NVESTIGACIÓN Y MEDICINA QUE PROTEGE LA FAUNA CHILENA
Expertos de la Universidad Austral de Chile llevan a cabo un Programa que combina la realización de investigación, educación y extensión en el área de animales silvestres en Chile, con problemas de conservación y fuera de planes de manejo.
A nivel mundial, la vida silvestre ha visto sobreexplotada un importante número de especies vertebradas, estimándose que aproximadamente un 35% de ellas se encuentran actualmente amenazadas. Situación comparativamente similar a lo que ocurre en Chile, donde de las 783 especies de mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces de agua dulce existentes, casi un tercio de ellos ve en riesgo su sobrevivencia. Hoy día, el tema se encuentra regulado y cuenta con apoyo de organizaciones conservacionistas, lo cual es fundamental para dar protección a las especies amenazadas. Sin embargo, no ha sido posible eliminar completamente las malas prácticas, poniendo en alto riesgo el endemismo y la de biodiversidad en nuestro territorio.
Frente a esta problemática, la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Austral de Chile acaba de lanzar el Programa de Investigación Aplicada en Fauna Silvestre, orientado a comprender los efectos que problemáticas como el cambio climático, contaminación, destrucción y fragmentación de hábitat, sobreexplotación de recursos e introducción de especies, producen sobre la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas naturales, repercutiendo en la conservación de animales silvestre y salud de seres humanos.
Sus ejecutores, son los Médicos Veterinarios Gerardo Acosta, Alejandro Aleuy, Paulo Corti, Maximiliano Sepúlveda, Claudio Verdugo y Eduardo Silva, todos quienes han desarrollado su trabajo estrechamente ligados a proyectos de investigación en el área de la vida silvestre.
El Dr. Gerardo Acosta, académico del Instituto de Medicina Preventiva de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UACh, explicó que este Programa junto con indagar en las temáticas recién planteadas, se enfoca en entregar educación ambiental e información en medicina de la conservación y ecología de enfermedades. Lo anterior, potenciando la adquisición competencias profesionales a través de la realización de talleres, seminarios y capacitación específica.
Prevención, conocimiento y protección a la vanguardia nacional
Este grupo de profesionales, cuenta con importante experiencia en la generación de conocimiento aplicado en el área, el cual es resultado del amplio trabajo llevado a cabo de manera individual y colectiva durante los últimos años. Parte de este conocimiento, emana de las labores que el Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre de la UACh (CEREFAS) realiza en la mantención, recuperación y reinserción de animales afectados por actividades humanas, permitiendo la obtención de valiosa información científico-técnica sobre especies nativas.
En esta línea, se han logrado crear protocolos de manejo específicos para estudios en diferentes especies amenazadas, los cuales se han centrado en tres áreas: Salud de individuos, relacionado con experiencia en rehabilitación de ejemplares de diferentes especies amenazadas, creación de protocolos anestésicos, reporte de patologías de importancia en fauna silvestre y exámenes complementarios en investigación. Salud de poblaciones, que abarca la evaluación sanitaria de poblaciones y Biotecnologías reproductivas en especies amenazadas, enfocado a estudios hormonales y de conservación de gametos.
No obstante, este Programa no sólo abarca la Región de Los Ríos, sino que además se extienden a todo el territorio nacional a través de diversas iniciativas como las desarrolladas hoy día en las regiones de Coquimbo, la Araucanía, Aysén y Magallanes. Ejemplo de ello, son las investigaciones sobre el huemul, llevadas a cabo la Patagonia chileno – argentina, las cuales permiten contar con información sobre la ecología de esta especie. Del mismo modo, proporcionan datos acerca del puma, el guanaco y el zorro culpeo, labores multidisciplinarias que de manera transversal apuntan la educación y concientización de la población en temáticas de conservación.
El Dr. Paulo Corti, a través del Proyecto “Conservación Huemul; Salvando el símbolo de Chile”, trabaja en las Penínsulas de Brunswick y Muñoz-Gamero en la Región de Magallanes con el objetivo de conservar y manejar el huemul en su distribución más austral. “Son cinco etapas a desarrollar en un periodo de cinco años. La primera etapa busca saber dónde, cuántos hay y qué tipo de hábitat prefieren los huemules. Las siguientes se enfocan en determinar los núcleos de esta especie que sean estables en el tiempo y a esos comenzar a monitorearlos, porque las dos penínsulas no están bajo protección y no son parques nacionales o reservas”, expresó el profesional.
Del mismo modo en el ámbito de la medicina preventiva, este grupo posee actividades que apuntan a indagar –por ejemplo- en la transmisión de patógenos desde especies introducidas al huillín (nutria de río), en cómo la deforestación puede facilitar la transmisión de patógenos desde carnívoros domésticos a silvestres, así como también en el impacto del perro en la biodiversidad de nuestros bosques. A través del trabajo interdisciplinario, se trata de proveer de herramientas para el manejo de problemas asociados al impacto de animales domésticos sobre especies silvestres, conflictos entre agricultores y carnívoros, y los efectos del cambio de uso del suelo sobre la viabilidad de especies amenazadas.
Actualmente, los profesionales se encuentran trabajando en áreas de manejo de fauna, enfermedades que se transmiten de los animales silvestres a las especies domésticas (perros y gatos) y también al hombre, estudios sobre la genética de los patógenos, conservación de especies en peligro de extinción en ambientes intervenidos por el humano y prevención de ataques de carnívoros silvestres sobre ganado.
Todos coincidimos en que siempre están primero las vidas humanas frente a un terremoto o una erupción, no obstante es necesario también tomar conciencia de la responsabilidad que tenemos con los animales en momentos de emergencia y de su correcto manejo posterior.
Durante los últimos años, hemos visto cómo desastres naturales de diferente índole han azotado a nuestro país cobrando numerosas vidas humanas y dejando miles de damnificados, situación que con pesar nos llevan a concluir que Chile aún no está preparado para afrontar emergencias de esta envergadura. Sin embargo, esto es todavía peor si consideramos que los animales también se ven afectados por estos hechos, quedando muertos, heridos o desplazados de sus hábitats naturales.
El Doctor Gustavo Monti, Epidemiólogo perteneciente al Instituto de Medicina Preventiva Veterinaria de la UACh, se planteó este tema y formuló un proyecto de investigación para la Región de Los Lagos (que en ese entonces incluía a la actual Región de los Ríos) titulado “Desarrollo de un programa para situaciones de desastres y emergencias en salud animal”, el cual comenzó a ejecutarse el 2007 y ya se encuentra concluído.
Dicha investigación, fue financiada por la Fundación inglesa “Wellcome Trust” y su principal objetivo fue que tanto agricultores, profesionales y autoridades ligadas al ámbito animal, tomen conciencia de la necesidad e importancia de desarrollar un plan estratégico de emergencia concernientes a animales, especialmente de producción. Lo anterior enfocado a aminorar las consecuencias físicas y económicas que un desastre de índole natural pueda significar.
“Pensar en estar preparados ante un eventual desastre es hacer un “click” en la mentalidad de las personas, el cual se convierte en una pieza clave al momento de enfrentarse –por ejemplo- a un tsunami ya que sabes dónde ir o cuáles son los puntos de evacuación”, expresó el epidemiólogo.
De este modo, el Dr. Monti junto a su equipo de trabajo constituido por Marcela Antmann y Guillermo Ramírez, indagaron en la percepción y en las necesidades que los grupos de interés tenían frente a estos eventos, evaluando al mismo tiempo de qué manera se veían afectados tras una emergencia. Se realizaron sesiones de dialogo y aplicación de encuestas a comunidades indígenas, cooperativas y empresas lácteas, obteniendo datos relevantes que permitieron caracterizar de mejor manera a los desastres naturales no sólo como fenómenos, sino además como un problema social.
“La idea fue instalar el tema entre los distintos actores del sistema, las autoridades, los productores y eventualmente las universidades y/o investigadores con el objetivo de trabajar en beneficio de los animales vulnerables y ayudarlos, sin embargo para hacer esto tuvimos trabajar con sus dueños porque ellos son los responsables, por eso es un proyecto con un fuerte componente social además de veterinario”, expresó Monti.
Asimismo, agregó que entre los posibles afectados por una catástrofe están grandes productores, pequeños productores y comunidades indígenas, a quienes una situación de emergencia afecta de manera muy distinta debido a las posibilidades financieras que posee cada uno, por lo tanto tomar medidas de preparación significa para ciertos grupos salvar su principal y única fuente de subsistencia.
“Es importante la preparación ante un desastre, ya que independientemente de la ayuda que te presten posteriormente, en el minuto preciso que está ocurriendo un evento dependes solamente de ti mismo, de si sabes dónde está el cerro o dónde está el área de seguridad, es decir, de estar informado”, enfatizó el profesional.
Respecto a los resultados obtenidos, esta investigación permitió en primer lugar poner en la palestra el manejo de animales frente episodios de desastres, que hasta el momento no se había tratado seriamente y que puede traer importantes consecuencias económicas, sociales y de salud.
Se establecieron de manera diferenciada los impactos en los afectados por este tipo eventos, percibiendo -por ejemplo- como más importante para un productor una sequía, inundación o una nevada que un terremoto “por lo tanto no están preocupados por los grandes peligros, sino que perciben como un mayor problema los eventos más recurrentes, dependiendo de la zona”, enfatizó el experto.
Finalmente, se concluyó que existe escasa organización frente a este tema y que no está explícitamente regulado, lo que trae como consecuencia que no hayan responsabilidades claras ni recursos asignados para en el manejo animal frente a episodios de pérdida, “tras un desastre siempre habrá una consecuencia, lo importante es saber cómo prepararnos para tratar que estas sean las mínimas”, finalizó el Doctor Monti.
El post-desastre
No obstante, las consecuencias ante un desastre natural se pueden extender por bastante tiempo más si consideramos las enfermedades generadas en poblaciones animales, y que potencialmente impactarían en las cadenas de producción y abastecimiento de alimentos humanos.
Esta situación, trae como consecuencia la necesidad de desarrollar conocimientos frente a una amenaza de este tipo, rol que en el caso de la Facultad de Cs. Veterinarias de la UACh, está a cargo del Instituto de Medicina Preventiva Veterinaria que dirige el Dr. Rafael Tamayo.
Esta unidad, tiene por misión entregar docencia, investigación y extensión al servicio de la sociedad nacional e internacional en materia de Medicina Preventiva y Salud Pública Veterinaria, con especial énfasis en prevención y control de enfermedades de los animales y el hombre, inocuidad de los alimentos y salud ambiental.
En este contexto, la Doctora en Patología Animal, Carla Rosenfeld, explica la importancia de la medicina preventiva en episodios de desastre y en el quehacer veterinario en general.
“Nosotros vemos las enfermedades en las poblaciones de animales y humanas y en ese contexto está la epidemiología, fijamos el ambiente en condiciones normales y el ambiente en condiciones que generan enfermedad, como seria por ejemplo un desastre de índole natural”, expresó la profesional.
En este sentido, explicó además que para esta unidad es fundamental trabajar las temáticas de saneamiento básico, las características de agua, el manejo de las excretas y de la basura y el control de plagas, ya que cuando ocurre una emergencia cambian las condiciones del entorno y comienzan a aparecer inmediatamente problemas, producto del corte de luz, agua y de la red de alcantarillado.
Por lo tanto, el médico veterinario debe aportar a mejorar las condiciones medioambientales, acción que en el caso de este Instituto se realiza a través de la asignatura de Salud Pública Veterinaria impartida a estudiantes de quinto año de esta carrera.
“Aquí los estudiantes aprenden cómo transformar agua no potable en potable, cómo preparar una letrina sanitaria y qué hacer con las basuras y excretas a fin de controlar plagas y evitar enfermedades zoonóticas, es decir, procedimientos que un veterinario debe saber frente a un terremoto, erupción o inundación que implique, por ejemplo, desplazamiento de población”, agregó Rosendfeld.
Como apoyo a estas actividades docentes, el Instituto cuenta un laboratorio con áreas de microbiología y físico químico para abordar las temáticas de inocuidad de alimentos y agua, lugar donde además se realizan actividades practicas a los estudiantes.
Laboratorio de Alimentos
El Laboratorio de Alimentos, cuenta con un amplio desarrollo que permite realizar el control de calidad a productos hidrobiológicos de exportación, bajo el convenio SERNAPESCA/INN/UACH. Igualmente realiza el control para alimentos y aguas en general, abordando el control físico organoléptico.
Reydoret Umaña, Jefa Técnico del Área Química de este Laboratorio, explicó que uno de los temas importantes de esta unidad es la inocuidad de alimentos y agua. “Dentro de los últimos desarrollos alcanzados destaca, en ésta área, el control de calidad de agua potable y aguas residuales, lo que nos ha permitido incluirnos en un importante número de actividades docentes y estudios ligados a catástrofes ambientales, e insertarnos en el medio externo realizando el control a otras entidades”, afirmó.
Finalmente, comentó que el Laboratorio cuenta desde el año 2004 acreditados en el Sistema Nacional de Acreditación del Instituto Nacional de Normalización (INN). “Estamos certificados y por lo tanto tenemos un plus y la seguridad de que estamos haciendo las cosas bien”, concluyó Umaña.
El doctor en Ecología Animal y académico de la Universidad Austral de Chile, Paulo Corti, participó de una reunión de trabajo anual convocada por el Grupo Zonal de Conservación del Huemul “Nevados de Chillán” e integrado por representantes de CONAF, Ministerio de Medioambiente, CODEFF, Forestal CELCO y otras instituciones públicas y privadas.
El objetivo de este encuentro, fue dar a conocer las actividades realizadas en pro de la conservación del huemul en la Región del Bio Bío a través de tres temáticas principales que abordaron la historia del proyecto de recuperación del huemul y sus estrategias de conservación, las nuevas líneas de investigación, y la cooperación del sector privado en la conservación de este cérvido.
La actividad contó con la dirección del Director Regional de CONAF, Jaime Salas, y contó con la presencia del SEREMI de Medio Ambiente, Pedro Navarrete, la encargada provincial de SERNATUR, Karina Maureira y representantes de la Municipalidades de Coihueco y Pinto.
“Desde hace treinta años que distintas organizaciones han estado trabajando por la conservación del huemul en la zona cordillerana de la región. No ha sido una tarea fácil, pero las voluntades siguen vigentes, sobre todo en estos tiempos en que la sociedad demanda de las instituciones proteger los distintos ecosistemas que caracterizan a cada región del país”, expresó Salas.
En el área de la investigación, el doctor Juan Carlos Marín, docente del Departamento de Ciencias Básicas de la Universidad del Bio Bío, se refirió a la “Genética y Evolución de las poblaciones de huemules, con énfasis en la población más septentrional”. En tanto que el doctor en Ecología Animal y académico de la Universidad Austral de Chile, Paulo Corti, compartió su experiencia en prospección de huemules, a través de su exposición “Sugerencias Metodológicas para el Conocimiento del Huemul en Los Nevados de Chillán: Ejemplos de las Investigaciones en la Región de Aysén”.
En su presentación, el investigador señaló que, para efectos de conocer a cabalidad la situación de la población local de huemules, es vital incorporar tecnología de punta. “Tal vez se tenga que invertir, por ejemplo, en la adquisición de radiocollares con tecnología satelital, que sirva para generar información sobre los movimientos de estos animales, si hay o no alguna estacionalidad en dichos movimientos, cómo está su situación demográfica, natalidad y fertilidad de las hembras, entre otros aspectos”, sostuvo.
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