martes, 22 de noviembre de 2011

TERESA y AGUSTINA ACCHIARDO. PRIMERAS MUJERES MÉDICOS VETERINARIOS EN CHILE 1936

¿Mujer y Médico Veterinario en los Años 30?

Las gemelas Teresa y Agustina Acchiardo fueron las dos primeras mujeres Médicos Veterinarios en Chile (1936). Agustina, vecina de Colina, hoy de 97 años, acaba de recibir un importante homenaje del Colegio Médico Veterinario por su “dilatada y exitosa trayectoria profesional”.

Noviembre, 22 de 2011 - Pocas veces en la vida se nos da la oportunidad de conocer personas como Agustina: ¡valiente, decidida, pionera no sólo en veterinaria, sino en mostrar a la mujer como una profesional inteligente, fuerte y capaz!

Nos encontramos frente a una mujer de 97 años con la alegría y energía de una adolescente: “Me faltan 2 años y 9 meses para cumplir los 100. Cuando los cumpla, voy a hacer una pauta para cumplir 10 más”.

Con orgullo, nos cuenta que aprendió aleer y a escribir en la escuela pública de Illapel, donde jugaba a la ronda alrededor de un añoso jacarandá. La centenaria escuela ha sido completamente reconstruida y el añoso jacarandá sigue creciendo cada día más hermoso, igual que nuestra entrevistada, Agustina. Hace algunos meses, el árbol y la niña que jugaba a la ronda a su alrededor, se volvieron a reunir luego de 90 años.

Nuestra entrevistada nacio y creció en la Hacienda El Totoral (69 kms. al norte de Los Vilos). Fue criada, explica, “entre las pata de los animales y en el lomo de los caballos”, lo que marcó su vida y, posteriormente, definió su vocación. 9 años de sequía, en los que murieron miles de cabezas de ganado, llevaron a su padre, Don Godofredo Acchiardo Bertolotti, a perder su hacienda y a trasladarse a Santiago. Agustina, junto a su gemela Teresa, aguerridas y llevadas a sus ideas, una rareza en los años 30, decidieron en ese entonces estudiar en la Universidad de Chile. Fueron las primeras mujeres en entrar a Medicina Veterinaria, Agustina obtuvo el segundo puesto al ingresar. La “Cuchita”, como la llamaban sus amigos, fue una lumbrera en su época. Junto con destacar en varios ramos, tuvo lo que califica de “honor”: ser Ayudante en la Cátedra de Anatomía.

Al egresar, trabajó junto a su profesor Luis Schmidt herman en el Instituto Seroterápico y luego se cambió al Instituto enrique Matte de la Sociedad Nacional de Agricultura. Su afán por estudiar y las horas que dedicaba acuciosamente a investigar, la hicieron distinguirse entre sus colegas, muchos de ellos con más trayectoria y experiencia.

¿Cuál era su trabajo en el Instituto?
Preparábamos sueros, vacunas, etc. Hacíamos diagnósticos de las causas de muerte de los animales, para evitar que las enfermedades se propagaran. Por otra parte, tenía que preocuparme de los que llegaban a la “Exposición de Animales”, que en ese tiempo se hacía en la Quinta Normal y que después se llamó FISA en Cerrillos, todos ejemplares finos y de gran valor, debían estar sanos... esa era mi responsabilidad.

¿Es cierto que descubrió el cólera en Chile?
Sí, mis colegas y superiores decían que se trataba de Aftosa Maligna, pero yo era muy estudiosa y, al observar el puntillado hemorrágico que mostraban los riñones, les dije “esto, en inglés, se llama Hot Colera. Los dejé en vergüenza -cuenta orgullosa- ¡qué chasco más grande les hice pasar!

¿Era muy pesado el trabajo?
Quizás... pero me gustaba y era muy hábil. Una vez, en una tarde de 4 horas, hice 800 exámenes.

¿Cómo compatibilizaba el trabajo con su casa y su familia?
Cuando me casé y nacieron los niños, vivía a media cuadra del Instituto. Además, sólo trabajaba en la tarde y contaba con la colaboración de una nana ejemplar.

¿En esa época, en que muy pocas mujeres trabajaban, contaba con el apoyo de su marido?
¡No! Él no quería que trabajara. Mi profesión fue mi amante: tenía que salir a trabajar a escondidas.

¿Y cómo era su sueldo en ese entonces?
Recibía un sueldo bajo. ¡Tenía que estar en las pisaderas de las góndolas! ¿Cuándo han tomado en cuenta a las mujeres? Después abrí mi propia consulta y, en una tarde de sábado, ganaba más que durante un mes en el Instituto. Además, era mi propio patrón y podía estar con mis hijos. (Crió y educó a sus 7 hijos y a la única hija de su gemela, que falleció tempranamente. Tres de ellos son Veterinarios).

¿Le costó ganarse la confianza de la gente por ser mujer?
¡Sí! En la consulta las mujeres me miraban con desconfianza. Al llevar sus mascotas decían: “¿será lo mismo una mujer que un hombre”?

¿Cómo definiría hoy su carrera?
¡Si volviera a nacer... volvería a ser Veterinaria!

¿A pesar de lo duro que fue por ser mujer?
¡Por supuesto! Si para que la Michelle (Bachelet) fuera Presidenta tuvo que correr mucha agua bajo el puente. ¡Si volviera a postular, votaría por ella de nuevo!

¿A qué edad cerró su clínica veterinaria?
No la cerré, es la Clínica Veterinaria Cruz Azul, muy prestigiosa, donde continuaron trabajando mis hijos veterinarios. Me retiré porque mi yerno, al que no tengo palabras para describir, porque es el mejor hombre del mundo, me dijo: “vámonos a la aventura de Chuqui”. Parti con ellos y me dediqué a regalonear a los nietos.

¿Cuál es el secreto para mantenerse joven?
No hay que apolotronarse ¡hay que mantenerse activa siempre! Todavía me baño el verano completo en la psicina y tienen que sacarme a gritos, como a los niños. En mis ratos libres leo, recito poesías para no olvidarlas y así ejercito la memoria. ¡Además, me envicié con el sudoku! A veces me dan las 3 de las mañana y sigo haciéndolo.

¿Diriía que tiene una vida feliz?
¡Ah, sí! Mi vida ahora, a la edad que tengo, es la más feliz del mundo... por la gracia de todos mis hijos y el cuidado de mi yerno. ¡Vivo con mi única hija mujer, pero siempre estoy con alguno de mis hijos, vienen a verme y pasamos horas conversando... nunca nos falta tema!

Fuente: Revista Valles del Sol, Noviembre 2011

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