lunes, 12 de diciembre de 2011

RINOTRAQUEÍTIS INFECCIOSA BOVINA EN CHILE (1960 - 1982))

  • Rinotraqueitis infecciosa bovina

1 Virología. Departamento de Salud e Higiene Pecuaria. Facultad de Ciencias Agrarias, Veterinarias y Forestales. Universidad de Chile

Resumen

Introducción

La Rinotraqueítis Infecciosa Bovina (RIB) es una enfermedad infecto–contagiosa causada por un virus perteneciente a la Familia Herpesviridae y denominado Virus Herpes Bovino tipo 1 (VHB–1). Generalmente es conocida como una enfermedad del tracto respiratorio caracterizada por rinitis, traqueítis y fiebre, siendo el aborto la consecuencia directa más grave desde un punto de vista económico. El VHB–1 produce vulvovaginitis pustular infecciosa, balanopostitis, conjuntivitis; ocasionalmente se le ha asociado con metritis, endometritis, mastitis, epididimitis, dermatitis, enteritis y encefalomielitis. Esta extraordinaria variedad de manifestaciones clínicas estaría señalando la alta potencialidad patogénica de los virus Herpes, definiendo en particular al VHB–1 como un peligroso agente infeccioso de los bovinos, situación que es amplificada por su capacidad de desarrollar infecciones latentes que pueden ser reactivadas en determinadas circunstancias.

La RIB es también conocida como rinotraqueítis infecciosa necrótica bovina, rinitis necrótica, enfermedad de la naríz roja, vulvovaginitis pustular infecciosa y exantema coital; en la literatura de habla inglesa se la denomina con la sigla IBR o IPV (Infectious Bovine Rhinotracheitis – Infectious Pustular Vulvovaginitis).

El estudio de RIB ha sido dirigido preferentemente a dilucidar problemas sobre su etiología, diagnóstico, patología y profilaxis; según Kahrs serían más de 500 los trabajos publicados, por lo que es conveniente referirse a revisiones bibliográficas realizadas con anterioridad por McKercher (1959), Correa Girón (1976), Gibbs y Rweyemanu (1977) y Berríos et al., (1978).

Respecto a su distribución, Straub en 1978, discute la presentación de casos clínicos respiratorios, genitales y aborto, en diversos países del mundo; el autor se documenta bien sobre la situación de RIB en Alemania y otros países europeos, así como también en México, Canadá y Estados Unidos de Norteamérica, pero evidencia una notoria falta de información sobre esta enfermedad en América del Sur. Es pertinente señalar que en Chile, Colombia y Perú se han realizado trabajos cero–epidemiológicos y de aislamiento viral que configuran un conocimiento base suficiente para planificar el control de la enfermedad, circunstancia que contrasta notoriamente con lo ocurrido en Argentina, Brasil y Uruguay, en que al VHB–1 ha sido aislado ocasionalmente en cultivos celulares de riñón fetal bovino normal, carcinoma celular escamoso de ojos y desde un ternero tratado con corticosteroides.

En Chile, el estudio de RIB ha tratado aspectos prácticos de diagnóstico, análisis epidemiológicos e investigaciones referentes al VHB–1, cepa Puente Alto Chile 1977, considerando como una entidad infecciosa y antigénica.

Antecedentes históricos

La presentación paulatina y secuencial de la RIB, su origen incierto, que se pierde en el siglo pasado con los primeros casos de vulvovaginitis o Bläschenausschlag, descritos en Europa, y una gama de hechos sorprendentes en la evolución de la enfermedad en diferentes países o continentes, entrega una valiosa información que permite analizar el desarrollo de una enfermedad infecciosa viral herpética, desde sus inicios hasta su posible control y erradicación.

La demostración de identidad antigénica entre los virus que causaban rinotraqueítis y vulvovaginitis en el bovino, mediante pruebas serológicas de neutralización cruzada (McKercher, 1959), permitió analizar en forma retrospectiva la presentación de RIB desde una suave vaginitis, denominada Exantema Vesicular Coital, hasta la producción de aborto y relacionar ambos problemas con una misma etiología. Se acepta que la infección se localizó en el tracto reproductivo en donde la enfermedad se mantuvo como tal, debido a prácticas de manejo en que un toro servía a las vacas de pequeños rebaños y al hecho de que los animales pastaran amarrados impidiendo un mayor contacto directo entre ellos. Por otra parte, la probable inmunidad resultante protegía a las vacas de la infección respiratoria. Es importante aclarar que en esta fase genital de la enfermedad nunca se relacionó el aborto con este síndrome, ni en Europa ni en los Estados Unidos de Norteamérica.

Posteriormente, cuando en 1930 el VHB–1 fue introducido en el este americano, produjo aislados brotes de infección genital, probablemente debido a que las prácticas de manejo eran básicamente similares a las de Europa Central. En cuanto a las manifestaciones respiratorias iniciales, se postula que debido al auge del transporte de ganado hacia 'feedlots' del oeste de los Estados Unidos de Norteamérica, el virus probablemente llevado en animales portadores sanos, se adaptó al tracto respiratorio ante la necesidad de sobrevivir ya que el ganado de carne no le permitía perpetuarse con facilidad debido a que estos animales son menos activos en su reproducción que el ganado lechero. Indudablemente que este fenómeno adaptativo fue favorecido por condiciones ambientales y ecológicas diferentes, que se refieren a presencia de grandes concentraciones de animales, al estrecho contacto entre ellos en los corrales de engorda, al polvo y a variaciones extremas de temperatura que hacen más vulnerable al trácto respiratorio a infecciones.

Fue así como surgió una nueva afección, caracterizada por una severa infección respiratoria, conocida inicialmente como 'Mucosal Disease', la que posteriormente en 1955, fue designada por la Asociación de Sanidad Ganadera de los Estados Unidos de Norteamérica, como Infectious Bovine Rhinotracheitis o IBR. Desde esta nueva ubicación en mucosa respiratoria, el virus podía alcanzar fácilmente, a través de leucocitos, diversas ubicaciones en el organismo; consecuentemente y en forma gradual han ido apareciendo diversas manifestaciones clínicas causadas por el VHB–1. Inicialmente fue difícil demostrar viremia en esta enfermedad, situación que impedía demostrar la capacidad del virus de infectar útero y causar aborto. Actualmente se acepta que el VHB–1 es un agente potencial de aborto en el bovino asociado directamente con la forma respiratoria y conjuntival, excluyéndose toda relación con vulvovaginitis pustular infecciosa.

Distribución

La RIB en alguna de sus manifestaciones clínicas, ha sido diagnosticada en numerosos países; como causa de aborto en los Estados Unidos de Norteamérica (McKercher y Straub, 1960), Canadá (Frank et al., 1975), México (Ruiz y Cuevas, 1971), Japón (Shimizu et al., 1972), (Flammini y Allegri, 1972), Bélgica (Lomba et al., 1973). En Europa no se describe al VHB–1 como una causa importante de aborto. En Argentina se aisló el VHB–1 y Listeria monocytogenes desde un feto abortado (Epstein et al., 1972). En otros países se ha descrito rinotraqueítis o vulvovaginitis pero no aborto, tal es el caso de Australia, Nueva Zelandia, Gran Bretaña, Sudáfrica, Tanzania, Israel, Dinamarca, Francia, Chad, Nigeria, Irán, Hungría, Bulgaria, Austria, Rusia y Suiza entre otros.

En Latinoamérica los principales estudios de RIB se han realizado en Colombia (Aycardi et al., 1978; Zúñiga et al., 1978), Perú (Acosta et al., 1967; Fernández et al., 1967), Brasil (Galvao et al., 1963; Wizigmann et al., 1971; Mueller et al., 1978). En Argentina, Epstein et al., en 1972 aislaron el virus de RIB desde fetos abortados y de un carcinoma ocular. En el Salvador, Rice y Jenney en 1979, presentan evidencias serológicas de RIB. En Uruguay, Guarino et al., en 1981 aislan el virus de RIB del prepucio de un bovino clínicamente sano, luego de la administración de corticosteroides.

En Chile, en 1960 se aisló un virus semejante al descrito como agente causal de RIB (Meléndez y Rodríguez); posteriormente en 1979 se aísla un virus con características serológicas y culturales semejantes al VHB–1. Recientemente, en agosto de 1982, se aísla un virus Herpes desde fetos abortados provenientes de Frutillar. El virus fue detectado por inmunofluorescencia directa en muestras de hígado, pulmón y bazo. El aislado viral obtenido por inoculación de las muestras en cultivos celulares fue tipificado mediante seroneutralización como VHB–1; el estudio anatomopatológico evidenció la presencia de cuerpos de inclusión intranucleares eosinófilos.

Características del VHB-1

El virus determinado como agente causal de RIB tiene las características generales de los virus del grupo Herpes, está clasificado en el género Herpes virus, Familia Herpesviridae y se denomina Virus Herpes Bovino tipo 1 (VHB–1); se describen otros dos virus Herpes Bovinos (Tipos 2 y 3). Poseen ADN como material genético, su nucleocapside tiene forma cúbica y presentan una envoltura lipídica que los hace sensibles a los solventes de lípidos; son lábiles a pH extremos y se inactivan rápidamente a temperaturas superiores a 37° C. El VHB–1 se inactiva rápidamente con soluciones de NaOH al 0,5%, HgCI al 0,01%, derivados fenólicos al 1%, lugol yodado al 10%, cal clorinada (CaOC12) al 1%; la formalina (40% de solución de formaldehído al 5%) lo inactiva en un minuto.

Desde un punto de vista antigénico no existen variaciones entre las cepas de VHB–1 aislados desde tracto respiratorio y sistema reproductivo. Además del VHB–1, VHB–2 y VHB–3 se han aislado numerosos virus Herpes en bovinos; ellos son inmunológicamente diferentes y son conocidos como 'virus Herpes bovinos no clasificados'; su rol patógeno y su significado económico no está bien establecido, sin embargo uno de ellos, el DN599, es capaz de producir enfermedad respiratoria al ser inoculado vía intranasal. Otros virus similares han sido aislados desde fetos abortados y bovinos con metritis, conjuntivitis y problemas respiratorios, incluyendo un animal con linfosarcoma. El significado etiológico de estas cepas así como su especificidad antigénica deben ser precisados para evitar errores diagnósticos. En ciertos casos se acepta que las variaciones antigénicas detectadas en algunas cepas del VHB–1 se habrían originado al coexistir en el huésped anticuerpos específicos y virus.

La existencia de relaciones antigénicas entre virus Herpes que afectan a diferentes especies animales ha sido detectada entre VHB–1 y virus Herpes Equino 1 (VHB–1), virus Herpes Porcino Tipo 1 (VHP–1) y virus Herpes Caprino; también se ha demostrado que el VHB–1 tiene antígenos comunes con el virus de la enfermedad de Marek o Neurolinfomatosis aviar. En Chile, en 1978 se aisló un virus semejante al VHB–1 pero que presenta algunas diferencias antigénicas que no han permitido identificarlo con exactitud.

Especies susceptibles

En condiciones experimentales y de campo solamente el ganado bovino se puede infectar con VHB–1, aunque ovinos, caprinos y equinos responden con la producción de anticuerpos específicos. En lowa, al estudiar los sueros de 1220 cerdos, se encontró que el 11,38% presentaba anticuerpos contra VHB–1. En Irán al estudiar 283 sueros humanos mediante una prueba de inmunodifusión se descubrió que el 4,2% eran positivos frente al antígeno del VHB–1. A pesar de estos hallazgos, hasta la fecha no se ha demostrado otro reservorio aparte de los bovinos. Sin embargo, McKercher advierte que los conceptos actuales sobre susceptibilidad al VHB–1 probablemente sean modificados debido a que porcinos, caprinos y venados pueden, aunque en raras ocasiones, ser infectados en forma natural por el VHB–1.

Formas clínicas de la RIB

La RIB se puede presentar afectando al tracto respiratorio y genital, conjuntivas oculares, produciendo aborto o encefalitis. Esta amplia variedad de manifestaciones clínicas asociadas con infección por el VHB–1 constituyen un problema teleológico, en que la causa de las infecciones naturales es multifactorial y es influida por la cepa viral actuante, vía de infección y estado inmunológico del animal expuesto.

Forma respiratoria. La sintomatología clásica descrita para RIB se caracteriza por fiebre (40 a 42°C), aumento de la frecuencia respiratoria, anorexia y depresión, tos seca y persistente, exudado nasal bilateral claro, salivación abundante; la mucosa nasal se presenta hiperémica pudiendo formarse membranas difteroides sobre ella, las que en casos graves se secan y se incrustan en el morro. Al caerse estas costras el tejido más interno se presenta de color rojo, determinando uno de los nombres, nariz roja, con que se conoce esta enfermedad. El período de incubación es de aproximadamente 5 días, en casos agudos la enfermedad tiene una duración de 5 a 10 días. La mayoría de los animales se recupera salvo que se presenten complicaciones con infecciones bacterianas secundarias o infecciones virales concomitantes. En vacas en lactancia la RIB puede producir una marcada disminución en la producción de leche. Conjuntivitis. Clínicamente se asemeja a la Queratitis Infecciosa de los bovinos causada por Moraxella bovis, de allí que muchos diagnósticos clínicos confundan ambas entidades infecciosas. Generalmente los signos más notorios que se observan en la forma conjuntival corresponden a una inflamación de la conjuntiva palpebral y membrana nictitante, edema en la conjuntiva, presencia de una membrana necrótica de apariencia granular en la conjuntiva, exudado ocular, córnea opaca y queratitis secundaria con o sin ulceración. El diagnóstico de conjuntivitis asociado con RIB es reforzado por el hallazgo de pústulas o placas sobre la conjuntiva, constituidas por restos celulares necróticos de color blanco. Forma genital. En los casos típicos de vulvovaginitis pustular, la mucosa de la vulva se presenta hiperémica con zonas puntiformes de color rojo oscuro en donde posteriormente se observan nódulos, vesículas y pústulas; la vulva se presenta edematosa y ocasionalmente se observan úlceras. El exudado mucopurulento generalmente no presenta mal olor. Los animales enfermos cursan con fiebre, su apetito disminuye notoriamente y se registra una disminución en la producción de leche. Los síntomas desaparecen luego de 12 días y el animal se recupera totalmente en dos o tres semanas. El diagnóstico diferencial se basa en que no todas las pústulas o lesiones necróticas son causadas por el VHB–1. Aparentemente la vulvovaginitis pustular puede seguir un curso subclínico, inaparente, que dificulta el diagnóstico clínico. De acuerdo con lo descrito por varios investigadores, no hay aborto cuando se presenta la forma genital de RIB. Se denomina Balanopostitis Infecciosa a la presentación de lesiones, similares a las de vulvovaginitis pustular, en el pene y prepucio; generalmente las úlceras se infectan con bacterias originando descargas prepuciales purulentas. Al igual que en la vulvovaginitis, las lesiones se desarrollan después de un período de incubación de 1 a 3 días. Los toros afectados presentan fiebre, depresión y anorexia, además de 'impotencia coeundi' y temporal. Si no se produce una infección bacteriana secundaria, los animales se recuperan entre 10 y 14 días, aunque la libido se demora varias semanas en volver a su estado normal. Ocasionalmente se ha informado sobre casos de endometritis, metritis y metroperitonitis ocurridos después de operaciones cesáreas. Estos cuadros se caracterizan por descarga uterina mucopurulenta, fiebre y útero crepitante. Una de las posibles causas de endometritis es la inseminación artificial con semen contaminado con VHB–1; estas endometritis en último término se traducen en alteraciones de la fecundidad. La posibilidad que el VHB–1 sea causante de infertilidad ha sido motivo de controversia, describiéndose resultados contradictorios al respecto. Algunos autores asocian al VHB–1 con baja calidad de semen, otros aceptan que la tasa de concepción disminuye cuando se usa semen contaminado con VHB–1. Se postula además, que la presencia del virus en procesos de vaginitis y cervicitis o epididimitis es causa de disminución de la fertilidad. Finalmente, autores ingleses deducen que cuando se trata de monta natural, el VHB–1 no influiría en la fertilidad. El VHB–1 como agente causal de aborto ha sido determinado principalmente en los Estados Unidos de Norteamérica, en donde es reconocido como un agente potencial de aborto en el bovino principalmente asociado con la forma respiratoria y conjuntival. Según Kahrs se produce aborto por VHB–1 siempre que la hembra preñada estuviera susceptible en el momento de la infección primaria. Experimentalmente cuando se inoculan animales seronegativos con dosis altas de virus, se produce un gran porcentaje de abortos; en condiciones de campo se acepta que un 25% de las hembras puede abortar en un brote de RIB. La mayoría de los abortos por RIB ocurre en el último tercio de gestación, aunque se ha comprobado que los fetos infectados pueden abortar en cualquier época de la gestación; el tiempo que transcurre entre la infección del feto y aborto puede ser de 8 días o aproximadamente 3 a 4 meses, de tal manera que el aborto se presentará cuando la enfermedad sea clínicamente evidente o unos 100 días depués. Los vasos sanguíneos y el mesénquima de las vellosidades cotiledonares son los lugares iniciales de infección viral, luego se infecta el epitelio trofoblástico; el virus llega a la placenta adsorbido a leucocitos. La lesión típica encontrada en un feto abortado por infección con VHB–1 es una necrosis focal difusa en el hígado, aunque también se presenta en pulmones, bazo, timo, riñones y ganglios linfáticos y en placenta. Las lesiones histopatológicas son consideradas específicas, no así las alteraciones patológicas macroscópicas tipo —post mortem' que no tienen significado diagnóstico. La autolisis del tejido fetal que ocurre entre la muerte del feto y su aborto, impide la demostración de cuerpos de inclusión intranucleares tipo 'A' de Cowdry; necrosis focal y cuerpos de inclusión pueden ser observados en glándulas adrenales aun cuando se presente autolisis. Se recomienda examinar los estómagos del feto abortado para verificar la presencia de lesiones necróticas focales. Otras formas de RIB Se han descrito alteraciones digestivas asociadas con VHB–1, referidas a lesiones ulcerativas en lengua, encías, mucosa bucal y esófago, y enteritis catarral media. Las alteraciones del sistema nervioso central asociadas al VHB–1 han sido reportadas en forma ocasional, especialmente en animales jóvenes que cursan con encefalitis y leptomeningitis no purulenta; el cuadro clínico se inicia con incoordinación seguida por ataxia, con períodos de excitación y depresión. La muerte ocurre 3 a 4 días después de iniciados los síntomas y precedida por un estado de coma. Esta forma de RIB debe ser diferenciada de otras enfermedades del SNC tales como rabia, seudorrabia, polioencefalomalacia y envenenamiento por plomo. La inoculación experimental del VHB–1 directamente en la ubre provoca mastitis; el virus ha sido aislado ocasionalmente desde casos de mastitis; la mayoría de los autores no considera al VHB–1 como causa importante de inflamación de la ubre. La inoculación del virus en el útero produce leve endometritis y alteración temporal de la concepción. No existe una relación etiológica definida entre dermatitis y presencia de VHB–1 en lesiones de piel. La forma sistémica de RIB se presenta en terneros recién nacidos que se han infectado en el útero durante el último tercio de la gestación o inmediatamente después del nacimiento. Los animales presentan fiebre y problemas respiratorios, ocasionalmente diarrea y peritonitis difusa. En muchos casos se detectan lesiones necróticas blancas en mucosa de lengua, boca, esófago y estómagos. Esta forma sistémica de RIB es frecuentemente fatal.

Diagnóstico

Los síntomas y signos clínicos descritos anteriormente tienen un cierto valor diagnóstico, especialmente cuando dicha sintomatología es típica y se presenta en una región donde la enfermedad ha sido detectada previamente. Obviamente el diagnóstico clínico debe ser corroborado por el laboratorio, que cuenta con los siguientes recursos técnicos para realizarlo:

Aislamiento del virus en cultivos celulares de corteza de riñón fetal bovino, en donde el VHB–1 produce efecto citopático típico caracterizado por destrucción celular pero que inicialmente ofrece células redondas, grandes y refringentes que conforman verdaderos anillos de destrucción fácilmente visibles al microscopio óptico; también se producen cuerpos de inclusión intracelulares eosinófilos, tipo 'A' de Cowdry y formaciones sinciciales. La tipificación del virus se puede realizar por inmunofluorescencia directa o seroneutralización, utilizando sueros específicos anti VHB–1. Detección de antígeno VHB–1 directamente desde órganos fetales, hígado, pulmón, bazo y en algunos casos de riñón, ganglios linfáticos y glándulas adrenales, mediante la prueba de inmunofluorescencia directa. Detección de cuerpos de inclusión intranucleares eosinófilos tipo 'A' de Cowdry. Seroconversión o alza diagnóstica que se basa en el aumento del título de anticuerpos humorales en muestras séricas tomadas con 14 a 21 días de diferencia, indicándose que la primera muestra debe ser tomada durante la fase aguda de la enfermedad o 24 a 48 horas después del aborto. Rutinariamente se utiliza la prueba serológica de seroneutralización en cultivos celulares.

La muestra clásica para el diagnóstico de RIB es exudado nasal claro no contaminado, extraído con tórulas estériles durante la fase aguda de la enfermedad en que el animal se presenta febril. Para realizar estudios histopatológicos o de aislamiento viral, se debe tomar muestras de lesiones pustulares vaginales o de otras zonas afectadas, exclusivamente durante la fase aguda de la enfermedad en que es posible encontrar virus o cuerpos de inclusión. En el caso de fetos abortados se recomienda tomar muestras de hígado, pulmón, bazo, ganglios linfáticos, glándulas adrenales y cotiledones. Cualquiera que sea la muestra, ésta debe ser enviada rápidamente al laboratorio en un recipiente estéril o limpio que puede ser una bolsa de plástico u otro continente con suero fisiológico o un 'buffer', pero en ningún caso formalina.

Junto con la muestra, es importante enviar algunos antecedentes clínicos y epidemiológicos que permitan al laboratorista orientar su estudio; se recomienda indicar el número de animales enfermos, edad y procedencia, principales signos y síntomas, secuencia de la aparición de ellos, mortalidad observada, vacunaciones realizadas, fecha y tipo de vacunas empleadas, existencia de casos similares en predios vecinos o en la zona, reciente importación de animales y diagnóstico clínico presuntivo.

Si bien es cierto que el diagnóstico viral es lento, en el caso específico de muestras de órganos fetales es perfectamente posible realizar un diagnóstico rápido mediante inmunofluorescencia directa, especialmente cuando la muestra es positiva (4+); ya que en el caso de ser negativa se debe esperar el aislamiento viral en cultivos celulares; rutinariamente se requieren tres pasajes ciegos para considerar una muestra viral como negativa. Generalmente el aislamiento y tipificación viral demoran entre una y tres semanas, tiempo que permite tomar muestras séricas pareadas para detectar seroconversión.

La lentitud del diagnóstico viral no debe ser un impedimento que frene al clínico para enviar muestras al laboratorio, ya que en último término el diagnóstico le va a servir para prevenir la presentación de la enfermedad viral a través de inmunoprofilaxis.

Antecedentes de rinotraqueitis infecciosa bovina en Chile

En 1960 se describe el primer indicio de la presencia de RIB en Chile, cuando Meléndez y Rodríguez informan del aislamiento de un virus semejante al que causa la RIB, en cultivos celulares de riñón bovino, provenientes de muestras de vesículas bucales de bovinos sometidos a cuarentena en Los Andes por sospecha de Fiebre Aftosa. El virus presentaba las principales características culturales y antigénicas de los virus Herpes; desde un punto de vista serológico se le consideró como estrechamente relacionado con el virus causal de la RIB.

En la década siguiente, frecuentemente se observaron bovinos con problemas respiratorios que clínicamente se consideraron como sospechosos de RIB, sin embargo dos estudios realizados para determinar la etiología no fueron concluyentes (Montes, 1973; Román, 1974). Al respecto es necesario precisar que la sola presentación de cuadros respiratorios en bovinos no es una segura indicación de la existencia de RIB, debido a que las afecciones respiratorias en esta especie pueden ser causadas por diversos patógenos virales y bacterianos.

En 1975, Rusch detectó numerosas muertes de terneros precedidas por sintomatología respiratoria, alza térmica y neumonía, en la Estación Experimental de la Universidad Católica en Pirque. La inoculación de muestras de exudado nasal y pulmón en cultivos celulares, produjo un efecto citopático caracterizado por destrucción celular, sin embargo, a pesar de esta manifestación de actividad viral no fue posible definir el agente causal.

Considerando estos antecedentes y brotes de enfermedad respiratoria observados en bovinos de la zona central (Palavicino, 1976), se realizó un intento para aislar VHB–1 y otros virus respiratorios; con este fin se examinaron 550 bovinos de lecherías, mataderos y 'feedlots' de la zona central, tomándose 50 muestras de exudado nasal de animales con sintomatología respiratoria, las que inoculadas en cultivos celulares de riñón fetal bovino no revelaron la presencia de virus. Simultáneamente se examinaron 300 vacas y 60 terneras, diagnosticándose vulvovaginitis granular en 266 animales. Se investigó la presencia de mycoplasmas en 50 muestras de vulvovaginitis, de las cuales se obtuvo un total de nueve aislamientos primarios de Mycoplasmas sp. (Herrera, 1977).

Posteriormente, en una revisión bibliográfica sobre RIB realizada en 1978, Berríos et al., plantea 'la certeza de su existencia y próxima descripción en nuestro medio'. En el mismo año, Jarpa et al., presenta al 1.° Congreso Nacional de Medicina Veterinaria (Chillán) la descripción de un brote de Rinotraqueítis Infecciosa Bovina y el aislamiento y tipificación del virus herpes bovino tipo 1 (VHP–1) realizado en julio de 1977 en el laboratorio de Virología del Depto. de Salud e Higiene Pecuaria de la Facultad de CC.PP. y Medicina Veterinaria de la Universidad de Chile. En este caso, considerado como la primera descripción clínica de RIB en Chile ratificada por aislamiento viral, el virus fue tipificado mediante seroneutralización en micrométodo con un suero anti VHB–1 cepa Los Angeles, proporcionado por D.G. McKercher (University of California, Davis. USA.) El nuevo virus se denominó VHB–1 cepa Puente Alto Chile, 1977 (Berríos et al. 1979).

Las muestras de exudado nasal que permitieron el aislamiento viral fueron tomadas en bovinos con síntomas respiratorios en fase aguda, provenientes de un brote que afectó a 57 animales de una masa de 72 bovinos mestizos de 6 meses a 3 años de edad. Se observaron síntomas respiratorios y oculares, disnea, bronquitis y traqueítis, con abundante secresión nasal y ocular, además de ulceraciones en la lengua y morro; algunos de los animales enfermos presentaban tos, hipertemia y decaimiento general. Los animales provenían del sur del país, estando prácticamente en tránsito en la localidad de Puente Alto para ser rematados y beneficiados en Santiago.

Simultáneamente, Suckel et al., presenta al citado congreso, un estudio de anticuerpos neutralizantes específicos contra el virus de la RIB, realizado en una lechería ubicada en la zona de Padre Hurtado (Area Metropolitana) donde se presentó otro brote de enfermedad respiratoria; el VHB–1 se aisló desde muestras de exudado nasal de terneros que cursaban con síntomas respiratorios. Debido a que los animales no fueron llevados a matadero, como en el caso de Puente Alto, fue posible realizar un estudio de prevalencia de anticuerpos anti VHS–1 en 102 sueros de 204 bovinos adultos del predio afectado. En la prueba de seroneutralización se detectaron 35 sueros positivos (34,37%), con títulos de anticuerpos entre 2 y 128 (Berríos et al., 1979).

En 1978, Palavicino describe un brote de enfermedad respiratoria en bovinos de un predio cercano a Rancagua, en que las principales manifestaciones clínicas correspondían a la sintomatología clásica de RIB, es decir abundante exudado nasal bilateral y salivación, aumento de la frecuencia respiratoria, fiebre, anorexia, depresión y tos seca persistente; en algunos casos, además de presentarse la mucosa nasal hiperémica, se observó la característica 'nariz roja' descrita en RIB. Desafortunadamente, en este caso clínicamente tan decidor, no se hicieron exámenes de laboratorio tendientes a aislar VHB–1 o pruebas serológicas para determinar seroconversión.

En el mismo año se detectaron anticuerpos seroneutralizantes anti VHB–1 en 17 sueros de un total de 36 toros con sospechas clínicas de balanopostitis; el 33,3% de los animales positivos presentó títulos de anticuerpos entre 16 y 64.

De acuerdo con estos nuevos antecedentes, en 1979 se inició un estudio para determinar un valor de prevalencia de RIB en Chile, en base a la presencia de anticuerpos seroneutralizantes anti VHB–1 en 1.016 sueros de bovinos seleccionados a través de un muestreo aleatorio sistemático en la población bovina sacrificada en la planta faenadora de carnes Lo Valledor en enero de ese año.

El estudio, realizado como tesis de Magister en Ciencias Veterinarias (Moraga, 1982), determinó una prevalencia de 45,37% de reaccionantes positivos con títulos de anticuerpos que fluctuaron entre 2 y 64; además se encontraron diferencias de prevalencias significativas (P ≤ 0,01) de acuerdo a la procedencia de los animales. De los 461 sueros considerados como positivos, 139 (13,68%) presentaron títulos iguales o mayores de 8. Según procedencia, se detectaron 33 (66,0%) sueros positivos de la Región Metropolitana, VI y VII regiones; 85 (35,95%) de la VIII y IX regiones; 179 (41,925) de la X y XI regiones. No fue posible determinar la procedencia de 297 sueros, de los cuales 162 (54,54%) eran positivos.

Para la variable sexo, las diferencias de prevalencia fueron estadísticamente significativas (P ≤ 0,01), detectándose un 53,16% de positivos en hembras y un 40,42% en machos. La variable raza no tuvo efecto, estadísticamente significativo (P > 0,05) sobre la prevalencia de reaccionantes positivos; en cuanto a edad, en los machos no se encontró asociación significativa con positividad, mientras que en las hembras hubo asociación significativa, observándose la mayor prevalencia en hembras de 5 años o mayores (66,51%) y la menor en hembras menores de 2 años (22,22%).

En el tercer Congreso Nacional de Medicina Veterinaria (Santiago, 1980), Casanova y Paredes describen la realización de una encuesta serológica, en bovinos de la VII y VIII Regiones, con el objeto de conocer la prevalencia de anticuerpos contra el virus de la RIB. Para ello determinaron el tamaño de la muestra en 408 sueros por región en estudio; las muestras fueron analizadas por seroneutralización en tubos, considerando como positivos a los sueros que diluidos 1:10 neutralizaban 100 dosis infectantes del VHB–1 en cultivos celulares.

La prevalencia de muestras positivas fue de 26,6% en la VII Región y 21,3% en la VIII Región, determinándose que la proporción de predios con animales positivos era mayor en la VII región con un 48,2%, que en la VIII Región con un 34,6%. Según los autores, la alta proporción de reaccionantes positivos, aunque inferior a la estimada, indicaría la presencia y amplia distribución del VHB–1 en ambas regiones.

En febrero de 1980, un problema respiratorio que afectó aproximadamente al 70% de los bovinos de la Estación Experimental 'La Platina' (INIA) fue diagnosticado tentativamente como RIB desde un punto de vista clínico, sin embargo los exámenes de laboratorio realizados en cultivos celulares no permitieron aislar VHB–1 desde 10 muestras de exudado nasal tomadas durante la fase aguda de la enfermedad, ni detectar anticuerpos seroneutralizantes anti VHB–1 en 99 sueros obtenidos durante el episodio respiratorio, 15 y 30 días después. Muestras séricas tomadas un año antes del problema respiratorio al 50% de los bovinos, fueron también negativas en la prueba de seroneutralización. Al estudiar estos sueros se agregó el suero de una vaca proveniente de los alrededores de Santiago, con antecedentes clínicos de rinitis, conjuntivitis, vaginitis y aborto, determinándose un título de 16, lo que contrasta con los resultados negativos obtenidos en un plantel cerrado como es 'La Platina'.

En 1981, Maturana desarrolla la técnica de inmunofluorescencia directa para estudiar RIB, conjugando con isotiocianato de fluoresceína un suero anti VHB–1 obtenido en conejo, que demostró ser específico al ser probado en cultivos celulares infectados previamente con VHB–1. Las primeras muestras de aborto bovino examinadas con el conjugado fueron negativas, resultado que fue ratificado al ser inoculadas en cultivos celulares en donde no se aisló virus; coincidentemente los sueros de las vacas que habían abortado no presentaban anticuerpos anti VHB–1 en la prueba de seroneutralización. Las muestras de hígado, pulmón, bazo, riñón, ganglios linfáticos y cotiledones, provenían de nueve fetos abortados en los alrededores de San Fernando en 1980. Este brote de aborto bovino fue relacionado con leptospirosis. En el año siguiente, se detectaron sueros con anticuerpos seroneutralizantes anti VHB–1, con títulos de 6 a 32, provenientes de vacas de lecherías de Chimbarongo y Polonia que habían abortado recientemente. No se realizó un diagnóstico concluyente debido a la imposibilidad de obtener muestras adecuadas de fetos abortados.

En agosto del presente año, se demostró incuestionablemente la presencia del VHB–1 en órganos fetales correspondientes a aborto bovino ocurridos en un predio de la comuna de Frutillar. El diagnóstico de aborto causado por el virus de la RIB, realizado por primera vez en Chile, se fundamentó en la detección de antígenos virales específicos del VHB–1 en hígado, pulmón y bazo de un neonato muerto dos horas después del nacimiento, y en el aislamiento viral en cultivos celulares (MDBK) y su tipificación comno VHB–1 mediante seroneutralización, al determinarse un índice neutralizante de 3,8 con un suero anti VHB–1. El diagnóstico viral fue complementado con estudios histopatológicos que demostraron la presencia de cuerpos de inclusión intranucleares tipo 'A' de Cowdry (Luengo, 1982).

Los animales del predio afectado no tenían antecedentes de vacunación contra RIB y estaban constituidos por 120 vientres en producción, 40 vaquillas de reposición y 4 toros de raza Hereford. Los abortos, en número de 15, se produjeron entre tres y cuatro semanas afectando a vacas en diferentes períodos de gestación y fueron precedidos por un brote de enfermedad respiratoria diagnosticada clínicamente como RIB; significativamente los animales no presentaban anticuerpos contra Leptospirosis y Brucelosis, aunque algunos de ellos tenían títulos de anticuerpos anti VHB–1 considerados como altos (Institutos de Microbiología. Universidad Austral de Chile).

Casos semejantes se presentaron en Villarrica y San Fernando, aunque solamente en un caso el diagnóstico de RIB fue confirmado en el laboratorio por inmunofluorescencia directa en muestras de órganos fetales provenientes de la zona de Colchagua. Es pertinente señalar que algunos animales provenían de Frutillar.

Las situaciones antes señaladas, además de otros casos de aborto bovino que quedan sin diagnóstico, configuran un cuadro incipiente de enfermedad viral abortígena que debe ser enfrentado de inmediato, antes que se propague a otras zonas del país aumentando las pérdidas económicas que el aborto produce.

Prevención y control

En la prevención y control de la RIB se deben tomar en cuenta situaciones locales que se refieren a manejo, medio ambiente, comercialización y transporte, además de aspectos puntuales sobre epidemiología, inmunidad y características peculiares del virus que inciden en la transmisión y persistencia de la enfermedad; obviamente es fundamental considerar la disponibilidad de vacunas preparadas con virus inactivado o con virus vivo modificado para analizar sus ventajas y desventajas que influyan en su aplicación práctica.

Al respecto conviene discutir algunas características de RIB importantes para entender la dinámica de la enfermedad. El período de incubación es variable pudiendo durar entre 2 y 6 días, tiempo que va a depender de la vía de infección, cantidad de virus infectante y en último término del estado inmuno lógico del animal. La transmisión del virus es facilitada por las grandes cantidades de virus que se eliminan desde los animales enfermos a través de secreciones respiratorias, oculares y genitales. Desde un punto de vista epidemiológico se acepta que el virus se perpetúa en una población de bovinos por el contacto directo entre animales enfermos y susceptibles, existiendo ciertas evidencias experimentales que indicarían que el virus latente puede ser reactivado por factores estresantes indeterminados. Se considera que el ganado bovino es el principal reservorio del VHB–1; otros animales como el cerdo, cabras, conejos y búfalos de agua pueden ser infectados experimentalmente pero no se conoce lo que realmente ocurre en forma natural.

La RIB se presenta en forma más severa en neonatos susceptibles que no presenten anticuerpos maternos. Aparentemente el ganado de 'feedlots' sufre la enfermedad con más gravedad que el ganado lechero, probablemente debido al hacinamiento, problemas en el transporte, clima y mayor posibilidad de infecciones con múltiples patógenos; según Rosner (1968) estos factores serían más importantes que las variaciones de raza, sexo o edad en la determinación de una mayor susceptibilidad a la infección por VHB–1.

La aparición de nuevos casos es gradual, especialmente en grupos pequeños de animales en que puede durar dos semanas hasta que todos los animales susceptibles han sido infectados. Obviamente que este tiempo será mayor en grandes rebaños o en grupos que se intercambian con nuevos animales susceptibles.

Infecciones latentes pueden presentarse después de una infección natural, pero estas infecciones latentes no pueden ser demostradas por los métodos de rutina de aislamiento viral; experimentalmente pueden ser reactivadas mediante tratamientos con corticosteroides, que conducen a la multiplicación y eliminación de virus aunque los signos clínicos no sean tan graves como en la infección original. La reactivación de infecciones virales latentes en el ganado bovino ha sido demostrada lo que ocurre varios años después de la infección primaria, aceptándose que puede suceder en cualquier época de la vida del animal; estas reactivaciones implicarían nuevos contactos con el antígeno viral inductor de anticuerpos, lo que explica la persistencia de títulos de anticuerpos anti VHB–1 durante toda la vida de algunos animales. La reactivación de virus latentes explicaría la producción de brotes de RIB en que no hay una fuente de transmisión evidente.

Consideraciones generales en vacunación anti-RIB

Si se produce una epizootia de RIB o de otra enfermedad respiratoria grave, se debe aislar al grupo de animales afectados, separándolos de los otros y se les deberá administrar vitamina, antibióticos y terapia electrolítica de apoyo, además de una alimentación con una variedad de alimentos de buena calidad (House, 1980). Al vacunar inmediatamente después de iniciado el brote respiratorio, habrá una mayor probabilidad de reducir la incidencia de abortos, puesto que muchos animales se inmunizarán antes de infectarse (Steves y Houschele, 1973), mientras que si se vacuna en un grupo de animales en que ya se presentó el primer caso de aborto por VHB–1, la vacunación no reducirá significativamente la incidencia de abortos, porque para entonces probablemente muchos animales habrán sido infectados encontrándose francamente en el período de incubación de la enfermedad.

Es importante considerar, al vacunar cuando ya están presentes los signos de la enfermedad, que las vacunas preparadas con virus vivo modificado producen estres y éste es un componente desencadenante de enfermedades respiratorias virales, por lo que debe ser examinada en forma crítica la inconveniencia de agregar un nuevo factor estresante que podría ser atribuido erradamente a la vacuna (Steves y Houschele, 1973).

Se recomienda vacunar a las vacas reproductoras y lecheras 3 a 4 semanas antes de la época de reproducción, así las madres producirán calostro con anticuerpos que proporcionará protección contra RIB desde las primeras 24 horas de vida del ternero, hasta los 3 a 6 meses. Es fácil entender que las vacas no vacunadas que no tengan anticuerpos anti–VHB–1 tendrán hijos susceptibles desde el primer día de edad. De allí que se recomiende vacunar anualmente para que las madres tengan altos títulos de anticuerpos. La vacuna intramuscular contra RIB está contraindicada en hembras gestantes susceptibles, mientras que la vacuna intranasal es inocua; aquellas hembras preñadas que no fueron vacunadas oportunamente deberán ser vacunadas después del parto.

Según Kahrs, las vaquillas reproductoras susceptibles no se deben vacunar 30 días antes de la monta o inseminación ni después de ser cubiertas; si tienen una cierta inmunidad, podrán ser revacunadas durante la gestación sin que exista peligro de aborto. El mismo autor recomienda vacunar entre los 5 y 7 meses de edad a las terneras de reproducción, y a los terneros de angorda tres semanas antes de reunirlos en los corrales. House indica que los terneros deben ser vacunados en el lugar donde han sido criados, 30 días antes de ser trasladados o al llegar a su nuevo destino. Se recomienda comprar animales de reemplazo asegurando una procedencia conocida y en lo posible requerir un certificado de vacunación; estos animales deben ser aislados durante dos semanas y vacunados inmediatamente cuando no hubieren cumplido con este antecedente.

La vacunación de toros complica su venta debido a que muchos compradores discriminan contra los seropositivos al no poder diferenciar los anticuerpos anti–VHB–1 producidos ante una vacunación o una infección natural. Según Kahrs y Schultz (1977), los toros de cierto valor deben permanecer sin vacunarse, porque no existiría un gran riesgo de infección. La eliminación de toros seropositivos en último término constituiría una pérdida incalculable de material genético, siendo mínimas las posibilidades de transmisión del virus por semen. Straub, en 1977, recomienda usar vacunas a virus vivo modificado, aplicando aerosoles en la mucosa genital, respiratoria y conjuntival, especialmente en animales finos de riadero, productores de leche y toros de centros de inseminación artificial.

A pesar de lo expresado anteriormente, no existen suficientes elementos de juicio para comprometerse en la elección de una vacuna anti–RIB. Básicamente es la incidencia de la enfermedad la que dicta la necesidad de vacunar y en cierta medida la que indica el tipo de vacuna a usar. En Chile, las condiciones incipientes de la enfermedad aconsejan utilizar una vacuna inactivada; el posible uso de vacunas preparadas con virus vivo modificado estará sujeto a la evolución de la enfermedad en los próximos años. Cualquiera que sea la vacuna usada, es indudable que el beneficio de la vacunación tendrá que ser significativamente superiora¡ costo que involucre.

Origen del VHB-1 en Chile

De acuerdo con lo descrito por Meléndez y Rodríguez (1960), sería lícito pensar que el VHB–1 tendría su origen o habría entrado al país desde Argentina, a través de animales de importación, los que portarían el virus en forma latente. Es posible también que el virus hubiera ingresado a través de sucesivas importaciones de animales finos desde países en que la RIB es un problema de sanidad animal importante, situación probablemente parecida a lo ocurrido en Perú y Colombia, en donde la enfermedad se ha presentado en forma similar a Nueva Zelandia y Australia, exclusivamente con problemas respiratorios. Probablemente en estos países y en Chile el virus ha existido durante bastante tiempo sin llegar a producir aborto, debido a factores ambientales o ecológicos que de alguna manera influirían en la susceptibilidad de los bovinos al VHB–1. Es más factible pensar que ciertos factores de manejo animal incidan con mayor propiedad en el tropismo viral, dados los antecedentes que relacionan su aparición como un problema respiratorio con grandes concentraciones de animales en 'feedlots', en contraste con la descripción de vaginitis en el caso de pequeños rebaños servidos por un toro.

La situación nacional de la RIB, caracterizada por prevalencias altas con ocasionales brotes de problemas respiratorios y aborto esporádico se podría explicar admitiendo la existencia de otros virus Herpes bovinos antigénicamente semejantes al VHB–1, aunque de patogenicidad muy diferente, que serían interferentes con el virus patógeno. Avala este planteamiento el aislamiento en cultivos celulares, desde muestras de lesiones bucales erosivas (Pinochet, 1978), de un virus cultural y antigénicamente semejante al VHB–1, aunque con reacciones serológicas diferentes, el que sería responsable del alto número de animales seropositivos, pero que a su vez podría jugar un papel de bloqueo contra el virus patógeno. Este virus, emparentado serológicamente con el VHB–1, fue denominado VLB–69, Santiago Chile 1978.

Otra hipótesis que explica la situación y evolución de la RIB en Chile se basa en que el VHB–1 nacional correspondería a una cepa de baja afinidad por el tracto genital, que no produciría vulvovaginitis pustular ni aborto. De acuerdo con esta idea, tendríamos que aceptar que la cepa de VHB–1 aislada recientemente desde fetos abortados, correspondería a una cepa patógena ingresada hace poco tiempo al país. Las anteriores entradas al país de VHB–1 en animales portadores sanos o a través del semen importado para inseminación artificial, no habrían alcanzado a diseminarse debido a las características de explotación extensivas que predominan (Herrera, 1977), o fueron enmascaradas por la presencia de otros agentes abortígenos bacterianos o simplemente pasaron inadvertidas por la falta de laboratorios adecuados.

Investigación y control de la rinotraqueitis infecciosa bovina en Chile

Para esclarecer las interrogantes que plantea la RIB en Chile, es necesario realizar una investigación que determine el grado de patogenicidad de las cepas nacionales de VHB–1 en terneros seronegativos o en vacas gestantes, y las relaciones antigénicas entre estas cepas y la cepa Los Angeles.

La inoculación de un ternero, vía intranasal, con la cepa Puente Alto Chile 1977 no produjo manifestaciones clínicas respiratorias, probablemente debido al alto número de pasajes en cultivos celulares que tiene esta cepa desde su aislamiento. El estudio entigénico de las cepas de virus Herpes aislados desde bovinos y equinos se inició a través de una tesis de postgrado en el Magister en Ciencias Veterinarias (Celedón, 1982).

Un estudio de prevalencia de RIB en la zona sur de Chile y otros agentes etiológicos que afectan la reproducción del ganado bovino, se está realizando en el Instituto de Microbiología de la Universidad Austral de Chile, financiado por ODEPA (Reinhard, 1982).

Muestras de exudado nasal, órganos fetales y séricas deben ser enviadas a los laboratorios de Virología del Servicio Agrícola y Ganadero de Santiago, Instituto de Microbiología de la Universidad Austral de Valdivia y Departamento de Salud e Higiene Pecuaria de la Escuela de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Chile.

La inmunoprofilaxis de la RIB puede ser realizada con la única vacuna anti–RIB autorizada para su uso en Chile, 'IFFA IBR', que es inactivada y debe ser aplicada vía intramuscular o subcutánea (5 cc), repitiéndose la dosis 30 días después, con un 'booster' a los 8 meses. Esta vacuna a virus muerto puede ser aplicada en predios y zonas infectados, incluso en hembras gestantes. Se recomienda su aplicación anual para mantener una adecuada protección.

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1 comentario:

  1. María Ofelia Celedón V14 de diciembre de 2011, 14:03

    Ofelia Celedón dice: en mi tesis de Magister en que se compararon por cinética de seroneutralización los aislados Puente Alto 77 (respiratorio) y VMLV (lengua) fueron antigénicamente similares a la cepa de referencia Los Angeles (>0,05), y el aislado Frutillar 82 (aborto) fue antigénicamente diferente a la cepa Los ängeles (p<0,05).

    Otro antecedente es el que se obtuvo al comparar por enzimas de restricción (Eco RI, Hind III y Bahm HI), estos aislados y se encontraron diferencias en los perfiles electroforéticos de aislados obtenidos de diferentes lesiones y lugares geográficos (Celedón M. O., J.M. Ojeda, C. Malmus, M. Santibañez, P. Berríos. 1994. J. Vet. Med. B. 41, 460-466).

    Otro trabajo se refiere a una pesquisa de anticuerpos seroneutralizantes para la cepa Los Angeles que se hizo en sueros de 321 ovejas, 322 cabras, 74 alpacas, 43 llamas, 48 guanacos y 34 vicuñas de diferentes regiones de Chile se encontró que un rebaño de ovejas de la VI Region de 66 animales 5 tuvieron títulos de 2 a 5,6 DP50. Las cabras positivas fueron 19,3% de 14 rebaños (63,6%) dela IV Región y Metropolitana con títulos de 2 a 45 CELEDÓN,M., A.SANDOVAL, J.DROGETT, R.CALFIO, L.ASCENCIO, J.PIZARRO, C.NAVARRO. 2001.

    Pesquisa DE anticuerpos seroneutralizantes para Pestivirus y Herpesvirus en ovinos, caprinos y camélidos sudamericanos de Chile. Archivos de Medicina Veterinaria. 33(2):165-172.)

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