Ébola y su Impacto en Animales
Enfermedad por el virus del Ébola (EVE), anteriormente conocida como fiebre hemorrágica del Ébola, es una enfermedad infecciosa con una tasa de letalidad de hasta un 90% en seres humanos. La propagación de la EVE entre y dentro de los países vecinos que registran la mayoría de los casos, Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona, se debe a la alta circulación transfronteriza del virus.
Septiembre, 03 de 2014 - Autores: Patricio Berríos E. y Betsy Pincheira L.
El virus causante pertenece al género Ébolavirus, familia Filoviridae (filovirus), Orden Mononegavirales. Este virus está clasificado como un agente de bioseguridad de nivel 4, así como de Categoría A como un agente de bioterrorismo por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.
El virus del Ébola se transmite por contacto directo con líquidos corporales infectados como sangre, saliva, sudor, orina o vómitos de animales o humanos, vivos o fallecidos. La infección de seres humanos puede provenir de cadáveres de animales como gorilas, chimpancés, “duikers” (Cephalophus spp.), jabalí de río (Potamochoerus porcus), de otros seres humanos y de perros infectados asintomáticos. La transmisión del virus no ocurre previamente a la presentación de los síntomas de la enfermedad.
Los murciélagos frugívoros, de la familia Pteropodidae, Hypsignathus monstrosus, Epomops franqueti y Myonycteris torquata, son posiblemente los hospederos naturales del virus del Ébola en África.
Hasta el mes de agosto, la OMS registró 2.127 casos de Ébola y 1.145 muertes en Guinea: 380 muertos en 519 casos; Liberia: 413 muertos en 786 casos; Sierra Leona: 348 muertos en 810 casos y Nigeria: 4 muertos en 12 casos. Considerando lo anterior, este organismo internacional decretó la situación como "emergencia pública sanitaria internacional" y recomendó medidas para detener su transmisión en medio de la expectante preocupación mundial ante el riesgo de pandemia global.
Ébola en Primates
Los primates no son los reservorios del virus Ébola.
Una encuesta serológica realizada desde 1980 al año 2000 en 790 primates de Camerún, Gabón y República del Congo, pertenecientes a veinte especies diferentes, revela que 12,9% de los chimpancés salvajes presentan anticuerpos anti-Ébola. La presencia de anticuerpos específicos, en muestras recolectadas en animales antes de las epidemias, significa que el virus Ébola circula probablemente desde hace largo tiempo en los bosques de África Central. La detección de estos anticuerpos en otras especies de monos (5 driles, 1 zambo, 1 mandril, 1 cercopiteco) sugiere que la circulación del virus implicaría un gran número de contaminaciones entre especies animales distintas. La multiplicidad de las especies infectadas, la variabilidad en sensibilidad frente al virus y la gran disparidad de sus modos de vida, revelan la complejidad de la circulación del virus Ébola en su medio natural. Estas observaciones indican asimismo que una epidemia o casos esporádicos pueden surgir en cualquier momento en el conjunto de la subregión de África Central.
Los gorilas a su vez se contagian chupando las mismas hojas o frutos que los murciélagos e infectando a los miembros de sus familias y de los grupos vecinos.
La variedad del Zaire del virus Ébola, el ZEBOV, ha matado desde 2001 a 5.500 gorilas de llanura africanos (Gorilla gorilla), el 25% del total, y es la responsable de la desaparición del 95% de los que había en el Santuario de Fauna de Lossi, en la República del Congo.
Los brotes han ocurrido anualmente entre 2001-2005 en la República del Congo, con 294 muertes registradas en las poblaciones humanas y miles de muertes de los primates no humanos como chimpancés (Pan troglodytes troglodytes) y gorila de llanura occidental (Gorilla gorilla gorilla). En 2002-3 y 2003-4, dos epizootias afectaron al Santuario de Gorilas Lossi y dos tercios de la población local de los gorilas de tierras bajas occidentales desaparecieron.
Brote de Ébola fue detectado en los chimpancés del Parque Nacional Tai (Costa de Marfil) en junio de 1994 (Formenty et al., 1999), y un etnólogo se enfermó después de la autopsia a un chimpancé encontrado muerto en el bosque Tai. Fue el primer y único caso humano observado en África Occidental, y el único caso claramente atribuido a E. Costa de Marfil. Un 25% de los 43 chimpancés en la comunidad estudiada se detectaron haber muerto por el virus (Formenty et al., 1999).
Dentro del Parque Nacional Odzala, Ébola estalló en Lokoué sitio de estudio en diciembre de 2003, la epidemia se extendió por casi un año, y mató a alrededor del 95% de los cerca de 377 gorilas identificados que antes frecuentaban el claro (Caillaud et al., 2006).
En octubre de 2003, dos pobladores de Mbandza que estaban cazando en un lugar del Parque Nacional Odzala-Kokoua en el Congo se contagiaron de la enfermedad presuntamente por manipulación de presas de caza (bushmeat) y se convirtieron en exponentes de un brote que mató a 29 personas en siete semanas. Este fue el primer indicio de la enfermedad. La primera señal del brote en gorilas fue la menor presencia de gorilas en los claros de Lokoué. Según la investigadora Celine Genton de la Universidad de Rennes en Francia, seis meses son suficientes para diezmar la población.
Según Rizcala et al (2007) utilizando modelos epidemiológicos que consideran efectos combinados de Ébola y la caza en la persistencia de los gorilas, se puede predecir una disminución del 97% de los gorilas dentro de 100 años.
En cada caso de brote humano, al mismo tiempo, las poblaciones de simios más cercanos han experimentado grandes descensos en ciertos bosques cayendo en más de un 90% en pocos años o meses (Huijbregts et al, 2003; Walsh et al, 2003; Bermejo et al, 2006; Caillaud et al, 2006).
Ébola en Perros
Durante las últimas epidemias registradas en Gabón y en República del Congo, varios perros consumieron restos de animales infectados por el virus Ébola, sin por ello presentar signos clínicos visibles. Con el fin de confirmar que estos perros estuvieron efectivamente en contacto con el virus, los científicos buscaron la presencia de anticuerpos específicos del virus Ébola en su sangre. Estos animales domésticos podrían por lo tanto infectarse y excretar virus durante un tiempo determinado, convirtiéndose, de hecho, en una fuente potencial de infección para el hombre. Esto podría explicar ciertas contaminaciones humanas no aclaradas. Resulta por lo tanto necesario hoy en día evaluar la función de los perros en las epidemias de Ébola y considerar este riesgo en las medidas de lucha contra las epidemias. Estos animales podrían, además, ser utilizados como indicadores de la presencia del virus en las regiones en donde, además de la aparición de casos de mortalidad animal y humana, ningún signo externo puede indicar la presencia o no del virus Ébola.
La catastrófica declinación de los gorilas, principalmente debido al Ébola, ha motivado a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) para cambiar la ubicación del gorila de llanura occidental de "en peligro" a “en peligro crítico” (Lista Roja de Especies Amenazadas, 2007).
El temor actual es que la propagación del virus continúa entre las poblaciones de animales salvajes. Los científicos aún no saben por qué y cómo el virus Ébola ha surgido de manera explosiva en los últimos años: está el virus latente en una reserva natural - una especie forestal como los murciélagos que podrían portar el virus sin enfermar de muerte? ¿O si el virus se propaga principalmente de un mono infectado a sus contactos? Aunque ambos mecanismos de propagación probablemente juegan un papel importante, actualmente están aumentando las evidencias que los simios de hecho transmiten el virus a los demás (Walsh et al, 2007) dentro de un grupo social, entre los grupos sociales, e incluso entre especies. Esta amenaza a las poblaciones de simios que viven en el bosque contiguo es por lo tanto muy fuerte como acto de transmisión-mono a mono como un amplificador de brotes de Ébola. Las medidas de control deben tomarse tan pronto como sea posible para evitar que las especies de simios, una vez abundantes y ampliamente distribuidas, puedan eventualmente reducirse a pequeñas poblaciones remanentes.
El virus causante pertenece al género Ébolavirus, familia Filoviridae (filovirus), Orden Mononegavirales. Este virus está clasificado como un agente de bioseguridad de nivel 4, así como de Categoría A como un agente de bioterrorismo por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.
El virus del Ébola se transmite por contacto directo con líquidos corporales infectados como sangre, saliva, sudor, orina o vómitos de animales o humanos, vivos o fallecidos. La infección de seres humanos puede provenir de cadáveres de animales como gorilas, chimpancés, “duikers” (Cephalophus spp.), jabalí de río (Potamochoerus porcus), de otros seres humanos y de perros infectados asintomáticos. La transmisión del virus no ocurre previamente a la presentación de los síntomas de la enfermedad.
Los murciélagos frugívoros, de la familia Pteropodidae, Hypsignathus monstrosus, Epomops franqueti y Myonycteris torquata, son posiblemente los hospederos naturales del virus del Ébola en África.
Hasta el mes de agosto, la OMS registró 2.127 casos de Ébola y 1.145 muertes en Guinea: 380 muertos en 519 casos; Liberia: 413 muertos en 786 casos; Sierra Leona: 348 muertos en 810 casos y Nigeria: 4 muertos en 12 casos. Considerando lo anterior, este organismo internacional decretó la situación como "emergencia pública sanitaria internacional" y recomendó medidas para detener su transmisión en medio de la expectante preocupación mundial ante el riesgo de pandemia global.
Ébola en Primates
Los primates no son los reservorios del virus Ébola.
Una encuesta serológica realizada desde 1980 al año 2000 en 790 primates de Camerún, Gabón y República del Congo, pertenecientes a veinte especies diferentes, revela que 12,9% de los chimpancés salvajes presentan anticuerpos anti-Ébola. La presencia de anticuerpos específicos, en muestras recolectadas en animales antes de las epidemias, significa que el virus Ébola circula probablemente desde hace largo tiempo en los bosques de África Central. La detección de estos anticuerpos en otras especies de monos (5 driles, 1 zambo, 1 mandril, 1 cercopiteco) sugiere que la circulación del virus implicaría un gran número de contaminaciones entre especies animales distintas. La multiplicidad de las especies infectadas, la variabilidad en sensibilidad frente al virus y la gran disparidad de sus modos de vida, revelan la complejidad de la circulación del virus Ébola en su medio natural. Estas observaciones indican asimismo que una epidemia o casos esporádicos pueden surgir en cualquier momento en el conjunto de la subregión de África Central.
Los gorilas a su vez se contagian chupando las mismas hojas o frutos que los murciélagos e infectando a los miembros de sus familias y de los grupos vecinos.
La variedad del Zaire del virus Ébola, el ZEBOV, ha matado desde 2001 a 5.500 gorilas de llanura africanos (Gorilla gorilla), el 25% del total, y es la responsable de la desaparición del 95% de los que había en el Santuario de Fauna de Lossi, en la República del Congo.
Los brotes han ocurrido anualmente entre 2001-2005 en la República del Congo, con 294 muertes registradas en las poblaciones humanas y miles de muertes de los primates no humanos como chimpancés (Pan troglodytes troglodytes) y gorila de llanura occidental (Gorilla gorilla gorilla). En 2002-3 y 2003-4, dos epizootias afectaron al Santuario de Gorilas Lossi y dos tercios de la población local de los gorilas de tierras bajas occidentales desaparecieron.
Brote de Ébola fue detectado en los chimpancés del Parque Nacional Tai (Costa de Marfil) en junio de 1994 (Formenty et al., 1999), y un etnólogo se enfermó después de la autopsia a un chimpancé encontrado muerto en el bosque Tai. Fue el primer y único caso humano observado en África Occidental, y el único caso claramente atribuido a E. Costa de Marfil. Un 25% de los 43 chimpancés en la comunidad estudiada se detectaron haber muerto por el virus (Formenty et al., 1999).
Dentro del Parque Nacional Odzala, Ébola estalló en Lokoué sitio de estudio en diciembre de 2003, la epidemia se extendió por casi un año, y mató a alrededor del 95% de los cerca de 377 gorilas identificados que antes frecuentaban el claro (Caillaud et al., 2006).
En octubre de 2003, dos pobladores de Mbandza que estaban cazando en un lugar del Parque Nacional Odzala-Kokoua en el Congo se contagiaron de la enfermedad presuntamente por manipulación de presas de caza (bushmeat) y se convirtieron en exponentes de un brote que mató a 29 personas en siete semanas. Este fue el primer indicio de la enfermedad. La primera señal del brote en gorilas fue la menor presencia de gorilas en los claros de Lokoué. Según la investigadora Celine Genton de la Universidad de Rennes en Francia, seis meses son suficientes para diezmar la población.
Según Rizcala et al (2007) utilizando modelos epidemiológicos que consideran efectos combinados de Ébola y la caza en la persistencia de los gorilas, se puede predecir una disminución del 97% de los gorilas dentro de 100 años.
En cada caso de brote humano, al mismo tiempo, las poblaciones de simios más cercanos han experimentado grandes descensos en ciertos bosques cayendo en más de un 90% en pocos años o meses (Huijbregts et al, 2003; Walsh et al, 2003; Bermejo et al, 2006; Caillaud et al, 2006).
Ébola en Perros
Durante las últimas epidemias registradas en Gabón y en República del Congo, varios perros consumieron restos de animales infectados por el virus Ébola, sin por ello presentar signos clínicos visibles. Con el fin de confirmar que estos perros estuvieron efectivamente en contacto con el virus, los científicos buscaron la presencia de anticuerpos específicos del virus Ébola en su sangre. Estos animales domésticos podrían por lo tanto infectarse y excretar virus durante un tiempo determinado, convirtiéndose, de hecho, en una fuente potencial de infección para el hombre. Esto podría explicar ciertas contaminaciones humanas no aclaradas. Resulta por lo tanto necesario hoy en día evaluar la función de los perros en las epidemias de Ébola y considerar este riesgo en las medidas de lucha contra las epidemias. Estos animales podrían, además, ser utilizados como indicadores de la presencia del virus en las regiones en donde, además de la aparición de casos de mortalidad animal y humana, ningún signo externo puede indicar la presencia o no del virus Ébola.
La catastrófica declinación de los gorilas, principalmente debido al Ébola, ha motivado a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) para cambiar la ubicación del gorila de llanura occidental de "en peligro" a “en peligro crítico” (Lista Roja de Especies Amenazadas, 2007).
El temor actual es que la propagación del virus continúa entre las poblaciones de animales salvajes. Los científicos aún no saben por qué y cómo el virus Ébola ha surgido de manera explosiva en los últimos años: está el virus latente en una reserva natural - una especie forestal como los murciélagos que podrían portar el virus sin enfermar de muerte? ¿O si el virus se propaga principalmente de un mono infectado a sus contactos? Aunque ambos mecanismos de propagación probablemente juegan un papel importante, actualmente están aumentando las evidencias que los simios de hecho transmiten el virus a los demás (Walsh et al, 2007) dentro de un grupo social, entre los grupos sociales, e incluso entre especies. Esta amenaza a las poblaciones de simios que viven en el bosque contiguo es por lo tanto muy fuerte como acto de transmisión-mono a mono como un amplificador de brotes de Ébola. Las medidas de control deben tomarse tan pronto como sea posible para evitar que las especies de simios, una vez abundantes y ampliamente distribuidas, puedan eventualmente reducirse a pequeñas poblaciones remanentes.
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