lunes, 19 de octubre de 2009

INICIOS DE LA MEDICINA VETERINARIA: GRECIA, ROMA, IMPERIOS BIZANTINO Y ÁRABE

Después de Egipto, India y China, se han encontrado innumerables muestras del inicio de la medicina veterinaria en Grecia, Roma, e imperios bizantino y árabe. Todos ellos que hablan del amor y de la necesidad del hombre de sus hermanos menores, relación no exenta de crueldad...

Grecia antigua

El real avance de la cultura griega y sus aplicaciones ocurrieron en la segunda mitad de la décimo séptima centuria. Antes, la mitología griega había desarrollado un complejo politeísmo pagano que asignó un animal a cada uno de sus dioses. La serpiente, representante del inframundo, se conocía como dios de la curación, antes que la medicina propiamente tal. El culto minoico del toro en Creta se desarrolló junto a la domesticación del ganado. El toro simbolizaba la fertilidad y el poder.

En la agricultura griega el control del medio ambiente era considerado como esencial para los terrenos agrícolas. La entrega de animales para los sacrificios colocaba a los ganaderos en el centro de la civilización. Los agricultores griegos distinguían claramente entre animales salvajes y animales domesticados. Utilizaban yuntas y grupos de bueyes para mover las pesadas piedras de sus templos. Llama la atención que 200 a. C. existía cooperación entre ciudades-estados (Myania e Hipnia) para mantener la cría de ovejas y sus movimientos geográficos.

Los profesionales de la salud en Grecia, al igual que en otros pueblos antiguos, tenían sus raíces en la mitología y la magia. Los dioses debían tener un doctor que curase sus heridas y les prescribiera hierbas medicinales. Paiar fue el primer doctor de dioses.

El legendario centauro Chirón inició la medicina comparada. Chirón tuvo la responsabilidad de enseñar a Esculapio y Melampus. Esculapio trataba a humanos y animales. Melampus (1.380 a. C.) sanaba ovejas y se decía que tenía la capacidad para comunicarse con los animales. Aristaios, otro pupilo de Chirón, llegó a ser un gran médico de animales.

El centauro, símbolo de Chirón, fue adoptado como emblema distintivo por la British Veterinary Association y la United States Veterinary Medical Association como sello (1.898).

Apolo fue el dios mítico de la salud y enfermedad. Su hijo Asklepios fue educado por Chirón y fue famoso como cirujano y yerbatero, él cuidaba tanto a animales como personas, de hecho existe una moneda romana con Asklepios tratando al ganado. El emblema de Asclepios, una serpiente enrollada en un palo (caduceus), ha llegado a ser el símbolo internacional de la medicina humana y veterinaria. La diosa serpiente Amphiaraos, mito egipcio llevado a Grecia, curaba a los enfermos mediante el sueño. Apsyrtos (300 a. C.) era un brillante dios de los equinos

“Caduceus” fue también un símbolo de las actividades médicas. En 1902 el Departamento Médico de la Armada de USA adoptó el “caduceus” como insignia. Agregándole una “V” sobrepuesta, el “caduceus” llegó a ser el símbolo de la profesión veterinaria americana y del Cuerpo Veterinario de la Armada.

Cientístas-filósofos de Grecia. Tales de Miletos (640 – 546 a. C.) inició el estudio de la Naturaleza de una manera rigurosa y racional, buscando explicaciones sin atender a prejuicios, especulaciones sobrenaturales y dogmas. Demócrito, el antecesor de la teoría atómica, también estudiaba el interior de los animales para conocer la naturaleza de las enfermedades. Sus trabajos han sido de gran interés para la historia de la veterinaria. Pitágoras, genio y místico (582 a. C.), creía en la inmortalidad del alma y su transmigración a otras criaturas. Se cuenta de él, que al ver a un hombre golpear a un perro, le dijo: “Detente, no le pegues. Es el alma de un amigo, reconocí su voz”. Empedocles, seguidor de Pitágoras, enfatizaba el valor de los experimentos, aunque también creía en la transmigración de las almas. Él argumentaba que debió haber existido una mayor cantidad de seres vivos en los primeros tiempos, pero muchos de ellos fueron incapaces de adaptarse y multiplicarse, extinguiéndose. En el fondo se anticipó a las ideas evolutivas de Charles Darwin. Hipócrates (470-399 a. C.) máximo representante del pensamiento y ética médica, ha sido inmortalizado por la profesión veterinaria, a través del juramento de los graduados en veterinaria, denominado “Juramente Hipocrático”. Incidentalmente escribió un tratado “Fracturas y Dislocaciones”, acerca de fracturas y luxaciones en el ganado y las personas.

Aristóteles (384-322 a. C.). Gran amante de la anatomía y fisiología. Uno de sus mayores intereses era la Naturaleza. Dos de sus famosos libros sobre biología son: Componentes de los Animales y Generación de los Animales. En los cuatro volúmenes de Componentes de los Animales que es un libro de anatomía comparada de los Animales, explica además las funciones de los órganos. En su Historia de los animales (Historia Animalium) entrega información de casi 500 especies. En “El Trote de los Animales” explica la locomoción de los cuadrúpedos como una secuencia diagonal de las piernas.

En la “Patología” de Aristóteles se describen enfermedades de caballos, asnos, ganado, ovejas, cerdos, peces, abejas, elefantes y perros. Él siguió el método hipocrático de la medicina aplicándolo a las enfermedades veterinarias. Un logro fue el conocimiento de una enfermedad ovina, en que las ovejas de Leontini, Sicilia, morían repentinamente, presentando sus riñones recubiertos por grasa y con degeneración, condición conocida actualmente como “riñón pulposo” o enterotoxemia ovina. En la Historia de los Animales, Aristóteles describió dos métodos de castración y sus consecuencias en el crecimiento del animal joven.

Probablemente fue el primero en escribir sobre las enfermedades de los cerdos, describiendo una entidad mórbida que posiblemente era carbunclo, otro cuadro cursaba con fiebre y diarrea, además describió que ciertas dietas ricas en bellotas causaban abortos en cerdas y ovejas. Según Artistóteles los perros sufrían de tres enfermedades: lyssa o rabia, “cymanche” o “quinsey” una condición tipo “paperas”, generalmente fatal, y “gota” una severa lesión en las patas.

Aristóteles describió dos graves epidemias del ganado, una caracterizada por enfermedad pulmonar y enflaquecimiento, probablemente pleuroneumonía contagiosa, y la otra que cursaba con lesiones en las patas parecidas a la fiebre aftosa.

En los equinos observó ántrax, tetano, laminitis (“enfermedad de la cebada”), dolor al corazón o pálpitos, “ileus”, un cólico doloroso. En los burros describió una entidad llamada “Melis” probablemente “glanders” caracterizada por descargas nasales sanguinolentas y purulentas.

Roma antigua

Las raíces culturales del arte veterinario romano se remontan a los etruscos que eran grandes amantes de los animales. En sus tumbas se han encontrado relieves de finos caballos y toros. Los etruscos desarrollaron la adivinación y el presagiar en dos modalidades: el “Augury” basado en el vuelo y gritos de los pájaros, y el “Haruspicy” mediante la observación de las entrañas de animales sacrificados, especialmente del hígado. Los “haruspex” eran una autoridad en las enfermedades de los animales.

Los cuidadores de animales se llamaban “suovetaurinarii” palabra derivada del “suovetaurilh” sacrificio de un cerdo (sus), una oveja (ovis) y un toro (bull); probablemente “veterinarius” derivó de esta palabra. El origen puede ser de “veterina” como llamaban a los animales de carga. Veterinarium era el animal de carga de los militares romanos.

Entre 180 y 192 d. C., el veterinario estaba ubicado dentro de los individuos con inmunidad por su competencia en una importante especialidad.

El fenicio Mago (550-500 a. C.), padre de la agronomía y de la producción animal del Mediterráneo, autor de una enciclopedia de 28 volúmenes sobre agricultura, entrega detalles sobre la castración de potros y toros.

Durante el imperio romano, la medicina humana y la medicina veterinaria no tenían un alto rango social. La veterinaria era un arte empírico al servicio del ejército y la agricultura. El fuerte de los veterinarios eran los tratamientos de traumas y heridas, sangrías y obstetricia, y cirugía mayor lo que requería una gran destreza.

Cato (234-139 a. C.) en De Agricultura cubría muchos aspectos de producción animal como crianza de abejas para obtener miel y ceras. Cato recomendaba dar a un buey enfermo un huevo crudo de gallina que sería ingerido entero, y si a un buey lo mordía una culebra se le debía administrar un cocimiento de hinojos y vino por las narices, y aplicar una cataplasma de excrementos de cerdo sobre la herida. Cato reconocía la importancia de los ectoparásitos, arácnidos y garrapatas y prescribía una loción preventiva de aceite de olivo y un extracto de lupino y vino para ser rociados sobre el animal.

Roma fue afectada por grandes epidemias en humanos y animales. Virgilio (70 a. C. – 19 d. C.) en Georgica describe horribles visiones de las plagas, una de ellas puede haber sido el carbunclo que causaba muchas muertes. Virgilio describe las prácticas para combatir las “costras sucias” en las ovejas, con baños en arroyos y pozos o por frotación con alquitrán negro, después de esquilarlas.

La escuela metódica se adecuó a las actividades de los primeros veterinarios romanos, sin embargo, hubo un escaso progreso intelectual en el estudio de las enfermedades de los animales en esta fase de empirismo.

Los primeros escritores romanos de la medicina humana y animal fueron:

Marcus Terentius Varro (116 – 27 a. C.). En su “Rerum Rusticarum” (Concerniente a la Agricultura) consideraba a las enfermedades infecciosas como contagiosas y atribuibles a organismos invisibles o miasmas del viento; él observó que un animal enfermo podía amenazar a todo el rebaño, y proponía segregar a los animales en pequeños grupos. Varro era muy conciente que el estrés ambiental, como las temperaturas extremas, trabajo excesivo así como una deficiente alimentación, eran causantes de enfermedades.

Cornelius Celsus (25 a. C – 50 d. C.) fue considerado como el Hipócrates latino. Escribió “De Medicina” y fue el primero en describir el fenómeno de la inflamación. En los caballos observó que cuando presentaban desordenes nerviosos tenían quistes en el cerebro.

Gaius Plinius Secundus (23 -79 d. C.) escribió “Historia Natural”. Para tratar enfermedades de los animales hizo muchas recomendaciones, como tratar problemas de la piel con linimento de extractos de raíz de narciso; la sarna por garrapatas de ovejas con jugos de lily (Ixias species) y lupino hervido para caballos con condiciones exematosas de las piernas.

Columella. Nació en Cádiz colonia Púnica en España. Vivió en la primera centuria. Escribió 12 volúmenes con detalladas informaciones sobre la crianza, alimentación, producción y salud de los animales. Se refirió a variadas enfermedades de animales y las intervenciones veterinarias, en muchos idiomas y países. En “De re rustica”, sobre producción animal, en el volumen 12 acerca de los cuidados para la salud animal, enfatiza en las medidas de higiene en los establos, y en la necesaria separación de los animales enfermos de los sanos. Columella es el mejor de los autores romanos al mezclar una adecuada teoría con una excelente experiencia de terreno. Describió una nueva técnica de castración en que utilizaba la compresión con una banda de hinojos que apretaba el cordón espermático y así se evitaban hemorragias e infecciones.

Galeno de Pérgamo (130-200 d. C.) fue un cirujano de la escuela de gladiadores que tenía la oportunidad de tratar a los gladiadores y de diseccionar a los animales muertos en el circo. Galeno creó más de 400 tratamientos llamados galénicos. Este griego que trabajó en Roma fue el fundador de la medicina comparada experimental.

Flebotomía e hiposándalos. La flebotomía fue muy importante en la medicina veterinaria. Su práctica se puede trazar hasta el papiro egipcio de Kahun. La flebotomía se usaba para remover la sangre vieja e impura. Para sangrar utilizaban la “sagitta” que era un instrumento metálico de punta muy afilada. Como el transporte animales era muy importante en el Imperio Romano, el cuidado de los cascos fue imprescindible en caballos, mulas y bueyes de tiro. Para ello se utilizaron almohadillas protectivas o “hiposándalos” que se colocaban en los cascos para mantenerlos limpios o para fijar los remedios in situ. Los romanos no utilizaban herraduras.

Antes de la caída del Imperio Romano, la crianza y salud de los caballos siguió siendo el deber más importante de los veterinarios de la época, además de la producción ganadera. Paladios tuvo un especial interés en la medicina aviar.

Las contribuciones de los romanos en la medicina veterinaria fueron menos de lo esperado, era más aplicada. Los romanos dieron a la profesión veterinaria el alto rango de “inmunes” en las unidades militares.

La veterinaria romana se relacionó principalmente con la agricultura, mientras que la veterinaria griega se relacionó fundamentalmente con la medicina humana.

Imperio Bizantino

La caballería fue un factor importante para mantener a este imperio, lo que confirió a la veterinaria un papel esencial para la sociedad bizantina. Durante el imperio bizantino hubo un gran desarrollo de la veterinaria. Un libro famoso fue “Hippiatrika”, manuscrito solicitado por Constantino. Hierokles fue uno de los principales autores con 107 contribuciones. Fueron 17 autores de esta obra sobre los males de los caballos. Apsyrtos, veterinario militar contribuyó con la dentición de los caballos, tema tratado por primera vez en la historia de la veterinaria. Hippiatrika (IX a X era a. C.) es un clásico de la veterinaria y una extraordinaria pieza de literatura.

La historia de la veterinaria es recordada en “Geopónica” (Agricultura); en los libros 16 al 19 se hace referencia a la cría enfermedades del ganado.

Demetrio escribió un fino tratado sobre los tratamientos de los halcones que tenían un gran valor económico.

Apsyrtos (300 – 360 a. C.) fue un genio griego de la medicina equina. Escribió sobre antrax, tetanos, y gurma; sobre cirugía y desordenes de la reproducción. Su pupilo Chiron el veterinario (+/- 300 d. C.) escribió 10 libros de medicina veterinaria, por órganos y sistemas: “Mulomedicin chironis”.

Publius Vegetius Renatus o Vegetius escribió “Artis Veterinariae”, “Sive Mulomedicine” y “On the Distemper of Horses”.

Imperio árabe

Durante este imperio hubo grandes progresos en veterinaria. La importancia de los animales domésticos de los árabes se intuye de estos antiguos versos del Sahara: “Los caballos para la guerra; los camellos para el desierto y los bueyes para los pobres”. Se acepta que las conquistas árabes fueron posibles por sus caballos Árabes y Barb.

El Corán no instruye sobre medicina. Los remedios iniciales eran caseros o beduinos, además de plegarias religiosas. Galeno e Hipocrates influyeron en la medicina árabe, e introdujeron la ética y el juramento de los nuevos médicos y veterinarios. Hunayn tradujo los trabajos sobre veterinaria de Theomnestus y estableció los estándares éticos de la profesión veterinaria. Avicenna (Ibn Sina) seguidos de Aristóteles, escribió “Canon of Medicine”, sobre enfermedades de los caballos, algo sobre perros y elefantes. Albucaisi escribió una enciclopedia “Medical Vade Mecun” y algo de veterinaria y cirugía experimental. Averroes (Ibn Rushal) (1.126 – 1.128) fue un hispano-árabe relacionado con la medicina. Averzoar practicó la traqueotomía en cabras y trabajó en parasitología veterinaria. Maimonides estableció (1 – 200) que la saliva de los perros rabiosos era el veneno más peligroso. Describió la tuberculosis en animales de matadero, y fue el fundador de la Salud Pública Veterinaria. Al-Jahiz (900) escribió al-Hayawan sobre Zoología y enfermedades de animales.; ad-Damiri (1.400) escribió “The Life of Animals”. Ahmed ibn Hasan (1.209, escribió un libro de veterinaria: “al-Kitâb al-Baytâral.

Ibn Jakoub, en 695, escribió el principal libro sobre equitación y herraje. En Arabia se le daba gran importancia a los caballos, situación que confería estatus. Había verdaderos establos-hospitales. Se denominó baytar a quienes se dedicaban a los caballos.

Abon Zakaria escribió “Kitab el Felalhah” sobre agricultura con unidades que trataban sobre producción y salud animal, específicamente sobre higiene y enfermedades del ganado, ovejas, cabras, caballos, asnos, mulas y camellos. Y especialmente sobre cojeras en caballos y más de 100 afecciones equinas junto al cuidado dental. Zakaria fue el mejor escritor veterinario musulmán. Abu Bakr (1.309 – 1.340) escribió “Kamil” princialmente sobre cuidados de los caballos, su manejo, selección de linajes, caballos de carreras y su sistema locomotor y oftalmología.

Los veterinarios árabes, al igual que los de otros países, se preocupaban principalmente de solucionar problemas prácticos antes que entender el concepto del proceso íntimo de la enfermedad. Pareciera que en 1.332 ellos hicieron la primera inseminación artificial en animales domésticos.

El conocimiento médico y veterinario árabe se diseminó hacia Europa y España, sur de Italia y al Imperio Otomano, hasta que el imperio árabe se desmoronó.

Adquisición europea de los conocimientos veterinarios moros. Juan Alvares de Salamiellas escribió en 1.350: “Libro de Menescalcia e de Albeiteria et Fisica de las Bestias”, en que describía enfermedades de los caballos, sus tratamientos médicos, y cirugía. Las profusas ilustraciones del libro se refieren a escenas de dosificación oral, atención dentaria, exámenes de las piernas, trbajo en los cascos y herraje; entablillamiento y cauterización, sangrías, castración, tratamientos de laminitis y administración de enemas. Además inlcuía un amplio rango de instrumentos de cirugía, diversos formularios y un avanzado conocimiento de oftalmología.

La medicina veterinaria española era más avanzada que la que se practicaba en el norte de los Pirineos debido a la influencia árabe. En España Albeytar significaba veterinario, y provenía de la palabra árabe al-Baytar. El rey Alfonso V de España fue el patrono de las ciencias y de la medicina veterinaria. Ël requiró a Manuel Diaz escribir un libro sobre manejo equino y medicina veterinaria: “Libro de Albeyteria por lo Noble Mossem M. Diaz (1.439).

Los escritos más antiguos sobre veterinaria fueron realizados en monasterios españoles: “Liber Artis Medicinae at Ripoll” por Fray Teodorico en Valencia, sobre enfermedades de los equinos (1.200), y “The seven books of Albeitary and Science “ por el monje portugués Bernardo en 1.400.

El Protoalbeytar sistema de acreditación veterinaria que establecía los estándares para los nuevos albeytar o doctores de caballos, servía de entrenamiento para los aprendices. El Tribunal de protoalbeytar terminó en 1847, y duró aproximadamente 350 años.

La Escuela de los Albeytars viajó a América, y en México, Juan Suarez de Peralta escribió “Tratado de Albeytería” en 1.580, constituyendo el primer texto sobre doctores de equinos en el Nuevo Mundo. El primer centro de educación veterinaria fue fundado en México en 1853.


Extractado de: Veterinary Medicine. An Illustrated History. Dunlop, R.H., Williams, D.J. MOSBY. 1996. 692 pp

1 comentario:

  1. Desde el Caduceus griego hasta la albeytería mexicana, existen innumerables muestras de la relación entre los seres humanos y los animales domesticados y no domesticados. relación interesada pero no exenta de cariño...

    ResponderEliminar