VIRUS 2014
Generalidades II
Desde los protozoos hasta las clamydias todos
son organismos celulares;
pequeños y simples. Después de las clamydias, denominadas
“falsos virus”, siguen los virus que
no se consideran como protistas inferiores. Son
más pequeños y acelulares. Contienen un solo tipo de ácido nucleico. No
poseen ribosomas, mitocondrias ni ATP. Son completamente dependientes de la
célula hospedadora para la síntesis de proteínas y de energía. Son los parásitos más parásitos.
No son autopoiéticos.
Después de los virus siguen los
virus no convencionales o entidades patógenas sub-virales: viroides y
priones, con las características de las macromoléculas que los constituyen,
exclusivamente ARN en los viroides, y
proteínas en los priones. Los viroides son patógenos de los vegetales,
causando la enfermedad de los tubérculos fusiformes de las papas, exocortis de
los cítricos, enanismo del crisantemo, clorosis del pepino, enanismo del
lúpulo, entre otras. Los priones son patógenos de los mamíferos, causan el
scrapie de las ovejas y cabras, la encefalopatía transmisible del visón, y
la enfermedad crónica devastante del
alce y venado. En el hombre: el kuru, la enfermedad de Creutzsfeldt-Jacob y el
síndrome de Straussler-Gerstmann. Y la encefalopatía espongiforme en bovinos o
enfermedad de las vacas locas.
¿Son los virus
verdaderos microorganismos? “De acuerdo con el biólogo chileno
Humberto Maturana Romesín los virus no serían seres vivos porque no son
autopoiéticos, es decir porque no son capaces de replicarse por si mismos”.
Los virus son tan pequeños que pueden pasar a través de filtros que normalmente retienen a las
bacterias. Comparten esta característica con las clamydias y
mycoplasmas que presentan una
fase filtrable. El tamaño de los virus se expresa en nanómetros (nm) o milimicras (mm), unidad que corresponde a 0,000.001 mm .
Los virus presentan diversas morfologías, pudiendo ser isométricos o
esferoidales (virus aftoso), alargados o tubulares (virus mosaico del tabaco) o
tener formas mixtas (fagos bacterianos). Algunos virus tienen forma de bala (virus de la rabia)
o formas complejas como ladrillos (virus de las viruelas), otros son alargados
(virus Lassa).
Químicamente los virus están constituidos por un solo tipo de ácido
nucleico (AN), escasas proteínas, y en algunos casos por lípidos y glúcidos de
origen celular. Estas moléculas forman las siguientes estructuras: nucleoproteína, cápside, matriz,
envoltura o manto lipídico y espículas o proyecciones de superficie
(peplómeros).
El ácido nucleico, ARN o ADN, siempre tiene una ubicación central.
El ácido nucleico junto a proteínas que
se les adhieren y facilitan su plegamiento conforman la nucleoproteína, también
denominada nucleoide o “core”.
Las proteínas constituyen una verdadera cápsula que encierra y
protege al ácido nucleico. La envoltura proteica se denomina cápside (del
griego capsa: caja) y está formada por pequeñas subunidades de naturaleza
polipeptídica, llamados capsómeros.
La función de la cápside viral es fundamentalmente protectiva; además es
antigénica y le confiere la forma a los virus no envueltos.
El ácido nucleico viral que constituye el genoma del virión es el
responsable del carácter infeccioso del virus y al contener toda la información
necesaria para perpetuar una especie viral o linaje es responsable de la
continuidad genética de la especie viral.
Las proteínas de la cápside,
envoltura lipídica y proyecciones de superficie constituyen verdaderos
receptores que se unen con los receptores celulares, confiriendo la
especificidad de los virus por las células lo que se traduce en un marcado
tropismo de los virus por ciertas
células, tejidos u órganos comprometiendo, por lo tanto, a determinados
sistemas y órganos a la acción patógena viral.
Las proteínas virales conforman los determinantes antigénicos responsables
de la antigenicidad del virión, lo que permite al organismo infectado reconocer
a los virus como extraños y montar una
respuesta inmunológica para finalmente eliminarlos
Se entiende por inactivación viral la pérdida de la capacidad
infecciosa de un virus, es decir la propiedad de infectar células susceptibles.
La inactivación viral ocurre cuando el
ácido nucleico viral o las proteínas virales son alteradas por tratamientos
físicos o químicos, lo que conduce a que
el ácido nucleico no se transcriba ni se replique, o a que el virus no se una
específicamente a las células. Los principales inactivantes virales son el
calor, las radiaciones y ciertas substancias químicas.
En el laboratorio se mantiene la viabilidad de los virus, con fines
de estudio o diagnóstico, manteniendo las suspensiones virales en congelación a
temperaturas de -70º C (temperatura del hielo seco) o a -196º C (temperatura
del N líquido) y adicionadas de elementos protectores como el dimetil sulfóxido
(DMSO), glicerol o suero sanguíneo en un medio isotónico y pH fisiológico. A temperatura de
refrigeración, +4º C, la infecciosidad de los virus se mantiene aproximadamente durante una
semana. Los virus también pueden ser mantenidos viables en forma liofilizada,
agregándoles caseína o suero sanguíneo a
la suspensión viral.
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