lunes, 4 de julio de 2011

LA VACUNACIÓN DE LECHONES EN INFECCIONES DIGESTIVAS. Pedro Rubio N.

La vacunación de lechones frente a infecciones digestivas

Los lechones padecen diversas infecciones digestivas, entre las que se encuentran las colibacilosis, las clostridiosis, las gastroenteritis víricas, la salmonelosis, la disentería y la enteropatía proliferativa. Las posibilidades de vacunación frente a cada una son muy variadas.
Pedro Rubio Nistal
Departamento de Sanidad Animal
Universidad de León


Uno de los problemas principales que presentan las infecciones digestivas es la escasez de vacunas. Para conseguir una buena inmunización frente a ellas es necesario que el producto que administremos a los animales induzca una buena respuesta de IgA secretora, ya que éste es el tipo de anticuerpo que mejor protege las mucosas. Esta respuesta no es tan fácil de conseguir como la respuesta de IgG necesaria para que otros tipos de vacunas sean eficaces. No obstante, en algunas ocasiones, una inmunización normal con una bacteria inactivada es capaz de proporcionar un grado de protección elevado contra algunas infecciones digestivas independientemente de que la respuesta de IgA secretora sea muy alta. En inmunología aplicada existen aún muchísimas lagunas y no todo es lo que parece.

Infecciones víricas
Las gastroenteritis víricas (gastroenteritis transmisible, diarrea epidémica e infecciones por rotavirus) tienen una problemática muy diferente.

Gastroenteritis trasmisible
La gastroenteritis transmisible es una enfermedad que causa un 100% de mortalidad en lechones menores de dos semanas cuando afecta por primera vez a una granja. En nuestro país no tiene ninguna incidencia, pero en América sigue siendo una enfermedad importante y allí sí disponen de vacunas comerciales.

Diarrea epidémica
La diarrea epidémica de tipo II puede afectar también a los lechones con un cuadro similar al de la gastroenteritis, pero más leve. Periódicamente llegan a nuestro laboratorio muestras de diarrea en cerdos adultos causadas por este agente, si bien la incidencia es muy baja y siempre ha sido clínicamente diarrea epidémica de tipo I, que no afecta a los lechones. En una tesis doctoral realizada en nuestro grupo se comprobó que una cepa atenuada del virus inducía cierto grado de protección en los lechones inoculados. No obstante, no hay vacunas comerciales para esta enfermedad y, al ser actualmente su incidencia baja en Europa, es poco probable que los laboratorios veterinarios las desarrollen.

Infecciones por rotavirus
La infección vírica más leve de los lechones es la causada por rotavirus. Estos virus tienen una prevalencia muy alta y están presentes en todas las granjas. Hay cuatro serogrupos que afectan a los lechones y, según el serogrupo que actúe, pueden causar diarrea en lechones lactantes, incluso hasta dos semanas después del destete. La inmunidad es específica de serogrupo. Normalmente las cerdas de una granja tienen inmunidad contra los rotavirus presentes en la misma granja y protegen a sus lechones a través del calostro y de la leche, por lo que no suele haber problemas generalizados, aunque pueden aparecer en camadas aisladas. Tampoco hay en nuestro país vacunas disponibles, ni parece necesario su uso, salvo en algún caso muy concreto, lo que difícilmente justifica su desarrollo. Cuando hay problemas con cerdas primerizas se puede estimular su inmunidad exponiéndolas a heces de lechones lactantes y recién destetados.


La protección durante las primeras semanas de vida sólo puede conseguirse indirectamente mediante la vacunación de la madre.

Infecciones bacterianas
En cuanto a las infecciones bacterianas, tal y como indicábamos antes, las posibilidades de vacunación también son muy variadas.

Enteritis hemorrágica
En el lechón recién nacido, la enfermedad más grave es la enteritis hemorrágica del lechón lactante causada por Clostridium perfringens tipo C. Este agente afecta a lechones en las primeras horas de vida porque en condiciones adecuadas se multiplica extraordinariamente en el intestino y actúa produciendo una toxina (toxina ß) sensible a la tripsina. El calostro contiene inhibidores de la tripsina, por lo que en los lechones que están tomando calostro la toxina producida no se inactiva y la gran cantidad que se puede llegar a formar en el intestino mata al lechón en horas.

Debido a las características epidemiológicas y patogénicas de la enteritis necrótica, la vacunación del lechón no tiene ninguna eficacia porque no hay tiempo material para que este lechón desarrolle inmunidad. Por tanto es imprescindible la vacunación de las madres. Afortunadamente, las vacunas con toxoides de clostridios son muy buenos inmunógenos y la vacunación de las cerdas resuelve el problema, asociada a medidas de higiene y limpieza de la paridera y de la ubre que limiten la presión de infección sobre el lechón.

Enteritis necrótica
Otra enfermedad por clostridios, que puede afectar tanto a los lechones lactantes como a los destetados, es la enteritis necrótica causada por Clostridium perfringens tipo A. La enteritis necrótica puede observarse en ocasiones en lechones de unos días de vida, hijos de algunas cerdas que no tienen inmunidad suficiente y, otras veces, aparece al final de la lactación o tras el destete cuando la inmunidad materna ha disminuido lo suficiente.

Aunque su patogenia no se conoce con total exactitud, en ella intervienen toxinas, como en todas las clostridiosis. Para su prevención lo usual es también la vacunación de las cerdas.

Colibacilosis
Sin duda, la enfermedad más común de los lechones es la colibacilosis. En las distintas colibacilosis que pueden afectar a los lechones pueden intervenir diversos patotipos de Escherichia coli. El más importante por su prevalencia en las diarreas en lechones lactantes es el
E. coli enterotoxigénico (ETEC). Las cepas de este patotipo tienen como principales factores de virulencia los antígenos fimbriales (que permiten a las cepas que los poseen fijarse a los receptores correspondientes de la pared del intestino) así como las enterotoxinas ST y LT.

Los antígenos fimbriales o adhesinas son buenos inmunógenos y la LT es una toxina de alto peso molecular que induce también fácilmente la formación de anticuerpos específicos. Ambos son componentes importantes de las vacunas y, en el caso de las adhesinas, se han ido incorporando sucesivamente nuevas adhe-sinas a medida que se ha comprobado su participación en los brotes de diarrea en el campo.

En las colibacilosis de los lechones, las posibilidades de vacunación son variables. En caso de que afecte a lechones con pocos días de vida, de nuevo es imprescindible vacunar a las madres, ya que no hay tiempo material para vacunar al lechón y que éste tenga una respuesta inmune suficiente. La vacunación de las cerdas induce una buena inmunidad lactogénica que protege a los lactantes.

En el mercado hay disponibles vacunas contra la colibacilosis de distintos tipos. Algunas son vacunas de subunidades que contienen antígenos fimbriales y enterotoxinas purificados y también hay bacterinas que contienen cepas de los serogrupos de E. coli más comunes junto a antígenos fimbriales y enterotoxinas.

Enteropatía proliferativa
Una posibilidad diferente es la de vacunar a los lechones contra las enfermedades digestivas que afectan al cerdo en etapas posteriores, principalmente la enteropatía proliferativa, la salmonelosis y la disentería.

En los tres casos, hay que tener en cuenta que en la mayoría de las ocasiones estas infecciones son endémicas en las granjas y que, por tanto, las cerdas tienen anticuerpos que pueden interferir con la vacunación. Por ello, normalmente no debe vacunarse antes de las 3-4 semanas de vida cuando se usan vacunas inactivadas.

En la profilaxis de la enteropatía proliferativa, el uso de una vacuna viva atenuada permite vacunar con eficacia a las tres semanas dejando un periodo mínimo de tres días antes y después del día de la vacunación sin tratamiento antibiótico con el fin de no inactivar la vacuna. El hecho de ser una vacuna atenuada permite también inducir una inmunidad suficiente como para proteger al cerdo durante el periodo normal de cebo.

Salmonelosis
En España no existen vacunas comerciales contra la salmonelosis. La vacunación y revacunación de los lechones mediante autovacunas permite controlar el cuadro clínico en las granjas en las que la enfermedad se manifiesta clínicamente. No obstante, en la mayor parte de las granjas, la salmonelosis no produce cuadro clínico y su importancia se debe a que es mucho más probable que se detecten salmonelas en la carne de cerdos infectados que en aquella de los que no están infectados o que tienen la infección con menor prevalencia. En nuestro grupo hemos comprobado que el empleo de autovacunas contribuye a disminuir considerablemente el porcentaje de cerdos infectados y eliminadores que llegan a matadero y, por tanto, es un apoyo a otras medidas de control de la salmonelosis.

Disentería
Tampoco existen vacunas comerciales en España contra esta enfermedad. Es posible, también, conseguir un buen control del cuadro clínico en cebo mediante la vacunación y revacunación de los lechones.

En ambos casos, al tratarse de vacunas inactivadas, es necesario aplicar la primera dosis una vez que la inmunidad materna ha disminuido suficientemente. En condiciones normales, se vacuna y revacuna después del destete, pero también es posible aplicar la primera dosis al final de la lactación.

Hay que recordar que…
1. Existen distintas posibilidades de vacunación de los lechones contra las enfermedades digestivas. La protección durante las primeras semanas de vida sólo puede conseguirse indirectamente mediante la vacunación de la madre. La eficacia de las vacunas es variable, dependiendo en cada caso de la patogenia de la enfermedad y del tipo de vacuna disponible.
2. Las vacunas son una herramienta muy útil en el control de las enfermedades digestivas, ya que, como mínimo, consiguen que aumente considerablemente la dosis infectante para los animales protegidos y que disminuya la presión de infección en el ambiente. No obstante, son sólo una herramienta más en el control de estas enfermedades y deben complementarse con otras medidas adecuadas.

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