viernes, 1 de abril de 2011

LA MEDICINA VETERINARIA Y YO (8) Patricio Berríos Etchegaray. Mi paso por la Universidad de Concepción

Mi paso por la Universidad de Concepción (1992 - 1999)

En esa época la Escuela de Medicina Veterinaria de Chillán era la única por esos lares. Ahora la U de Conce tiene otra escuela en Concepción, y una privada tiene otra. ¿No será como mucho? ¿De dónde sacan tantos profesores acreditados como docentes universitarios? Obviamente alumnos no les van a faltar...

Desde muchos años atrás visité Chillán al asistir a congresos y reuniones varias. Me gustaba mucho la plaza de armas, el mercado y la avenida de los cerezos en flor. Lugares de gran atracción turística. El Campus Chillán en que estaba la escuela de veterinaria también era muy hermoso, en realidad era un parque con unos tremendos árboles. En ese lugar estaba la casa de huéspedes donde alojaba, y los recintos académicos donde hacía las clases. Tenía una muy buena biblioteca, con bibliotecarias muy profesionales, y simpáticas además.

Debo reconocer que lo que más me gustaba era el viaje en tren desde San Bernardo a Chillán. Lleno de peripecias y sabrosas anécdotas. Siempre dije que lo único bueno que tenía el viejo tren eran las azafatas. Era así en esa época.

Hice clases de Virología y Enfermedades Virales desde 1992 a 1999. En esa época aprendí algo de infecciosas virales. Los cursos eran iguales a los que he conocido en otras universidades, con muchos alumnos sin vocación y poca aptitud académica. La mayoría de ellos simpaticones y medio flojones... recuerdo a un curso en que había agregado un par de horas para seminario, el que desgraciadamente tenía horario después que el curso regresaba de una salida a terreno. Y como los alumnos no se comportaban lo cerré en medio de una presentación sobre priones y vacas locas. Fuera de eso, lo de siempre, eran campeones para reclamar por las preguntas de las pruebas. Y los 3,9 llorones para subir a 4,0. Algo propio de Chillán, a clases en horario de 8:30 sólo iban unas 10 chiquillas a tomar apuntes. Los varones descansaban (El descanso del guerrero...). Eran buenos para el trago, según ellos por el frío. Después inventaron algo mejor para el frío: vivir en parejas... Cada uno sabe donde le aprieta el zapato. Recuerdo a un joven que me criticaba por hacer 3 horas seguidas de clases, horario que obviamente me había impuesto la universidad. Pero, el joven que me criticaba, que era el presidente del centro de alumnos de veterinaria, no iba nunca a clases...

Otra historia fue la de una niña que sacó un 2,0 en una prueba y al repetirla no subió la nota y empezó a presionar por una tercera prueba a lo que me negué rotundamente. La estudiante reclamó, y la dirección de escuela me pidió por escrito que le hiciera una tercera prueba a lo que me negué aduciendo que era injusto para sus compañeros. La niña se la jugó y mandó una carta a rectoría quejándose por aquella situación. El rector me envió los papees de la queja, y tuve el desagrado y verguenza de leer una carta tan mal escrita tanto en ortografía como en sintaxis, y con muy malos argumentos. Petición que no prosperó pero que me hizo pasar un mal rato con mis pares académicos... En esas pruebas me di cuenta de algo terrible, al comparar virus con células algunos alumnos evidenciaban no tener claro el concepto de célula...

Yo tomaba exámenes en forma verbal. Una vez me equivoqué al poner la nota y una pobre chiquilla que no sabía para el 4 aprobó por error mío. Obviamente nadie me lo dijo en el momento, pero, fue mi equivocación. Otra tallita fue la de una chiquilla de buena figura, que no encontró nada mejor que contornear sus curvas insistentemente tratando que yo le subiera la nota, como no lo hice no me saludó más, peor aún, me hacía grandes desprecios cuando me veía.

Tuve una ayudante a la que todavía recuerdo, la "MIMI" María Eugenia Valdéz, hija de un médico de Linares. Tengo buenos recuerdos de los colegas Manuel Quezada y Armando Islas. El colega Santa María fue un buen decano y un buen director del Campus.

Por esos años entregaron el nuevo edificio para los huéspedes que vino a reemplazar al vetusto y mal tenido lugar para invitados. Un día encontré un terrible olor a caca y me quejé a la autoridad. Los maestros habían dejado un conducto cerrado. Otra vez noté que el gas no funcionaba, ahora los maestros chasquillas no había abierto el conducto de salida del gas. Por suerte no explotó al encender la ducha... La tercera fue más grave porque al quedar los techos mal terminados el agua entró al saloncito de estar y reventó el televisor, y ante la emergencia eléctrica me enviaron a dormir a un hotel en el centro de Chillán. Curiosamente la señora a cargo del edificio me tildaba de reclamador con la sonrisa en los labios, por suerte...

En marzo de 1999 se terminó de imprimir el libro "Inmunoprofilaxis en Medicina Veterinaria. Principales Vacunas Utilizadas en Animales Domésticos" Cuyos autores fueron P. Berríos y J. López. Sólo puedo decir que su ejecución no estuvo exenta de problemas...


Lo más anecdótico era el viaje semanal que hacía para ir a Chillán. Debí llevar ratoncitos lactantes para el práctico de Virología, y como estaba prohibido hablé con las azafatas a las que les llamó mucho la atención los pequeños ratoncitos lactantes. En ese momento me hice amigo de las chiquillas azafatas que eran muy simpáticas. Lo mejor del tren. En un viaje me invitaron a ir en la sala de maquinistas, entre Talca y Curicó. Curiosamente tenía más anécdotas ferrocarrileras que los propios maquinistas... frutos de mis viajes en tren etre 1948 y 1955. Un día les regalé un pan de Pascuas al personal del convoy, era un extraordinariamente delicioso pan de Pascuas que hacía mi suegra Sra. Olpha. Fue muy agradecido. La verdad es que el pancito no tenía nada que ver con los que se venden en el comercio. Y por un pan de Pascuas me gané una apuesta, ya que pasé por el carro de los fumadores, ofreciendo pan de Pascuas casero. Sí, lo hice pero en baja voz...En los viajes en tren, estudiaba, leía, oía música clásica y conversaba y conversaba. Se me hacía corto el viaje, que duraba entre 4 y 5 horas. Una vez me encontré con un compañero del internado del Liceo de Talca. Fue emocionante, incluso cantamos el himno del internado. "quiero ser del internado donde la vida es mejor, donde la vida es mejor. En la puerta hay un candado y en la mesa un inspector. Los primeros y los quince sábanas hay que cambiar. Lunes, miércoles y viernes porotos hay que comer... Esta era la parte fija, el resto cambiaba año a año. Todo esto con música de una marcha alemana.

Lo mejor fue haber conocido a una señora campesina que era de Trapa-Trapa y que me contó todo el episodio recurrente de la fiebre aftosa, con fusilamiento de vacas y todo... Fue muy interesante conocer de viva voz lo que pensaban los dueños de las vacas sanas que hubo que matar por haber sido contactos con vacas enfermas.

Recuerdo a una simpática azafata que en uno de los vaivenes del tren casi se cae y dice "Conchitas que me caigo..." Una señora la imprecó por decir eso. La verdad es que Conchitas era el vendedor de diarios y revistas del tren... Con Conchitas nos tomábamos unos buenos vinitos para no aburrirme, especialmente en el viaje de vuelta. A mí me decían el "profe" de San Bernardo"; incluso algunos despistados creían que yo era ferrocarrilero... Era un viaje a la semana durante 7 años.

El 99 me aburrí de tanto viajar, y más que nada al percibir que la U de Conce tenía las mismas mañas que la U de Chile. No entraré en mayores detalles al respecto... Cuando finalmente llamaron a concurso para proveer el cargo de Virólogo, en que pedían un doctorado y experiencia en docencia e investigación, no se presentó nadie. Posteriormente recomendé a una chiquilla de la "U" que le dio el pase a su marido que había hecho la tesis en virología con la Dra. Celedón en la "U". Él quedó a cargo de Virología y Enfermedades Virales gracias a su tesis... Parece que le ha ido más o menos bien...

De vez en cuando, la verdad muy de cuando en vez me encuentro con ex-alumnos de veterinaria de Chillán. Los veteros ya han cambiado. Están trabajando, casados y con resposabilidades. Me da gusto verlos ahora...

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