o algas, y éstas últimas no pueden desarrollarse por falta de luz. A menos que las grandes tormentas revuelvan el limo, o que algún tipo de corriente profunda lo levante; éste tipo de corriente es rara en los océanos, se conoce una producto del choque de una corriente cálida proveniente del nororiente americano con una fría, la de labrador, proveniente del ártico; ambas provocan nieblas permanentes sobre la superficie. El limo abisal llega, producto de esta corriente, a una zona de alta plataforma y aguas poco profundas que permite la llegada permanente de luz en toda su profundidad, y que produce una de las zonas más ricas del planeta pues el fitoplancton no se agota nunca (siempre abastecido de limo por esta corriente) y los cardúmenes proliferan como en ninguna otra parte: los grandes bancos de Terranova. Dichos cardúmenes están compuestos por capelinos, emparentados con las sardinas; alimentan a bacalaos, alcatraces, gaviotas, alcas, focas y ballenas yubartas. Por desgracia los humanos parecen estar agotando los bancos de Terranova, por lo menos si se observan las grandes procesadoras de pescado vacías de las costas cercanas a la zona en cuestión.

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