Vacunas: manual de instrucciones para acabar con los mitos
Los expertos alertan de un repunte en el movimiento antivacunas y recomiendan mejorar la información que se ofrece a los padres
Ainhoa Iriberri
Madrid
http://www.publico.es/
22/06/2011
La semana pasada varios gobiernos e instituciones se comprometieron a contribuir con casi 3.000 millones de euros a la Alianza Global para las Vacunas y la Inmunización (GAVI), lo que evitará, según este organismo, la muerte de cuatro millones de niños en países en vías de desarrollo hasta 2015.
En paralelo, Europa asiste a un importante aumento de casos de enfermedades transmisibles que se pueden evitar con la vacunación. Según datos del Instituto de Salud Carlos III, en 2010 se registraron en España 283 casos de sarampión. Hasta junio de 2011, había confirmados más de 1.100.
La donación de 3.000 millones de euros evitará cuatro millones de muertes
Es, según los expertos, el reflejo de un renacimiento de los movimientos antivacunas, un fenómeno existente desde que, en 1796, Edward Jenner desarrollara la primera inmunización frente a la viruela y que vivió su máximo esplendor a finales de la década de 1990, cuando un estudio fraudulento asoció las vacunas al riesgo de autismo.
La revista Nature analizaba recientemente las estrategias desarrolladas para evitar la infiltración de estos rumores en la población, una tendencia que no es exclusiva de los países ricos. En este sentido, en el artículo Lecciones de la erradicación de la polio, los epidemiólogos Hedi Larso e Isaac Ghinai, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, analizan los casos de Nigeria e India que, a su juicio, se han convertido en "dignos de estudio" sobre la importancia de "ganarse a las poblaciones locales" antes de establecer una estrategia de vacunación global, como se hará sin duda con las ayudas otorgadas a GAVI.
En estos países se boicoteó el programa de inmunización masiva contra la polio a raíz de un mito que asociaba la vacuna a la transmisión del VIH. La Iniciativa Global para la Erradicación de la Polio (GPEI), que anteriormente había logrado implantar la vacunación de forma masiva (hasta reducir los casos en un 99% de 1988 a 2001), tuvo que cambiar sus estrategias y dejar de lado anuncios de radio y carteles para ponerse a hablar con los agentes decisorios.
En España hay ahora cuatro veces más sarampión que en todo 2010
En el caso de India, se mantuvieron conversaciones con la Universidad Musulmana de Aligarh y con la Islámica de Nueva Delhi. Así se consiguió que la vacunación fuera propuesta por líderes locales y no impuesta por los extranjeros. Al cabo de un año, no se registró ni un nuevo caso de la enfermedad en la zona.
En Nigeria, los encargados de vacunar optaron por visitar no sólo las casas, sino también las escuelas, los mercados y, sobre todo, las mezquitas. La visita en 2009 del filántropo Bill Gates, que pidió audiencia con el sultán de Sokoto además de reunirse con el Gobierno de la comunidad de Kano, donde había sido boicoteada la vacuna, fue crucial para renovar el compromiso con la vacunación.
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Según explica en un segundo artículo de Nature Julie Leask, de la Universidad de Sidney (Australia), las circunstancias son muy distintas en los países ricos donde, al contrario que en los más pobres, no son los líderes los que cuestionan la vacunación, sino padres con buen nivel socioeducativo.
A ellos debe hacer frente "de vez en cuando" el pediatra del Centro de Salud Pasajes de San Pedro (Guipúzcoa) Pedro Gorrotxategi. Este experto tiene claro que "lo que más ha beneficiado" a los movimientos antivacunación es el mito de que las vacunas causan autismo, "que se ha demostrado que no es cierto". Explica, además, que el componente al que acusan de dañino, el timerosal, "no está presente" en ninguna vacuna española, que se dispensan en envases individuales. Sí lo está en vacunas con envases múltiples usadas en los países pobres, pero "la cantidad es mínima".
Escribe Leask en la revista británica que, para evitar la implantación de estos mitos, "debe haber entrevistas antes de prescribir la vacunación, en las que se ayude a los padres a considerar los pros y los contras de la medida". Gorrotxategi se emplea a fondo con los que se niegan a vacunar, aunque hace hincapié en las inmunizaciones incluidas en el calendario vacunal común hay algunas, como las que protegen contra múltiples cepas del neumococo o la del rotavirus, que son opcionales . "Insisto en la primera visita y, si no tengo éxito, en la segunda. Les hablo de lo graves que son las enfermedades que se evitan; yo lo he vivido, tuve un compañero de clase con polio", afirma el pediatra. "También les recuerdo los brotes que ha habido de enfermedades ahora prevenibles con vacunas, como el meningococo C", añade. "Me fijo en si uno de los dos padres es más reticente y me intento apoyar en el otro", comenta el pediatra, que se jacta de haber convencido a más de uno.
Un médico cree que los rumores deberían perseguirse legalmente José María Bayas, autor de más de 80 estudios sobre el asunto, cree que la gente "no es consciente" de lo que son las intervenciones con repercusión grande, como la vacunación. "Ahora se deslumbran con las terapias novedosas o la tecnología puntera", se lamenta. El especialista del Hospital Clínic de Barcelona apunta a que en la base del movimiento antivacunas está "el descrédito de la industria farmacéutica" que no termina de entender. "Sí, pretende ganar dinero, pero como todas las industrias; no tiene sentido pensar que tiene que ser más generosa". Bayas sugiere que los rumores sobre las vacunas deberían perseguirse legalmente. "¿Qué pasaría si alguien dijera que los productos que vende un centro comercial están contaminados? ¿No se le denunciaría?", se pregunta.
Como la autora del artículo de Nature, Bayas reconoce que hace falta más convencimiento entre los propios sanitarios. "Por ejemplo, la cobertura de la vacuna de la gripe en este colectivo es muy baja y manejan los mismos tópicos que la población general", acusa. "Hay mucho sanitario que se informa por el periódico", subraya por su parte Javier Díez Domingo, del Instituto Valenciano de Vacunas, que cree que "la gripe A supuso un antes y un después con respecto a la vacunación".
Cultura de la agresividad
Entre los propios sanitarios también falta el convencimiento
Además, reconoce que, a la hora de vacunar, los médicos mantienen "en el subconsciente" la cultura de agresividad de hace 40 años, cuando se insistía mucho en la vacunación porque las enfermedades estaban ahí. "Hay que revisar nuestra postura; convencer con argumentos, hablar sobre el beneficio-riesgo. Si se quiere explicar bien, es difícil", subraya Díez, que apunta como posible solución colgar información en la web del Ministerio de Sanidad.
Bayas cree que hay que "explicar con detalle" en qué consisten las enfermedades de las que se va a vacunar. Respecto a los riesgos, reconoce que, "como todas las cosas", las vacunas tienen efectos secundarios. "Pero es un tema de balance, el riesgo de sufrir un efecto adverso grave por una vacuna es menor al de morir en un accidente de aviación". "Hay ciudadanos que, para no correr el riesgo, no vacunan a sus hijos, pero así no evitan la enfermedad y la probabilidad de que la padezcan será mayor cuantos menos niños haya vacunados", advierte el experto, que se refiere al concepto de inmunidad de grupo, el efecto protector de una vacuna sobre los miembros no inmunizados, siempre que la mayoría se haya vacunado.
Al igual que un periodista destapó el fraude que hizo descender las tasas de vacunación en los países ricos, fue otro, Edward Hooper, el que logró justamente lo contrario, que en países africanos donde la polio se había erradicado volviera a surgir la enfermedad, tras dejar sus habitantes de vacunarse frente a ella.
ResponderEliminarEn 1999, el autor británico, que había estado años investigando el origen del sida, afirmó que el salto del patógeno que infecta al mono (el Virus de Inmunodeficiencia Simia, VIS) al humano (VIH) se habría producido al fabricarse la primera versión de la vacuna oral de la polio en cultivos de células del riñón de simios. Con la inmunización masiva, el nuevo virus humano se habría difundido entre la población africana.
La tesis de Hooper se demostró falsa años después, cuando Nature publicó el análisis de viejas muestras de la inmunización a la que acusaban de ser responsable de la expansión del sida. Pero era demasiado tarde. Ya había llegado a los poderes fácticos de cinco estados musulmanes del norte de Nigeria, que boicotearon la vacunación frente a la polio, tras añadir a la tesis de Hooper la acusación de que esta inmunización era una conspiración estadounidense para esparcir el sida. Por si fuera poco, atribuían al mismo fármaco la capacidad de producir infertilidad.
Los rumores coincidieron, además,con un proceso judicial contra la farmacéutica Pfizer, acusada de probar un antibiótico con procedimientos poco éticos.
En los 11 meses que duró el boicot a la vacunación, durante 2006, se registraron cinco veces más casos de polio que en 2002 y el virus llegó a 15 países cercanos.
En 1998, The Lancet publicó un estudio que vinculaba la administración de la vacuna triple vírica (MMR), que protege del sarampión, las paperas y la rubeola, con el desarrollo de un nuevo síndrome que combinaba síntomas gastrointestinales y un retraso del desarrollo similar al autismo. El trabajo fue rápidamente difundido por su autor, el especialista en Gastroenterología Andrew Wakefield, y acogido con entusiasmo por los grupos antivacunas, existentes desde el principio de las campañas de inmunizaciones masivas.
ResponderEliminarLas tasas de vacunación llegaron a descender hasta un 80%, a pesar de los esfuerzos de las autoridades sanitarias, que se empeñaron en señalar los puntos débiles del estudio, evidentes al leer el mismo. El principal: que se trataba de una descripción de pequeños casos aislados que no comparaba la incidencia del síndrome en niños vacunados con los que no habían recibido sus inmunizaciones. Estudios posteriores que sí comparaban ambos grupos demostraron una y otra vez que no existía relación entre las vacunas y el autismo.
El asunto dio un vuelco en 2004, cuando Brian Deer, periodista de The Times, tras entrevistar a las familias de los niños participantes en el estudio, publicó que el trabajo había sido un fraude orquestado voluntariamente por Wakefield, que había recibido financiación de abogados que pretendían demandar a las farmacéuticas, entre otras cosas.
La mayoría de los coautores del estudio se retractó, mientras el Congreso General Médico Británico iniciaba su propia investigación, que acabó con la inhabilitación de Wakefield para ejercer la medicina. El artículo fue retirado de The Lancet en 2010, y quedó claro que su principal tesis era falsa.