La peste bovina
La peste bovina (o 'rinderpest', que proviene del Alemán y significa 'plaga vacuna') es una enfermedad infecciosa que ha matado a cientos de millones de cabezas de ganado a lo largo de cientos de años, a menudo ocasionando hambruna. El último caso registrado de peste bovina data del 2001 y se declaró oficialmente erradicada en el 2011, de modo que se convirtió en la segunda enfermedad viral (después de la viruela) en ser erradicada gracias a la intervención humana1.
El virus de la peste bovina pertenece al grupo de virus llamados morbillivirus que incluyen los virus que provocan el sarampión, la peste de los pequeños rumiantes (PPR) y el moquillo canino2. La peste bovina infecta a ganado con una tasa de mortalidad del 80-90%3 y los síntomas incluyen fiebre, secreción de la nariz y los ojos, úlceras, diarrea y deshidratación.
El primer brote registrado fue en el 376 A.C en Europa, y tal fue su escala de destrucción que desde el siglo XVIII se han hallado bien documentados detalles de brotes en Europa y Asia2. La urgencia de la situación llevó al desarrollo de grandes avances en el manejo de la enfermedad, en particular en cuanto a las restricciones y a la inspección y disponibilidad de animales. La enfermedad incluso motivó la creación de la primera facultad de veterinaria del mundo en entrenar especialistas en fiebre bovina2. A pesar de estas medidas de control, la peste bovina se esparció por África, dónde en los años 80 surgió una pandemia que no solamente causó daño a la población de ganado vacuno, sino también a búfalos, girafas, ñus y antílopes3.
Desarrollo de vacunas
Robert Koch desarrolló la primera versión de la vacuna contra la peste bovina en 1897, cuando se dio cuenta de que podía proteger a los animales inyectándoles sangre y bilis de un animal infectado2. Este procedimiento se perfeccionó con medidas de seguridad como el uso de suero de un animal recuperado, procedimiento que se aplicó ampliamente en India y África.
Muchas personas de la tribu Masai murieron en las hambrunas posteriores a los brotes de peste bovina |
Posteriormente, se mejoró con el uso de un virus debilitado o atenuado. Esta vacuna se creó infectando cabras en serie, una tras otra. El virus no hace que las cabras enfermen pero puede multiplicarse y perder gradualmente la capacidad de causar la enfermedad en el ganado2. Exponerse a esta versión caprinizada del virus protegía de por vida a la mayor parte del ganado contra el virus vivo, pero no resultaba factible para todas las razas de ganado. Esto podía tratarse con distintas formas de la vacuna creada pasando el virus a través de conejos, cabras, ovejas, terneros, cerdos y embriones de pollo2.
El desarrollo de cultivos celulares proporcionó la oportunidad de atenuar la vacuna sin usar animales vivos. En 1962, Plowright y Ferris hallaron que podían cultivar una cepa de peste bovina en células bovinas de riñón2. Esta vacuna todavía tenía la desventaja de necesitar refrigeración y también se necesitaban riñones frescos para cultivarlo. Desarrollos posteriores permitieron el uso de líneas de células Vero que podían mantenerse de forma continuada sin la necesidad de tejido fresco, y técnicas de congelación/secado permitieron el almacenamiento de vacunas sin refrigeración2. Estos avances fueron cruciales en la obtención de la vacuna para eliminar la pesta bovina en sus bastiones finales en la África rural.
Diagnóstico
Buena parte del éxito de la campaña de vacunación fue debida al desarrollo de técnicas para detectar la presencia de peste bovina en la población y en diferenciar entre sus cepas. La mayor parte de estas pruebas consistían en placas cubiertas de muestras de virus o de un anticuerpo que se une al virus. Las placas cubiertas de anticuerpos detectaban el virus cuando se las exponía a una muestra de un animal infectado y las placas cubiertas de virus podían detectar los anticuerpos del sistema inmunitario del animal2 Además, la secuencia genética de las muestras de virus permitía a los investigadores identificar las rutas de transmisión de la peste bovina entre regiones y descubrir nuevas fuentes de la enfermedad.
Una dificultad del diagnóstico es diferenciar entre los animales vacunados y los animales previamente infectados. Ambos animales tienen anticuerpos contra el virus, pero distinguirlos proporciona un panorama más claro acerca de la localización de los focos restantes de la enfermedad. Los investigadores pudieron desarrollar virus modificados genéticamente, cada uno de los cuales contenía unos marcadores especiales, incluida una proteína verde fluorescente, que podían usarse para generar anticuerpos que se distingan de los que se generan al contraer la enfermedad en su forma activa4. Desafortunadamente, estas vacunas sólo se aprobaron cuando la peste bovina ya estaba erradicada, pero la tecnología y el enfoque van a poder aplicarse en cualquier futura campaña5.
Un aspecto que ha hecho posible la erradicación ha sido que los hábitats naturales de estos animales no actúan como reservorios de la enfermedad. A pesar de que gran parte de la fauna murió al contraer la peste bovina, la investigación continuada mostró que el virus no se mantuvo en estas poblaciones5. Esta investigación permitió que el programa de vacunas se implementara con eficiencia poniendo la enfermedad del ganado en el foco de atención.
Investigación continuada
A pesar de que la enfermedad ha sido declarada erradicada, existen todavía cientos de muestras almacenadas de peste bovina en docenas de laboratorios. En julio del 2013 se levantó una moratoria internacional en la investigación de la peste bovina y en la actualidad los científicos ya pueden investigar el virus de la peste bovina, sujetos a la aprobación de la Organización de Agricultura y Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) y a la de la Organización Mundial de la Salud Animal (OIE)6.
Mientras puede parecer inusual el desarrollo de investigación acerca de una enfermedad erradicada, el primer proyecto que se ha aprovado tiene como objetivo reducir el número de muestras almacenadas de peste bovina. Mientras que algunas de éstas son muestras de tejido y cepas vivas del virus destinadas a futura investigación, la mayor parte de estas muestras son vacunas del virus vivo atenuado. Estas se guardan en 53 laboratorios de 34 países y la mayoría de ellos son reacios a destruir sus vacunas en caso de que se produzca un brote inesperado de la enfermedad7.
Esta nueva investigación tiene como objetivo determinar si las vacunas desarrolladas para la PPR (peste de los pequeños rumiantes), un virus de la misma familia, es efectivo contra la pesta bovina. Si ésta tiene éxito, esto alentará a los países a renunciar a sus existencias de virus de la peste bovina y reducir el riesgo de que se libere de modo no intencionado al hábitat natural del ganado6.
Referencias
5. http://rea.au.int/ar/sites/default/files/Eradication_of_Rinderpest_from_Africa_A_great_milestone.pdf
7. G. Fournié et al. (2013) Rinderpest Virus Sequestration and Use in Posteradication Era Emerging Infectious Diseases 19(1) http://doi.org/m7w
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