Encefalopatía
espongiforme bovina (EEB) o “enfermedad de las vacas locas”.
Los primeros casos de
EEB se detectaron en Inglaterra en abril de 1985, apreciándose descoordinación,
cambio en el carácter y agresividad. Se trata de una enfermedad degenerativa
del sistema nervioso central de los bovinos en que las lesiones patológicas,
causadas por la acumulación de priones en la célula neuronal, se asemejan a las
encontradas en ovejas muertas por scrapie. La vía de transmisión conocida es la
ingestión de alimentos contaminados con el prión, admás se admite que existiría
un riesgo de transmisión de la madre infectada a sus terneros. En el año 2000
los casos alcanzaban a 180.000 vacas afectadas por esta enfermedad. La EEB se
presenta entre los 4 y 5 años de edad, observándose síntomas nerviosos con
aprensión e hiperestesia y descoordinación del paso. Las vacas mueren entre 1 y 6 meses después de presentar la
sintomatología nerviosa.
Actualmente la enfermedad se ha detectado en otros países europeos como Portugal, República de Irlanda, Suiza, Francia, Alemania, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, Italia, Luxeburgo y España. En este último país el primer caso de EEB se confirmó en Castilla, La Mancha; anteriormente se habían detectado nuevos casos en Galicia, Lugo, Menorca, Valencia Navarra, Asturias y Baleares.
En 2010 se detectaron 21 casos en América del Norte, 3 en USA y 18 en Canadá.
Actualmente la enfermedad se ha detectado en otros países europeos como Portugal, República de Irlanda, Suiza, Francia, Alemania, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, Italia, Luxeburgo y España. En este último país el primer caso de EEB se confirmó en Castilla, La Mancha; anteriormente se habían detectado nuevos casos en Galicia, Lugo, Menorca, Valencia Navarra, Asturias y Baleares.
En 2010 se detectaron 21 casos en América del Norte, 3 en USA y 18 en Canadá.
El diagnóstico de la
EEB se realiza solamente en tejido nervioso del encéfalo de animales muertos.
En la actualidad se dispone de tres técnicas de diagnóstico rápido que detectan
el prión patógeno por métodos inmunológicos, uno de ellos es el test
Prionics-Check que tarda 6 horas en entregar resultados. Todos los animales
positivos deben ser confirmados mediante técnicas histológicas e histoquímicas.
Erradicación de la EEB. Las medidas adoptadas para evitar esta enfermedad tienden a impedir la entrada del prión en la cadena de alimentación animal. Para ello se han establecido las siguientes acciones: detección y eliminación de todos los animales afectados o sospechosos de estarlo, eliminación y destrucción de los materiales de riesgo y la prohibición de utilizar harinas animales en la alimentación de rumiantes.
La destrucción de los priones se realiza fundamentalmente por incineración. También pueden ser inactivados mediante un tratamiento térmico a 133º C, a 3 bares de presión y durante un tiempo ininterrumpido de 20 minutos seguido de su eliminación en vertederos controlados.
¿Origen de la enfermedad de las vacas locas? Se postula que el prión scrapie rompió la barrera interespecies pasando desde ovejas a las vacas a través de la cadena alimentaria en los piensos suplementados con proteínas de origen ovino, cuyo proceso de fabricación había sido modificado poco tiempo antes. También se ha postulado que el origen podría ser a través de perros contaminados con proteínas de animales salvajes o en cautividad infectados con el prión.
Materiales especificados de riesgo. El cráneo, incluido encéfalo, ojos, amígdalas, médula espinal de bovinos, ovinos y caprinos de más de 12 meses, y el intestino, del duodeno al recto, de bovinos, además del bazo de ovinos y caprinos de cualquier edad. Cadáveres de bovinos, ovinos y caprinos. Y todos lo bovinos muertos no sacrificados para el consumo humano. Estos materiales de riesgo deben ser eliminados de la cadena de alimentación humana y animal. Con dicho fin son retirados de la canal del animal durante su procesado en el matadero, asegurando su correcta destrucción por tratamiento a temperatura y presión elevada o mediante incineración.
¿Cómo se generó la EEB o enfermedad de las vacas locas? En primer lugar hay que destacar que el origen de la enfermedad se determinó rápidamente estableciéndose que la causa era la alimentación de las vacas con harinas proteinadas obtenidas del reciclaje de desechos de matadero. No tan rápidamente como debió baber sido se prohibió su consumo en animales y humanos en julio de 1988. Cabe señalar que los islandeses, en 1979, habían advertido del peligro de utilizar desechos de carne en la alimentación humana y animal debido a la existencia de una enfermedad ovina llamada scrapie.
Probablemente el prión scrapie se fue reciclando entre los bovinos que habían comido harina de ovinos contaminados. Este reciclaje fue posible por la contaminación interespecies del prión. Sin embargo, la alimentación de bovinos con harinas de desechos de matadero se utilizaba por años en Inglaterra y otros países, y no pasaba nada. Aparentemente la situación que gatilló la diseminación de los priones fue indirectamente la crisis del petróleo al obligar a disminuir la temperatura usada en el tratamiento de las harinas en cuestión, lo que favoreció la persitencia del prión. Si sumamos a esto que en 1976 los ovinos de Inglaterra habían sido masivamente contaminados con el prión scrapie a través del uso de una vacuna contra el “louping-ill”, observaremos que una gran cantidad de animales contaminados entraron en la cadena alimentaria.
Para evitar los efectos de esta verdadera bomba de tiempo se prohibió el uso de las harinas contaminadas. Medida más bien tardía debido a problemas económicos contigentes que analizaremos en base a algunos reportes recientes.
Al plantearse la urgencia de prohibir la utilización de las harinas surgió un problema económico que significaba de hecho paralizar un sistema entero debido a que el reciclaje de estos productos era una verdadera industria que permitía al sistema de matanza sobrevivir en forma independiente, y que además solucionaba el problema que constituían miles de toneladas diarias de desechos. Mientras tanto el consumo de carne bajaba y los stocks se acumulaban peligrosamente a pesar de la publicidad que decía “El buey está sano”. Poco a poco la carne de las vacas sacrificadas como último recurso para evitar la diseminación del mal, empezó a llenar las cámaras frigoríficas de Inglaterra. ¿Qué hacer? ¿Tirarlas al mar? No se pudo hacer. ¿Quemarlas? No se podía por la polución enorme que sobrevendría. ¿Vender las harinas como fertilizantes? Era una salida factible, sólo había que bajarle el perfil al problema sanitario. De hecho Tailandia las compró como fertilizante aunque posteriormente reconoció su uso en la crianza de bovinos al ignorar los peligros que esta acción conllevaba y que las autoridades inglesas habían omitido comunicar. La comercialización de las harinas se centró en Bélgica y de allí se vendió a Tailandia, Brasil, India, Israel, Egipto y Taiwán. La venta de harinas como fertilizantes se prohibió en abril de 1996. La historia negra de las vacas locas no termina aquí. Para comercializar animales se transformaron vacas inglesas en españolas (España era país libre de la enfermedad) con el simple recurso de cambiarle el autocrotal en las oreja.
¿La enfermedad de las vacas locas en el hombre?
En abril de 1996, el periódico Daily Mirror publica la muerte de una docena de jóvenes ingleses que no tenían más de 40 años, debido a una nueva versión de la enfermedad de Creuzfeldt-Jacob.
A las autoridades inglesas les resultó difícil admitir la relación entre las vacas locas y los casos humanos. En septiembre de 1997 la comunidad científica lo demostró, indicando que la enfermedad de las vacas locas se había contagiado al hombre. Más de 50 países prohibieron la importación de bovinos y subproductos de Inglaterra y luego de Europa. Pasaron 10 años, desde el primer caso de las vacas locas hasta que Inglaterra prohibiera el uso de todo despojo animal para la alimentación humana y animal, incluso para la fabricación de fertilizantes y cosméticos. Medio centenar de personas han muerto por la variante del Creuzfeldt-Jacob. La nueva enfermedad está en progreso. ¿Se transformará en epidemia? Todo depende de si el prión encuentre la manera de reciclarse en la especie humana mediante transfusiones o por cualquier otra práctica médica que utilice productos sanguíneos contaminados; además está la posibilidad que se declare una epidemia animal en una población salvaje imposible de controlar. El costo estimado de la enfermedad de las vacas locas en el Reino-Unido ha sido más de un billón de dólares, cuenta pagada en gran parte por la Comunidad Europea Económica.
¿Vacas locas en Chile?
La Corte de Apelaciones Santiago ordenó el 16 de marzo de 2001 que se investigue que pasó con 202 ejemplares bovinos importados a Chile, en 1985, desde Inglaterra y Hong Kong, sospechosos de padecer EEB. Simultáneamente, la misma corte suspendió el sacrificio de 220 vacas lecheras de raza jersey origen danés, con pena de muerte ordenada por el SAG a principios de marzo. La resolución judicial obligaba a los propietarios de los animales a mantener la cuarentena sobre ellos y a no comercializar su carne.
Paralelamente el SAG desmintió versiones de prensa que señalaban que el gobierno de Chile estudiaba la posibilidad de prohibir el ingreso de carne procedente de Brasil que es uno de los mayores exportadores de carne bovina a Chile, después de Argentina. Cabe señalar que en la misma fecha, Canadá vetó el ingreso de carnes brasileñas al igual que México y USA, países pertenecientes al Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Según un estudio de evaluación de riesgos por EEB llevado a cabo por la Comisión Europea, es altamente improbable que el prión esté presente en Argentina, Australia, Chile, Noruega, Nueva Zelanda y Paraguay. Jacques Diouf, director general de la FAO, estima que entre 1986-96 el forraje cárnico y óseo de Europa fue exportado a más de 100 países, mientras que un número similar importaron ganado en pie. Todas estas naciones pueden ser consideradas bajo riesgo de la enfermedad y por lo tanto deben tomar drásticas medidas como es la veda al uso de forraje de derivados cárnicos usados para alimentar al ganado vacuno, lanar y caprino. Diouf reitera que es poco probable que el prión patógeno se encuentre en Chile, Argentina o Paraguay.
Al respecto el SAG se muestra optimista recordando que nunca se ha dado un caso de EEB en Chile y que hace una década que el comité científico de la Unión Europea calificó al país como nivel 1 en seguridad lo que hace altamente improbable que la temida enfermedad se presente.
Vacas locas y gastronomía. En los países europeos afectados por este mal, la gastronomía no es un tema menor. En España se han publicado listas con los productos prohibidos, que incluyen amígdalas, chuletón, espinazo, intestinos, médula espinal, ojos y sesos, además de hamburguesas y salchichas. En Italia la población ha reducido considerablemente el consumo de carnes debido a la desconfianza generada por la posibilidad que la enfermedad se propague al hombre. En Francia se retorna a las verduras y hortalizas, reforzando el consumo de pescados, mariscos y aves. En Bélgica se prohibe el consumo de entrecot.
El tema de las vacas locas en España no está restringido a lo culinario, es así que en las tradicionales corridas de toros, probablemente se termine con el típico gesto taurino de la entrega de oreja y rabo al matador. Incluso se ha llegado a plantear que las cornadas de un animal infectado podrían contagiar a los toreros.
Recomendaciones para evitar la propagación de la EEB:
1. Es necesario que no entren animales que hayan mostrado signos de EET en ninguna cadena alimenticia humana o animal.
2. Todos los países deben establecer un sistema de vigilancia constante y notificación obligatoria de los casos de EEB de acuerdo a las recomendaciones de OIE
3. Los países donde existen casos de EEB en los bovinos no deben permitir que tejidos que contienen probablemente el agente patógeno entren en cualquier cadena alimenticia humana o animal.
4. Todos los países deben prohibir el uso de tejidos de rumiantes en piensos para rumiantes.
La encefalopatía espongiforme bovina ("mal de las vacas locas"), se produce en un momento y en un contexto que permiten resaltar los éxitos y fracasos de la biotecnología. En el marco de la globalización ha quedado de manifiesto la necesidad de establecer límites para la tecnociencia que en materia de logros aparecía como ilimitada. Se ha puesto en la balanza la rentabilidad de la industria cárnica versus la salud pública. El mal de las vacas locas constituye un traspié que no fue previsto, porque no era previsible en la perfectibilidad del sistema, lo que ha dejado al descubierto una fisura que, por ahora, es contextual. El contagio de las vacas a las personas es una campana de alarma, una advertencia que debe ser escuchada.
Situación de la EEB en Chile
Chile no registra la ocurrencia ni de EEB ni de scrapie. SAG (2009) informa de la negatividad de 287 muestras analizadas para scrapie.
Erradicación de la EEB. Las medidas adoptadas para evitar esta enfermedad tienden a impedir la entrada del prión en la cadena de alimentación animal. Para ello se han establecido las siguientes acciones: detección y eliminación de todos los animales afectados o sospechosos de estarlo, eliminación y destrucción de los materiales de riesgo y la prohibición de utilizar harinas animales en la alimentación de rumiantes.
La destrucción de los priones se realiza fundamentalmente por incineración. También pueden ser inactivados mediante un tratamiento térmico a 133º C, a 3 bares de presión y durante un tiempo ininterrumpido de 20 minutos seguido de su eliminación en vertederos controlados.
¿Origen de la enfermedad de las vacas locas? Se postula que el prión scrapie rompió la barrera interespecies pasando desde ovejas a las vacas a través de la cadena alimentaria en los piensos suplementados con proteínas de origen ovino, cuyo proceso de fabricación había sido modificado poco tiempo antes. También se ha postulado que el origen podría ser a través de perros contaminados con proteínas de animales salvajes o en cautividad infectados con el prión.
Materiales especificados de riesgo. El cráneo, incluido encéfalo, ojos, amígdalas, médula espinal de bovinos, ovinos y caprinos de más de 12 meses, y el intestino, del duodeno al recto, de bovinos, además del bazo de ovinos y caprinos de cualquier edad. Cadáveres de bovinos, ovinos y caprinos. Y todos lo bovinos muertos no sacrificados para el consumo humano. Estos materiales de riesgo deben ser eliminados de la cadena de alimentación humana y animal. Con dicho fin son retirados de la canal del animal durante su procesado en el matadero, asegurando su correcta destrucción por tratamiento a temperatura y presión elevada o mediante incineración.
¿Cómo se generó la EEB o enfermedad de las vacas locas? En primer lugar hay que destacar que el origen de la enfermedad se determinó rápidamente estableciéndose que la causa era la alimentación de las vacas con harinas proteinadas obtenidas del reciclaje de desechos de matadero. No tan rápidamente como debió baber sido se prohibió su consumo en animales y humanos en julio de 1988. Cabe señalar que los islandeses, en 1979, habían advertido del peligro de utilizar desechos de carne en la alimentación humana y animal debido a la existencia de una enfermedad ovina llamada scrapie.
Probablemente el prión scrapie se fue reciclando entre los bovinos que habían comido harina de ovinos contaminados. Este reciclaje fue posible por la contaminación interespecies del prión. Sin embargo, la alimentación de bovinos con harinas de desechos de matadero se utilizaba por años en Inglaterra y otros países, y no pasaba nada. Aparentemente la situación que gatilló la diseminación de los priones fue indirectamente la crisis del petróleo al obligar a disminuir la temperatura usada en el tratamiento de las harinas en cuestión, lo que favoreció la persitencia del prión. Si sumamos a esto que en 1976 los ovinos de Inglaterra habían sido masivamente contaminados con el prión scrapie a través del uso de una vacuna contra el “louping-ill”, observaremos que una gran cantidad de animales contaminados entraron en la cadena alimentaria.
Para evitar los efectos de esta verdadera bomba de tiempo se prohibió el uso de las harinas contaminadas. Medida más bien tardía debido a problemas económicos contigentes que analizaremos en base a algunos reportes recientes.
Al plantearse la urgencia de prohibir la utilización de las harinas surgió un problema económico que significaba de hecho paralizar un sistema entero debido a que el reciclaje de estos productos era una verdadera industria que permitía al sistema de matanza sobrevivir en forma independiente, y que además solucionaba el problema que constituían miles de toneladas diarias de desechos. Mientras tanto el consumo de carne bajaba y los stocks se acumulaban peligrosamente a pesar de la publicidad que decía “El buey está sano”. Poco a poco la carne de las vacas sacrificadas como último recurso para evitar la diseminación del mal, empezó a llenar las cámaras frigoríficas de Inglaterra. ¿Qué hacer? ¿Tirarlas al mar? No se pudo hacer. ¿Quemarlas? No se podía por la polución enorme que sobrevendría. ¿Vender las harinas como fertilizantes? Era una salida factible, sólo había que bajarle el perfil al problema sanitario. De hecho Tailandia las compró como fertilizante aunque posteriormente reconoció su uso en la crianza de bovinos al ignorar los peligros que esta acción conllevaba y que las autoridades inglesas habían omitido comunicar. La comercialización de las harinas se centró en Bélgica y de allí se vendió a Tailandia, Brasil, India, Israel, Egipto y Taiwán. La venta de harinas como fertilizantes se prohibió en abril de 1996. La historia negra de las vacas locas no termina aquí. Para comercializar animales se transformaron vacas inglesas en españolas (España era país libre de la enfermedad) con el simple recurso de cambiarle el autocrotal en las oreja.
¿La enfermedad de las vacas locas en el hombre?
En abril de 1996, el periódico Daily Mirror publica la muerte de una docena de jóvenes ingleses que no tenían más de 40 años, debido a una nueva versión de la enfermedad de Creuzfeldt-Jacob.
A las autoridades inglesas les resultó difícil admitir la relación entre las vacas locas y los casos humanos. En septiembre de 1997 la comunidad científica lo demostró, indicando que la enfermedad de las vacas locas se había contagiado al hombre. Más de 50 países prohibieron la importación de bovinos y subproductos de Inglaterra y luego de Europa. Pasaron 10 años, desde el primer caso de las vacas locas hasta que Inglaterra prohibiera el uso de todo despojo animal para la alimentación humana y animal, incluso para la fabricación de fertilizantes y cosméticos. Medio centenar de personas han muerto por la variante del Creuzfeldt-Jacob. La nueva enfermedad está en progreso. ¿Se transformará en epidemia? Todo depende de si el prión encuentre la manera de reciclarse en la especie humana mediante transfusiones o por cualquier otra práctica médica que utilice productos sanguíneos contaminados; además está la posibilidad que se declare una epidemia animal en una población salvaje imposible de controlar. El costo estimado de la enfermedad de las vacas locas en el Reino-Unido ha sido más de un billón de dólares, cuenta pagada en gran parte por la Comunidad Europea Económica.
¿Vacas locas en Chile?
La Corte de Apelaciones Santiago ordenó el 16 de marzo de 2001 que se investigue que pasó con 202 ejemplares bovinos importados a Chile, en 1985, desde Inglaterra y Hong Kong, sospechosos de padecer EEB. Simultáneamente, la misma corte suspendió el sacrificio de 220 vacas lecheras de raza jersey origen danés, con pena de muerte ordenada por el SAG a principios de marzo. La resolución judicial obligaba a los propietarios de los animales a mantener la cuarentena sobre ellos y a no comercializar su carne.
Paralelamente el SAG desmintió versiones de prensa que señalaban que el gobierno de Chile estudiaba la posibilidad de prohibir el ingreso de carne procedente de Brasil que es uno de los mayores exportadores de carne bovina a Chile, después de Argentina. Cabe señalar que en la misma fecha, Canadá vetó el ingreso de carnes brasileñas al igual que México y USA, países pertenecientes al Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Según un estudio de evaluación de riesgos por EEB llevado a cabo por la Comisión Europea, es altamente improbable que el prión esté presente en Argentina, Australia, Chile, Noruega, Nueva Zelanda y Paraguay. Jacques Diouf, director general de la FAO, estima que entre 1986-96 el forraje cárnico y óseo de Europa fue exportado a más de 100 países, mientras que un número similar importaron ganado en pie. Todas estas naciones pueden ser consideradas bajo riesgo de la enfermedad y por lo tanto deben tomar drásticas medidas como es la veda al uso de forraje de derivados cárnicos usados para alimentar al ganado vacuno, lanar y caprino. Diouf reitera que es poco probable que el prión patógeno se encuentre en Chile, Argentina o Paraguay.
Al respecto el SAG se muestra optimista recordando que nunca se ha dado un caso de EEB en Chile y que hace una década que el comité científico de la Unión Europea calificó al país como nivel 1 en seguridad lo que hace altamente improbable que la temida enfermedad se presente.
Vacas locas y gastronomía. En los países europeos afectados por este mal, la gastronomía no es un tema menor. En España se han publicado listas con los productos prohibidos, que incluyen amígdalas, chuletón, espinazo, intestinos, médula espinal, ojos y sesos, además de hamburguesas y salchichas. En Italia la población ha reducido considerablemente el consumo de carnes debido a la desconfianza generada por la posibilidad que la enfermedad se propague al hombre. En Francia se retorna a las verduras y hortalizas, reforzando el consumo de pescados, mariscos y aves. En Bélgica se prohibe el consumo de entrecot.
El tema de las vacas locas en España no está restringido a lo culinario, es así que en las tradicionales corridas de toros, probablemente se termine con el típico gesto taurino de la entrega de oreja y rabo al matador. Incluso se ha llegado a plantear que las cornadas de un animal infectado podrían contagiar a los toreros.
Recomendaciones para evitar la propagación de la EEB:
1. Es necesario que no entren animales que hayan mostrado signos de EET en ninguna cadena alimenticia humana o animal.
2. Todos los países deben establecer un sistema de vigilancia constante y notificación obligatoria de los casos de EEB de acuerdo a las recomendaciones de OIE
3. Los países donde existen casos de EEB en los bovinos no deben permitir que tejidos que contienen probablemente el agente patógeno entren en cualquier cadena alimenticia humana o animal.
4. Todos los países deben prohibir el uso de tejidos de rumiantes en piensos para rumiantes.
La encefalopatía espongiforme bovina ("mal de las vacas locas"), se produce en un momento y en un contexto que permiten resaltar los éxitos y fracasos de la biotecnología. En el marco de la globalización ha quedado de manifiesto la necesidad de establecer límites para la tecnociencia que en materia de logros aparecía como ilimitada. Se ha puesto en la balanza la rentabilidad de la industria cárnica versus la salud pública. El mal de las vacas locas constituye un traspié que no fue previsto, porque no era previsible en la perfectibilidad del sistema, lo que ha dejado al descubierto una fisura que, por ahora, es contextual. El contagio de las vacas a las personas es una campana de alarma, una advertencia que debe ser escuchada.
Situación de la EEB en Chile
Chile no registra la ocurrencia ni de EEB ni de scrapie. SAG (2009) informa de la negatividad de 287 muestras analizadas para scrapie.
Se acepta que el
riesgo de que la EEB ingrese al país es bajo. Desde 1980 se ha prohibido la
importación de ovinos y caprinos de países con scrapie y desde 1990 de bovinos
de países con EEB. En 1996 se resolvió que la internación a Chile de bovinos,
semen y embriones sólo podía realizarse desde países libres de EEB, además de
cualquier producto o subproducto proveniente de mataderos que eventualmente
pudieran entrar en la cadena alimenticia animal.
Chile es reconocido como “país de riesgo insignificante” para encefalopatía espongiforme bovina. Esta categoría, de riesgo insignificante, fue aprobada en la 77 Asamblea de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), realizada en París entre el 24 y 29 de mayo de 2009, en la cual se reúnen los directores de todos los servicios de sanidad animal del mundo. Con este reconocimiento, Chile integra un selecto número de sólo 11 países que han alcanzado la categoría más alta, en su condición sanitaria de la enfermedad, que la normativa internacional en sanidad animal otorga a los países miembros de la OIE.
SAG (2009) informa de 3992 muestras negativas.
Chile es reconocido como “país de riesgo insignificante” para encefalopatía espongiforme bovina. Esta categoría, de riesgo insignificante, fue aprobada en la 77 Asamblea de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), realizada en París entre el 24 y 29 de mayo de 2009, en la cual se reúnen los directores de todos los servicios de sanidad animal del mundo. Con este reconocimiento, Chile integra un selecto número de sólo 11 países que han alcanzado la categoría más alta, en su condición sanitaria de la enfermedad, que la normativa internacional en sanidad animal otorga a los países miembros de la OIE.
SAG (2009) informa de 3992 muestras negativas.
Ante la presencia de
algunos casos humanos de encefalitis priónica se preconiza establecer
fehacientemente el origen etiológico, y establecer si la harina de vacuno
importada desde Inglaterra pudo estar relacionada con el mal de las vacas locas
en humanos en Chile.
Referencias bibliográficas
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proteína mortal. TECNO VET 2(2)
Berríos, P. 2001. Enfermedad de las vacas locas. Estamos recién en el principio del fin. Chile Agrícola. 26(250): 126 - 128.
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CHILE. SERVICIO AGRÍCOLA GANADERO. 2009. Situación sanitaria animal de Chile.
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Lara, J. M. 2001. EL "Mal de las Vacas Locas" Un tema de bioética en los nuevos escenarios. Acta Bioethica 7(2)
Moreira, R. 1997. Encefalopatía espongiforme bovina (EEB) y otras encefalopatías. Boletín Técnico. Nº 7. Subdepartamento de Vigilancia Epidemiológica. Departamento de Protección Pecuaria. Servicio Agrícola y Ganadero. Ministerio de Agricultura de Chile. 2ª edición.
Núñez, F. 1996. La encefalopatía espongiforme del bovino o enfermedad de la "Vaca Loca". Tecno Vet 2(2)
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patológicos. Monografías de Medicina Veterinaria 21 (2)
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